viernes, 20 de junio de 2025

Buscadores de la legitimidad perdida

Por Luis Manuel Aguana

English versión

A cualquier seguidor atento de la realidad venezolana, tal vez lo primero que le venga a la mente cuando se hable de un cambio político en nuestro país sea, ¿sobre cuál legitimidad se puede montar cualquier nuevo gobierno que venga en Venezuela? Porque si a ver vamos, si mañana se derrumba por cualquier motivo el régimen ilegítimo que actualmente gobierna en Venezuela, lo primero que debe aparecer, por algún lado, es la base legítima sobre la cual fundamentar cualquier próximo gobierno.

Y cualquiera de ustedes me dirá, bueno, las elecciones del 28 de julio de 2024 le dieron a Edmundo González Urrutia (EGU) la victoria, con actas en mano, con lo cual él podría entonces venir a Venezuela y sin problemas  juramentarse para ejercer su gobierno, con base a los votos expresados ese día, y cuyas pruebas se encuentran en las actas resguardadas en una bóveda en Panamá . Eso asumiendo que aún pueda hacerlo, si no lo hizo el día 10 de enero de 2025, fecha en que le correspondía constitucionalmente, a pesar del debate que hay respecto a una posible ausencia constitucional. Pero asumamos por ahora que todavía puede.

Ese acto de juramentación claramente civil, deberá obviamente contar con el respaldo de las FFAA (cosa que todavía no pasa y busca incesantemente la oposición, y que aunque es requisito fundamental para que ocurra, no es el tema de esta nota) y realizarse frente a una Asamblea Nacional legítimamente electa, cosa que no existe en Venezuela.

Algunos dirán que la Asamblea Nacional de 2015, última que gozó de la condición de legitimidad necesaria, aún sigue en funciones. Lamentablemente y pese a que la llamada Asamblea de 2015 se “autoproclamó” en funciones luego de culminar su periodo constitucional de 5 años, difícilmente puede considerarse legítima por nadie fuera del país, considerando que esa condición en el contexto de nuestro sistema republicano, solo proviene de los votos emanados del pueblo venezolano en elecciones libres y transparentes. Y léase aquí que estamos estirando el concepto de que las elecciones presidenciales de 2024 revisten tal condición, considerando así que EGU es Presidente Electo legítimo de Venezuela. Pero sigamos buscando la legitimidad perdida.

En ausencia de una Asamblea Nacional legítima, la Constitución de 1999 vigente prevé que el Presidente Electo puede juramentarse también ante el Tribunal Supremo de Justicia: Artículo 231: El candidato elegido o candidata elegida tomará posesión del cargo de Presidente o Presidenta de la República el diez de enero del primer año de su período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional. Si por cualquier motivo sobrevenido el Presidente o Presidenta de la República no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia”.

Como ya indicamos, en este punto EGU incumplió el artículo 231 al no juramentarse en la fecha indicada en la Constitución, aunque fuera por motivos que escaparan de su control. A eso le sumamos que en Venezuela no existe un Tribunal Supremo de Justicia legítimo, porque todos los Magistrados de ese máximo Tribunal renunciaron en masa ante la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente convocada por Nicolás Maduro Moros el 1ro de mayo de 2017 y fueron juramentados ante esa instancia ilegítima.

Este evento les dio oportunidad a los Magistrados del TSJ designados ese año por la Asamblea Nacional legítima de ese entonces, exiliados y perseguidos por el régimen, a constituirse en la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Washington, en lo que se dio en llamar el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) legítimo en el exilio.

Sin embargo, la Asamblea Nacional electa en el 2015, durante todo su período constitucional de 5 años, nunca les dio el reconocimiento formal como Alto Tribunal legítimo del país, así como tampoco lo hizo el Gobierno Interino de Juan Guaidó, ni las autoridades de los EEUU, quedando relegados solo como Magistrados del TSJ exiliados y sin ningún apoyo institucional, ni siquiera económico, a pesar de los grandes esfuerzos realizados por ellos en dictar fuera de Venezuela sentencias únicas e importantes para todos.

Algunos insistieron en su oportunidad en que el Presidente Electo pudo haberse juramentado ante este Tribunal en el exilio, pero lamentablemente este también fue desconocido y despreciado en esa condición por la oposición política de MCM y el mismo Presidente Electo. No es de extrañar que esto último fuera así, dado que fue de la MUD/PU la tarjeta de la que salió el Presidente Electo, y quienes en primer lugar los desconocieron como TSJ legítimo en el exilio.

Si la misma Asamblea Nacional de 2015 ni siquiera los consideró, no como Tribunal Supremo de Justicia en el exilio, sino en su propia condición de Magistrados designados por ellos mismos y perseguidos por el régimen, poco podríamos esperar el resto de los venezolanos que otras naciones puedan considerarlos válidos para legitimar la juramentación de un nuevo Presidente de la República que pueda ser reconocido por la Comunidad Internacional.

Como se verá, entonces existe un hueco institucional mayúsculo que todavía no se cierra al no existir ningún poder público en Venezuela que legitime a un Presidente Electo dando vueltas por el mundo. Y lo que queda claro para todos es que este hueco debe resolverse en términos legítimos para todo el mundo, dentro y fuera de Venezuela, para que se pueda considerar como válida para las contrapartes internacionales una transición legítima en nuestro país. Al menos el 11 de abril de 2002, todas las instituciones eran legítimas y Hugo Chávez Frías podía salir del gobierno con una sucesión constitucional legítima que no pudo ser efectiva por las razones que todos conocemos.

Lamentablemente, quienes condujeron ese evento histórico no estuvieron a la altura de las circunstancias políticas de ese tiempo, y en su infinita torpeza desperdiciaron no solo la mayor manifestación de rechazo a un gobierno en toda la historia de Venezuela –y quizás del mundo-, sino peor todavía, la sangre derramada de todos los venezolanos que se han sacrificado por la libertad de nuestro país desde ese día.

Aquellos que hemos abogado por la convocatoria de un proceso constituyente de carácter originario en Venezuela, no lo hacemos solo por la necesidad de la restructuración del Pacto Social que rige la infame relación actual entre gobernantes y gobernados, y que se materializa en una nueva Constitución, sino que como buscadores de la legitimidad perdida del país, consideramos que en este punto la única manera de hallar esa legitimidad a cualquier cosa que venga ante ese hueco inmenso de la falta grave de instituciones legítimas sobre las cuales hacer descansar cualquier gobierno después de esta tragedia, es reuniendo al Constituyente y refundando la Nación.

Estamos hablando de volver a la base misma de la construcción de un Estado moderno, convocando a los representantes del Poder Originario –de absolutamente todas las tendencias políticas hoy enfrentadas- para que decidan, no solo un gobierno de transición que se ocupe del día a día de una Venezuela destruida, sino también del modelo de desarrollo que se aplique para un nuevo Pacto Social en el futuro, controlando a la vez el curso de los acontecimientos que sobrevendrán después. No es fácil lo que estamos planteándole al país, porque esto amerita que los principales protagonistas políticos revisen las posiciones mineralizadas y enfrentadas, cediendo, en algunos casos, promesas imposibles de hacer realidad en el actual contexto internacional, si en realidad están pensando en el bienestar del pueblo que dicen defender. 

Ojalá que a los buscadores de la legitimidad perdida no les pase lo que les ocurrió a los buscadores del arca perdida de la famosa película, que, aun habiéndola encontrado, terminó en un sótano, como si jamás hubiera existido. La diferencia en nuestro caso está en que requerimos con urgencia encontrar esa legitimidad para lograr que alguien de verdad nos tienda una mano de una vez para salir del hueco donde nos encontramos. Y eso será imposible si ni siquiera quienes luchan hoy por un cambio en el estado de cosas del país todavía creen que es innecesario encontrarla. Aunque suene presuntuoso decirlo, tal vez el primer paso sea que lo entiendan primero…

Caracas, 20 de Junio de 2025

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jueves, 12 de junio de 2025

Venezuela, percepciones y realidades

Por Luis Manuel Aguana

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Cada vez que un líder opositor dice que el régimen “está más débil que nunca”, que “está caído”, cuando la realidad parece demostrar todo lo contrario, me pregunto: ¿sobre cuáles hechos sustentan esa afirmación? ¿O es que hay realidades que solo ellos conocen, que les permiten hacer esas aseveraciones? O más bien será que piensan que al resto de los mortales solo nos queda creer para no perder de alguna manera la esperanza de que todavía las cosas pueden cambiar, basándose en una confianza depositada en las dos fechas clave de la oposición, el 22 de octubre de 2023 y el 28 de julio de 2024.

Pero la inevitable siguiente pregunta sería: ¿y hasta cuándo puede durar eso? Pero hasta esa confianza no es ilimitada, por más alta que esta haya demostrado ser hasta ahora. De allí que se necesita estar abonándola con pequeñas victorias, hasta conseguir la victoria final. Pero si estas pequeñas victorias son difíciles también, se requiere de algo más para mantener las pelotas de la confianza de la gente en el aire, tal como lo haría un malabarista.

La “pequeña victoria” del escape de los rehenes de la embajada argentina –que bien puede considerarse como gran victoria desde la perspectiva de los Derechos Humanos y la lucha valiente de los venezolanos- fue de mucha ayuda a la oposición para levantarle el ánimo y la moral a los ciudadanos, de que todavía se pueden realizar acciones frente al régimen, para mantener la confianza de que si se puede llegar “hasta el final”.

Sin embargo, en la medida en que las “pequeñas victorias” se distancian entre sí, se erosiona naturalmente la confianza, requiriéndose de una estrategia que vaya más allá que decir todos los días que el régimen “está débil” y se “caerá mañana”, solo porque la oposición lo afirma (a menos, claro está, que se demuestre con hechos).

El régimen no está quieto, esperando que lo desplacen, se reafirma y se atornilla cada día con cada decisión que toma. Mi estimado amigo, el Dr. José María Rodríguez, autor de la Tesis del 1% (ver La tesis del 1% y Constituyente, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/05/la-tesis-del-1-y-constituyente.html) indica, no sin razón, que con las próximas elecciones locales, se reafirma su tesis de la incorporación a ese 1% de auténticos líderes opositores locales, que aun no estando a favor del régimen y sabiendo que van a perder, prefieren hacerle el juego participando en esas elecciones, en una suerte de estrategia propia de supervivencia hasta que las cosas cambien.

Este fenómeno no es algo que pueda considerarse puntual, es absolutamente estructural. Y va en la dirección de que es una respuesta natural de la política ante la percepción de  ausencia de algo que realmente sea una línea cierta de oposición clara y con resultados frente al país.

Tal vez suenen duras estas palabras, e incluso injustas. Pero no estamos frente a cualquier oponente, y considero que todos los venezolanos somos dolientes de esta situación, por lo que tenga o no razón en mis afirmaciones, desde esta pequeña tribuna me siento en la obligación de hacerlas, a fin de llevarlas a la discusión de quien sea que maneje el barco opositor, que a este punto comienzo a dudar que sea el que todos creemos y a que intereses responda.

Existe un principio perteneciente a la Ciencia del Comportamiento Aplicada que indica  que la realidad y la percepción de la realidad son dos cosas completamente diferentes (ver La percepción sigue siendo realidad, en https://ticsddhh.blogspot.com/2024/11/la-percepcion-sigue-siendo-realidad.html). Y reafirmo aquí que eso es especialmente cierto cuando se trata de política, área que es completamente de la esfera del comportamiento humano.

¿Por qué saco a colación este principio ahora? Porque puede ser visto desde la perspectiva del ejercicio de la política, a fin de que estemos preparados para identificar cuando las personas están convencidas de “realidades”, cuando en verdad lo que están convencidas es de las “percepciones” que tienen de esas realidades, algunas veces distorsionadas por la información que recibimos del régimen y de la oposición. Y eso nos está haciendo muchísimo daño, en especial cuando estamos enfrentando a un oponente que maneja las percepciones de la realidad a su antojo.

Pero si efectivamente el régimen se está cayendo como grita todos los días la oposición, es claro para todos que esa oposición no está haciendo absolutamente nada para demostrar que es una realidad (si en verdad lo es), porque en Venezuela la percepción es completamente la contraria.

En términos de la Ciencia del Comportamiento, hay un principio fundamental: La gente estará más feliz y más cómoda cuando cree que tiene algún control sobre un proceso en el que está directamente involucrada, particularmente si es uno desagradable. Si estamos al frente de una lucha desigual y sin cuartel frente a alguien que saben que nos está haciendo daño, siempre preferirán estar en control de alguna parte de ese proceso que no estarlo.

Esperar pasivamente a que el líder resuelva y “libere al país” es definitivamente mucho más angustiante y contraproducente, en especial si este se equivoca, porque la percepción de su culpa será mucho más abrumadora que la que tendría si todos estamos participando de alguna forma y en  alguna parte concreta de ese proceso. De allí que la estrategia opositora debe establecer fórmulas de participación ciudadana para esa lucha, que por obvias razones ya no podrán ser electorales.

¿Cómo haría la oposición para enfrentar la percepción de la realidad que el régimen expone? Solo hay dos maneras: o demostrando que la percepción de la realidad que indica el régimen es falsa (demostrando que efectivamente está cayendo), o imponiendo su propia percepción de la realidad, fundamentada con demostraciones palpables de avances en la lucha, cosa que lamentablemente no existe más allá de los hitos conocidos, siendo el último ya hace casi un año.

El reto no es fácil, pero tampoco imposible. Tal vez si la oposición se abre a la creatividad del resto de los venezolanos, puedan encontrarse fórmulas que hagan cambiar la percepción de la realidad del país a una más optimista, y más acorde con lo que todos deseamos. Por lo pronto, ojalá que este planteamiento solo sea parte de una percepción equivocada de este escribidor acerca la oposición, y la realidad sea otra. No creo que esperemos mucho para conocer cuál es en verdad la realidad…

Caracas, 12 de Junio de 2025

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martes, 3 de junio de 2025

Cambio constitucional, desafío y oportunidad

Por Luis Manuel Aguana

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En su más reciente comunicado la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, le sale al paso a la intención de algunos grupos interesados en preservar la constitución vigente bajo la consigna “no la reformes, cúmplela”. La pretensión de oponerse a la Reforma Constitucional del régimen, retrasada hasta la instalación de la nueva Asamblea Nacional en enero de 2026, manteniendo la actual constitución, es a juicio de ANCO, indefendible (ver Comunicado ANCO, LA CONSTITUCIÓN DE 1999 ES INDEFENDIBLE. HAY QUE CONVOCAR AL PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO - 01-06-2025, en https://ancoficial.blogspot.com/2025/06/comunicado-anco-la-constitucion-de-1999.html).

