Por Luis Manuel Aguana
Mejor descrita imposible la tragedia que vivimos que el símil que hace
de Venezuela mi estimado amigo Enrique Colmenares Finol, Coordinador del
Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/),
con un barco que se hunde.
Al decir de Enrique, Venezuela es como un barco que hace aguas por
todos lados y se está hundiendo. Pero en lugar de todos juntos estar buscando
sacar el agua para mantener el barco a flote y llevarlo a un astillero para reparaciones mayores y
estructurales, algunos de los que viajan en el barco están buscando quien debe
ser el capitán. O peor aún, hay quienes buscan y se promocionan para serlo en
medio de la tragedia.
Explica que el 6D le puso un parche al barco, pero no se resolvió el
hundimiento. Todavía el barco hace aguas y las reparaciones mayores y
estructurales aun están pendientes. Lo de quién lo maneja se resolverá cuando
el barco este reparado para ser relanzado con un nuevo capitán y tripulación.
Pero –de nuevo-, sorprendentemente, hay personas que buscan acomodarse en el
medio del desorden y no sacan agua ni ayudan a sacarla, buscando acomodarse a
expensas de la situación, mientras los demás trabajan para buscarle soluciones
al caos.
Esos que todavía piensan que con conservar el barco a flote es
suficiente, son los que no les conviene que sea reparado para que luego sea
manejado por un capitán y una tripulación de profesionales competentes, porque
perderían su “trabajo” de “mantenerlo a flote”. Y eso es en buena medida lo que
está pasando en Venezuela.
Hay que identificar a quienes están jugando “mantener a flote” el barco
en estas condiciones y de manera indefinida, y quienes buscan hacerle las
reparaciones mayores para continuar. Y en esto hay que ser sinceros, aquí
estamos en la situación de cambiarle las correas al motor pero con el carro
prendido. La situación de Venezuela amerita mantener a flote el barco pero
remar al mismo tiempo al astillero y repararlo.
Continuando con el símil de Enrique, el astillero representa la ejecución
del Proyecto País Venezuela, y remar al astillero mientras el barco hace aguas
es trabajar para convocar a un proceso
constituyente de carácter originario por la vía de la iniciativa ciudadana.
Cada uno de nosotros representa un remo, mientras más de nosotros rememos al
astillero, mas rápido llegaremos.
Ustedes se preguntaran, ¿y cómo se come eso? ¿Cómo se haría? Pues bien
no será fácil. Nadie dijo que lo seria. Organizar entre todos la iniciativa
popular constituyente es una labor difícil pero no imposible. La constitución
no dice como, solo que tenemos el derecho de hacerlo.
Los poderes constituidos no pueden reglamentar nuestro derecho
constitucional para convocarnos. En 1999, al no estar en el texto
constitucional de 1961 la posibilidad de convocar a una Constituyente, se
convocó al pueblo para preguntarle si la quería o no, y si se le delegaba al
Presidente de la República la facultad para redactar las bases sobre los que se
conduciría el proceso. El pueblo dijo que si al proceso constituyente y
autorizó a Chávez a escribir las bases que dieron paso a una constituyente
sesgada a su arbitrio, que lo que logró en 17 años fue arruinarnos aún más de
lo que ya estábamos, llevándonos al Siglo XIX.
Si esto fue así en 1999, porque la posibilidad de convocatoria no
estaba en la constitución, ahora si existe. Y si el pueblo se convoca en una
iniciativa del soberano mismo, en estricta lógica no necesitaría el permiso de
nadie para hacerlo, solo seguir lo que ya está establecido en la constitución,
pero esta vez no delegando en nadie su derecho para establecer las bases que conducirán
el proceso constituyente, proponiéndole uno al pueblo que convoca.
Si alguno de los poderes constituidos establecidos en el Artículo 348
constitucional toma la iniciativa de convocar a un proceso constituyente, como
es el caso de la nueva Asamblea Nacional
con su mayoría calificada, deberá preguntarle al soberano con cuales bases estaría
convocando al proceso, cosa que en el caso de la iniciativa popular se estaría
haciendo concurrentemente con la misma firma porque sería el propio soberano
quien propondría y aprobaría sus propias reglas, al alcanzar el numero de
voluntades establecidas en la constitución.
Todo este juego de inferencias lo hago simplemente haciendo la
historia de lo que paso en Venezuela en 1999 y lo que podría pasar, ya que –en teoría
hasta ahora- se puede convocar al pueblo venezolano a resolver sus propios
problemas.
Si todos los viajeros de este gran barco que se llama Venezuela no vemos,
ni en el capitán, ni en su tripulación, y mucho menos en quienes en lugar de
buscar llegar a tierra firme para reparar el barco, lo que buscan es en
sustituir a quienes lo manejan sin pensar en repararlo primero mientras nos
ahogamos todos, entonces quienes viajamos en el barco no solo tenemos el
derecho sino el deber de asumir la responsabilidad cívica de proponer al pueblo
de Venezuela las soluciones constitucionales necesarias por encima de todo eso
para llevar el barco al astillero, a pesar del régimen y su oposición oficial.
Lo único que faltaría entonces sería señalar un camino, y entregarle
un remo a quien lo quiera tomar, enseñándole como usarlo para llegar a puerto
seguro, resolviendo de esa manera a manos de los propios dolientes, los
viajeros de este barco sin control, esta tragedia que pareciera no tener final…
Caracas,
22 de Enero de 2016
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana