viernes, 8 de julio de 2022

Mi reino por un muñeco

Por Luis Manuel Aguana

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Los venezolanos simplemente no podemos dejar pasar para la historia la representación de opereta que hizo Nicolás Maduro Moros al hacerse representar por un muñeco inflable en los actos protocolares y militares del 5 de julio de 2022 en el Paseo de Los Próceres. Hasta qué punto podría haberse degradado este régimen de cabezas múltiples, siendo la más visible la del ilegítimo Maduro, los militares que todavía lo siguen, toleran y festejan como una gracia, una falta de respeto de semejante tamaño a la memoria de nuestros libertadores, representada en por el Monumento a Los Próceres.

El solo hecho de imaginar que los 11 héroes militares representados en las estatuas de Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Rafael Urdaneta, Santiago Mariño, Francisco de Miranda, José Antonio Páez, Manuel Piar, José Félix Ribas, Luis Brión, Juan Bautista Arismendi, y José Francisco Bermúdez, conjuntamente con todos los bravos que hicieron valer con sus vidas el Acta de Independencia firmada el 5 de julio, y cuyos nombres están tallados en piedra en los monolitos de Los Próceres, conmemorando las 4 batallas que sellaron la independencia de los países bolivarianos, Ayacucho, Boyacá, Pichincha y Carabobo, deban contemplar desde donde estén que todo ese esfuerzo inimaginable habría sido en balde, al terminar su glorioso ejército libertador adorando en el 2022 a un muñeco inflable, representando en ese espectáculo lo que queda de Venezuela, debe al menos revolcarlos de sus tumbas.

De hecho, contemplar ese insulto a los héroes que son la razón de que tengamos un país, les debe dar mucho que pensar a quienes todavía sostienen con las armas de la República, a Nicolás Maduro Moros y su pandilla de delincuentes en el poder, y mucho más aún a quienes dentro de las Fuerzas Armadas no participan del festín y pasan hambre como el resto de nosotros. ¿Es que no les dio la misma vergüenza ajena, igual que al resto de los venezolanos, ese deplorable espectáculo que dimos ante el mundo?

Esta situación me hizo recordar una historia que leí recientemente acerca de la frase del Rey Ricardo III en la batalla de Bosworth, citada por Shakespeare, cuando al caer del caballo quedó completamente indefenso a las tropas enemigas, gritando: “Un caballo, mi reino por un caballo”, mencionada en un excelente artículo de Pablo Regent (ver, El Observador, Mi reino por un caballo, en https://www.elobservador.com.uy/nota/mi-reino-por-un-caballo-20219195023) donde refiere que este suceso se explicó en un poema escrito por George Herbert en 1651:

“Por la falta de un clavo, fue que la herradura se perdió, por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió, por la falta de un caballo, fue que el caballero se perdió, por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió, y así como la batalla fue que un reino se perdió, y todo porque fue un clavo el que faltó”.

El Rey Ricardo III creyó que perdía su reino por un caballo, cuando en realidad lo pierde por una cadena de eventos insignificantes que comenzando por un clavo tuvieron como final trágico la pérdida de su reino. Cuando Maduro pierda su “reino” se dirá equivocadamente que fue por culpa de su muñeco inflable, y todos lo imaginaremos exclamando “Mi reino por un muñeco”, cuando en realidad eso no será más que la culminación de una cadena de hechos que terminarán por reventar por dentro la podredumbre que ya todos contemplamos por fuera.

Maduro es con mucho la representación de un poder que ya no es tal. No es más que un agente intermediario ante nosotros de una entrega que ya ha sido consumada al extranjero. Rusia, China, Irán y Cuba, son los verdaderos mandantes de ese muñeco que vimos en Los Próceres. Día a día, y error tras error Maduro se está haciendo imposible de sostener. Ya no puede siquiera mantener a salvo a sus socios del negocio con las FARC y el ELN en territorio venezolano, y se esconde culpando al gobierno colombiano.

Mientras, por un lado, Maduro negocia con una misión de los EEUU el aumento de la producción de petróleo a cambio de sanciones, al mismo tiempo envía a su canciller a arrodillarse ante Putin en Rusia avalando los crímenes que está cometiendo esa tiranía en Ucrania, el día 4 de julio, día de la Independencia norteamericana. ¿Qué mensaje cree que les está enviando a los norteamericanos?

Las contradicciones de esa cúpula que ha avergonzado la nacionalidad venezolana este 5 de julio, serán cada día irremediablemente mayores. Ese clavo que dejo de ponerle el herrero a la herradura del caballo del Rey Ricardo III no ocurrió por azar. Es que ya se estaban haciendo las cosas mal desde mucho antes y acabó con una dinastía de 300 años. Un error no puede tapar otro error indefinidamente, sin que eso tenga consecuencias. Tal vez lo que los venezolanos debamos hacer es esperar lo que irremediablemente debe pasar en Venezuela. Pero un empujón nunca está de más.

Insistir a quienes corresponda que un insulto como el que el ilegítimo le propinó a las mismas raíces de nuestra nacionalidad, al escupir sobre la memoria de nuestros héroes, no se puede tolerar. Es como si los militares permitieran a alguien el 5 de julio orinarse sobre la bandera de Venezuela en el patio de honor de la Academia Militar, día de su graduación, y que eso no tenga consecuencias.

Pero tal vez eso sea lo que pienso yo, que crecí en el contexto de un país diferente, donde la memoria de nuestra nacionalidad era sagrada, tanto para civiles, y mucho más para los militares. Un país que les repetía sin cansar a sus niños la frase del Libertador “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”, en su afán de formar ciudadanos íntegros.

Todavía mantengo la esperanza que el próximo 5 de julio, el desfile de celebración no sea solo militar, sino civil, y encabezado, no por una parodia de presidente o su copia inflable, sino por un Presidente verdadero y legítimo, producto de la voluntad popular del país que soñaron aquellos que derramaron su sangre por eso, y que fueron representados dignamente en Los Próceres para no ser nunca más olvidados.

Caracas, 8 de Julio de 2022

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2 comentarios:

  1. Amigo Luis Manuel, una vez leido con atención tu articulo, tengo dos cosas que decirte. La primera es a que te refieres cuando dices "lo que irremediablemente debe pasar en Venezuela". ¿Qué es eso?. Lo otro es sobre el ejemplo que pones sobre la posibilidad que una persona orinara sobre la bandera venezolana en el Patio de Honor de la Academia Militar. Amigo no pasaría nada, los militares de hoy en día se reirían a carcajadas. No esperemos nada de los militares al servicio del régimen. Todos son iguales. Un abrazo

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    1. Estimado Manuel, gusto en saludarte. Un régimen como el que existe en Venezuela en el contexto de un mundo como el de hoy no puede durar por mucho tiempo. Incluso, ni siquiera el de Rusia podrá durar por mucho tiempo luego de la cadena de errores cometidos. De allí mi frase y el símil utilizado del Rey Ricardo III. En su caso, el caballo fue la gota final de una dinastía de 300 años. Quien sabe si el muñeco sea la gota final de esta basura socialista. Pero lo mismo ocurrirá en Venezuela. ¿Será mañana? ¿En un año? ¿En dos? No lo sé, pero no es sostenible. Solo mira lo que está sucediendo con el atentado a Iván Marquez, herido o muerto bajo custodia del régimen. Uno no esta al cabo de saber si las FARC devuelven el golpe. Cuando hice la referencia a orinarse en el Patio de Honor de la Academia Militar, lo hice refiriéndome a los militares que corresponda. A buen entendedor pocas palabras. Es claro que no me referí a los delincuentes con uniforme que manejan esa institución. Bajo el mando de ellos, habrían consecuencias. Creo que todos venezolanos esperamos que eso sea pronto... Recibe un fuerte abrazo, LMA

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