lunes, 23 de enero de 2017

Mi delirio sobre el 23

Por Luis Manuel Aguana

Hace muchos años aprendí una máxima que siempre aplico cuando siento que las cosas no están en el sitio donde debieran: “Cuando tengas dudas regresa a los principios”. Intentaré hacer eso de nuevo. Recordar la fecha del 23 de Enero para los venezolanos se ha convertido en un símbolo de la democracia, de reafirmación civil del derrocamiento de una dictadura militar para imponer el poder del imperio de la ley y la Constitución, sobre el militarismo. Creo que ese principio fue inoculado a todos los venezolanos, año tras año, después de 1958 por quienes resultaron vencedores de esa gesta. Nadie puede objetar ese “deber ser”.

Sin embargo, como sabemos, lo que termina siendo “la verdad” la escriben los vencedores, y el “es” resulta ser una cosa muy diferente. Nada de lo que ocurrió el 23 de Enero de 1958 paso por generación espontánea. Paso porque hubo venezolanos que se organizaron a lo interno de las Fuerzas Armadas desde 1954 y elaboraron un plan militar –que no civil- que debía ponerse en práctica el 6 de enero de 1958 y se adelanto para el 1ro de Enero por detenciones del régimen.

De un testimonio en vida del desaparecido Cnel. (Ej) Hugo Trejo, tomamos lo siguiente: “Esto quiere decir que para el 1ro de enero (de 1958), todo ese trabajo que empezó en julio de 1954, que se inició materialmente en enero de 1957 había logrado la coordinación, la incorporación, el compromiso de todas las Fuerzas Armadas venezolanas, Ejercito, Fuerzas Navales, Fuerzas Aéreas, y Fuerzas Armadas de Cooperación, para la acción que habría de iniciarse el 1ro de Enero…” (Testimonio de Hugo Trejo, en http://www.fundacionjoseguillermocarrillo.com/sitio/audio/trejo/000-2-VEN-HT-0215-01-1228.mp3).

Pero de allí también extraemos algo que considero muy importante: “Indiscutiblemente, no éramos revolucionarios, teníamos una gran dosis de romanticismo, teníamos una visión miope de la realidad, solamente aspirábamos a restituirle al pueblo su dignidad y su libertad; a restituirle al país el sistema democrático, no había esa concepción renovadora de cambio porque no éramos políticos. Una vez más los políticos llegarían a aprovechar nuestra acción militar para usurparse nuevamente el esfuerzo nuestro enmarcado en un nuevo rumbo a Venezuela…  (resaltado nuestro).

El decir “no éramos políticos” es muy significativo, aunque el Cnel. Trejo y el grupo de oficiales mencionados por el en su testimonio pretendían una Junta Militar para deponer al régimen, dejando entrever que luego los políticos se aprovecharon de su esfuerzo militar para imponer “un nuevo rumbo a Venezuela”. De acuerdo a su testimonio ellos, los militares,  aspiraban también “restituirle al país el sistema democrático”,  solo que Pérez Jiménez abortó esa conspiración encerrándolo a el y a todos los oficiales involucrados en ese alzamiento.

¿Por qué Hugo Trejo y el resto de esos oficiales no tuvieron mayor figuración después del 23 de Enero de 1958, si esas efectivamente eran sus razones? ¿Qué pasó allí? Nadie podía dudar que ellos fueran los militares que se movieron efectivamente desde 1954 para salir de Pérez Jiménez y la dictadura. Conocer la verdadera historia –mas allá de lo que nos cuentan los vencedores- tal vez podría resultar muy interesante para descifrar como se llegó a ese 23 de Enero que todos celebramos como una fiesta de la democracia.

Pero lo más importante de eso, para entender cómo, en este cuadro cerrado militar que vemos en la actualidad, otro movimiento de características y propósitos similares al de Hugo Trejo pero con sus mismas aspiraciones, pudiera renacer ahora como el ave fénix sobre sus múltiples limitaciones para un nuevo retorno a la democracia, en apoyo a la soberanía popular.

Cuando El Libertador en su extraordinaria obra poética “Mi Delirio sobre El Chimborazo” (http://dept.sfcollege.edu/hfl/hum2461/lecturenotes/19centuryfile/documents/Chimborazo.pdf), luego de expresar que se había vuelto casi un semi Dios al colocarse por encima de todos los hombres, decía “¿Y no podré yo trepar sobre los cabellos canosos del gigante de la tierra? ¡Si podré!”. Entonces se presenta El Tiempo poniendo al hombre en su sitio, a lo que con humildad este responde “¿cómo, ¡oh Tiempo! no ha de desvanecerse el mísero mortal que ha subido tan alto?”.  Y sería bueno que la respuesta del Arcano la aprendan todos los políticos de Venezuela:

«Observa -me dijo-, aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas los secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los hombres.»

