jueves, 15 de septiembre de 2016

El Diálogo: la última jugada desesperada de Maduro y su oposición

Por Luis Manuel Aguana

La MUD al fin se confesó. No se podía continuar conversando con el gobierno a espaldas de la gente (ver Comunicado de la MUD en
http://factormm.com/comunicado-de-la-mud-sobre-encuentros-con-el-gobierno/). Pero esos esfuerzos, aunque pudieran verse de manera radical como una traición por parte de los representantes de la oposición, no son más que los últimos intentos del G4 de la MUD (PJ-AD-UNT-VP) de no morir en su apuesta a un Referendo Revocatorio (RR) el 2016, como es la aspiración de quienes todavía creen que el régimen se entregará así como así, sin desangrar al país.

El G4, quien conduce las decisiones de la MUD, nos está diciendo que es posible el RR el 2016 y que en esas “negociaciones” sus representantes lograrán que el gobierno ceda en sus pretensiones de quedarse en el Poder. Es claro que si sacamos de la negociación al RR, el G4 deberá hacer otras “concesiones” para que el régimen acceda a irse. Analicemos un poco ese aspecto ciertamente oscuro, ya que en toda negociación ambas partes deben ceder algo para alcanzar un acuerdo.

Lo primero que debemos analizar aquí es la cualidad de los negociadores. ¿Son los que se sientan a dialogar allí los que pueden decidir ese revocatorio? Fíjense bien. ¿Es el G4 el representante de toda la oposición? Algunos pudieran decir que si, ya que los partidos del G4 reunieron la mayoría de los votos opositores del 6D-2015. Aun concediéndoles esa representación, un grupo de partidos y diputados de la misma Unidad se reunieron hace poco en un conocido hotel de Caracas manifestando una posición que apunta a aprovechar el hueco que dejaría esa representación opositora ante un posible fracaso del G4 en lograr convocar el RR.

Al otro lado de la mesa de diálogo está el régimen. ¿Los enviados de Maduro a esa mesa representan realmente al régimen? Si hay algo dividido en este país es este mazacote que llaman “gobierno” de Maduro.

Existen por lo menos 4 grupos con intereses distintos, que al final son el mismo y coinciden en uno solo, quedarse a como de lugar en el Poder: los hermanos Castro cuyos intereses son representados por Maduro y su círculo más cercano; los narcotraficantes cuyos intereses están representados por los narcogenerales ya identificados por el Departamento de Estado norteamericano; los paramilitares, representados por quien sea que maneje a los colectivos y pranes armados en todo el país; y por último los militares cuya representación debe recaer en manos del Ministro de la Defensa Vladimir Padrino y Diosdado Cabello.

Hasta donde se puede ver, solo el primero de esos grupos se está reuniendo con el G4-MUD, porque de los demás, al menos uno de ellos, como el caso de Diosdado, ha expresado en reiteradas oportunidades que “Este año no habrá revocatorio y en el 2017 tampoco habrá” (http://m.panorama.com.ve/movil/noticia.html?nota=/contenidos/2016/07/26/noticia_0050.html)  ¿Y entonces? ¿Con quién se está reuniendo la MUD? ¿Cómo es eso que por un lado el G4 dice estar dialogando para que se produzca el RR, y por el otro un poderoso representante del régimen afirma todo lo contrario?

Es posible que Maduro y los Castro viendo la debacle del país quieran escapar y convengan reunirse con la franquicia opositora para negociar su salida conservando lo que se han robado. Pero de allí a que cualquier acuerdo que hagan, efectivamente se realice, hay un trecho bien largo. Y sería de una ingenuidad supina del G4-MUD creer o hacernos creer que será así.

Entonces, ¿por qué lo hacen? Porque ambos están desesperados y el tiempo se agota. Si el RR no es este año se esfuman las posibilidades de Henry Ramos Allup y Henrique Capriles, los dos primeros del G4, de ser candidatos de la oposición para una eventual sucesión, al no concretarse la salida del régimen el 2016 por la vía electoral. Se cancelaria el pacto AD-VP según el cual VP apoyaría las pretensiones de Henry de ser Presidente el 2016, a cambio de los favores de AD de apoyar a Leopoldo para lo mismo el 2019. ¿Y UNT? Rosales seguiría preso, impidiendo su movilización para competir en esa carrera para el 2019 o volver al Zulia para las elecciones de Gobernador. Todos pierden si el RR no es el 2016.

Es por eso que es el RR o nada. Cero Constituyente. La Constituyente no le garantiza nada a Henry, ni a Capriles, ni a ninguno, posicionamientos políticos. La Constituyente les garantiza al país y al pueblo venezolano la reconciliación y la paz, y un gobierno de transición que sea el fiel reflejo de sus legítimos representantes. Con la Constituyente el beneficiario es el pueblo venezolano, no la dirigencia que busca “como quedo yo allí” en esta tragedia.

Del lado del régimen la cosa no anda mejor. Maduro es el “pagapeos” de este horrible sainete que mezcla castrismo con narcotráfico y violencia, que pretende eternizarse con hambre y muerte. Me imagino que en lo personal deseará huir desesperadamente -no sería extraño al ver su conducta en Villa Rosa- pero sus locos se lo están impidiendo. De allí su deseo de “negociar”, pero nadie puede negociar lo que no le pertenece. ¿Sera por eso que no asistieron a la última reunión? Si en esa mesa de diálogo no están representados los 4 toletes del régimen, la oposición esta engañándose y engañándonos. Por eso Diosdado se ríe de la oposición y nosotros hacemos el papel de pendejos.

¿Cuál será el precio que le pondrá Maduro al RR el 2016 en esa mesa de diálogo? Algunos dirán que eso no tiene precio, como aquella cuña de la tarjeta. Pero si lo tendrá. El problema es que aún acordando algún pago, no existe la garantía que se acabe el régimen y hayan elecciones. Estaríamos pagando por nada. Los duros pasarán sobre Maduro antes de salir y entregarse a la justicia. No se acaba de entender que el país está secuestrado por delincuentes capaces de lo que sea.

Ojalá que de este Rosalinda del G4-MUD por el RR nazca una nueva coalición opositora por “autosuicidio” de sus dirigentes, como lo tuitea mi tocayo Luis José Semprum, con otros protagonistas (ver https://twitter.com/LuisSemprumH/status/776051065825419264?s=03) porque el problema lo seguimos teniendo sin avanzar ni un milímetro en la solución, ya que precisamente la “oposición” es parte del problema.

Debemos seguir insistiendo, sin prisa pero sin pausa. Insistimos en una convocatoria del pueblo a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario. Hay que convocar al Soberano a decidir su destino. Eso está abierto sin fecha en la Constitución. A la MUD no hay que pedirle nada, hay que exigirles que dejen el juego politiquero a un lado y trabajen con altura por el destino de Venezuela. De otra manera los acontecimientos les pasarán por arriba y habrá Constituyente, porque este noble pueblo encontrará al final su camino y ellos serán solo un mal recuerdo de una oportunidad extraordinaria que se perdió por aquellos que debieron aprovecharla y no lo hicieron por una lamentable falta de sentido del momento histórico de Venezuela.

Caracas, 15 de Septiembre de 2016

Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

lunes, 12 de septiembre de 2016

No cualquier transición

Por Luis Manuel Aguana

¿Cómo se le puede decir a un pueblo que pasa hambre que la comida no es suficiente? ¿Cómo puedes convencer a la gente que aunque los estantes de los supermercados estén repletos después de caer el gobierno, para poder garantizar que sigan así es necesario hacer cambios que van más allá de satisfacer las necesidades inmediatas?

Después que Maduro se vaya –y tengan la seguridad que se irá- deberemos acometer los profundos cambios que el país requiere para reconstruirlo. Y nos necesitaremos todos y de todos los colores, reconciliados y en paz. ¿Creen que ese es un pensamiento “comeflor”? Muchos pensarán que es así. Que debemos someter al “otro bando” y seguir haciendo lo mismo que se hacía antes de venir Chávez. Pero el país cambió. Ya no somos los mismos de 1998. Y el mundo también cambió, en especial ese mundo que nos garantizaba una renta petrolera de la cual vivir.

Estamos -y estaremos después de Maduro- en el peor de los mundos. Un mundo donde ya el paradigma planetario no apunta hacia la venta de materias primas, la nación y nuestra principal industria proveedora de todas las divisas, destruidas y endeudadas, la mitad del parque industrial inoperativo y lo que queda de él mermado y sin recursos, y lo peor, una población llena de expectativas hacia aquellos quienes resulten gobernantes después de Maduro.

Eso pone la lupa sobre la transición que el país necesita, no la que posiblemente tenga como consecuencia de la coyuntura política que resulte de las disputas de los partidos de la oposición oficial por alcanzar el Poder.

Hace unos meses hice referencia a que el país necesitaba una Constituyente distinta (ver “No cualquier Constituyente” http://ticsddhh.blogspot.com/2016/05/no-cualquier-constituyente.html) de aquella que podría provenir de acuerdos para llamarla desde los Poderes Constituidos, particularmente desde la Asamblea Nacional: …si la Constituyente es rehén de los partidos, sin la participación ciudadana, no tendremos nunca los cambios que requiere el país para que esa nueva Constitución sea el verdadero reflejo de las aspiraciones del pueblo venezolano, porque quedaría en manos de los jefes políticos de los partidos y no en las manos de los representantes legítimos del pueblo. Entonces necesitamos una Constituyente distinta a la que hemos tenido en el pasado, no cualquier Constituyente.

Es por esa razón que desde la Alianza Nacional Constituyente (http://ancoficial.blogspot.com/) siempre repetimos que haya o no Referendo Revocatorio el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente constituye un imperativo para poder reordenar al país a través de la instauración de un nuevo Pacto Social desde las bases mismas de la sociedad venezolana, que conjuntamente con los partidos políticos, garanticen la gobernabilidad durante una transición debatida y definida desde la misma Asamblea Nacional Constituyente.

Eso le daría indiscutiblemente un piso político a cualquier gobierno de transición que venga luego de la presidencia de Nicolás Maduro. Si esa transición no nace desde una Asamblea Nacional Constituyente, esta deberá ser convocada desde el mismo momento de un cambio de gobierno, ya bien sea que este nazca a partir de un remoto Referendo Revocatorio, o bien a partir de la renuncia del Presidente o incluso de un golpe de Estado. El próximo mandatario deberá llamar al Constituyente, no porque quiera sino porque su sostenibilidad dependerá de eso.

Tan conscientes están en la MUD de la necesaria gobernabilidad futura del país que el actual Presidente de UNT, Enrique Márquez, habla de garantizarla con un dialogo, pero con los delincuentes que nos desgobiernan, asegurándoles su supervivencia: “Nosotros estamos seguros que la transición política de Venezuela está en marcha, que a lo mejor ni la oposición, ni el Gobierno lo han sabido llevar para acelerar ese proceso, sino que lo hemos venido frenando, la oposición quiere acelerarlo pero por un camino, en mi opinión, equivocado, que es aniquilar al Gobierno; el canal más lento pero más seguro es tratar de entenderse con el Gobierno, para poder empezar a pasar cosas del estadio en que estamos al otro que queremos…” (ver Enrique Márquez en entrevista a Panorama en http://m.panorama.com.ve/movil/noticia.html?nota=/contenidos/2016/09/11/noticia_0007.html).

Si, coincidimos con Márquez que es necesaria la gobernabilidad futura del país pero el enfoque que intentan aplicar es inviable, creyendo que el tema se despacha dialogando con la gente que desarmó y atracó al país, y a quienes precisamente hay que poner a la orden de los tribunales de justicia una vez concluida esta tragedia. Pero quieren ser gobierno primero y para eso prefieren negociar con el diablo. Y allí es donde se topan con los delincuentes que nos desgobiernan que no se lo pueden permitir por razones obvias. Resultado: juego trancado. Nadie gana y perdemos todos.

Hemos insistido que la mejor ruta para evitar precisamente eso es la convocatoria misma del pueblo desde sus bases, esto es, una Constituyente de carácter Originario (Artículos 347 y 348) ya que no solo nos ahorraríamos un Referendo que solo cambia al Poder Ejecutivo, sino que discutiríamos al país desde las bases, sus profundos problemas y sus grandes soluciones, sustituyendo todos los poderes del Estado. Y eso no se haría solamente desde el partido que llegue al poder sino desde todos sectores del país, de todos los colores, legítimamente representados en una Asamblea Nacional Constituyente. Y esa misma Asamblea nombraría en consenso a un Gobierno de Transición como primer acto oficial luego de juramentarse.

Si un hipotético nuevo gobierno “democrático” que surja de elecciones luego de un supuesto Referendo Revocatorio, o de la renuncia del Ilegítimo, no convoca a un nuevo Pacto Social en una Constituyente que le garantice estabilidad, los problemas se agravarán exponencialmente y su fragilidad será la misma o peor que la que tiene ahora Maduro.

¿Y por qué? Porque un país no puede funcionar por la imposición de una parte sobre la otra, como hizo Chávez en 1999. El 6D-2015, 5,6M de personas votaron por el oficialismo. Supóngase que 2M de ellos fueron empleados públicos obligados. Aun quedarían 3,6M de personas, suficiente paja seca para incendiar al país, en especial porque los problemas que nos estarían dejando los delincuentes que se irán no se van a resolver de la noche a la mañana, en especial sin la cooperación de todo el mundo.

Si la oposición cree que lo que paso aquí fue solamente un pésimo gobierno y no se llega a un Pacto Social que nos incluya a todos, discutido en el escenario político por excelencia como lo es una Asamblea Nacional Constituyente, entonces no entendieron nada de lo que pasó en Venezuela en estos últimos 18 años, y tendremos a otro Chávez a la vuelta de la esquina. Recuérdese el regreso triunfal de Daniel Ortega en Nicaragua.

En consecuencia no podemos darnos el lujo de llamar “transición” a cualquier gobierno opositor que surja luego de revocar a Maduro o de su renuncia por cualquier circunstancia, o ni siquiera de un golpe de Estado. Eso a lo sumo solo sería el inicio del cambio, si sobre quienes recayó esa responsabilidad lo entienden así. El Gobierno de Transición que requiere y necesita Venezuela debe surgir del seno de una Asamblea Nacional Constituyente.

Si la contabilidad política de los partidos insiste en negarle a Venezuela una oportunidad para discutir un Pacto Social incluyente, nunca saldremos de esta lamentable manera de hacer política. Iremos inestablemente de mandamás en mandamás -militares incluidos- en una transición interminable hasta que la dirigencia política entienda y aprenda que no es suficiente con ponerle la mano al “coroto”, sino pensar con sentido de transcendencia. Si ellos no lo han entendido, pienso que el pueblo si lo entiende, al menos de una manera intuitiva. Entonces es al pueblo a quien le toca decidir si se conforman con cualquier transición que signifique pan para hoy y hambre para mañana.

Caracas, 12 de Septiembre de 2016

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