Apreciado
Abdón,
Hace
57 años, en la AL (Asamblea Legislativa) del Táchira, discrepamos,
elegantemente, sobre la interpretación, referida a la política, de la última
encíclica papal. Tengo la impresión de que me convenciste. En todo caso, las
diferencias militantes, nos distanciaron casi para siempre. Pero aún cuando
todavía estoy vivo y resido en Venezuela, nunca he abandonado la lucha y
siempre he estado pendiente de sus ocurrencias. Por eso aprovecho la ocasión
para observar, en el texto de la proclama y en la intención de sus redactores,
algo que, adecos y copeyanos, venezolanos en general, --¿salvo Ezequiel
Zamora?-- abrigan en común. Cierto desprecio por la autónoma capacidad de
acción de los Estados, singularmente hablando, es decir, los 24 que conforman
nuestra geografía política territorial.
Nunca
se les atiende como a 24 sociedades distintas, cada cual con sus propias
peculiaridades. El Táchira es bien una muestra. Ningún otro se le parece. A
cada rato de la historia, lo convalida. Probablemente igual ocurre con Bolívar
y con el Zulia. Tienen su definida personalidad diferente, susceptible de
responder a reclamos distintos. Pero veo que todos son "convocados" a
que "vengan" a Caracas --¡Caracas, Caracas, Caracas!-- a
"sumarse" a la marcha del Primero de Septiembre, en favor del
Revocatorio.
¿Puede
marchar el Cristo de La Grita? ¿Los raudos que hacen posible, en el Amazonas,
al Orinoco, pueden venir a la Capital? ¿El grafito y el grafeno, la bauxita y
lo que queda del cuadrilátero ferroso de Bolívar, con sus aguas en caída
violenta sobre el gran río, pueden hacerse presentes en la populosa
manifestación caraqueña? Ignoran o ignoramos a sus pobladores. Primero son los
organismos internacionales y la opinión pública del exterior, que la específica
sociedad civil de cada uno de los Estados.
Abdón,
cuando trabajen por ellos, adentro, se van a conseguir muchas
"Venezuelas", en tránsito hacia su autonomía y reivindicación
territorial. Es necesario, a mi juicio, antes que nada, crear los climas de
indignación ciudadana, propios de cada Estado, in situ, con su amalgama de
palabras que identifiquen sus separadas aspiraciones de pequeñas naciones,
unidas a la federación supra-nacional. 24 manifiestos; 24 marchas; 24 climas de
rebelión; 24 focos de repudio al mal gobierno nacional, son alientos mejores
para el cambio que doscientas conversaciones con Ban Ki Moon y con Almagro.
Ando
por Barcelona, España, visitando a mis hijas y a mis nietos. Eludo la cualidad
de exilado. Ya voy por los 86 y tengo mi tumba preparada en cualquier lugar de
Venezuela. De allá no sale mi pensamiento. En ese sentido, soy
ultra-nacionalista, aun cuando me importa mucho el "nuevo mundo" y
veo a América, "together", como la nueva puerta del futuro para
todos. Regresaré en septiembre y uniré mi "cascada" voz a la de los
rebeldes con causa. Ojalá dejen hablar a los Estados; los rebelen; los lancen
individualmente a la lucha y recojan los frutos del éxito. Ojalá haya revocatorio.
Ojalá haya Constituyente. Ojalá haya renuncia presidencial. Ojalá haya
sentencia sobre la doble nacionalidad del jefe nacional y lo obliguen a
abdicar. Pero, por favor, respeten a las 24 sociedades civiles de los 24
Estados de la unión republicana.
Un
abrazo, cariñoso,
Rafael
Grooscors Caballero