Por Luis Manuel Aguana
Un gran venezolano, Antonio Sánchez García, publicó en septiembre del
año pasado un artículo preguntándose, “¿Dónde
están los Gonzalo Barrios, los Pérez Díaz, los Moisés Moleiro, los Pompeyo Márquez
del Gran Encuentro Nacional que los venezolanos reclaman a gritos?”
(Antonio Sánchez García, La defunción de lo político, tl.gd/n_1sr0qdq). Le contesté que ese era un buen grito de angustia para buscar lo que
hace tanta falta en Venezuela, que no es otra cosa que un liderazgo a la altura
de la circunstancia. Y precisamente en este momento crucial donde hacen falta
los mejores conductores, pareciera que no se encuentran en ningún lado, dejando
a Venezuela perdida en el camino.
Para poder responder la pregunta que titula esta nota se requiere
preguntárselo a quien sepa dónde conducir a este país lleno de dificultades.
Decía Seneca «Si no sabes hacia donde se dirige tu barco,
ningún viento te será favorable».
La expresión latina que titula esta nota proviene de
una historia cristiana que deberíamos recordar siempre todos los que de alguna
manera intervenimos en política: “Quo vadis es una frase latina que significa «¿A
dónde vas?». La frase está vinculada a una tradición cristiana que gira en
torno a San Pedro. De acuerdo con los Hechos de Pedro, el Emperador Nerón en el
año 64 comenzó una persecución contra los cristianos. Temeroso de que algo malo
le pudiera suceder, Pedro escapa de Roma por la Vía Apia, pero en el camino se
encuentra con Jesucristo que iba cargando una cruz. Pedro, al verlo, le
pregunta: «Quo vadis Domine» (¿A dónde vas, Señor?) a lo que Cristo contesta:
«Romam vado iterum crucifigi» («Voy hacia Roma para ser crucificado de nuevo»).
Pedro, avergonzado de su actitud, vuelve a Roma a continuar su ministerio,
siendo posteriormente martirizado y crucificado cabeza abajo.” (ver Quo
vadis? https://es.wikipedia.org/wiki/Quo_vadis%3F).
Jesucristo sabía a lo que vino al mundo y lo que
debía hacer. De allí su firmeza al contestarle al discípulo que había perdido
no solo el camino sino la fe, haciéndole avergonzar, colocándolo de nuevo en la
ruta correcta. Y esa ruta, si se tiene clara, no debería ni siquiera causar
temor porque se tiene la convicción de lo correcto, a pesar de los riegos
involucrados. Eso lo tuvo clarísimo Alberto Carnevalli cuando escribe el
documento “A la Rebelión Civil llama Acción Democrática”, fechado el 24 de
Diciembre de 1952 después del fraude de Pérez Jiménez (ver http://pararescatarelporvenir.blogspot.com/2013/11/a-la-rebelion-civil-llama-accion.html)
siendo Secretario General de AD en la clandestinidad.
Escribía en una nota en el 2013 (Rebelión Civil, https://ticsddhh.blogspot.com/2013/11/rebelion-civil.html)
que Carnevali tenía moral suficiente para hacer ese llamado.
Decía que no solo estaba arriesgando su vida, sino que había trazado una raya
entre lo que era y no era aceptable para un país. Después de más de 6 años
reitero que no me imagino a Alberto Carnevali llamando a participar en otro
juego electoral de la dictadura luego de ese fraude en descampado de un régimen
perfectamente caracterizado. Por eso es que hay que aprender de la historia y
de la moral política de los verdaderos liderazgos. Razón tiene Sánchez García
de preguntarse donde están esos conductores de país.
La búsqueda del liderazgo adecuado es un tema que me ha preocupado (por
no decir apasionado) durante todos estos años. Las razones del porque nace y
cuales condiciones se deben dar en el país para que se manifieste. No creo que
no existan hombres y mujeres dispuestos a asumir esa tarea, pero ¿qué les hace
no dar ese paso fundamental?
En una nota del 2012 escribía que esos liderazgos estaban allí (La
búsqueda del liderazgo perdido, en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/11/la-busqueda-del-liderazgo-perdido.html)
pero que se manifestarían en su momento en la medida que la crisis
arreciara, como en efecto está pasando. ¡Pero a estas alturas de la destrucción
todavía no salen! ¿Por qué? Si existieran bancas de inversión de riesgo en el
campo político, estuvieran interesadas en algunos proyectos (sin ruborizarme
diría que el nuestro en ANCO es uno de ellos, particularmente en el interior).
Pero estos proyectos no saldrán nunca en el actual estado de postración
económica y política, pero sobre todo moral en que se encuentra el país. Hacer
política en Venezuela se ha convertido en un negocio.
En la Venezuela actual nadie apuesta sino al caballo ganador que puede
tener el poder mañana. Los financistas apuestan a Leopoldo, María Corina, Henry
Ramos (aunque este último parece que se financia solo). Nadie invierte en
proyectos con nuevas caras y nuevas propuestas porque se perdió la razón misma
por la cual se hace política que es el bienestar de todos. En el pasado era más
sencillo, los partidos salían de los ideales –y bolsillos- de sus militantes.
Ahora salen de los bolsillos de los inversionistas. Eso debería resultar
intolerable para cualquiera que pretenda hacer política con “P” grande en
Venezuela.
No pierdo la esperanza de que eso cambie. Me consta la existencia,
porque los he conocido, de personajes como esos que menciona Sánchez García en
su artículo, en el interior de Venezuela y fuera de ella, a pesar de las
dificultades. Uno de ellos, Hinderburgo Becerra, del hijo querido del Guárico
se nos murió esperando ese cambio. Gente honorable y con vocación política y
que no tienen la visibilidad que le da el dinero a la muestra inservible que se
ve todos los días en la superficie a través de las redes sociales. Pero los
partidos se cansan de venderle a la gente que eso es lo que hay. Y lo
lamentable es que esas personas no resolverán la crisis de Venezuela y
terminaran por la fuerza de los hechos en el basurero de la historia de este
país.
Mi última nota del año 2018 la dedique al liderazgo de esos muchachos
que ahora manejan el poder y la titulé “Por un liderazgo efectivo en el 2019” (http://ticsddhh.blogspot.com/2018/12/por-un-liderazgo-efectivo-en-el-2019.html).
Allí me atreví a dar algunos consejos basados en un extraordinario
trabajo de la revista Forbes. Mas de año y medio ha pasado y no se han cumplido
en el accionar ninguna de esas recomendaciones, por lo que dudo que resulte
exitoso nada de lo que salga de allí. El cuerpo de valores indispensables para
llevar a Venezuela a algún lugar es absolutamente necesario en aquellos que se
encuentren al frente de esta lucha. Si no los impulsamos o buscamos maneras que
quienes los tengan salgan al ruedo, esta crisis será un mal sueño comparada con
la que nos vendrá encima en un futuro previsible. Los que creemos estar
conscientes de este problema debemos seguir insistiendo para poder tener una
respuesta tan clara como la que le dio Jesucristo a Pedro en la Vía Apia, así
sea que todos salgamos martirizados y crucificados como él, con la cabeza para
abajo…
Caracas, 9 de Junio de 2020
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana