Por Luis Manuel Aguana
Me enteré
de último, como suele a veces pasar con las personas inocentes que dejan pasar
los detalles. Tal vez ustedes lo sepan pero yo no lo supe sino cuando en la
misa de difuntos que realizamos todos los años de manera intima y familiar por
el descanso eterno de mi hija fallecida, luego de ser nombrada, surgió poco
después el nombre del inefable Comandante Galáctico Hugo Rafael Chávez Frías. Así,
con el nombre completo, como no dijeron el nombre completo de mi hija, dijeron
completo el del Eterno.
Y
ustedes se preguntarán, ¿y cuál es el problema? Tal vez alguien deseaba rezar por
el descanso eterno del Galáctico en ese preciso servicio religioso donde estuve
con mi familia. Pero ocurre que este fenómeno está sucediendo en prácticamente todas
las misas de difuntos y al parecer es del dominio público, como me informó la
feligresía del lugar. Y yo no lo supe hasta hoy en la misa de mi hija… No había
escuchado nada tan retorcido como cuando me enteré de la intención de colocar
al difunto Chávez en el Panteón Nacional, y luego fueron más allá y le hicieron
el suyo en el llamado Cuartel de la Montaña.
Se me
hace cuesta arriba pensar que espontáneamente en cada una de las más de 10 mil
misas que se hacen diariamente en el país alguien coloque en todas ellas al
Comandante Eterno en la lista de la misa de difuntos sin que exista un plan organizado
detrás de ello. Es claro que los sacerdotes de esas iglesias reciben todos los días
cientos de nombres de difuntos que son referidos durante el transcurso de la
misa por una pequeña colaboración. La Iglesia como organización obviamente no
tiene nada que ver con eso.
Sin
embargo, la cosa tiene una trascendencia mayor. Tiene un impacto absolutamente político
que está mezclando las creencias religiosas de las personas con la vigencia de
ese nombre en la mente de un pueblo en su mayoría católico. A la sola mención
de Chávez algunas personas se retiraron de la misa pero otras continuaron allí
por respeto pero con mucho desagrado. Es una manera sumamente inteligente y
manipulada de hacer permanecer el nombre del Comandante Galáctico en el
imaginario de un pueblo que asiste regularmente a la misa a rezar por los suyos
pero que también lo hace obligada por un personaje definitivamente coleado en
el camino.
No
podemos pedirle a la Iglesia que deje afuera el nombre de alguien, incluso el
del Comandante Galáctico. No seríamos cristianos si lo hiciéramos. Pero si
podemos pedir respeto a quienes están detrás de esa manipulación abiertamente política
en los templos con la intención aviesa de mezclar lo que es a todas luces
incorrecto mezclar. No solo están usando la red de medios del Estado, están
usando las iglesias para hacer esta manipulación que se complementa con la
campaña de mercadeo del régimen de mantener viva en la mente de las personas la
imagen del Comandante, siendo esta una estrategia muy bien dirigida y las iglesias
un instrumento para esos fines.
Esto
tal vez no sea del conocimiento de la Conferencia Episcopal Venezolana. Nombrar
en las misas de los sectores populares del país a Hugo Chávez todos los días
indica una “presencia” indiscutible del personaje, que hace realidad la campaña
que están llevando a cabo de que Chávez “vive”. Esa manifestación hace pensar en
la omnipresencia del Galáctico en la gente de menores recursos que terminan
cayendo en una suerte de habituación y resignación ante lo que nos pasa,
pensando que no se puede cambiar.
Pero lo
más grave de todo este asunto es que pareciera que es imposible revertir la
situación. ¿Qué hacer? No le puedes pedir a la Iglesia que impidan que sus
feligreses, incluidos aquellos enviados por el G2 cubano, a rogar por el descanso
del alma del Galáctico en todas las misas de difuntos de Venezuela. Pero yo si
podría hacerles una solicitud que muy difícilmente pueda considerarse
inapropiada.
Si un
sacerdote recibe una solicitud por el descanso del alma de Hugo Rafael Chávez Frías
en una misa de difuntos en cualquier iglesia, que el mismo sacerdote le indique
al solicitante que en su pedido debe colaborar también por el descanso del alma
de Franklin Brito, Génesis Carmona, Geraldine Moreno, Bassil Da Costa o la
totalidad de los más de 40 fallecidos a consecuencia de la represión del
régimen, y que se nombren de la misma manera durante la misa de difuntos. Y si
de Presidentes se trata, de igual forma se podría incluir en esa lista que se
contribuya para rezar por el descanso eterno de las almas de cualquiera de los
Presidentes de la democracia venezolana, como Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael
Caldera, Luis Herrera Campins, Carlos Andrés Pérez, Jaime Lusinchi, o Ramon J. Velázquez.
De esa
manera se obligaría a que la reconciliación comience en los templos, si alguien
desea politizar un servicio tan serio y que significa mucho para los familiares
de los difuntos que asistimos a esos servicios religiosos y que demandamos el
respeto debido para nuestra pérdida. Sería una manera extraordinaria de
comenzar a predicar en nuestras iglesias católicas que es urgente que Venezuela
entre en una etapa de reconciliación y que Dios ilumine a los dirigentes políticos
para acordar el mecanismo idóneo para lograrlo.
Solicito
muy respetuosamente desde esta pequeña tribuna a la Conferencia Episcopal Venezolana
que se pronuncie en relación a esta situación que considero sumamente grave, e
instruya a los sacerdotes de todas las iglesias de Venezuela a tratar con la debida
equidad esta polarización que azota a la sociedad venezolana. Nunca como antes
Venezuela necesitó de su Iglesia y de su guía espiritual para superar esta
barbarie que ya está penetrando nuestros templos y amenaza con también robar
allí la paz de nuestros difuntos.
Y si,
como decía Andrés Eloy Blanco en el “Palabreo de la alegría perdida”, todavía “no
hay en el castillo guitarra pal prisionero”, procedamos de igual manera que el
Compadre Venancio Laya: arrebatémosla. Con cada nombre de nuestros difuntos que
registremos en las iglesias, pidamos también por otro que le recuerde al régimen
que nosotros tampoco olvidamos a nuestros muertos, y en la próxima misa de
difuntos en la que registre a mi hija, pediré y contribuiré también por el
descanso eterno de quienes, con nombre y apellido, dieron su vida por la
democracia que el Galáctico se encargó de destruir mientras vivía y sea
entonces Dios el que decida quien deberá descansar en paz.
Caracas,
2 de Agosto de 2014
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana