jueves, 31 de diciembre de 2020

La última institucionalidad que nos queda

Por Luis Manuel Aguana

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El ultimo día del año 2020 lo celebramos con el logro y la reafirmación de la expresión ciudadana, finalmente establecida como un mandato del pueblo de Venezuela de la secuencia establecida en el Estatuto de la Transición aprobado en Febrero de 2019, que comienza por el cese de la usurpación del poder de Nicolás Maduro Moros, en la pregunta No. 1 de la Consulta Popular realizada del 7 al 12 de Diciembre de 2020. Mal podría entonces esta decisión del pueblo venezolano, máxima instancia de la Soberanía del país establecida en el Artículo 5 Constitucional, ser revertida con la modificación del referido Estatuto el 26 de Diciembre de 2020 por parte de la Asamblea Nacional, decisión que por cierto está siendo puesta en duda como lo demuestra este interesante hilo de Michael Penfold en twitter (ver https://twitter.com/penfold_michael/status/1344025882491551748?s=03) y noticias relacionadas (ver Maduradas, en https://maduradas.com/polemico-participaron-68-principales-rellenaron-suplentes-denuncian-supuestas-irregularidades-sesion-la-an-la-se-modifico-estatuto-transicion/).

Sin embargo, más allá de las dudas relativas a esa decisión de la Asamblea Nacional, tres aspectos importantes se desprendieron de esta nueva versión del Estatuto de la Transición: a) el intento, a mi juicio infructuoso (porque el pueblo se pronunció en relación a eso del 7 al 12 de Diciembre de 2020) de borrar el mantra de tres pasos indicando que para los diputados lo importante ahora son las elecciones (Artículo 2), restando importancia al pronunciamiento de los venezolanos en la Consulta Popular; b) la continuidad política y administrativa de la actual Asamblea Nacional a través de la Comisión Delegada, estableciéndole atribuciones más allá de las que indica la Constitución (Artículos 12 y 14); y c) la eliminación del Centro de Gobierno con la creación del Consejo Político como una nueva figura que controla al Presidente Encargado (Artículos 18 y 19).

Veamos esos tres aspectos con más detalle. Por más que los Diputados hayan modificado el Artículo 2 del Estatuto de la Transición, indicando que  “En la actuación de los órganos del Poder Público se dará prioridad a la procura de elecciones libres, justas y verificables…”, esto no modifica en un ápice el mandato popular de exigir el cese de la usurpación previo a la realización de cualquier elección en Venezuela. De hecho, el mismo Estatuto modificado todavía reafirma el Cese de la Usurpación y la conformación de un Gobierno de Transición “como los elementos concurrentes que configuran la liberación del régimen…” (Artículo 10 del nuevo Estatuto).

Sin embargo, me resultó muy decepcionante que los ciudadanos diputados hicieran caso omiso de la manifestación de 6,4 millones de venezolanos en la Consulta Popular y su mandato, para el cambio del Estatuto de la Transición, en especial en la reafirmación del Cese de la Usurpación y el rechazo al fraude del 6 de Diciembre de 2020. Ese cambio sustentado por la expresión de la Consulta Popular hubiera fortalecido enormemente la modificación del Estatuto de la Transición convirtiéndolo en una de los primeros resultados del mandato del pueblo, y no como una expresión de desespero por mantener vigente la actual Asamblea Nacional y celebrar a troche y moche elecciones con el régimen. Ese desaire al pueblo venezolano es un error que necesariamente tendrá consecuencias.

Al único que escuché referirse a la Consulta Popular luego de ese cambio fue al Presidente Encargado Juan Guaidó en su mensaje de fin de año y su compromiso por cumplir ese resultado (ver mensaje de Fin de Año del Presidente Encargado Juan Guaidó, en https://twitter.com/jguaido/status/1343352956859666432). Vaya entonces el reconocimiento por ese compromiso que también es nuestro.

El segundo aspecto que resalta de los cambios en el Estatuto fue la continuidad de la Asamblea Nacional. No existe en la Constitución, como en el caso de la ausencia del Presidente de la República, ninguna previsión acerca de la ausencia de la Asamblea Nacional como poder público, para garantizar su continuidad. No es suficiente alegar que la elección del 6 de Diciembre de 2020 no fue legitima (Artículo 11) sin alegar como se sustenta esa afirmación y sin decir que fue el pueblo quien rechazó esa elección parlamentaria en una Consulta Popular. En todo caso si fue ilegítima la elección, como en efecto lo fue, se esperaría una justificación constitucional para la continuidad de la actual Asamblea Nacional legítima. El no haber tal justificación debilita tremendamente la sustentabilidad de la Asamblea Nacional frente a los países que han respaldado internacionalmente como legitima la elección del 6 de Diciembre de 2015, certificando sus decisiones. Creo que frente a esa fragilidad se debe anteponer la decisión del pueblo soberano en la Consulta Popular de exigir el Cese de la Usurpación para continuar proceder con unas elecciones libres previo a un Gobierno de Transición.

El último aspecto de importancia y que cierra con broche de oro los cambios realizados fue la creación de un Consejo Político que sustituye al Presidente Encargado en su ÚNICA función que no es otra que la de lograr las elecciones libres y verificables: Artículo 233: “...Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes...”. ¿Cómo se entiende entonces que ese Consejo Político oriente su actuación a “...la procura de elecciones libres, justas y verificables, al pleno restablecimiento del orden constitucional y de la separación de poderes, y al rescate del Estado democrático y social de Derecho y de Justicia en la República Bolivariana de Venezuela..” siendo estas precisamente las funciones constitucionales del Presidente Encargado?

Al eliminar el famoso “Centro de Gobierno”, adefesio creado para gobernar por Juan Guaidó, la Asamblea no solo reventó a Leopoldo López sino que asumió en el Estatuto las funciones del Presidente de la República. Y eso tiene implicaciones mucho más allá de lo que se ve superficialmente. No hay en ese nuevo Estatuto nada que le impida a esa Comisión Delegada "fortalecida" decidir una nueva persona en el cargo de Presidente Encargado de la República. ¡Ojo con esa jugada! Al hacer eso -si esa es la intención- la Asamblea Nacional se pone tan al margen de la legalidad como el régimen.

Pero más allá de  lo que acaban de hacer los diputados para seguir vigentes después del 5 de Enero de 2021, y la consecuente extensión del mandato de Juan Guaidó como Presidente Encargado, considero más importante como se desarrollará la lucha opositora en el transcurso del año 2021 al no tener una Asamblea Nacional en pleno funcionamiento como este año, o peor aún, con un funcionamiento en entredicho, y un Presidente Encargado mediatizado. En el neto en ambos terrenos hemos retrocedido con respecto al año que cierra hoy.

Eso le deja una sola carta a Venezuela: el papel que deberán jugar los ciudadanos no investidos de autoridad para recobrar su libertad en el 2021. Ya no veo a nadie investido de autoridad jugando un papel preponderante, sino a los liderazgos surgidos al calor de la lucha por reafirmar la voluntad del pueblo venezolano en una Consulta Popular, que nadie quería salvo los ciudadanos.

Entonces, la última institucionalidad que nos queda en pié después del deslave producto de los múltiples errores cometidos por la oposición oficial será la determinación del pueblo venezolano expresado en una Consulta Popular de salir de la usurpación logrando los apoyos nacionales e internacionales que sean necesarios. En lo personal prefiero eso que seguir en manos de una dirección inexperta, timorata y corrupta. Preferible solos que mal acompañados. ANCO jugó un papel fundamental y de primer orden en la Consulta Popular en el 2020 y lo seguirá jugando en esa nueva orientación ciudadana para recobrar nuestra libertad en el 2021. Dios será nuestra guía y compañía para este Nuevo Año del Señor. Tengo la fe de Florentino a mi favor...Agradeciendo profundamente otro año más a mis seguidores por su sincero acompañamiento, solo me resta desearles un extraordinario Feliz Año 2021 a todos…!

Caracas, 31 de Diciembre de 2020

Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

lunes, 28 de diciembre de 2020

La secuencia de la libertad

Por Luis Manuel Aguana

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No me extrañaron las reacciones inmediatas de los enemigos de la Consulta Popular al éxito de haber alcanzado 6,4M de participaciones. Al no poder negar que efectivamente pese a todos los esfuerzos de quienes dentro y fuera del Gobierno Encargado trataron de hacer fracasar esta iniciativa, ahora pretenden negar que ese fue un evento político de magnitudes incontestables, y comienzan la campaña del “bueno, y ¿ahora que van a hacer?” o “¿ustedes creyeron que el régimen se caería solo con esa consultica?”. Lo lamentable de eso es que juega en contra de la fe de aquellos que si participaron y creyeron que ese paso era absolutamente necesario –como efectivamente lo es- en la lucha que emprenderemos de ahora en adelante.

 

Y el truco miserable es utilizar en contra nuestra uno de los rasgos culturales más profundos del venezolano: la inmediatez. A los venezolanos nos gusta que las cosas pasen inmediatamente. “Lo mío que me lo den ya”. No tenemos una cultura de trabajo sistemático y perseverante para abordar y resolver los problemas. Y esto está respaldado por estudios académicos y gerenciales que se han realizado:

 

“Desde el punto de vista de la mayor parte de los entrevistados, todo lo que el venezolano tienen en entusiasmo le falta en perseverancia. Su sensibilidad, apertura y entusiasmo por nuevas ideas y retos, suele ser la chispa que genera un nuevo plan, idea o proyecto. Sin embargo, para que ese plan lleve a los resultados deseados es necesario tener dos cosas: disciplina para la acción (perseverancia) y un entorno que permita ir recogiendo la cosecha poco a poco, para que los pequeños logros estimule la cadena que lleva hasta el objetivo final…el venezolano es fácil de motivar y entusiasmar por algo nuevo…luego le falta vapor para continuar.” (Granell y otros, p102, 1997) (1)

 

En lo que estamos metidos como pueblo requiere de un proyecto de magnitudes políticas nunca antes vistas en nuestro país, y nuestra dirigencia opositora ha tratado con aspirinas lo que en medicina se conoce como un tumor cancerígeno con metástasis. Y es claro que esto tiene que ver mucho con la calidad del liderazgo político que conduce el barco opositor.

 

Los venezolanos somos los inventores de los operativos. Y como dice el estudio en referencia: “Somos buenos enfrentando situaciones de emergencia y en acciones de tipo comando para manejar situaciones críticas” (Granell y otros, p103, 1997) (1). Pero fallamos estrepitosamente cuando se trata de llevar un plan de largo plazo: “En términos generales, podemos considerar que la cultura venezolana es esencialmente cortoplacista, con un predominio del pensamiento sincrónico, una concepción muy flexible del tiempo y orientada a la obtención de resultados inmediatos más que al inferimiento de recompensas futuras” (Granell y otros, p107, 1997) (1).

 

Veamos lo que significa el pensamiento secuencial versus el pensamiento sincrónico: “En las culturas donde priva el pensamiento secuencial, como por ejemplo las anglosajonas, se le da importancia al orden en el cual las cosas deben realizarse para ser eficiente. Se siguen las normas aun cuando ello no sea lo más conveniente en el momento y se entiende que la línea recta es el camino más corto entre dos puntos. Así, se le da mucha importancia a la planificación, al cumplimento de los compromisos y se respetan las prioridades. Por el contrario en las culturas sincrónicas se pueden hacer varias cosas simultáneamente, se es flexible para pensar que no necesariamente el camino más recto entre dos puntos es el que lleva a la eficiencia y, con frecuencia, las prioridades se van estableciendo con la aparición azarosa de los eventos”  (Granell y otros, p101, 1997) (1).

 

En nuestro país al pensamiento sincrónico se le conoce como la doctrina Eudomar Santos: “Como vaya viniendo vamos viendo”. Eso es lo que ha aplicado la oposición oficial al mega problema del régimen narcoterrorista de Maduro, siendo esta la fórmula más segura del fracaso al abordar un problema de alta complejidad como el que estamos enfrentando con unos delincuentes que tienen el apoyo planetario de las fuerzas del mal, enemigos de la civilización occidental.

 

Los venezolanos tenemos que comenzar a pensar de una manera secuencial aunque nos cueste. Primero es una cosa, tenemos éxito, y vamos a la otra. Perseveramos hasta tener éxito y continuamos, con un plan en la mano, que no puede ser conocido por el enemigo hasta que sea absolutamente necesario. Eso hicimos nosotros en ANCO con esta Consulta Popular. Llevábamos años en esa línea de secuencia en contra de todo el mundo hasta que se logró. Vamos al siguiente paso, que es la cristalización del mandato del pueblo en esa Consulta. Eso no ocurrirá de la noche a la mañana. Requiere esfuerzos y tiene objetivos intermedios que no se pueden revelar, ni el tiempo en que se ejecutarán. Eso sí, requiere de una organización ciudadana muy fuerte que se inició durante la ejecución de la Consulta Popular y que debe fortalecerse en todo el país.

 

Tenemos el liderazgo, no de nosotros sino de ustedes mismos en cada región de Venezuela. Aquellos que se reventaron el lomo para conseguir que 6,4M de personas participaran en una consulta que los mismos políticos que la pusieron en una Ruta ahora niegan, siendo que es la viva voz y mandato del pueblo venezolano. Quienes deben liderar este esfuerzo en los puntos más recónditos de Venezuela son ustedes. Eso forma parte de un plan de mucho mayor alcance que ha sido la bandera desde la fundación de ANCO: llevar el poder político real al ciudadano. El ciudadano al conseguir la libertad de Venezuela, retiene el poder y la responsabilidad que conlleva no perderlo junto con la libertad.

 

No se dejen engañar por los cantos de sirena de quienes creen que esto es un problema que se resuelve con una “invasión”, intentando descalificar nuestro esfuerzo con preguntas inmediatistas acerca de cómo vamos a hacer. Como hemos visto esa creencia la refuerza nuestra cultura de la inmediatez matizada por la inexperiencia y la irresponsabilidad de quienes hasta ahora conducen la oposición del país. Vamos a organizar a Venezuela con un plan en la mano. Y será Venezuela quien decida, después de conseguir su libertad, quien tendrá el honor de dirigir su destino.

 

Caracas, 28 de Diciembre de 2020

 

Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

(1)  Éxito Gerencial y Cultura, Retos y Oportunidades en Venezuela / Managing Culture for Success, Challenges and opportunities in Venezuela, Granell, Garaway, Malpica, Ediciones IESA 1997, ISBN 980-217-189-1