Por Luis Manuel Aguana
Las formas de la democracia representativa se están diluyendo. El voto, principal mecanismo de transferencia de poder a nuestros “legítimos representantes”, está cada vez siendo más controlado por sus dueños en la medida de que la voz de las personas tiene la posibilidad de ser oída por todos. En la actualidad no es suficiente endosar el poder, es necesario ahora hacerle contraloría posterior para que ese poder dado en los sufragios sea aplicado a favor de las necesidades de la gente.
La tecnología de la información, la Internet y las redes sociales han abierto la posibilidad de que cada ser humano se conecte con millones de personas. Y solo uno de ellos puede levantar una chispa que incendie una pradera. Esa es la real belleza de la tecnología y se está aplicando con cada vez más conciencia. Pero así como hay quienes hemos descubierto esta nueva faceta del hecho tecnológico, los hay quienes la están usando para fines no tan sublimes. No deja de ser impresionante el mundo que se abrió. Otro mundo, igual que el que tenemos, con todas sus imperfecciones pero con características muy particulares.
El llamado ciberespacio es una suerte de mundo paralelo donde se desarrollan, además de mismas las situaciones del mundo llamado real, otras en la que el ser humano se desdobla en otro que se comunica y se hace notar de una manera que nadie jamás imaginó. ¿Cuándo alguien se hubiera imaginado que un video podía ser grabado y distribuido a voluntad, revelando cualquier tipo de mensaje? ¿Cuándo alguien hubiera ni siquiera soñado que una persona podía tomar la foto o un video desde cualquier lugar del mundo y colocarlo en una red que lo reprodujera y llevara en segundos a millones de personas? Ni siquiera los escritores de ciencia ficción llegaron a tanto. Como en otras oportunidades, la realidad fue mas allá que la ficción.
Pero donde se están moviendo los cimientos es en la concepción de lo político. Como el poder concentrado del voto puede, vista esta realidad, convertirse en algo vivo, en algo que no se queda cada cierto tiempo en una “urna”, sino que es dinámico y que incluso puede cambiar el curso de la historia. Ya reseñan los noticiarios y los medios, la influencia que tuvieron las redes sociales en los acontecimientos que dieron lugar a lo que se llamó la Primavera Árabe. De cómo la convocatoria de las redes sociales influyó en el curso de esos acontecimientos y en el cambio del sistema político en algunos países, es algo de lo que tendremos que profundizar en los años por venir.
Hace pocos días me sorprendí con lo lejos que se puede llegar con este fenómeno. Un ciudadano israelí colgó un video en YouTube (ver Te amamos – Irán e Israel http://www.youtube.com/watch?v=jDTxVv6JKV8&feature=player_embedded) dirigido a movilizar la conciencia por la paz, indicando que él no tiene problemas con los iraníes y en consecuencia no tiene razones para ir a matarse simplemente porque su gobierno así lo decida. Que si algún iraní oía de alguien que el “pueblo de Israel” le bombardearía, esa persona no representaba al verdadero sentimiento del pueblo israelí. El video, que dura menos de 2 minutos, relata lo que esta persona colocó en Facebook en relación a esta posible guerra y sus reacciones, dirigiendo un mensaje a todo el mundo, solicitando apoyo para la paz. El mensaje tiene un rostro con nombre y está identificado con un sentimiento muy humano de paz con el que difícilmente nadie puede estar en desacuerdo. ¡Se sorprende uno con lo que se puede decir en 1 minuto 56 segundos! Esto provocó la respuesta inmediata de las personas en el otro país indicando lo mismo a través de la red social Facebook. Si este movimiento de la gente de carne y hueso cala en esos países y tiene algún éxito, no será fácil llevarlos a una guerra. Lo interesante de este mensaje es que, como dice el autor, va dirigido del pueblo para el pueblo, sin intermediarios. Ya la gente se siente con las herramientas técnicas suficientes para no necesitar intermediarios, ni nadie que les represente en aquellos asuntos que directamente les conciernen. Y una guerra le concierne a todos, por encima de los gobiernos.
Los gobiernos no son más que una foto periódica del sentimiento de la gente, no la película. Ningún gobierno puede en esta época abrogarse la legítima representación de la población en alguna decisión que la involucre así como a su futuro, porque ese poder que se le transfirió en esa foto congelada del tiempo puede estar vencido, de acuerdo a las circunstancias del momento. De eso se trata el dinamismo de los acontecimientos que solamente se pulsan con este termómetro de las redes sociales.
En Venezuela, poco a poco empezamos a tener conciencia del poder de movilización y de opinión que puede llegar a tenerse en las redes sociales, siendo Twitter la red más utilizada por los actores políticos venezolanos así como aquellos que generan alguna corriente de opinión pública. Falta mucho que recorrer pero ya se han dado algunos pasos incipientes. El movimiento estudiantil hizo uso masivo de las redes sociales para sus exitosas movilizaciones y campañas. Muchos quienes opinamos acerca del Censo lo hicimos a través de las redes sociales y se generó un movimiento importante de opinión pública en relación a ese tema. Como indicamos, hace falta mucho trecho que recorrer y organizarse pero lo importante es que ya la conciencia está allí.
Si cada venezolano con conciencia escribe y da su opinión a través de las redes sociales, estaremos contribuyendo a la formación de una opinión pública mucho más real que aquella que históricamente ha salido de los centros de formación de opinión tradicionales, como las líneas editoriales de los principales medios o la simple y común propaganda del gobierno. Mientras muchos ciudadanos, sin más editor que su propia conciencia, escriban o utilicen los medios audiovisuales de la red para dar su parecer acerca de los diferentes problemas del país, estaremos creando la verdadera opinión pública detrás del proceso de toma de decisiones. Estas son las herramientas que ya han aprendido a usar en el Medio Oriente y que intentan ahora, como hemos visto, prevenir una nueva guerra.
Pero este proceso aun se encuentra en plena gestación. Se requiere agregar muchas voces. Que se oigan muchas personas que tienen bastante que decir. Pero así como los medios de comunicación en sus diferentes formas se han autocensurado como consecuencia de las amenazas del régimen, las personas solas tampoco desean exponerse. Eso podría constituirse en un obstáculo para la libre expresión de las ideas en esta nueva era, pero dada inmensa cantidad de personas que cada día se incorporan a ese gigantesco océano que es el ciberespacio, el miedo que es el arma principal de quienes amenazan, desaparecerá diluyéndose en esa inmensidad. ¡No tengáis miedo! dijo el Beato Juan Pablo II. Es la única forma para que la conciencia prevalezca…
Caracas, 17 de Abril de 2012
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