martes, 6 de septiembre de 2011

Los Opositores de Vichy – Una Aclaratoria Necesaria

Por Luis Manuel Aguana

Debo antes que nada expresarles que pensé mucho antes de enviarles esta nota por aquello de no “llover sobre mojado” y lo que está dicho, dicho está. Sin embargo, llegué a la conclusión de que es necesario hacer una aclaratoria al artículo que titulé “Los Opositores de Vichy” (http://ticsddhh.blogspot.com/2011/09/los-opositores-de-vichy.html), que creo que precisa un poco más el espíritu del mensaje que quise dar al escribirlo.

He tenido posiciones encontradas con amigos y simpatizantes del partido Primero Justicia por este artículo (tal vez hayan dejado de serlo!). Y pareciera que solo se concentraron en el árbol y no en el bosque. Nunca hablé que un Censo no fuera necesario. Si leyeron mi artículo “Porqué no les abriré mi puerta” (http://ticsddhh.blogspot.com/2011/07/porque-no-abrire-mi-puerta.html), se podrá notar que de ninguna manera desestimo el Censo como un instrumento esencial de políticas públicas para cualquier país. El problema que denuncio no es ese.

El problema real y de fondo es que lo que hace un gobierno democrático con esos datos es algo muy diferente de lo que hace un gobierno autoritario y comunista. Son muy ingenuos los que piensan que los datos del Censo 2011 no estarán listos para tomar decisiones y ser utilizados al primer minuto de concluir el levantamiento de la última vivienda. Esos programas y sistemas ya están hechos desde Cuba y con la tecnología que están usando para levantar la información ya el Comandante Presidente, si aun esta con vida en diciembre 2011, estará disponiendo de nuestras vidas y nuestras viviendas como le plazca con la ayuda y asesoría de Ramiro Valdez, que ya lo hizo en Cuba con bastante éxito. Nosotros en la oposición NUNCA veremos esos datos. Ellos primero muertos que bañados en sangre los entregarían a un nuevo gobierno democrático. ¿En que urna blanca desean mis amigos que enterremos a Enrique Capriles, a Pablo Pérez o a Cesar Pérez Vivas?

Ya había escrito respecto del Censo 2011 pero ya mi posición en este último artículo es mas dura y se entiende la postura de quienes me han escrito. No creo que ni Enrique Capriles, Pablo Pérez o Cesar Pérez Vivas sean estúpidos o estén mal asesorados. Saben de sobra lo que digo. Y si no es así, tienen una ingenuidad que los inhabilita para pretender ser Presidentes de la Republica ¿Y entonces, estando en la oposición, porque le dicen a la gente que entregue sus datos porque todo es “normal”? ¿A ustedes no les parece que eso no es normal?

Algunos amigos también me escribieron indicándome que me había pasado de la raya y consideraban este artículo un insulto a la oposición. Les voy a contestar a todos lo que le dije ayer a una persona que me escribió: Quise resaltar el gesto de los líderes en situaciones de crisis. Es precisamente allí en donde se forjan los países y se construye la historia. Si De Gaulle se hubiera quedado en Francia y hubiese cohonestado la sinverguenzura del gobierno de Petain colaborando con los nazis, otra hubiera sido la historia de ese país. Si Alberto Carnevalli, Leonardo Ruiz Pineda y tantos otros se hubieran ido del país cuando Pérez Jiménez decidió proscribir a Acción Democrática, pueden tener la seguridad que ese partido no hubiera sido gobierno en 1959.

Hacen falta gestos honorables por parte de aquellos quienes dicen conducirnos a la salida de este régimen oprobioso, porque los liderazgos no se hacen solo con votos y adhesiones. Tiene que haber un sentido del honor y de respeto para quienes siguen a esas personas. Todavía están allí las victimas de la Lista de Tascón, todavía están presos los Comisarios y la Jueza Afiuni y Franklin Brito se murió por mantener una posición de honor ante aquellos que lo atropellaron hasta morir. Eso lo respeto yo y lo menos que espero es que los liderazgos lo respeten igual. Luego de las denuncias realizadas en relación al Censo 2011, y habiendo el gobierno contratado a una empresa castro-comunista para realizarlo, así como todo nuestro sistema de cedulación, tememos razonablemente que esos datos sean utilizados para sojuzgar aún más a nuestro país y llevarlo al comunismo; y si quienes están llamados a conducir la resistencia para que eso no ocurra se abrazan con los funcionarios del gobierno y nos dicen en nuestra cara que todo será “normal”, entonces esos no son los líderes que espero que conduzcan la salida de este régimen y, de nuevo, eso tiene un nombre desde 1940 y lo inventaron en Francia.

Lamento que mucha gente, incluso amigos, se hayan molestado por lo que escribí y que involucra de una manera determinante a la oposición y su liderazgo, pero eso es lo que yo veo, no es lo que me cuentan o lo estoy inventando. Pienso que los precandidatos que deseen tener el favor del país opositor no pueden jugar a estar con Dios y con el Diablo a la misma vez, porque lo que nos estamos jugando es nuestro futuro y el de nuestros hijos. Y esto como le dije una vez a un muy cercano amigo, es un juego de hombres, no de muchachos. Actitudes como la de Enrique Capriles, Pablo Pérez y Cesar Pérez Vivas tienen que explicarse en este ambiente caldeado y polarizado, porque no se entienden, si desean aspirar a conducir este bravo y noble pueblo.

Sí, somos un pueblo noble y algunos liderazgos parecen haberlo olvidado. Yo no quiero aparecer aquí como adalid de la nobleza de este pueblo pero si deseo recordarla porque históricamente Venezuela ha demostrado contar con líderes intachables, honorables, desinteresados y dispuestos a arriesgar su vida por defender los valores democráticos. Recuerden solo la gesta de los estudiantes del año 1928, la gente que murió en el Castillo de Puerto Cabello y La Rotunda, los que cayeron en la década de Pérez Jiménez. Eso existe, no desapareció. Recuerden a los que murieron en abril de 2002 y de ultimo solo acuérdense de Franklin Brito, a quien la democracia, que con seguridad tendremos de nuevo en un futuro cercano, le debe una estatua del tamaño de la Catedral de Caracas cuando salgamos de esta pesadilla, para que las nuevas generaciones se acuerden de que si hay todavía venezolanos con honor.

Caracas, 6 de Septiembre de 2011

Twitter:@laguana

lunes, 5 de septiembre de 2011

Political Repression 2.0

By Evgeny Morozov

September 1, 2011
Palo Alto, Calif.

Agents of the East German Stasi could only have dreamed of the sophisticated electronic equipment that powered Col. Muammar el-Qaddafi’s extensive spying apparatus, which the Libyan transitional government uncovered earlier this week. The monitoring of text messages, e-mails and online chats — no communications seemed beyond the reach of the eccentric colonel.

What is even more surprising is where Colonel Qaddafi got his spying gear: software and technology companies from France, South Africa and other countries. Narus, an American company owned by Boeing, met with Colonel Qaddafi’s people just as the protests were getting under way, but shied away from striking a deal. As Narus had previously supplied similar technology to Egypt and Saudi Arabia, it was probably a matter of public relations, not business ethics.

Amid the cheerleading over recent events in the Middle East, it’s easy to forget the more repressive uses of technology. In addition to the rosy narrative celebrating how Facebook and Twitter have enabled freedom movements around the world, we need to confront a more sinister tale: how greedy companies, fostered by Western governments for domestic surveillance needs, have helped suppress them.

Libya is only the latest place where Western surveillance technology has turned up. Human Rights activists arrested and later released in Bahrain report being presented with transcripts of their own text messages — a capacity their government acquired through equipment from Siemens, the German industrial giant, and maintained by Nokia Siemens Networks, based in Finland, and Trovicor, another German company.

Earlier this year, after storming the secret police headquarters, Egyptian activists discovered that the Mubarak government had been using a trial version of a tool — developed by Britain’s Gamma International — that allowed them to eavesdrop on Skype conversations, widely believed to be safe from wiretapping.

And it’s not just off-the-shelf technology; some Western companies supply dictators with customized solutions to block offensive Web sites. A March report by OpenNet Initiative, an academic group that monitors Internet censorship, revealed that Netsweeper, based in Canada, together with the American companies Websense and McAfee (now owned by Intel), have developed programs to meet most of the censorship needs of governments in the Middle East and North Africa — in Websense’s case, despite promises not to supply its technology to repressive governments.

Unfortunately, the American government, the world’s most vociferous defender of “Internet freedom,” has little to say about such complicity. Though Secretary of State Hillary Rodham Clinton often speaks publicly on the subject, she has yet to address how companies from her country undermine her stated goal. To add insult to injury, in December the State Department gave Cisco — which supplied parts for China’s so-called Great Firewall — an award in recognition of its “good corporate citizenship.”

Such reticence may not be entirely accidental, since many of these tools were first developed for Western law enforcement and intelligence agencies. Western policy makers are therefore in a delicate spot. On the one hand, it is hard to rein in the very companies they have nurtured; it is also hard to resist the argument from repressive regimes that they need such technologies to monitor extremists. On the other hand, it’s getting harder to ignore the fact that extremists aren’t the only ones under surveillance.

The obvious response is to ban the export of such technologies to repressive governments. But as long as Western states continue using monitoring technologies themselves, sanctions won’t completely eliminate the problem — the supply will always find a way to meet the demand. Moreover, dictators who are keen on fighting extremism are still welcome in Washington: it’s a good bet that much of the electronic spying done in Hosni Mubarak’s Egypt was done with the tacit support of his American allies.

What we need is a recognition that our reliance on surveillance technology domestically — even if it is checked by the legal system — is inadvertently undermining freedom in places where the legal system provides little if any protection. That recognition should, in turn, fuel tighter restrictions on the domestic surveillance-technology sector, including a reconsideration of the extent to which it actually needs such technology in our increasingly privacy-free world.

As countries like Belarus, Iran and Myanmar digest the lessons of the Arab Spring, their demand for monitoring technology will grow. Left uncontrolled, Western surveillance tools could undermine the “Internet freedom” agenda in the same way arms exports undermine Western-led peace initiatives. How many activists, finding themselves confronted with information collected using Western technology, would trust the pronouncements of Western governments again?

Evgeny Morozov is a visiting scholar at Stanford University and the author of “The Net Delusion: The Dark Side of Internet Freedom.”

Fuente: New York Times, 1-9-2011
http://www.nytimes.com/2011/09/02/opinion/political-repression-2-0.html