En este nuevo comunicado, ANCO reafirma la necesidad de contraponer a esa constituyente disfrazada de reforma la prerrogativa constitucional de convocar una Asamblea Nacional Constituyente Originaria mediante los mecanismos establecidos en la Constitución de 1999, dado que el régimen pretende transferir a las comunas lo que es un derecho inalienable del pueblo venezolano: el ejercicio de su soberanía a través del voto directo y secreto. Esto ya es conocido en todo el mundo, hasta el punto de que es noticia en los portales de los principales centros de análisis político. Crisis Group, una organización internacional independiente especializada en el análisis de conflictos a escala mundial, informa de lo siguiente sobre Venezuela y la propuesta de reforma de Maduro:

“Con el  objetivo explícito de desmantelar la democracia burguesa, la reforma transferiría el poder de los gobiernos estatales y municipales a asambleas populares dependientes del ejecutivo, creando una estructura paralela que desfinanciaría los ayuntamientos y reduciría drásticamente sus funciones. Aunque los detalles aún no son públicos, analistas consultados por Crisis Group afirmaron que es probable que el gobierno esté dando un paso hacia la sustitución de la democracia representativa por un modelo de gobernanza basado en la participación ciudadana directa, eliminando así el sufragio universal y el voto secreto. Los venezolanos rechazaron por un estrecho margen una propuesta de reforma constitucional similar en el auge de la popularidad de Chávez en 2007, y Maduro podría enfrentarse a críticas incluso dentro de sus propias filas” (ver Crisis Group, Venezuela: ¿Últimas exequias para una salida electoral al conflicto? 02-06-2025, en https://www.crisisgroup.org/latin-america-caribbean/andes/venezuela/venezuela-last-rites-electoral-route-out-conflict) (resaltado nuestro).

Tal y como lo menciona Crisis Group, tanto Maria Corina Machado (MCM) como el régimen se atribuyeron la victoria en los resultados de las elecciones regionales del 25 de mayo. Pero lo cierto fue que nadie ganó. No ganamos quienes hemos dicho en un sinfín de oportunidades que el sistema electoral del régimen es una estafa, como se demostró el 28 de julio de 2024, ni tampoco gano el régimen, a pesar de haber pintado el mapa de Venezuela en rojo, aunque los resultados que presentaron representan una participación electoral del 13,59%, lo que da lugar a decir con propiedad que esos Gobernadores, Alcaldes y Diputados de la Asamblea Nacional y Consejos Legislativos, no representan a nadie, esto es, a la mayoría de la población venezolana restante, estimada en la diferencia del 86,41% (ver Meganalisis, Boletín Final, Participación del 25 de mayo, en https://x.com/Meganalisis/status/1926778960790122863).

En otras palabras, aunque el resultado señale al régimen como un gigante con los pies de barro después del 25 de mayo, el juego sigue siendo suma cero. Ni la oposición ha tenido la fuerza suficiente para desplazar al régimen, ni el régimen tiene un respaldo suficiente para desplazar a la oposición, demostrado con las cifras del 25 de mayo, dejando por lo pronto el resultado en “tablas”, pero en conteo descendiente para la oposición, si a esto le sumamos que mucha de la estrategia opositora se basa en el apoyo que finalmente termine saliendo de los EEUU.

Siendo lo más objetivo posible, “el apoyo de los EEUU” desde la óptica de MCM refiere al apoyo demostrado Secretario de Estado de los EEUU, Marco Rubio y la fracción latina del Estado de la Florida de los EEUU. Sin embargo son publicas, notorias y comunicacionales las diferencias en la política exterior hacia Venezuela entre Ricard Grenell, muy cercano al Presidente de los EEUU, y Marco Rubio. Crisis Group las señala de la siguiente manera:

“Con la oposición de línea dura y moderada aparentemente desprovista de una estrategia viable, la ruta hacia el cambio político en Venezuela parece haberse vuelto más dependiente del apoyo externo. Pero allí también, las divisiones son marcadas. La "máxima presión", como propugnan Machado y Rubio, equivale a una repetición de la política que fracasó hace cinco años, aunque aún cuenta con un ferviente apoyo a la estrategia en algunos sectores republicanos. Si la facción de Grenell prevalece en Washington, es probable que el resultado sea la consolidación del gobierno de Maduro, liberado de las condiciones externas en materia de democracia y derechos humanos. Grenell, quien actuó inmediatamente después de la investidura de Trump en enero para alcanzar un acuerdo con Maduro,  indicó al mes siguiente que el presidente estadounidense "no quiere un cambio de régimen”” (ver Crisis Group, en la nota anteriormente señalada) (resaltado nuestro).

Difícilmente podría decirse que funcionarios como Rubio o Grenell sean lo que se pueda llamar estables en un gobierno como el de Donald Trump, dada la volátil situación en que se encuentra esa administración hacia lo interno y externo, por lo que colocar “todos los huevos” en esa sola canasta no luce en absoluto seguro. Si la postura de Grenell prevalece y resulta cierto que Trump “no quiere un cambio de régimen” como lo afirmó, esto es, si prevalece la postura de las compañías petroleras que lograron no irse del todo de Venezuela, la de los tenedores de bonos venezolanos, y la posibilidad real de una reactivación de la industria petrolera venezolana a manos de la República Popular China, será necesaria una estrategia opositora completamente diferente frente a Maduro, alejada de los EEUU y enfocada hacia lo interno.

La propuesta constituyente es una solución política realista, constitucional y enfocada a lo interno, que debería estudiarse en detalle, no solo la oposición sino también por Marco Rubio y Richard Grenell, por extraño que parezca; porque aun estando enfrentados por la salida final de Venezuela, no creo que ambos en el fondo deseen, ni que se quede el régimen, ni que las cosas terminen en una salida que pueda perjudicar a Trump en estos momentos delicados de la política exterior norteamericana.

Pero lo más importante del análisis mencionado, es que concluye en que la propuesta de Reforma Constitucional del régimen “representa tanto un desafío como una oportunidad” para los opositores venezolanos, indicando al final que “Con su descarada captura del recuento de votos en 2024, el gobierno de Maduro, en la práctica, cerró la vía electoral hacia el cambio político. Desde entonces, la oposición ha quedado atrapada en un debate, en gran medida estéril, sobre si seguir buscando votos o depositar sus esperanzas en la intervención extranjera o un golpe militar. Cuando todas las decisiones estratégicas las toman los políticos, las elecciones adquieren una importancia descomunal. Sin embargo, no toda la política es electoral, y el desafío que enfrentan los venezolanos hoy es abordar el clamor público por una vida mejor y forjar un nuevo vehículo para lograrla. (ver Crisis Group, en la nota anteriormente señalada) (resaltado nuestro).

Pero el verdadero desafío que presenta la Reforma Constitucional, es en realidad la oportunidad de poner en el escenario de la opinión pública nacional e internacional, la necesidad urgente del cambio constitucional que requiere el país y que es descrita con detalle en el comunicado de ANCO, que señala que no es dejando intacta la Constitución de 1999 la manera en que resolveremos la crisis política estructural que padecemos en Venezuela.

Fue en el medio de ese debate estéril señalado por Crisis Group, que el régimen aprovechó para renovarse el 25 de mayo y amenazarnos con una Reforma Constitucional. Ciertamente como dicen, no toda política es electoral ni proviene tampoco de los partidos; también existen propuestas de la sociedad civil. Queda todavía hasta fin de año para aprovechar la oportunidad de forjar ese nuevo vehículo que logre abordar el clamor popular para una vida mejor. Y yo no me podría imaginar mejor vehículo a considerar que un proceso Constituyente...

Caracas, 3 de Junio de 2025

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sábado, 24 de mayo de 2025

Volviendo sobre la negociación Constituyente

Por Luis Manuel Aguana

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Como los viejos maestros decían, no existe nada mejor que repetir incansablemente un concepto para que termine de interiorizarse en la mente de una persona. Solo se pasa a la acción cuando hay algo que se comprende claramente. Y creo que todavía falta mucho que debatir en relación con algo tan audaz como una propuesta de volver a negociar con el régimen, pero en términos muy diferentes.

Del interesante intercambio realizado en atención a la “Tesis del 1%” sostenida por el Dr. José María Rodríguez (ver La tesis del 1% y Constituyente, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/05/la-tesis-del-1-y-constituyente.html), se han suscitado preguntas que ameritaron un segundo encuentro y ampliación de los conceptos emitidos en esa oportunidad (ver La tesis del 1%: Nuevo encuentro de José María Rodríguez, Luis Manuel Aguana y Jesús Domingo Ortiz, en https://youtu.be/R4J_4WalSqY). 

Y esas preguntas giraron, en el caso Constituyente, en torno a qué sentido tendría una negociación con aquellos que se han burlado de la oposición y de los venezolanos en múltiples oportunidades, en especial si ya lograron quedarse en el poder a espaldas de la soberanía popular expresada en el voto el 28 de julio de 2024.

Lo primero a responder sería, qué llevaría al régimen a sentarse de nuevo a negociar. ¿Qué negociarían? ¿Nuevas sanciones? ¿Más bloqueos? ¿Más ahorcamiento comercial o financiero? ¿La fuerza de factores externos? Si el propósito de una nueva negociación es su salida del poder, ni siquiera lo intentemos. Nadie se sienta a negociar el color de la braga que le pondrán en el penal donde los recluirán. Se negocia sobre intereses comunes o si alguna de las partes es forzada a ello.

¿Por qué se negocia en una guerra, como en el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania? Podríamos responder que lo harían para detener las muertes de parte y parte. Pero si el agresor va ganando, no sería de su interés una negociación, sino más bien los términos de la rendición del contrario. Rusia ha ganado terreno en Ucrania, pero hay otros factores que inciden en su decisión de negociar, como por ejemplo la intervención de los países europeos en esa guerra, o el reciente acuerdo de explotación de tierras raras entre EEUU y Ucrania, que metería a esa potencia en el conflicto por un nuevo interés en el tablero.

¿Por qué se pudo negociar la última vez con el régimen? Ellos deseaban un reconocimiento opositor y un relajamiento de sanciones, y lo obtuvieron. A cambio de eso, cedieron a proceder con unas elecciones presidenciales a través de unas negociaciones que ocurrieron en Barbados, a pesar de que luego, a días de su firma, protestaron su violación por parte de la oposición, ignorándolo en la práctica completamente.

El Acuerdo de Barbados se firma el 17 de octubre y al día siguiente, “el 18 de octubre, luego de la firma del tratado, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos emite cuatro licencias generales en las que aliviará durante seis meses hasta el 18 de abril de 2024 a un grupo de sanciones contra la industria de hidrocarburos, gas natural y aurífera del país, así como removiendo las prohibiciones contra la comercialización secundaria. El ente advirtió que la decisión sería revocada si el Gobierno venezolano no honra sus compromisos en el acuerdo del día anterior” (ver Acuerdo de Barbados, en https://es.wikipedia.org/wiki/Acuerdo_de_Barbados).

El régimen, como ha sido su costumbre, ganó tiempo de nuevo y firmaron porque sabían que podía ganar con un sistema electoral amañado ante una oposición blandengue que solo ha querido cargos. Sabían que podía salirse con la suya y aun así fuimos a ese proceso sin condiciones básicas porque el régimen ignoró lo negociado en Barbados, cuando María Corina Machado (MCM) arrasara en las primarias opositoras el 22 de octubre de 2023. Por lo que impidieron su inscripción en el CNE, en violación abierta al primer artículo del acuerdo que indicaba que “Las Partes reconocen y respetan el derecho de cada actor político de seleccionar su candidato para las elecciones presidenciales de manera libre y conforme a sus mecanismos internos, atendiendo a lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la ley” (ver Acuerdo parcial sobre la promoción de derechos políticos y garantías electorales para todos, firmado en Barbados, en https://www.regjeringen.no/contentassets/ac03d5655a8448e0a9653cd95d5c7978/garantias-electorales.pdf).

Pero a nuestro juicio, el problema de fondo es que si queremos negociar la solución de la crisis política venezolana, no es suficiente una negociación por unas elecciones presidenciales, que es lo que siempre han hecho los partidos opositores al régimen, ya que eso no solo logra que se mantenga el tinglado político construido para sostener al régimen tras 25 años, sino que la estructura viciada del Estado permanece a su favor, aun ganándole las elecciones presidenciales. Ya en el momento de Barbados era necesario negociar los términos de una convocatoria a un proceso Constituyente.

El resto es historia conocida. El régimen indica que hubo intervención del sistema electoral por parte de la oposición el día de las elecciones, declarándose ganador de los comicios, proscribiendo a su principal líder MCM y encarcelando cientos de personas que defendieron el voto opositor en todo el país.

Meses después de este atraco a las elecciones en Venezuela, los EEUU, en una declaración controvertida en Fox News de marzo de 2025, de su principal vocero internacional, el Secretario de Estado, Marco Rubio, indicaba que el problema venezolano solo se resuelve con elecciones limpias: "El futuro de Venezuela le corresponde al pueblo venezolano. La solución es una elección legítima, observada, democrática, lo que no ha ocurrido” (ver Marco Rubio apuesta por unas nuevas elecciones en Venezuela, 14 de marzo de 2025, en https://www.elmundo.es/internacional/2025/03/14/67d4a429fdddff16968b45cb.html).

Sin embargo, los EEUU siempre han repetido lo mismo: que el problema lo debemos resolver los venezolanos, y la única forma de hacerlo, según su criterio, es a través de elecciones, por ser esa la única manera que conocen para que el pueblo se exprese. De allí que sea necesario explicarle a los EEUU y al mundo que en Venezuela existe otra salida distinta a la elección de cargos públicos.

¿De qué otra manera se puede lograr que “el futuro de Venezuela le corresponda al pueblo venezolano” si no convocamos a la base misma de la soberanía popular, cuya máxima expresión se encuentra en el Poder Originario establecido en la Constitución? Eso es lo que hay que explicarle detalladamente a Marco Rubio y a cualquier otro máximo exponente político internacional. Y esa convocatoria electoral no puede ser para una elección de cargos, así sea de Presidente de la República. De nuevo, la repetición fastidiosa una vez más: la expresión electoral debe ser para convocar y elegir a los legítimos representantes del pueblo venezolano en una elección Constituyente, a través de las iniciativas establecidas en la Constitución de 1999.

Pero, ¿cómo podemos poner en la mesa al régimen de nuevo para discutir eso? Subiéndole la apuesta. Creo que se podrían sentar si se le ofrece reconocimiento internacional al Gobierno de Transición que surja de la decisión de la legítima representación del pueblo venezolano en una Constituyente donde participarían todas las fuerzas, incluidas las oficialistas. Y que esa Constituyente sea arbitrada por una representación equitativa de todos los factores en pugna bajo la administración electoral de organismos internacionales.

¿En qué términos? A discutir y materializar en un texto de Bases Comiciales que defina quien y como operará un nuevo el árbitro electoral “ad-hoc”, distinto al CNE y supervisado por organismos internacionales, los tiempos de esa Constituyente hasta la promulgación de una nueva Constitución, los alcances de esa convocatoria y la participación de todos los sectores de la vida nacional, no solo los políticos. Solo así podría ser viable la propuesta de Marco Rubio de una salida electoral.

Claramente, habría que salir a proponer esta solución al mundo, pero lamentablemente la política exterior de la oposición no existe, porque no existe un gobierno en ejercicio opositor al no ser juramentado oficialmente Edmundo González Urrutia (EGU). Y al no existir eso, los gobiernos solo han reconocido a Nicolás Maduro Moros como Presidente en Venezuela, a pesar de los resultados reales del 28 de julio. La persecución desatada después de ese día ha disminuido el activismo de los partidos y ha impedido la manifestación y reagrupamiento orgánico de la oposición en el país.

MCM intenta, sin tener un partido vertebrado, aglutinar una fuerza que solo es efectiva alrededor de la cuestión electoral. Sin esa fuerza no es posible llegar a una solución de la crisis, porque se han radicalizado las posiciones. Y de allí que se requiera de la misma fuerza que logró que el régimen se sentara en Barbados, pero con una nueva propuesta que a nuestro juicio no puede ser otra que negociar los términos para una convocatoria Constituyente del pueblo, con nuevos negociadores de parte y parte.

A la pregunta, ¿se puede rehacer a Venezuela a través de una Constituyente? Sí, lo creo. Venezuela vive un Momento Constituyente que no puede escondido ni encubierto por la dirigencia política, y que solo ocurre cuando surge la necesidad inobjetable de rehacer el tejido político después de una catástrofe como la que ha sufrido Venezuela (ver Allan R. Brewer-Carías, Ruina de la Democracia, Elección Presidencial y Momento Constituyente 2024, en  https://tinyurl.com/365h2jb8).

Pero eso pasa por restablecer el orden constitucional con una solución política clara en las manos. Sin eso, no es posible el rescate de la economía porque no hay norte para donde conducir al país. Séneca decía que no hay viento favorable para un barco que no sabe para dónde va. Y solo los verdaderos políticos pueden volver a marcar el rumbo que se ha perdido. Ojalá que todavía quede alguno…

Caracas, 24 de Mayo de 2025

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jueves, 22 de mayo de 2025

Oposición potable

Por Luis Manuel Aguana

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¿Alguna vez se han preguntado ustedes por qué el régimen insiste en realizar elecciones luego de haber perdido completamente la población la credibilidad en el voto? Pareciera ser una pregunta tonta o estúpida, como la quieran ver, pero, ¿por qué insistir en mantener una apariencia democrática en un país que ya no cree que el voto sirva para algo en la actual Venezuela?

Veamos. De acuerdo a los resultados de la Encuesta CATI Verdad Venezuela de Meganalisis realizada del 12 al 16 de mayo de 2025, el 84,9% de los venezolanos no irán a votar el próximo domingo 25 de mayo, y de ese gran porcentaje el 83,9% indica que “esa elección no cambiara nada” y el 82,5% dice que “el voto no sirve en Venezuela” (ver Encuestadora Meganalisis, Verdad Venezuela, 12-16 de mayo 2025, en https://x.com/Meganalisis/status/1924528687258464580).

Como todos esperamos, el régimen decidirá quienes ocuparán las posiciones en las Gobernaciones, Alcaldías, Asambleas Legislativas y Asamblea Nacional. Toda una piñata de repartición para propios y acompañantes del régimen. ¿Cómo se podría mantener tranquila a una manada de lobos, si no se les da en algún momento alguna pieza de jugosa carne para que no dirijan su apetito al cuello de quien debe alimentarlos? Respuesta simple: montando un evento recurrente que los mantenga muy ocupados y salivando posiciones de las cuales podrían aprovecharse en la administración pública. Esa ha sido la herencia que recibió el régimen del sistema de partidos que gobernó Venezuela hasta 1998.

Pero más allá de eso, aquellos que desde la “oposición” consentida del régimen -o colaboracionista como la llamamos algunos- se pelean por quién podría ser la mejor opción para una siguiente contienda electoral presidencial, en caso de que esta se presentara. En otras palabras, a juicio de lo que podría parecer la estupidez de seguir montando elecciones “que no sirven para nada”, el régimen encuentra de mucha utilidad estos eventos “electorales”, vayamos los venezolanos a votar o no, lo que sería en realidad lo de menos para ellos.

Lo anterior apunta a la creencia de cierta oposición venezolana -y que hay que estudiar a fondo- de la necesidad de que aparezca algún opositor “potable” al régimen para que pueda producirse una transición por la vía electoral. ¡Pero cuidado! Por la vía electoral del régimen con su CNE. A eso se debe la presencia de conocidos líderes opositores del pasado cercano, que ahora son repudiados por la mayoría de quienes se niegan a votar en la actualidad, entre los que destacan Manuel Rosales y su sucesor generacional Henrique Capriles.

Eso es lo que en realidad sostiene el futuro de esos personajes pertenecientes a lo que ahora se llama “el alacranato” de Venezuela. En algún momento, si la oposición política que representa María Corina Machado (MCM) se sigue quedando a “la espera que algo suceda” o elaborando planes que no se materialicen en victorias sustantivas frente al régimen, más allá del 28 de julio de 2024, lo que en realidad terminará pasando es que el régimen seguirá consolidando posiciones, lamentablemente con la ayuda de la situación geopolítica del mundo en relación con nuestro país. Y lo único que necesitan para eso es tiempo. Y se lo estamos dando…

La reciente decisión de los EEUU de mantener las operaciones de Chevron en Venezuela (ver Miami Herald, 21 de mayo de 2025,  EE.UU. negocia en secreto un acuerdo para permitir que Venezuela venda más petróleo si acepta más deportados, en https://www.miamiherald.com/news/nation-world/world/americas/venezuela/article306913806.html) a través de negociaciones directas con el régimen de Maduro, son un claro indicador de que poco importa que el régimen se quede, o lo que nos suceda en Venezuela, pero los intereses del gobierno de los EEUU y sus compañías prevalecerán siempre sobre eso.

Lo anterior, pese haber sido negado a última hora de ayer por el Secretario de Estado de los EEUU, Marco Rubio, lo que revela es que en los EEUU, lo que hace la mano derecha no lo sabe la mano izquierda, y por experiencia sabemos que lo que prevalecerá serán los intereses generales de los EEUU, independientemente de lo que diga cualquier funcionario (ver PanamPost, 22 de mayo de 2025, EEUU sí cancelará licencia petrolera en Venezuela que vence el 27 de mayo, en https://panampost.com/jose-gregorio-martinez/2025/05/21/eeuu-si-cancelara-licencia-petrolera-en-venezuela-que-vence-el-27-de-mayo/)

Y esto no es una rabieta anti yanqui, sino una prueba clara de lo mal que la oposición política está interpretando esta situación. Los norteamericanos se dieron cuenta tarde de que no se podían ir así como así de Venezuela, dejándole el camino libre a los chinos. Son más de 100 años de operaciones petroleras en nuestro país. Instalaciones, personal, subcontratistas, estudios, experiencia, conocimiento del patio y sus posibilidades. Y en el medio de todo, el régimen muerto de la risa, viendo cómo se pelean por un país que ellos manejan a su antojo, y que cualquiera de los dos podría darles los recursos que necesitan para su permanencia.

Y volviendo a lo electoral, mientras tanto, esa oposición alacrán está apostando a la erosión del liderazgo de MCM, aunque sus seguidores no vayan a las elecciones. Creen que tarde o temprano el régimen retomará el control sobre la situación de Venezuela, en especial sobre su situación económica. Y ciertamente lo harán si tienen el dinero que venga de la única cosa que podemos vender bien fuera del país, el petróleo, si cuentan con Chevron y la Concord Petroleum de China, y sus vías financieras de pago, que le pasan por encima a las sanciones de la OFAC. Eso, en todos los idiomas, se puede entender como los requisitos básicos para la estabilidad política de un país.

Siendo así, desde ya comenzaremos a ver una pelea a muerte entre esos alacranes para decidir quien aparece más potable internacionalmente frente a Maduro para que sean considerados como material para la transición pacífica de Venezuela, porque el régimen jamás aceptará a MCM ni los resultados electorales del 28 de julio.

Lo interesante de todo esto es que la teoría del candidato potable no es nueva. La sucesión del dictador Francisco Franco en España fue decidida por él mismo, y pasó por la designación de alguien que juró mantener la estructura política que sustentaba el régimen franquista, el Rey Juan Carlos de Borbón. Y este colocar a su vez en la conducción del gobierno a alguien de su máxima confianza, que terminó siendo Adolfo Suárez, luego de solicitar la dimisión del Presidente Carlos Arias, nombrado por Franco antes de su muerte (ver Un Rey en el que muy pocos creyeron, en https://www.elmundo.es/especiales/espana/el-rey/reinado.html). Y por supuesto, el Rey y Suárez condujeron, afortunadamente, esa transición con Constituyente incluida.

Y no se puede dejar de mencionar a la dictadura chilena, que luego de perder en plebiscito Constitucional en 1988, se sometió por mandato Constitucional a unas elecciones en 1989 que perdió con la oposición, pero conservó el control de los militares, con el dictador Augusto Pinochet Ugarte a la cabeza. Es claro que la cosa no fue tan fácil. En la Junta Militar predominó una fuerza que hizo que el dictador Pinochet aceptara el resultado del plebiscito, pero tal vez con la condición de conservar la fuerza de las armas, cualquiera fuera el resultado de las elecciones presidenciales de 1989. Es la historia de que Pinochet y el ejército chileno mantuvieron mucha influencia política durante el gobierno de Patricio Aylwin, debido a las disposiciones constitucionales que les otorgaban importantes poderes dentro del país. Esto podría ser considerado como una transición manejada de acuerdo a lo dispuesto por el régimen gobernante (ver Revocatorio, Pinochet y Refundación, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/10/revocatorio-pinochet-y-refundacion.html).

En ambos casos, el régimen prevaleciente tuvo una influencia decisiva en la transición política, dado que ellos mismos lo decidieron de esa manera. ¿Pasará eso en Venezuela utilizando el lamentable material político proveniente de una oposición potable? Tal vez sea pronto para afirmarlo, pero si la situación política nacional e internacional se mantiene como está, no sería extraño de que se repita el caso donde un régimen termina manejando su propia transición con quien le venga en gana desde una oposición potable.

Lamentaría mucho que fuera así por tener una dirigencia política opositora que todavía no ha entendido, por acción u omisión, las claves del Momento Constituyente que vivimos (ver Allan R. Brewer-Carías, Ruina de la Democracia, Elección Presidencial y Momento Constituyente 2024, en  https://tinyurl.com/365h2jb8).

Creo que la única manera de evitar que el régimen decida su futuro por nosotros, es que la oposición política en funciones reconozca que solo eso corresponde a la soberanía popular, y se disponga a convocar la iniciativa popular para que decida por encima del régimen cuando todavía se tiene la oportunidad.

Caracas, 22 de Mayo de 2025

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lunes, 19 de mayo de 2025

China, el desafío sistémico

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Hasta hoy habíamos visto a la República Popular China (RPC) en el papel de prestamista del régimen venezolano a cambio de petróleo. En una nota de enero de 2025 se reseña:“Según la Base de Datos de Financiación China-América Latina del Diálogo Interamericano y la Universidad de Boston, Venezuela ha recibido por parte de China 62 mil millones de dólares en financiamiento y la deuda vigente se estima en torno a 15 mil millones de dólares” (ver El Observador, Venezuela acumula una deuda gigantesca, en default y difícil de reestructurar: riesgo de embargos y el rol clave de China, en https://www.elobservador.com.uy/estados-unidos/america-latina/venezuela-acumula-una-deuda-gigantesca-default-y-dificil-reestructurar-riesgo-embargos-y-el-rol-clave-china-n5977892).

Sin embargo, China no se ha quedado con esa deuda y ha avanzado, a pesar de las sanciones a Venezuela, en el cobro de su acreencia. El año pasado los chinos pagaban mucho menos de lo habitual por nuestro pago en petróleo debido a las sanciones,  habiendo llegado hasta 20 USD menos en comparación con el Brent (ver Bloomberg abril, 2024, China paga menos por el petróleo venezolano tras las sanciones reimpuestas por EEUU, en https://www.bloomberglinea.com/latinoamerica/venezuela/china-paga-menos-por-el-petroleo-venezolano-tras-las-sanciones-reimpuestas-por-eeuu/).

A pesar de eso, el avance de la RPC no se detiene en nuestro país. Los chinos tienen también una respuesta al desastre que han significado los 26 años de cambios socialistas en la industria petrolera, de los regímenes de Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro Moros. El Secretario de Profesionales y Técnicos de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela, Yván Freites, denunció recientemente que el gobierno de Nicolás Maduro entregó a PDVSA a la empresa China Concord Petroleum, asegurando que la empresa “está en el proceso de traer por lo menos 5.000 ciudadanos chinos para que se encarguen de la reparación y la operación de los pozos, refinerías y estaciones de servicio, todo centralizado en Caracas. Los trabajadores venezolanos serán expulsados por esta empresa de sus sitios de trabajo, ese es el temor y la arrechera en las áreas operacionales” (ver El Nacional, Aseguran que Maduro entregó PDVSA a empresa China Concord Petroleum, en https://www.elnacional.com/venezuela/aseguran-que-maduro-entrego-pdvsa-a-empresa-china-concord-petroleum/).

Es indudable que a lo largo de los años y en el medio de la más espantosa crisis económica que este país haya vivido, los chinos han sacado un provecho significativo, tanto de la ineficiencia como de la corrupción del régimen socialista de Venezuela, así  como de las sanciones que se le han impuesto desde el exterior. Pero si usted cree que esto se quedará allí, espere a ver lo que sigue.

A los chinos les es completamente indiferente que el régimen se haya robado el dinero que le prestaron para la construcción de obras de infraestructura, porque ese no es su problema. Me atrevería a decir que están muy contentos con eso. Su problema es que se los devuelvan en los términos convenidos, porque si no, ellos mismos se lo cobrarán, como, en efecto, lo están haciendo en PDVSA. Les es muy conveniente que un país de las riquezas naturales del nuestro tenga un régimen de la naturaleza del que tenemos, porque el intercambio por espejitos es aún más fácil todavía.

Paso a paso, la penetración China en Latinoamérica se ha hecho indetenible, en especial si es una política de la RPC no poner obstáculo alguno a hacer negocios con los regímenes más abyectos del mundo, violadores sistemáticos de los Derechos Humanos. De hecho, China mantiene la compra de crudo venezolano a pesar de las sanciones de Trump de imponerle aranceles adicionales por hacer negocios con Venezuela. Eso al final lo terminaremos pagando nosotros. Esa parte de la factura será descontada de lo poco que ya cobramos por el petróleo enviado a la RPC. ¡Son solo negocios! (ver Petroguia, China mantiene compra de petróleo venezolano pese a la medida de Trump de imponer aranceles, en  http://www.petroguia.com/pet/noticias/petr%C3%B3leo/china-mantiene-compra-de-petr%C3%B3leo-venezolano-pese-la-medida-de-trump-de-imponer).

Pero, ¿saben algo? No culpo a los chinos ni a la política comercial internacional de la RPC. Esa es la manera en que conducen los negocios con todos los países alrededor del mundo. No es mala ni buena. Depende de quién sea el que negocie con ellos, porque su manera de ver al mundo no pone juicio sobre eso.

En una reciente y muy interesante entrevista a Chas Freeman, quien fuera  Director de Asuntos Chinos en el Departamento de Estado de EEUU, y Secretario Adjunto de Defensa para Asuntos de Seguridad Internacional, principal intérprete estadounidense durante la histórica visita del presidente Nixon a China en 1972, este protagonista de la historia de occidente con el gigante asiático, nos ilustra en el contexto de un nuevo orden mundial multipolar:

“… la posición estadounidense es perdedora porque los chinos dicen "Cómo os desarrolléis depende de vosotros". No tenemos nada que decir al respecto. Si queréis aprender de nosotros adelante. Si preferís aprender de otros, no nos molesta. Y nosotros decimos "Tenéis que adaptaros a nuestra manera o nada". Y el otro asunto es que los chinos no están intentando impedir que Estados Unidos venda bienes o servicios en ningún sitio, pero nosotros sí intentamos bloquearles a ellos. Como dijo alguien, creo que fue Larry Summers, escuchó de un interlocutor africano que cuando vienen los chinos ofrecen carreteras presas y electrificación. Y cuando venís vosotros, insistís en que nos adaptemos a vuestras posturas políticas y no nos ofrecéis nada. Entonces, ¿quién va a ganar? si Estados Unidos quiere tener éxito y seguir siendo la gran potencia, la potencia abrumadoramente superior que hemos sido, no solo necesitamos reformarnos internamente sino también cambiar nuestra política exterior para reconocer los intereses de otros países e intentar servir a esos intereses en lugar de resistirlos”… ”Así que creo que el desafío chino está correctamente descrito por la Unión Europea como sistémico. Es un desafío sistémico. Es una elección entre un mundo abierto con muchos caminos diferentes hacia la modernidad y un mundo cerrado dominado por el proteccionismo. Y por cierto, no creo que los aranceles vayan a reindustrializar Estados Unidos, pero esa es una de las muchas formas en que lo extraño se ha normalizado al menos en teoría en mi país” (ver Entrevista a Chas Freeman: Las Mentiras Que Nos Contamos Sobre China, en  https://youtu.be/urGPskVS5aE?t=2953) (resaltado nuestro).

En otras palabras, más que preocuparnos por los chinos –que ya es de por sí suficiente materia de preocupación- debemos preocuparnos por un mundo cada vez más dominado por la otra manera de entenderlo, y buscar una posición que nos dé una autonomía suficiente ante el cambio fundamental que se nos viene encima en el orden mundial.

Si los chinos están trabajando para poner a funcionar de nuevo las refinerías de Venezuela bajo sus términos y condiciones, como ya denunciaron los trabajadores petroleros, y reinician la principal industria del país porque tienen el dinero y la tecnología para hacerlo, ya poco importarán las sanciones financieras de los EEUU o de occidente sobre el régimen de Nicolás Maduro Moros. Tengan la seguridad de que lo harán, solo necesitan tiempo para eso.

El flujo del dinero petrolero correrá hacia el Yuan Digital, dentro del nuevo ecosistema financiero de la RPC, Cross-border Interbank Payment System, CIPS, “diseñado para desafiar la dominancia arraigada del dólar estadounidense y del sistema SWIFT. Esta ambiciosa iniciativa centrada en el Yuan Digital, E-CNY, no es un experimento pasajero, sino una estrategia calculada para rediseñar el flujo de dinero a través de las fronteras, de manera silenciosa sistemática, y con implicaciones de gran alcance” (ver China desconecta SWIFT: el yuan digital de 1,2 billones de dólares se globaliza, en  https://youtu.be/fGYlEuU0OWc?si=aMnyM-1R1GOUsVJS). Esta estrategia tiene el objetivo claro de pasar por encima de las sanciones económicas impuestas a países como Venezuela y hacer viable en estos países la Nueva Ruta de la Seda.

A diferencia de lo que muchos piensen, no es que China esté aterrizando ahora con todas estas iniciativas para desligarse del control financiero controlado por la política. No. Lleva muchos años en gestación y es ahora cuando se ponen de relieve y funcionamiento activo cuando la administración Trump desata la guerra comercial y arancelaria contra la RPC, despertando al dragón chino. Aun cuando los EEUU lleguen a un acuerdo arancelario con la RPC, ya el daño está hecho. El CIPS estará en funcionamiento, contraponiéndose al SWIFT como único sistema de pagos mundiales existente. Es un desafío sistémico que no es posible evitar con medidas que traten de soslayar la penetración de China en el mundo.

Esta situación es tan compleja que amerita continuar profundizando en ella, porque los acontecimientos fuera y dentro del país están moviéndose muy rápido en uno u otro sentido. Pero lo que sí está muy claro es que si la oposición política venezolana desea conservar nuestro país dentro de la órbita occidental, más les vale acelerar cualquier cosa que estén haciendo relativa a la liberación de Venezuela. De eso podría depender que el régimen se quede o se vaya, porque si sigue prevaleciendo la parálisis por análisis, estas acciones carecerán de sentido frente al verdadero desafío sistémico chino; y que, por supuesto, esperamos que vayan más allá de una matriz mediática de opinión que trate de convencernos de que ya el régimen se cayó…

Caracas, 19 de Mayo de 2025

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lunes, 12 de mayo de 2025

La tesis del 1% y Constituyente

Por Luis Manuel Aguana

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La situación venezolana actual dolorosamente no es la película de Hollywood que nos pretenden presentar. Me encantaría que así fuera y así nos ahorraríamos miles de horas de pensar en cómo salir de esta horrenda tragedia. Ojalá vinieran del exterior muchas de operaciones de rescate con nombres coloridos que nos endulcen la grave situación, no solo para sacar de Venezuela a 5 compatriotas enjaulados sino a los cientos de presos políticos que aun se encuentran en las miserables mazmorras del régimen.

Y no es cuestión de desestimar o minimizar de ninguna manera que hayan salido en libertad 5 venezolanos de un encierro injusto e inhumano, sino de enfatizar que resolver la situación de unos pocos –de cualquier manera que haya sido- no significa resolver la situación del país. Que el énfasis debe estar en la solución de la crisis política que es lo que todavía continuamos esperando.

Creo que no ayuda insistir a través de la mass-media opositora que el régimen se cae mañana porque “se burló” la seguridad de una custodia, que “le falta poco”, que “aguanten un poco más” que ya pronto Nicolás Maduro Moros y su corte huirán del país. Porque si eso resulta no ser cierto, como muy posiblemente sea por la dinámica situación cambiante de la política nacional e internacional, la decepción y depresión del pueblo opositor será todavía más grande.

Creo importante debatir lo relevante, y las posibilidades que tenemos los demócratas para resolver la situación más allá de lo que nos presente la dirigencia política, que pareciera haberse agotado después de los capítulos del 28 de julio de 2024 y 10 de enero de 2025, y que lamentablemente cree que por gritar más duro que “Maduro se está cayendo”, eso se convertirá en una realidad.

Desde este espacio de la red he sido de alguna manera una pequeña caja de resonancia de la propuesta de la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, de contraponer a la Reforma Constitucional del régimen, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente Originaria (ver Negociación Constituyente, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/05/negociacion-constituyente.html). Muy poca discusión se ha dado para debatir este tema, más allá de algunas entrevistas en algunos medios de seriedad, sin mayor propagación en los sectores claves del país que aún se aferran a una supuesta realidad construida mediáticamente.

En aras de continuar con el debate serio del país, fui invitado a una discusión con dos grandes amigos, muy conocedores de la realidad política venezolana desde sus diferentes perspectivas, el Dr. José María Rodríguez, principal impulsador en Venezuela de la Tecnología Social Adaptativa e Inteligente, SAI, y el Dr. Jesús Domingo Ortiz, Médico, promotor y asesor de proyectos en telemedicina utilizando capital social y tecnología SAI (ver La tesis del 1%: Conversación entre José María Rodríguez, Luis Manuel Aguana y Jesús Domingo Ortíz, en https://youtu.be/ttt6ekC3pR0).  

Hemos decidido hacer pública esa discusión dado de lo interesante de la temática planteada que involucra una tesis del Dr. José María Rodríguez, que resumo como la “Tesis del 1%”, que dejaré que sea el propio Dr. Rodríguez quien la resuma para ustedes, más allá de nuestra discusión en el video:

“- Para el régimen, los ciudadanos están conformados únicamente por un 1%  de la población venezolana, escogido por ellos mismos (el régimen), con asesoría cubana, y que han venido seleccionando y optimizando desde comienzos de la Revolución;
- El resto (99%) no participan en las decisiones de ninguna manera. Tampoco tienen privilegios;
- Se establece una jerarquía entre esas 300,000 personas, perfectamente definida y diferenciada por estamentos (militares, cuerpos represivos, funcionarios de gobierno, etc.);
- Los privilegios de la clase dominante o estratos superiores de la pirámide se van ganando según el mérito alcanzado en actividades revolucionarias;
- La llamada “oposición” intenta incorporarse al 1%, para empezar a hacer méritos. Los personajes más representativos de esa clase son Manuel Rosales y Henrique Capriles;
- Consolidado el proyecto político luego de más de 25 años de Revolución, la prioridad es ahora el proyecto jurídico (nueva Constitución);
- Finalmente, el proyecto económico desvinculándose totalmente de las economías occidentales y empezar a girar en torno al eje: Ruso-Chino, comenzando por la entrega total de la industria petrolera.”
.

Esta tesis que considero apocalíptica para Venezuela, ajustada a la película futurista “Blade Runner” de Hollywood –tan de moda ahora-, pero sujeta con fuertes tornillos a la realidad política del país, será la que prevalezca si las variables actuales permanecen inalteradas, o “ceteris paribus”, como dicen los economistas. Si no hacemos nada, el régimen continuará avanzando en la consolidación de su proyecto jurídico de Reforma Constitucional. Esta tesis conlleva la creación de una “oposición” adaptada a la nueva circunstancia, cuyos principales líderes, Rosales y Capriles (y quienes les sigan) serán los que finalmente heredarán el “reino”. Triste, ¿verdad?

Y mi respuesta a esa tesis del 1% es el enunciado de tres opciones posibles para lo que está planteado en Venezuela: ¿Una solución que pase por suprimir definitivamente al otro? ¿Negociar con el otro los términos para convivir con el otro (o mejor dicho, con quienes le siguen) de manera equitativa? ¿Aceptar mansamente la visión del mundo del otro y acomodarnos como mejor se pueda a eso?

La primera opción es la que estamos presenciando. Nuestro tradicional planteamiento confrontacional opositor desde 2002 de eliminar al régimen, y cuyo principal exponente se halla en clandestinidad, dando una pelea que, dependiendo de factores externos que no están bajo su control y que no domina, podemos perder o ganar. Y al final de esa confrontación solo puede quedar uno. Aquí los factores en pugna lo ganan o lo pierden todo.

La segunda opción es convocar al pueblo para que decida. Esa es nuestra tesis. Lo que negociaríamos con el régimen serían los términos de la convocatoria del pueblo de una manera justa y equitativa, arbitrada por la Comunidad Internacional para evitar la desviación parcializada del CNE, a una Asamblea Nacional Constituyente Originaria, y que todos nos ajustemos a la soberana decisión de los representantes legítimos del pueblo venezolano, y no a lo que decidan unos negociadores nombrados por políticos de parte y parte. ¿Es eso posible? Yo creo que sí y pienso que no perdemos nada con intentarlo, en especial por las razones que expondré más abajo.

La tercera opción es la tesis del 1% de mi estimado amigo, el Dr. Rodríguez. En ese caso, los venezolanos deberemos entonces aceptar que el mundo cambió y que las negociaciones que el régimen está llevando a cabo con la República Popular China (RPC) para manejar nuestro petróleo, y el reciente acuerdo a 10 años con Rusia, prevalecerán como realidad concreta, a pesar del ensordecedor ruido mediático de la oposición de que el régimen se cae mañana. Difícilmente eso pasaría con unos chinos generando miles de millones yuanes –no dólares- para el régimen en el nuevo circuito financiero que por sobre el SWIFT está estrenado la RPC, como consecuencia de la debacle previsible del dólar y la economía de los EEUU.

Cada opción puede tener amigos como detractores. Pero, ¿qué define que se use uno u otro camino como definitivo, y lo más importante, quién lo define? ¿No creen ustedes que se está decidiendo un rumbo definitivo de este país sin la participación principalísima del pueblo venezolano, que establecerá el futuro de generaciones enteras de personas en este país?

¿Se percatan ahora de que las cosas no son tan simples? En ANCO abogamos por una solución autónoma, y nuestra de los venezolanos ante este problema que se ha convertido en una crisis existencial para nosotros, dadas actuales circunstancias de la geopolítica mundial. No creo que la solución de los venezolanos deba salir de Washington, ni de Moscú, ni de Beijing. Abogamos por una solución nuestra, de todos, ni de la oposición ni del régimen, a través de nuestros representantes constituyentes legítimos. Que saquemos de todos esos mundos LO MEJOR PARA NOSOTROS. Al fin y al cabo es nuestra vida y la de nuestras familias en el futuro. Nunca he dicho que sea fácil, solo que es la mejor solución, y que debemos entre todos hacer que prevalezca.

Caracas, 12 de Mayo de 2025

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