El Libertador en la cumbre y apogeo de su gloria nos da la mayor lección de humildad política para aquellos que alcanzan el Poder: “Di la verdad a los hombres”, anteponiendo la moral del Universo ante sus semejantes.

A la hora de recordar de nuevo esta fecha utilizada por la dirigencia política para celebrar la democracia, tal vez debieran aprender del Libertador y hacer su propio delirio sobre este día 23 de Enero. Han disfrutado la cima del Poder, y aún estando fuera de él todavía nos mienten. ¡Imagínense cuando vuelvan! Si no lo hacen ellos, yo lo si hago propio llamándolo Mi delirio sobre el 23, como debiera hacerlo cada venezolano en homenaje a Bolívar.

Ojala que en una fecha no muy lejana, semejante a la que celebramos hoy –y que estoy seguro que vendrá- la clase política venezolana no intente de nuevo aprovecharse del esfuerzo de quienes sin ser políticos de profesión, teniendo igualmente grandes dosis de romanticismo, se arriesgan ahora en contra de esta dictadura como aquellos que desde 1954 se arriesgaron para que hubiera un 23 de Enero en 1958.

A diferencia de aquel entonces, estamos mejor preparados ahora. No hay visión miope de la realidad, o gente que no sepa de política; y hoy no es solo un pequeño grupo dispuesto a “restituirle al país el sistema democrático”. En esta oportunidad es el país entero en su conjunto, en ejercicio de su propia soberanía, quien está dispuesto a rescatar su dignidad y su libertad, por encima de la usurpación y la mentira…

Caracas, 23 de Enero de 2017

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jueves, 19 de enero de 2017

Entretelones de una propuesta

Por Luis Manuel Aguana

Deseo antes que nada hacer una aclaratoria pertinente. Las opiniones que emito desde este blog son de mi entera responsabilidad. No son de ningún grupo al que pertenezca o apoye. Y es pertinente porque desde que estoy escribiendo en relación al tema constituyente se han confundido mis opiniones con las del cuerpo colegiado al que pertenezco, la Alianza Nacional Constituyente. He agradecido a la ANC el respaldo que han dado a las propuestas que he formulado, respetando siempre mis apreciaciones en relación a la situación política del país y de aquellos a quienes considero responsables del agudo desastre que padecemos, apreciaciones que no siempre coinciden con las mías.

Es necesaria esta aclaratoria porque la ANC tiene su propia línea informativa y sus canales, en los que participo conjuntamente con extraordinarios venezolanos empeñados en cambiar a este país. Este es mi blog, no el de la ANC.

Hecha la aclaratoria, deseo entonces expresar mi opinión en relación al Mensaje a la Nación realizado ayer por la ANC, a cargo de su Coordinador Nacional, Enrique Colmenares Finol, acompañado con la distinguida venezolana Blanca Rosa Mármol de León (leer Mensaje a la Nación en http://ancoficial.blogspot.com/2017/01/mensaje-la-nacion.html). La he llamado entretelones de una propuesta porque quisiera remarcar las cosas que no se ven a simple vista pero que son fundamentales, y que a mi juicio resultan ser a veces lo más importante de lo que se quiere expresar.

La ANC tiene poco tiempo de fundada. El 17 de Marzo cumplirá un año de su lanzamiento público. Pero quienes acompañan la propuesta tienen muchísimo mas tiempo que eso. Por ejemplo, Enrique Colmenares y su grupo del Táchira tenían desde el 2002 (¡15 años!) recorriendo Venezuela intentando convencer a los sectores políticos, sociales, académicos, y gremiales de la necesidad de ella. Yo me tope con esa propuesta en Abril del 2013 y escribí de ello luego del descalabro electoral de Henrique Capriles (ver La Hora de la Sociedad Civil, en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/04/la-hora-de-la-sociedad-civil.html). En otras palabras, no acabamos de descubrir el agua tibia como ahora pretenden hacer algunos grupos de alumbrados, que están intentando confundir a los venezolanos con otra propuesta tapa amarilla de corte socialista, posiblemente salida de los laboratorios del régimen.

A veces las cosas no suceden por casualidad. Poco a poco los venezolanos han ido comprendiendo la necesidad de un cambio político. La ANC surgió como una necesidad organizativa para cumplir un solo propósito: discutir el cambio y el rumbo del país a través de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario. Ese propósito existía mucho antes de Maduro ser Presidente.

Antes de existir la Alianza, el grupo de Enrique Colmenares Finol recorría al país convenciendo a todo el que quisiera oír de la necesidad de un cambio estructural que solo es posible dentro de una Asamblea Nacional  Constituyente. Esos cuadros ahora se conocen como Juntas Activadoras del Poder Constituyente Originario. Luego surgió la necesidad de un organismo superior que diera cabida a las más disimiles voluntades para lograr el propósito común de cambiar el modelo político de Venezuela a través de un proceso Constituyente.  De allí surgió la ANC.

La primera vez que se realizó el lanzamiento público de esta propuesta, fue en Septiembre de 2013 en el Táchira, desde el seno de una universidad (ver video en https://youtu.be/qEQw16kzs-U), la Universidad Nacional Experimental del Táchira, UNET. También escribí sobre eso en su oportunidad (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2013/09/desde-el-tachira-un-proyecto-pais-para.html). Creo que ese fue el verdadero lanzamiento porque tuvo el bautizo de quienes son los herederos de Venezuela, su juventud. El Proyecto País Venezuela es para ellos.

Entonces el Mensaje a la Nación que escuchamos el 17 de Enero por parte de los principales voceros de la ANC no es nada nuevo. Es un hito de este largo convencer a los venezolanos de que no existe manera de salir del grave problema donde estamos si no lo hacemos entre todos, provocando nosotros mismos las transformaciones que necesita el país. Pero el mensaje va mucho más allá.

El planteamiento fundamental del mensaje está dirigido al desarrollo de la insurrección civil constitucional de la población. No se trata de un mero llamado a las calles porque el gobierno es pésimo. Es el llamado a los venezolanos a recuperar la conciencia dormida en nosotros que los gobiernos están allí porque nosotros los ponemos, pero también los sacamos. Y no por golpes o manifestaciones violentas sino por el ejercicio efectivo de nuestra soberanía. Una vez que el pueblo se manifiesta concretamente a través del instrumento que da la Constitución, ningún órgano del Estado, especialmente las Fuerzas Armadas, pueden mirar para otro lado, siendo estas las garantes de su seguridad y soberanía. Los civiles primero, los portadores de las armas de la Republica, después.

El mensaje de la Alianza Nacional Constituyente a Venezuela no solo refiere a la necesidad urgente de resolver el problema grave pero puntual del gobierno nefasto de Nicolás Maduro, sino a poner fundamentalmente de manifiesto que Venezuela necesita revisarse a fondo para resolver la destrucción a la que ha sido sometido el país.

La comparación del barco que hace aguas en el Mensaje, retrata la realidad mezquina de nuestros dirigentes políticos de preferir tener los galones del capitán antes de remar a favor de salvar a los pasajeros. Allí no se pueden hacer concesiones. Nuestra dirigencia opositora no está a la altura histórica del problema que tenemos. Demasiados errores lo demuestran. Y esto no es “anti política”, ¡es anti políticos!

Y no se trata de lanzar a nadie en sustitución de este liderazgo mediocre que conduce a la oposición, sino permitir que haya un proceso que haga surgir de las entrañas de este maravilloso país a las nuevas personas que conduzcan el nuevo rumbo que debe tomar Venezuela. ¡Esas personas existen en toda la geografía nacional, esperando que solo se les de la oportunidad de dar lo mejor de sí en cada rincón del país! Y eso solo se logra cambiando las cosas desde el fondo, dándole a las regiones la oportunidad de desarrollarse solas. Ya es el momento de discutir los términos porque para nosotros ir a eso es un hecho indiscutible.

Algunos han advertido si esta pudiera ser una “nueva decepción” para los venezolanos, como si esto se tratara de un nuevo partido político que viene a salvarnos a todos. Algunos han puesto en duda incluso las motivaciones de sus principales promotores. Cada ladrón juzga por su condición.

Nadie se cree que en este país, que ha llegado a estos niveles tan graves de insuficiencia ética y moral, haya alguien que todavía diga, sin mas interés que el bien de Venezuela, que tenemos que cambiar las cosas sin que medie en su accionar una candidatura para un puesto público asociada. Así de graves están las cosas en el departamento de Moral y Luces de Venezuela. Por eso nos han llamado “soñadores” como en una especie de descalificación. Pero les digo con toda seriedad: a Venezuela le hace falta que la sueñen. Y más allá de eso, que se haga algo concreto para perseguir ese sueño. Porque mientras más de nosotros lo persigamos más pronto dejará de ser sueño para convertirse en realidad.

Pues bien, eso es lo que le manifestaron Enrique Colmenares Finol y Blanca Rosa Mármol de León a Venezuela, la posibilidad de un país mejor pero ya no de manos de otro, sino de nosotros mismos. Hagamos entonces realidad ese sueño.

Caracas, 19 de Enero de 2017

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