lunes, 16 de mayo de 2016

No cualquier Constituyente

Por Luis Manuel Aguana

Poco a poco todos los venezolanos se están convenciendo que Venezuela tendrá que terminar más temprano que tarde en un proceso Constituyente. Y no porque sea, como dice la MUD, el último reducto que esgrimió si las demás “salidas” no funcionaban, sino como la solución racional al caos que nos está arrollando, producto de una cadena de errores que lleva muchísimo más que los 17 años del castro-chavismo-madurismo.

Como bien indicaba Jacques Donnedieu de Vabres, en su obra L'Etat  (París, 1971, p. 20), estamos en un momento en el que requerimos de un nuevo proceso Constituyente: “…Una Constitución aparece así progresivamente como una barrera al abuso del poder y como una manera organizada de excluir ciertas formas o ciertos temas de cuestionamiento al Poder. La elaboración de una Constitución es un rito pacificador que acaba con las revoluciones y pacifica los tumultos para los pueblos que se someten a ella. Es también símbolo de independencia”.

De acuerdo a esto último, los venezolanos debemos entrar a ese rito pacificador con urgencia. Reconciliarnos mediante un proceso constituyente, discutir un nuevo país, una nueva forma de Estado y de hacer política, que deberá traducirse en un nuevo texto constitucional. No volver a las prácticas del pasado que dieron lugar a esta degeneración en el estado de cosas.

De allí que los venezolanos debamos tener mucho cuidado con cual Constituyente vamos terminar, habida cuenta que desde ya los factores políticos están comenzando a hablar de constituyente como la última carta, visto que el régimen ha trancado todas las posibles salidas constitucionales.

Nuestro planteamiento se basa en un Proyecto para la reconstrucción del país (ver http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) que no se hace coyunturalmente porque haya una situación que amerite un cambio de gobierno ahora, sino porque si no discutimos y creamos un nuevo Pacto Social volveremos a caer en la misma situación que produjo al fenómeno de Hugo Chávez y el chavismo.

Y hay factores de la oposición oficial venezolana que no están interesados en generar ese nuevo Pacto, algunos por interés de volver a las andadas previas a 1998, y otros que por ingenuidad o inexperiencia política creen que con simplemente salir del castro-chavismo-madurismo, sin generar los seguros constitucionales necesarios, la experiencia fatídica de estos años no se repetirá. Que se miren en el espejo de Nicaragua.

Los partidos, al ver de cerca que no hay otra opción que llamar al Constituyente, se abocarán a recoger el 15% del Registro Civil y Electoral, y efectivamente recogerán las firmas necesarias, tal y como ya lo hicieron para la reciente convocatoria al Revocatorio. ¿Y qué harán luego? ¿Llevarlas al CNE? ¿O le pedirán a ese Poder Constituido que les reglamente el llamado al Poder Constituyente Originario? Tremendo dilema…Caerán en lo mismo que cayó Voluntad Popular en el llamado a recoger firmas para una Constituyente en el año 2014 (ver Réquiem para unas Bases Comiciales, en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/09/requiem-para-unas-bases-comiciales.html) cuando el CNE les trancó la puerta.  

Desde la Alianza Nacional Constituyente (ver http://ancoficial.blogspot.com/) le hemos planteado al país una ruta de convocatoria al Poder Constituyente Originario. Se la hemos planteado también a los partidos, pero fundamentalmente a la sociedad civil de Venezuela. No es una vía fácil porque amerita la inclusión de los sectores no partidistas para que se incorporen a un planteamiento inédito y defiendan las banderas de la descentralización y autonomía federal de los Estados y Municipios frente al poder central.

Que sean los mismos representantes auténticos de las comunidades quienes las representen como constituyentistas y sus propios intereses locales, frente a los que usualmente colocan los partidos políticos, impuestos por una línea nacional. Hay que evitar que los partidos políticos  hagan lo mismo con los constituyentistas a una posible Asamblea Nacional Constituyente, que lo que hicieron con los Diputados el 6D en la Asamblea Nacional. Sería una tragedia que en esa nueva Constituyente que se logre después de tanto esfuerzo, los constituyentistas no sean autónomos ni representen el sentir real de sus comunidades, respondiendo a “líneas de partido” como usualmente ha ocurrido en Venezuela.

Una Constitución no se puede ni se debe hacer solo con los partidos. Quiero compartir con ustedes un párrafo del discurso del Estadista peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, como Presidente del Congreso Constituyente del Perú en 1978: “Una Constituyente no legisla para un partido, ni para un sector, sino para todo el pueblo y debe procurar la concordancia constructiva de aspiraciones fundamentales. Debe estar guiada, además, por un sentido y una proyección de futuro. No legislamos para hoy ni para el inmediato mañana. La Constitución, si tenemos la sabiduría de concebirla realistamente, apropiadamente, debe tener vigencia para varias generaciones” (ver Discurso inaugural de la Asamblea Constituyente en Perú, 1978 / Víctor Raúl Haya de la Torre

Es por eso que si la Constituyente es rehén de los partidos, sin la participación ciudadana, no tendremos nunca los cambios que requiere el país para que esa nueva Constitución sea el verdadero reflejo de las aspiraciones del pueblo venezolano, porque quedaría en manos de los jefes políticos de los partidos y no en las manos de los representantes legítimos del pueblo. Entonces necesitamos una Constituyente distinta a la que hemos tenido en el pasado, no cualquier Constituyente.

Por eso la Alianza Nacional Constituyente hace grandes esfuerzos en sensibilizar a la población que no solo los partidos deben participar, sino también vastos sectores de la sociedad civil en igual proporción, para construir entre todos el nuevo país, como se propone en las “Bases Constituyentes, Propuesta de los Ciudadanos para la Reconciliación y el Cambio” (ver http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html), poniéndose al frente de cualquier pretensión que impida que se logre la representatividad real de los Estados en esa Asamblea Nacional Constituyente, a la que llegaremos más temprano que tarde.

Una Constituyente manejada por los jefes políticos no cambiara la forma de Estado de Venezuela, sino que reproducirá el modelo unitario que hemos tenido hasta ahora, donde los Estados seguirán siendo el coto cerrado de un centralismo avasallante del que se han aprovechado durante tantos años. Los venezolanos tenemos aquí un verdadero reto: participar en el cambio político que reclaman todas las regiones del país.

La Alianza Nacional Constituyente viene entonces como una respuesta para lograr una Constituyente que rompa el paradigma de las múltiples constituciones que ha tenido el país, que solo ha reproducido un modelo que hasta ahora nos ha traído pobreza y división. No queremos cualquier Constituyente del pasado, queremos una Constituyente que nos ponga en el camino del futuro, una que tenga vigencia para varias generaciones, como decía Haya de la Torre. Ese es el reto que hemos asumido…

Caracas, 16 de Mayo de 2016

Twitter:@laguana

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