Por
Luis Manuel Aguana
Una de
las cosas más notorias que ha ocurrido de este dislocamiento institucional
provocado por esta "revolución", es que nos ha puesto a todos a jugar
en las posiciones más insospechadas. Y así que, como en la guerra se encuentran
maestros de escuela comandando pelotones, profesionales de las más diversas
disciplinas están haciendo cosas en las cuales no esperaban encontrarse, pero
que han asumido el reto de una manera extraordinaria.
Uno de
los retos más importantes asumidos por estos profesionales de la llamada
sociedad civil electoral (así llamo a todo el que se haya dedicado a desnudar a
este Rey) es desmontar las piezas que componen este fraude a la ciudadanía en
la que se ha constituido el Poder Electoral.
Existen
componentes técnicos, legales e institucionales que hacen multidimensional este
problema. En nuestro documento Elecciones
Venezolanas Autenticas - Una exigencia Impostergable (ver en http://declaraciondecaracas.blogspot.com/2013/01/elecciones-venezolanas-autenticas-una.html) damos un resumen histórico del
caso y las razones por la cual pensamos que no se puede ir a otro proceso
electoral sin Elecciones Autenticas.
De
acuerdo a Gene Sharp (ver De la Dictadura
a la Democracia, en https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDLW9MeWxlVWtqQ2s/edit,
pág. 19) existen
seis pilares o fuentes del poder político fundamentales sobre los que se
sustenta un régimen como el que tenemos en Venezuela. El primero de ellos es la
autoridad o legitimidad que hace que el pueblo tenga el deber moral de
obedecerle.
A partir del 10E, con
la violación abierta de la Constitución de 1999 el gobierno de un Presidente
Constitucional no juramentado es ilegítimo. Los más esclarecidos juristas
venezolanos han coincidido que la sentencia del TSJ que da respiración
artificial a un gobierno que concluyó el 10E no tiene sustento.
Toda decisión emanada
de este gobierno que feneció ese mismo día es irrita y cualquier venezolano,
investido o no de autoridad esta en el DEBER de ayudar a restituir la plena
vigencia de la Constitución, de acuerdo a lo establecido en el Art. 333. No es
una interpretación maniquea y se reafirma con el “Manifiesto
a la Sociedad Democrática Venezolana y a su Fuerza Armada Nacional” firmado
hasta ahora por más de 5.200 venezolanos (ver en http://www.gopetition.com/petitions/manifiesto-a-la-sociedad-democr%C3%A1tica-venezolana-y-a-su.html).
Creemos que ese pilar
fundamental, que es la legitimidad de este régimen, se ha caído. De allí la
desesperación del gobierno de demostrar que Chávez está en plenas facultades
mostrando unas firmas que todo el mundo sabe cómo se pueden hacer. ¿Hasta
cuando la farsa? Los Castro en su afán
de no soltar la Joya de la Corona, trampearán, mentirán y manejaran los hilos
de los títeres necesarios para perpetuar esta situación.
Sin embargo, como dice
el dicho popular “ya el muerto hiede” –sin ninguna alusión irrespetuosa- y tratarán
de recoger los vidrios rotos con un intento de regresar al hilo constitucional,
declarando la ausencia definitiva del Presidente Electo, llamando a un nuevo
proceso electoral. Pero, ¿ese proceso electoral remendará la grave situación de
ilegitimidad levantando ese pilar caído?
Esa es la gran
pregunta que deberán responderse los sectores opositores si aceptan de nuevo
concurrir a un nuevo proceso electoral presidencial, con este mismo CNE, las
mismas maquinitas de votación, las mismas captahuellas, las mismas computadoras
que transmiten quién vota a la entrada de los centros, el mismo y seguramente
más viciado Registro Electoral, con millones de personas no auditadas. Simplemente
no es sostenible.
El Art. 5 de la
Constitución indica que “La soberanía
reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la
forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el
sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado
emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”. Esto, estimados
lectores, en palabras llanas significa que todo nace del voto, que es la expresión
única de la soberanía popular.
Y cualquier sistema
electoral, que es el mecanismo mediante el cual se expresa el pueblo venezolano
y del cual emanan los órganos del Estado, que tergiverse esa expresión,
distorsionando la voluntad de los electores, jamás podrá legitimar al régimen.
Pierden su tiempo aquellos que crean que legitimarán este gobierno, ya de por
si ilegitimo por la sentencia del TSJ, con ir a un nuevo proceso electoral
estructuralmente fraudulento.
El pilar de la
legitimidad ha estado corroído desde el 2004. Lo que ha pasado con los últimos
acontecimientos no es más que poner a los ojos de todos los venezolanos lo que
algunos privilegiados ya conocíamos. Privilegiados que leemos en otro idioma
revistas internacionales como Statistical
Science o entendemos los principios de la Ley de Newcomb-Benford o nos
metemos a estudiar los informes de los expertos en demografía, o nos comemos
los informes de auditoría de CAPEL. Sin embargo ya es hora de que más personas,
el común de la gente, se entere de que este es un gobierno ilegitimo, no
solamente por lo del 10E, sino porque es producto de un sistema electoral fraudulento.
¿Cuál es ahora la
tarea? Gritar fuerte que “el Rey está desnudo”, como en la conocida fábula.
Asombrosamente, no todos lo saben. Y aunque ya muchas personas, en diferentes
niveles están empezando a entender las advertencias que reflejamos en el
documento de Elecciones Venezolanas Auténticas, todavía hay mucho que recorrer
en este camino. Muchos venezolanos nos hemos puesto en esa tarea de exigir
Elecciones Auténticas y no legitimar a un nuevo Presidente salido de este CNE.
No es fácil y exige el concurso y el convencimiento cabal de muchas voluntades.
Dudamos que un régimen
de las características del actual cambie el sistema electoral. Es por eso que
los cambios trascendentales proceden siempre de una ciudadanía resuelta, de una
oposición que haga verdaderamente oposición y que logre condiciones electorales
suficientes para garantizar que la voluntad del pueblo sea preservada y no
tergiversada en el sistema electoral que se use para elegir a nuestros
gobernantes, ahora y en el futuro. Y de no ser así, esos mismos actores deberán
tener las agallas suficientes para desconocer abiertamente cualquier resultado
que provenga de ese sistema electoral, porque el primer pilar esta en el piso
partido el mil pedazos.
Caracas, 12 de Febrero
de 2013.
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana