Por Luis Manuel Aguana
Tengo un querido amigo,
extraordinario analista político, que está realmente convencido que Juan Guaidó
es un fraude. Si, un fraude que nos ha engañado a todos y que terminará siendo
otra decepción para los venezolanos. Le he contestado a esa afirmación que si
eso es así y tiene la razón entonces el último que salga que apague la luz de
Venezuela (ya al parecer algo de eso está pasando con el apagón del país del 7
y 8 de Marzo). Pero si queremos ser objetivos, tengo que aceptar que Guaidó ha
acompañado al G4 en la aprobación del inconstitucional Estatuto para la
Transición que secuestra las atribuciones constitucionales del Presidente de la
República, ha aceptado de buena gana el nombramiento chimbo de Embajadores sin
experiencia diplomática, ha acompañado la no aprobación del uso de misiones
militares extranjeras en el país para el ingreso de la Ayuda Humanitaria, etc.,
etc., etc…Muchos errores que hacen dudar a cualquiera.
Pero hay algo muy en el fondo que
me dice que mi amigo está equivocado. No sé si porque como venezolano siento
que de todas las oportunidades que hemos tenido esta es la más cercana, y que
puede tener éxito en deshacernos de esta plaga que se adueñó de Venezuela. Quiero
por necesidad creer que este muchacho de 35 años –y no lo digo despectivamente
ya que puede ser mi hijo- debe tener por construcción el gen del cambio en su
ADN, teniendo la grandiosa, la enorme oportunidad de introducirnos como sociedad
al Siglo XXI como lo hizo Eleazar López Contreras con la sociedad venezolana en
el año 1935 del Siglo XX.
Juan Guaidó era apenas un niño de
16 años cuando fue damnificado de Vargas en Diciembre de 1999. Ni siquiera pudo
haber votado por la Constitución vigente que se decidió debajo ese palo de agua.
No pudo saber ni entender en ese momento qué significaron los últimos años del
desastre político que trajo a Hugo Chávez, ni su insurgencia golpista del 4F
1992 cuando Guaidó contaba apenas con 9 años. No es de ninguna manera un puente
entre el pasado cuarto-republicano y el presente madurista.
Él es una mezcla rara de una
juventud que por contacto familiar sabe lo que paso pero no vivió lo que
vivimos muchos venezolanos del “ta’barato dame dos”, ni del Plan de Becas Gran
Mariscal de Ayacucho, porque eso había que vivirlo. Esa juventud si desea salir
de esto para algo nuevo pero no lo sabe a ciencia cierta porque eso hay que
fabricarlo de cero, y lo mejorcito que tiene a la mano como experiencia lo
representa esa especie opositora que sobrevive aun en la Asamblea Nacional, con
especímenes como Henry Ramos Allup, Omar Barboza, Edgar Zambrano y el resto de “próceres
de la cuarta” quienes tuvieron en su oportunidad el poder real para cambiar a
Venezuela en los años de la democracia y no lo hicieron. Esa gente
es como los insectos que sobrevivieron a una explosión atómica y ahora ven la
oportunidad de volver. No podemos dejar que eso pase porque esos muchachos no
tienen la experiencia debida y no vivieron lo que nosotros si vivimos de las
decisiones que esa gente tomó y que trajeron la peste de Hugo Chávez.
Y yo sí puedo decirlo con
propiedad, como muchos que fuimos testigos de esos años, que esa gente no es de
ninguna manera ejemplo político para Guaidó ni para ningún otro muchacho de la
política actual. Es como si López Contreras hubiera visualizado un país nuevo
con el paradigma gomecista pero peor, porque no lo vivieron. López vivió como
Ministro los años de Juan Vicente Gómez y sabía con mucha mejor certeza para
dónde conducir al país.
Entonces la especie de que Juan
Guaidó está “secuestrado” como muchos otros jóvenes, por esa manada de viejos
puede ser posible por esa inexperiencia, pero deposito mi mayor confianza en
ellos porque a esa generación no le queda otra alternativa que acabar con esa
claque so pena de que nos hundamos todos. No se acaba de morir el
castro-chavismo-madurismo, pero tampoco acaba de nacer lo nuevo adonde llevar
al país. La nefasta influencia en esa juventud de grupos como los de AD y UNT
(que en el fondo son lo mismo), máximos exponentes de ese pasado y responsables
directos de la aparición de Chávez, pone la mesa servida para una lucha por la
definición de un nuevo panorama político para Venezuela. ¿Estará Juan Guaidó
agavillado con eso para regresar a una Venezuela que no conoció, donde AD como
factor regresivo de la política sea el principal actor por encima del resto? No
me lo creo. Si eso es así, sería suicida para los venezolanos. Y la manera más
expedita de retorno de los chavistas al poder después de la transición.
¡Cuidado con eso!
Por alguna razón intuitiva no veo
a esa nueva juventud política ni a Guaidó en ese plan, a pesar de todos los
indicios que indican lo contrario. Veo a unos jóvenes inexpertos cometiendo
errores graves como los del 23F donde un grupo de “boys scouts” intentaron
meter una ayuda humanitaria al país sin custodia militar extranjera, o
pretender acabar con la usurpación sin aprobar expresamente la presencia de
militares extranjeros en el país desde la Asamblea Nacional. Esa inexperiencia
y tozudez pueden costarnos cientos de vidas en Venezuela. Ya está pasando.
Allí si veo la mano peluda de esa
oposición oficial del G4 que desea el fracaso del joven Guaidó y lo deja
equivocarse, incluso sugiriendo esas estrategias, porque no quiere por ningún
concepto que éste pase de esos 30 días que indica el Estatuto de la Transición,
yéndose directamente a una elecciones que no se pueden hacer en ese tiempo, sin
pasar por un verdadero Gobierno de Transición, PORQUE ESA TRANSICIÓN LA QUIEREN
HACER ELLOS y con los candidatos que ya están cantados. Desean a Guaidó jugar
un papel desechable para sus fines. Por ningún lado lo más rancio de esa claque
política cuarto-republicana que está en la Asamblea Nacional desea que Guaidó
ejerza ahora mismo plenamente sus competencias constitucionales como Presidente
Encargado y menos aún por más de 30 días, así tengan que usar ese mismo CNE
castro-chavista-madurista. Es por eso el acelerador de los Rectores del CNE.
Pero no tienen alternativa. Lo que
ha pasado dentro y fuera de Venezuela desde el 23E ha sido determinante. Guaidó
es un fenómeno político del que no se pueden desembarazar y están condenados a
hacer esa Transición con Guaidó a la cabeza porque es a Guaidó a quien la
Comunidad Internacional ha reconocido y el pueblo de Venezuela quiere como
Presidente Encargado para esa Transición. Guaidó se ha convertido en un
fenómeno que difícilmente podrán apartar sin un costo difícil de asumir. La
UNICA manera en que ese Gobierno de Transición tenga éxito es que Juan Guaidó
lo ejerza plenamente después del “cese de la usurpación”. No es posible una
nueva elección como la pretenden hacer sin un cambio institucional de
envergadura del CNE, acelerando la designación de nuevos Rectores y sin cambiar
estructuralmente el Poder Electoral, como ya lo explique en mi nota anterior
(ver No son los Rectores, es el Sistema, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/03/no-son-los-rectores-es-el-sistema.html).
Y eso es lo que creo que está
esperando pacientemente el Presidente Encargado Juan Guaidó. Una vez realizada
la primera fase de la trilogía, “cese de la usurpación”, Guaidó tendrá la libertad
de arreglar con la gente apropiada todos los entuertos del comienzo producto
del maridaje con los factores del G4. Sería un Guaidó versus oposición oficial
de manera taimada y encubierta donde el que tenga más aguante gana. Si resiste
y se mueve políticamente bien se podrá apartar inteligentemente de aquellos que
desean su fracaso, y al neutralizarlos podrá marcar un nuevo comienzo. Pero
debe escuchar fuera del círculo que lo rodea, y en especial a la gente que
sabe, y decidir por él mismo y su intuición, no por lo que le dicen los
dinosaurios. Todos queremos su éxito y sus peores enemigos los tiene a su lado.
Si Juan Guaidó tiene éxito en
comenzar un nuevo Gobierno de Transición sin entregarlo a la influencia nefasta
del cuarto-republicanismo, Venezuela podrá tener la oportunidad de oro de una
transición como verdadera entrada al Siglo XXI, como la tuvieron los
venezolanos en 1935, de las manos de Eleazar López Contreras, y no como una
extensión de lo peor de finales del Siglo XX. ¿Será capaz Juan Guaidó, fiel
exponente de esa juventud que murió en las calles por una mejor Venezuela, de
traicionar eso a favor de lo peor de la política venezolana de los últimos 60
años, y que todavía anda vivita y coleando en esa Asamblea Nacional? Si es capaz
de esa traición, habrá tenido razón mi querido amigo y yo me habré equivocado
de nuevo –no es la primera vez- pero lo habré hecho creyendo en la juventud
venezolana que tanta sangre ha derramado por Venezuela…
Caracas,
8 de Marzo de 2018
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana