lunes, 26 de febrero de 2018

Una Consulta Popular como alternativa para enfrentar la destrucción

Por Luis Manuel Aguana
Intervención en la Cátedra Pío Tamayo de la Universidad Central de Venezuela, 26-02-2018

Agradezco esta nueva oportunidad a la Cátedra Pio Tamayo de convocarme para debatir en torno al futuro de Venezuela. Y en esta ocasión para debatir sobre la pregunta a la que nos convoca la Cátedra: ¿Cómo organizar una fuerza social mayoritaria para enfrentar la destrucción?

No es para nadie un secreto que la Alianza Nacional Constituyente ha estado y sigue estando en la labor de convencimiento de la necesidad imperiosa de convocar al Constituyente para discutir el país. Pero no para discutir cualquier país, sino un Proyecto de País que hemos propuesto a Venezuela, y cuya piedra angular se basa en la descentralización del poder político con todo lo que ello implica. Y la discusión de ese país pasa claramente por resolver en el ínterin su situación de gobierno y gobernabilidad.

Con esas ideas al frente y teniendo claro nuestro objetivo, establecimos una estrategia para lograrlo basada en la característica participativa que nos ofrece la Constitución de 1999. Esa estrategia nos llevo a idear una forma de organización para llevarla a cabo. Y ese es el orden: primero una propuesta, después una estrategia para desarrollarla y luego una estructura para llevarla a cabo. Este orden no fue inventado por nosotros sino por los mejores investigadores en materia de estrategia del mundo. Esto es, una propuesta primero.

Nuestra propuesta existe desde hace más de 15 años y se llama Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente. La estrategia está contenida en un documento político que hemos publicado y que ha ido cambiando con el tiempo y por las realidades políticas, titulado “Bases Constituyentes, Propuesta de los Ciudadanos para la Reconciliación y el Cambio”. La organización y el detalle de su estructura, esta sugerida allí y desarrollada en los múltiples documentos escritos por la Alianza y discutidos con diferentes grupos a lo largo y ancho del país en los últimos 4 años.

Así íbamos hasta el 1ro de Mayo de 2017, momento en el que cambio todo para Venezuela: el régimen de Nicolás Maduro convocó al Constituyente sin estar constitucionalmente facultado para ello, eligiendo e instalando una Asamblea Nacional Constituyente a su medida, ilegitima, irrita e inconstitucional. Ese es, a nuestro juicio, el mayor problema que tenemos los venezolanos en la actualidad.

¿Cuál fue nuestra primera reacción como agrupación que impulsaba una Constituyente legítima, originaria y convocada por iniciativa popular? Rechazar el agravio hecho por el régimen, pronunciándonos el 3 de Mayo ante ese llamado inconstitucional del gobierno (ver Pronunciamiento de la ANC ante el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente del gobierno http://ancoficial.blogspot.com/2017/05/pronunciamiento-de-la-anc-ante-el.html), bajo la siguiente consigna “¡Contrapongamos la fuerza del Poder Constituyente Originario a la pretensión de poder de un régimen, quien mancillando una herramienta que solo le pertenece al Pueblo de Venezuela, intenta utilizarla para someterlo, destruyendo su libertad!”.

Posteriormente, el 25 de Mayo entregamos una comunicación a la Directiva de la Asamblea Nacional (ver la comunicación recibida en https://tinyurl.com/yd8w2dqy) en los siguientes términos: “Dado que el Gobierno Nacional ha ignorado su obligación Constitucional de consultar a los venezolanos esta materia de indudable trascendencia nacional, le solicitamos a esa honorable Asamblea Nacional, actuales depositarios de la voluntad popular, procedan a activar el dispositivo constitucional contemplado en el Artículo 71 de la República Bolivariana de Venezuela…”. Inmediatamente después, el  26 de Mayo de 2017, enviamos públicamente un mensaje claro a la Nación. “¡El Pueblo debe ser consultado ya!” (ver http://ancoficial.blogspot.com/2017/05/mensaje-de-la-alianza-nacional.html).

Este petitorio formal se tradujo en múltiples reuniones de la Alianza Nacional Constituyente sostenidas con los factores políticos que conducían la Asamblea Nacional –Julio Borges y la Directiva de la AN- entre las fechas de esas comunicaciones y el 4 de julio de 2017, hasta llegar al acuerdo de la Asamblea Nacional el 5 de Julio de 2017 para la consulta que se hizo posible el 16 de Julio de 2017. En este sentido la Alianza se dirigió de nuevo a la Asamblea Nacional inmediatamente luego del Acuerdo del 5 de Julio por la firma pública del documento “Gran Acuerdo Nacional: ¡Que sea el Pueblo quien decida!” del Teatro Chacao (ver comunicación a la Asamblea Nacional recibida el 7 de julio de 2017 en  https://tinyurl.com/y76a3qy2). Todos estos pasos han sido documentados y puestos del conocimiento de los venezolanos a medida que ocurrieron los eventos, por lo que quienes propusimos este curso de acción estamos ahora planteando una nueva alternativa al país.

Sin embargo, no se logró con todo esto detener al régimen a pesar de habernos metido en el medio con una propuesta que no estaba en los planes de la MUD. Pero los factores políticos la aprovecharon y usaron los votos de esa Consulta Popular para ir a negociar con el gobierno unas elecciones generales a contrapelo del mandato claro del pueblo el 16J. Sin embargo entre el 16J y el 30J el régimen, claramente golpeado por el resultado de esa consulta, envió a su emisario contratado, el ex Presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero a negociar con la oposición oficial una suspensión indefinida de las elecciones constituyentes del 30J. Esa oportunidad fue estúpidamente desechada por la oposición. ¿Y por qué? Porque no estaba preparada para negociar un proceso Constituyente pero tampoco llamo a quienes si estábamos en posición de hacerlo. No sabían nada de Bases Comiciales, ni estaban preparados para la estructuración de un proceso de esa complejidad, cerrándose a si mismos la posibilidad de salirle al paso a una hegemonía que luego afianzó el régimen con un fraude electoral el 30J.

¿Dónde estamos ahora? En un falso dilema entre ir o no ir a un proceso electoral presidencial con una Constituyente inconstitucional en funciones por encima de todos los poderes del Estado. Y todavía hay quien se pregunta si ir o no ir a ese fraude anunciado. El dilema no es si ir o no ir a votar, es si se acepta o no se acepta ese fraude y qué hacer para remediarlo.

Estamos en una Universidad y en una Cátedra para la discusión seria y profunda, por lo tanto se debe responder académica y profesionalmente. Ante la pregunta de esta Cátedra de cómo organizar una fuerza social mayoritaria para enfrentar la destrucción, nuestra respuesta es una propuesta y estrategia al país que se contraponga a las soluciones electorales manidas de las oposiciones políticas, con una alternativa creativa que le de respuestas prácticas, pacificas, constitucionales y electorales a los venezolanos, con una implementación inmediata.

En este sentido, la propuesta sigue siendo HAY QUE CONVOCAR AL CONSTITUYENTE pero esta vez de una manera legítima, restituyéndoles a los venezolanos el derecho conculcado el 1ro de Mayo de 2017 de decidir si se deseaba ir o no a ese proceso, ofreciendo al país unas Bases Comiciales amplias y participativas, desmontando a través una consulta soberana el mamotreto inconstitucional del régimen y todas sus decisiones, y dándole a esa nueva Asamblea Constituyente el mandato de destitución de todos los Poderes Públicos y designar un gobierno de Unidad Nacional de Transición hasta la aprobación y elección de nuevos poderes en el marco de una nueva Constitución. A esta nueva proposición la hemos denominado “Una Agenda Alternativa para Venezuela” (ver Manifiesto de la ANCO en http://ancoficial.blogspot.com/2018/02/manifiesto-gran-alianza-por-la-consulta.html).

El pasado 22 de Febrero la Alianza Nacional Constituyente y su órgano de consulta la Conferencia Superior Constituyente, llamamos a una Gran Alianza para esta nueva Consulta Popular con la intención de que todos coincidamos en una única declaración de principios: “¡Que el pueblo venezolano decida!”. La diferencia fundamental entre esta consulta y la del 16J es a quien corresponde hacer efectivo sus resultados, que no es otro que al convocante, en esta oportunidad muy diferente al de la anterior: el Pueblo de Venezuela. Si Venezuela y los países amigos que nos han apoyado en esta cruzada para restituir el Estado de Derecho coincidimos en esta nueva alternativa, los resultados no se harían esperar. Toda la presión nacional e internacional estaría dirigida a esa sola declaración: Que el pueblo venezolano decida su destino en una Consulta Popular, dejando al régimen en la disyuntiva entre matarnos a todos, convocados pacíficamente en las calles o acatar la decisión del pueblo soberano, negociando su salida. Y allí no solo decidiría el gobierno que hacer, sino también las Fuerzas Armadas. Esta solución no tiene fecha pudiendo ser antes o después del 22 de Abril, día en que se pretende convocar a un fraude electoral.

El 30 de Noviembre de 2017, el TSJ legítimo establecido en la sede de la OEA en Washington DC, respondió a un recurso introducido por la Alianza Nacional Constituyente en estos términos:

“En razón de que el país está sumido en una crisis social y económica profunda que tiene afectado la vida normal de los ciudadanos, es procedente la activación de la resistencia civil y pacífica decretada por este Alto Tribunal al tenor de los artículos 333 y 350 constitucional, lo que hace urgente producir los cambios que requiere Venezuela para la restitución de la vigencia de la Constitución y por ende de la democracia en Venezuela, por lo tanto, cualquier salida de la crisis que se pretenda en el escenario político, debe hacerse dentro de los mecanismos de participación popular que consagra el artículo 70 de la Constitución, y nunca a espaldas del pueblo, con el fin primordial de provocar la salida inmediata de todo aquello que ha generado la crisis por la que atraviesa el país.” (Punto No. 3 del Auto de Ejecución de la Sentencia del 25 de Octubre de 2017, http://ancoficial.blogspot.com/2017/12/auto-de-ejecucion-de-sentencia-tsj.html) (Subrayado nuestro). Esta sentencia es trascendental porque indica en otras palabras, que cualquier salida debe pasar por consultar al pueblo soberano. Por lo tanto esta propuesta esta sustentada política y jurídicamente. Queda en ya nosotros hacerla efectiva para la recuperación de las libertades en Venezuela.

Muchísimas gracias…

Caracas, 26 de Febrero de 2018

Twitter:@laguana

sábado, 24 de febrero de 2018

Entendiendo un Manifiesto por la Consulta Popular, la Unidad y Reconciliación

Por Luis Manuel Aguana

Nos dicen divisionistas, no es la primera vez. Que no “entendemos” el momento político del país, proponiendo una constituyente, que lo que hace es poner más confusión de la que hay en el ambiente y en la discusión política, impidiendo de alguna manera la solución que buscan los venezolanos al problema. Que hay que “simplificar” el mensaje porque, ¿quien entiende eso de “constituyente” en este momento? Que lo que hay es salir ya del régimen y rescatar la democracia por la vía que sea como lo dicen claramente algunas voces políticas. Alguna vez un amigo me dijo con toda la razón que nadie dijo que la vida era fácil. Y ciertamente no lo ha sido para cualquiera que nade a contracorriente de una marea de opinión pública que clama cambios a costa de lo que sea.

Aunque repita como un loro que lo que proponemos no es una constituyente sino un escenario donde todos los venezolanos podamos reconciliarnos en paz en las proporciones legítimas que a cada uno le corresponde, discutiendo en ese espacio un nuevo Proyecto de País para una nación sumida en el mayor de los caos, completamente desencuadernada y destruida.

¿Estamos los venezolanos dispuestos a eso? Esa es la gran pregunta. La constituyente de 1999 fue la imposición de un país sobre otro de manera fraudulenta. Un 52% de los votos se alzó con el 98% de los asambleístas constituyentes, dejando al 48% restante sin voz ni voto. Eso no podía ser estable en el largo plazo creando las condiciones para los sucesos de Abril de 2002. ¿Qué es lo que estamos planteando? Resolver el problema creado en 1999 de raíz, restituyéndole al pueblo su derecho a tener el país que él mismo diseñe en el marco de una Constituyente legitima, resolviendo en el camino el grave problema de quien debe estar en el gobierno.

Es claro que de 1999 a esta parte ha pasado mucha agua por debajo del puente, incluyendo la invasión cubana respaldada por un traidor como Presidente de la República, con la imposición de un modelo que no se corresponde con lo que culturalmente es el pueblo venezolano, ni tampoco desea para su futuro. Eso complicó y distorsionó dramáticamente más el cuadro, al punto que no se está viendo correctamente que solución aplicar a este fenómeno.

Y si eso lo condimentamos con los intereses de otros países, creados como consecuencia del desastre inicial, como los de los chinos, rusos, iraníes, y pare usted de contar, aunado a la confrontación histórica de los bloques e intereses de las potencias extranjeras del oriente y occidente del mundo, ya ustedes me dirán quien está en control de la situación de Venezuela.

Pero volviendo al inicio del porqué del planteamiento y su pertinencia, con el estado de confusión actual se perdieron todos los referentes iniciales y de principios. La voz de todo el mundo ahora está en el “hay que salir del régimen ya, y a como de lugar”, y existe mucha razón en eso. La gente se muere como moscas en los hospitales, no hay medicinas, come de la basura, los salarios no alcanzan para vivir, con una economía y un parque industrial y comercial completamente destruidos.

Todo el que se monte en una tarima a decir esto convencería a cualquiera para sumarse a trabajar en cualquier locura que cambie como sea el estado de cosas, que al final no es más que una consecuencia de algo que se originó mucho antes de 1999 cuando el país comenzaba a boquear producto de las inconsecuencias de la clase política de entonces, que ahora con la cara más lavada que nunca clama por tener la “solución” en las manos, como si ellos no fueran los responsables primarios del desastre. Y díganme de aquellos que estuvieron y administraron el desastre mismo al comienzo y que ahora se dicen “opositores light” del régimen poniendo “el caldo morado”. Mayor descaro imposible. ¡Y todavía nos dicen que somos nosotros quienes confundimos al país! Hay que recordar…

Y cuando uno se pone a trabajar en solucionar las consecuencias de un desastre y no en las causas que lo originaron, invariablemente termina volviendo a empezar. Eso pasa hasta en las cosas más sencillas, como por ejemplo cuando usted tiene una filtración que le está comiendo una pared de la casa y se ocupa de arreglar solamente la pared sin resolver el escape de agua de agua de la tubería que es la causa verdadera. Si quiere solucionar de verdad el problema tiene que romper la pared primero, buscar la tubería donde está el escape de agua, repararlo y luego volver a construir la pared. Pues bien, a los venezolanos se nos está vendiendo todos los días tirar la pared solamente sin reparar la tubería. Funcionará un rato pero invariablemente tendremos que tirar la pared de nuevo, con todo lo que ello implica, con el riesgo de que nos caiga encima.

Pero más allá de eso está algo que se ha quedado en el camino que pocos ven y que es crucial para resolver el grave problema político del país y es la división que se ha hecho de los venezolanos. Nunca hubo en nuestro país diferencias y odios entre nosotros, independientemente de nuestra condición. Las diferencias entre “ricos y pobres”, “empresarios y trabajadores”, incluso diferencias de raza, fueron artificialmente creadas deliberadamente como un recurso para acentuar un odio inexistente entre los venezolanos para imponer una filosofía e ideología extraña para hacerse con el poder. Eso no lo va a resolver “un cambio de gobierno”. Eso más bien se exacerbará al haber ese cambio, si se hace sin reconciliar esas diferencias en el proceso.

Cuando hablamos de una solución no podemos quedarnos en el simple “cambio de gobierno”. El problema es más profundo que eso. Debemos plantearnos el comienzo del cambio de lo que nos han hecho en casi 20 años de “revolución” extraña, y que comienza por hacer una mirada introspectiva de quiénes somos y porque hemos llegado hasta aquí. No basta orquestar “salir de Maduro”, hay que salir de todo aquello que lo originó, sentando las bases para una nueva manera de hacer política en Venezuela.

¿Por qué creen ustedes que cuando nos planteamos hacer una consulta popular no hablamos inicialmente de salir del régimen sino de una reconciliación? Porque no existe una manera de reconstruir a Venezuela sin contar con absolutamente todos los venezolanos, no solo una parte de ellos, que deseen realmente volver al esquema cuando no teníamos diferencias y actuábamos como un solo país. Eso no puede ser solo retórica, debe ser una realidad, si de verdad queremos ser una nación unida con propósitos comunes, no que una parte se imponga sobre la otra. ¿Y cuáles propósitos son esos? ¡Los que definamos juntos! Para eso debemos reunirnos en paz en un espacio legítimo construido para eso. Eso es una Asamblea Nacional Constituyente legítima.

¿Le parece muy comeflor? Les invito a reflexionar en esto: ¿Qué hubiera ocurrido si no hubiera habido 16J? Tal vez nos estuviéramos matando en las calles en el medio de una guerra civil. Pero un grupo de comeflores de la Alianza Nacional Constituyente encabezados por Enrique Colmenares Finol se opusieron a ese estado de cosas que todo el mundo opositor quería (calle, calle y mas calle) y le propusieron una ruta diferente a la MUD, convenciéndolos –muy a pesar de ellos, porque eso no estaba en sus planes-  de ir a una consulta pacifica donde participaran todos los venezolanos como una solución política al problema. Se las tiramos para que la batearan de jonrón y ellos decidieron poncharse desconociendo el mandato directo del pueblo. Ahora el 16J es un referente político para Venezuela y para el mundo. Sin embargo, paradójicamente, muchos grupos opositores ahora usan la gesta cívica del 16J como bandera política para mover sus propias aspiraciones, ¿quién lo hubiera pensado?

Pues bien, proponemos de nuevo que el pueblo se pronuncie, esta vez de una manera política determinante, como alternativa para resolver de raíz un problema que ningún grupo político esta –ni estará- en capacidad de resolver. Las ideas no tienen que salir de grupos con dinero o posición política relevante, siempre y cuando sean pertinentes y vayan dirigidas a resolver un problema que es de todos, sin más interés que el del país. Eso fue lo que hicimos un grupo de venezolanos preocupados el jueves 22 de Febrero de 2018, con el Manifiesto “Gran Alianza por la Consulta Popular, la Unidad y Reconciliación” (leerlo en http://ancoficial.blogspot.com/2018/02/manifiesto-gran-alianza-por-la-consulta.html). Tal vez, solo tal vez haya una lejana posibilidad en Venezuela de hacer las cosas bien sin que la pared no nos caiga encima…

Caracas, 24 de Febrero de 2018

Twitter:@laguana