viernes, 16 de julio de 2021

El Muro de Berlín latinoamericano

Por Luis Manuel Aguana

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Los sucesos acaecidos en la isla de Cuba han levantado una nueva esperanza para aquellos que enfrentamos el virus del castro comunismo en Latinoamérica. Miles de personas en las calles de las diferentes ciudades de ese país sometido por más de 60 años, dan ciertamente la percepción que las cosas pueden cambiar drásticamente como ocurrió con el muro que se levanto para dividir las dos Alemanias durante la Guerra Fría, al punto que ya las redes sociales repiten incansablemente que “Cuba es el Muro de Berlín de Latinoamérica. Si caen los Castro caen todos” (ver https://twitter.com/JoJakubowicz/status/1414376591891877890).

Y como bien se ha estudiado científicamente “la percepción es la realidad”. Ya en Venezuela todos repiten lo de “El Muro de Berlín latinoamericano” esperando que al caer la tiranía cubana, efectivamente caiga la nuestra como una suerte de dominó parado en fila india. Nadie más que yo deseo que pase eso. Pero somos venezolanos, y por experiencia cultural común sabemos que nos gusta que las soluciones no vengan del propio esfuerzo sino del ajeno, sin pararnos en los detalles de que la realidad no necesariamente se encuentra en esa percepción. Y eso hace que cualquier esfuerzo naciente que se haga para salir de lo que nos pasa en Venezuela se retrase “para ver qué es lo que termina sucediendo en Cuba”.

La tiranía cubana, entrenada en los métodos de la antigua Unión Soviética y la Alemania Oriental, fue la mentora principal de la tiranía de Hugo Chávez Frías y ahora de Nicolás Maduro Moros. Los cubanos están luchando por su libertad, como debe ser, y nosotros debemos hacer lo propio. Ya las reacciones del régimen cubano a esa gesta de su pueblo buscando desesperadamente su libertad, apuntan a una masacre que solo conoceremos en su magnitud una vez que se logre la libertad en la isla, sumando más muertos al largo sufrimiento del pueblo cubano.

Si el pueblo cubano tuviera un país con la posición geográfica que tiene el nuestro, en su territorio no hubiera quedado nadie, como está sucediendo en Venezuela. Pero no, jóvenes y viejos están encerrados desde 1959 en un gran campo de concentración, rodeado por las aguas del Caribe. Esa olla de presión más temprano que tarde terminará por reventarles en la cara a los comunistas cubanos. Lo que vimos no fue más que el comienzo del agrietamiento de esa olla y los comunistas comenzaron a remendarla con la sangre de quienes la agrietaron. Si el régimen de Díaz Canel tuviera una pizca de entendimiento del paso del tiempo y de las consecuencias profundas de lo que acaba de pasar, diera un golpe de timón hacia una nueva situación política, más consustanciada con esa realidad. Pero no lo harán al estar atados a los designios decimonónicos de un par de viejos que ya son historia, uno de ellos muerto y otro por morirse.

El régimen venezolano, al haber hecho dependiente la realidad política de Venezuela con la de Cuba, siguió las reacciones represivas de huida hacia delante que tomó la tiranía cubana con su realidad, y estas se comienzan a manifestar en nuestro país con la persecución a la dirigencia de la oposición oficial, llevando a la basura la propuesta de diálogo del Gobierno Encargado con su Plan de Salvación Nacional. Si Maduro sigue las instrucciones de sus jefes cubanos en esa huida hacia delante, estará acelerando igualmente su caída, pero igualmente contabilizando los perseguidos y muertos que eso conlleva.

Esto nos pone al resto de los venezolanos en el primer cuadro, donde lo único que se visualiza para un futuro próximo como solución a los graves problemas de los venezolanos son unas Elecciones Regionales ilegitimas, con una oposición de maletín (lleno de dólares) a conveniencia del régimen. ¿Sera esa nuestra fatalidad? ¿Aceptar el fracaso permanente de aquellos que aun dicen ser nuestros representantes ante una Comunidad Internacional que insiste que tenemos la obligación de acordar una solución negociada con el régimen de Nicolás Maduro Moros?

Por más que insistamos que se trata de delincuentes manejando un país, no podemos obviar el tratamiento que les da la Comunidad Internacional, a sabiendas de esa situación. La Declaración conjunta sobre Venezuela, última pieza jugada por la Comunidad Internacional para hacer reaccionar tanto al régimen como a la oposición insiste en “que se logren avances sustanciales y creíbles, orientados a restablecer las instituciones y los procesos democráticos en Venezuela, y estamos dispuestos a revisar las políticas de sanciones sobre la base de avances significativos que se alcancen por medio de una negociación amplia”. (ver comunicado EEUU-UE-Canadá: Declaración conjunta sobre Venezuela, en https://www.state.gov/translations/spanish/ee-uu-ue-canada-declaracion-conjunta-sobre-venezuela/).

Quienes estamos en la lucha democrática para lograr resolver el sufrimiento a los venezolanos no podemos dejar eso de lado. Esa misma declaración indica que “La solución pacífica a esta profunda crisis política, social y económica debe provenir del mismo pueblo venezolano, a través de negociaciones de amplio alcance impulsadas por los venezolanos en las cuales participen todos los actores interesados”. Y NOSOTROS SOMOS ACTORES INTERESADOS.

Si la oposición oficial representada por el Gobierno Encargado fracasó en su planteamiento electoral con el régimen por unas elecciones Presidenciales libres, justas y verificables (planteamiento que sabemos que no resolverá la crisis porque todo el sistema de poderes públicos está destruido), debido a la patada que Maduro le dio a la mesa por instrucciones de sus jefes en La Habana, por más que percibamos que se está cayendo el régimen cubano, no podemos dejar que las cosas se queden congeladas en Venezuela. El fracaso de las negociaciones por rebote de lo que está pasando en Cuba más bien nos deja como sociedad civil en una mejor posición para realizar planteamientos audaces en el marco de lo señalado por la Comunidad Internacional en su declaración conjunta, que conlleven a que el régimen de Nicolás Maduro Moros se siente a negociar no otra cosa que su salida pero con los interlocutores apropiados. Y si es verdad que efectivamente ese Muro de Berlín latinoamericano se caerá, más nos vale hacerlo a todos muy pronto…

Caracas, 16 de Julio de 2021

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