Por Luis Manuel Aguana
La Constitución de 1819 o
Constitución de Angostura estableció por primera vez el centralismo en Venezuela,
reflejando el pensamiento de El Libertador. ¿En dónde nace el carácter
centralizador de nuestra clase política? En Angostura 1819. De allí nació el
paradigma. Bolívar nunca rechazó el modelo descentralizado y federal
establecido en la primera Constitución de 1811. Rechazó que ese modelo se
aplicara a la realidad del país de ese momento:
“El Primer Congreso en su Constitución Federal consultó mas el
espíritu de las Provincias, que la idea sólida de formar una República
indivisible y central. Aquí cedieron nuestros Legisladores al empeño
inconsiderado de aquellos provinciales seducidos por el deslumbrante brillo de
la felicidad del Pueblo Americano pensando que las bendiciones de que goza son
debidas exclusivamente a la forma de Gobierno y no al carácter y costumbres de
los Ciudadanos”
(ver Discurso de Angostura en https://storicamente.org/sites/default/images/articles/media/1880/Bolivar_Discurso_de_Angostura.pdf).
En la Constitución de Angostura
aparece por primera vez en nuestra institucionalidad política que el
“Presidente es el Comandante en Jefe de todas las fuerzas de mar y tierra” y es
el “Jefe de la administración general de la República” (ver Sección Tercera,
Artículos 1 y 4, Constitución Política del Estado de Venezuela de 1819, 15 de
Agosto de 1819, https://tinyurl.com/y84ps5z3).
¿Cuál fue el fondo del
planteamiento de Bolívar en su Discurso al rechazar un modelo que no se
ajustaba a nuestra realidad política de ese entonces? Que el Congreso
Constituyente de Angostura adecuara el sistema político a quienes éramos y los
problemas que afrontábamos en 1819. Bolívar el ciudadano, Bolívar el Estadista,
entrega el mando y el destino de Venezuela a la Soberanía del Pueblo
representada en ese Congreso Constituyente de Angostura de 1819, explicándoles
la importancia de ese cambio:
“Representantes del Pueblo! -Vosotros estáis llamados para consagrar,
ó suprimir cuanto os parezca digno de ser conservado, reformado, ó desechado en
nuestro pacto social. A vosotros pertenece el corregir la obra de nuestros
primeros Legisladores; yo querría decir, que a vosotros toca cubrir una parte
de las bellezas que contiene nuestro Código político; porque no todos los
corazones están formados para amar a todas las beldades; ni todos los ojos, son
capaces de soportar la luz celestial de la perfección.”… “Horrorizado de la
divergencia que ha reinado y debe reinar entre nosotros por el espíritu sutil
que caracteriza al Gobierno Federativo, he sido arrastrado á rogaros para que
adoptéis el Centralismo y la reunión de todos los Estados de Venezuela en una
República sola e indivisible. Esta medida, en mi opinión, urgente, vital,
redentora, es de tal naturaleza que, sin ella, el fruto de nuestra regeneración
será la muerte”.
Y ante esa solicitud el
Constituyente cambió el sistema y el modelo político, centralizando el Estado y
estableciendo un texto fundamental capaz de encarar la guerra de independencia,
entregándole el poder al Presidente de la República, bajo el control del un
Congreso.
La realidad política venezolana –y
del mundo- cambió en 200 años. En menos de un año, el próximo 15 de Agosto de
2019 se cumplirán 2 siglos de la promulgación de la Constitución de Angostura y
aún nuestra clase política no ha entendido que el país cambió, que a los
venezolanos nos crecieron los pantalones y que es necesario adecuar de nuevo el
sistema político y el texto político fundamental a las realidades del país. De
allí la necesidad de convocar de nuevo a la Soberanía Popular y debatir los
próximos 200 años de institucionalidad política. Eso lo entendió el Libertador
en 1819, a solo 8 años de la primera Constitución.
¿Es exagerado ese planteamiento?
El hecho de que no exista en Venezuela un genio político que se asemeje al
Libertador no implica que no exista el problema y lo encaremos. Y no se trata
aquí de evitar abordar el accidente histórico que representa Hugo Chávez y la
Constitución de 1999, y mucho menos la posible Constitución comunista que está
cocinando la Asamblea Nacional Constituyente espuria de Nicolás Maduro. ¡No! Es
precisamente rechazar que ese accidente se convierta en un referente en nuestra
línea de evolución histórica.
Cuando el grupo de venezolanos que
constituimos la Alianza Nacional Constituyente-ANCO nos planteamos el rescate
de la federación y la descentralización del poder, es porque creemos que
Venezuela ahora si está preparada para lo que el Libertador indicaba en
Angostura era el mejor sistema del planeta pero que rechazaba para la situación
que tenía el país desde 1812:
“El sistema federal, bien sea el más perfecto y más capaz de
proporcionar la felicidad humana en sociedad, es, no obstante, el más opuesto a
los intereses de nuestros recientes estados”, Simón Bolívar, Manifiesto de
Cartagena, 15 Dic. 1812.
¿Cuál es la situación actual? La
exacerbación del centralismo en la Constitución de 1999, que suspendió un
proceso de descentralización consistente que se venía desarrollando desde la
Constitución de 1961, y que de haberse materializado con un cambio
constitucional antes de 1998 hubiese detenido las aspiraciones de un golpista a
la Presidencia de la República, arruinó y destruyó la Nación en 20 años. La
Hacienda Pública en manos de una sola persona, quien quiera que esta sea –y
peor si es un ignorante como el que tenemos ahora- en pleno siglo XXI, con
todas las complejidades que ello involucra, es por decir lo menos una insensatez.
Se requiere una revisión profunda de la distribución territorial y poblacional de
los municipios para que estos puedan responder a las necesidades y calidad de
vida de los ciudadanos. Se requiere que se invierta la pirámide de distribución
del ingreso, estableciendo constitucionalmente a los municipios y al ciudadano el
mayor grueso de los recursos y poder para su administración, luego a los
Estados y al final a un poder central federado. Esa es la manera que funcionan
bien los Estados modernos. El sistema federal es el que brinda la mayor la suma
de felicidad posible en este siglo. Esa es la diferencia con el siglo XIX
cuando vivió El Libertador.
Esos son solo pocos ejemplos de
realidades de este siglo que no hemos encarado en nuestra Constitución,
viviendo todavía anclados en el pasado. Pero lo encararon en Angostura cuando los
constituyentes en su propio siglo cambiaron a instancias del Libertador el modelo
y el sistema político a las realidades de su época ¡Hay que hacer eso de nuevo!
La pequeña gran diferencia es que no contamos con el genio de Bolívar. Pero somos
sus herederos y ese es el reto que nos ha impuesto la historia…
Caracas,
12 de Noviembre de 2018
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana