miércoles, 4 de agosto de 2021

Última Ratio Regis

Por Luis Manuel Aguana

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Nota de agradecimiento personal: 

Antes de entrar en materia deseo detenerme un momento para agradecer a todos mis seguidores, lectores, compañeros de ANCO a nivel nacional, y en general a todos los amigos y allegados, y aún aquellos que sin conocerme personalmente, enviaron palabras de condolencia y solidaridad a mí y a mi familia por el fallecimiento de mi madre este fin de semana. A todos ustedes mi gratitud infinita e imperecedera por esa solidaridad y nobleza que nos distingue como venezolanos y demuestra una vez más la manera única de ser de nuestra gente. Por eso no puedo dejar de confiar en que con la ayuda de Dios saldremos con bien de esta pesadilla, resurgiendo mucho mejores de lo que ahora somos. Ustedes serán los verdaderos protagonistas de esta nueva Venezuela que vamos a construir entre todos…

Con mis mayores sentimientos de consideración y estima,

Luis Manuel Aguana

A mi modo de ver solo existen dos perspectivas para asumir la propuesta Constituyente: a) desde la perspectiva de salir del régimen; y b) desde la perspectiva de reforma de las bases políticas e institucionales del país. La segunda incluye a la primera y la primera incluye a la segunda. Parece un contrasentido pero no lo es. Desde la primera vez que tomé la bandera constituyente como solución a los problemas que nos aquejan lo hice desde la segunda perspectiva, viendo la primera como un subproducto necesario del proceso de reforma de las bases de funcionamiento del país. Y eso es lo que he venido impulsando desde esta tribuna. En otras palabras, la necesidad de un proceso constituyente para establecer un nuevo marco de actuación institucional donde todos los factores se muevan de una manera diferente, dejando el espacio para desarrollar, trabajar y profundizar lo que sea necesario para conseguir una mejora en la calidad de vida de los venezolanos.

No hemos planteado un proceso constituyente para sacar a nadie del poder. Desde mi perspectiva, salir del régimen de Maduro es una condición necesaria pero no suficiente para llegar a una etapa donde se discuta el país que deseamos construir, al margen de que lo comencemos a hacer desde ahora. En otras palabras, si Maduro cae mañana es requerido y urgente un proceso Constituyente para Venezuela con el fin de poner los seguros necesarios al ejercicio del poder en la Constitución y reorganizar los Poderes Públicos, seriamente dañados por este régimen en 20 años. Nadie debería acceder al poder sin arreglar eso primero.

Pero si creo que un proceso Constituyente negociado entre todos los factores, incluida la sociedad civil, sería lo ideal para sacar entre todos adelante este país. De acuerdo al constitucionalista español, Roberto Viciano Pastor, Director del Doctorado en Derecho Constitucional de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia, “Los procesos constituyentes han surgido en América Latina como también en otras partes del mundo cuando aparece una importante crisis social. Si no hay una importante crisis social ningún Estado, ningún país se introduce en una zona delicada, en una zona en la cual es inestable, por definición, como es la de definir de nuevo las reglas de funcionamiento del Estado, de la economía, de la sociedad, etc, etc... Por lo tanto, esta es la “Última Ratio Regis”, la última opción que queda para intentar resolver los problemas del país. Primero se intentan resolver de otras muchas maneras. Pero cuando ya no hay otra fórmula al final los países se ven abocados a activar procesos constituyentes”. (ver video Procesos Constituyentes en América Latina desde la perspectiva comparatista, en https://www.elmostrador.cl/tv/2021/04/16/en-vivo-procesos-constituyentes-en-america-latina-desde-la-perspectiva-comparatista/ min 15:55). Revisaremos en notas posteriores otras partes de esta importante ponencia.

Intentar un proceso Constituyente solamente con la finalidad de “tumbar” a un gobierno o a un régimen, es fundamentalmente un error que se pagaría con inestabilidad política y retroceso en el desarrollo de un país. Eso fue lo que paso en Venezuela en 1999. Chávez aplicó el proceso Constituyente usando sus mayorías políticas, no para generar el espacio de mejora institucional y progreso social que necesitaba el país entre todos sino para pasarle una aplanadora a quienes hasta ese momento disfrutaron del poder por 40 años y hacer como decimos en Venezuela, un “quítate tú para ponerme yo”. Eso no podía conducir a otra cosa que a un fracaso monstruoso cuyas consecuencias estamos sufriendo los venezolanos. Y ahora, tal y como dice el Dr. Pastor, es la “Última Ratio Regis” o “el argumento final o definitivo del rey” (ver Ultima Ratio Regis, en https://www.curistoria.com/2008/06/ultima-ratio-regis.html), en otras palabras, la “última opción que queda para intentar resolver los problemas del país” cuando ya no hay más nada que hacer.

Y es claro que introducirse, como indica el experto constitucionalista, en una zona inestable como lo es la “de definir de nuevo las reglas de funcionamiento del Estado, de la economía, de la sociedad, etc, etc...” no es para nada fácil de plantear y mucho menos de convencer a alguien, en especial si ya habíamos transitado por ese camino hace 22 años con los resultados que todos conocemos. Pero es público, notorio y comunicacional que el caso venezolano lo requiere a gritos. Hay que volver a construir institucionalmente el país. En 1999 se abrió una Caja de Pandora que es preciso cerrar de nuevo.

Pero muchos de ustedes se preguntarán sobre qué bases serían esas nuevas reglas. Nuestra propuesta constituyente no viene sola, viene con unos lineamientos y un profundo contenido a debatir para la modificación de las bases institucionales del Estado y del Territorio. Pueden revisarlos en el documento El Gran Cambio, Una propuesta para el país que queremos (ver documento oficial en https://tinyurl.com/4px9rdy6).

Pero más allá de lo que cualquiera pueda proponer, esto debe llevarse a un escenario donde el país debata su futuro con la seriedad que el caso tiene. Y eso para nosotros no tiene discusión. Cualquiera puede decir que una constituyente no es lo conveniente para los intereses del país en este momento, pero lo que no puede negar es que es necesario que lo que hay ahora cambie de una manera sustancial para evitar que este desastre continúe y no vuelva a repetirse nunca. Absolutamente todo en el país se salió de control, y eso no puede ser contenido solo por el hecho de convocar a unas elecciones de cualquier tipo, ni existe ninguna persona que pueda hacerlo sin el concurso de toda la Nación. Nadie puede negar que a este país hay que cerrarlo por inventario para poder continuar en mejores condiciones  en algún momento futuro. Por eso insistimos que en nuestra Constitución existe ese escenario y se llama Asamblea Nacional Constituyente.

Si no se debate el país en un escenario donde se garantice la participación DEL OTRO en toda su extensión, así como también una verdadera representación ciudadana del país doliente de esta crisis, como NUNCA ocurrió en 1999, ni un millón de mesas de negociación servirán para lograr la estabilidad política necesaria para que Venezuela funcione y salga del infierno que nos crearon. Si queremos que el país consiga la paz ninguna parte puede imponerse sobre la otra. Y si el régimen y su oposición oficial insisten en desconocer eso, lo que estarán haciendo es alargar lo que ya saben que ocurrirá: la desaparición de ambos extremos, con el consiguiente parto sangriento de una nueva realidad para el país. No sé si eso será bueno o malo pero si será diferente y más acorde con la realidad que está exigiendo el pueblo venezolano. Y cuando ocurran esos hechos, esa realidad que se imponga si será la Última Ratio Regis…

Caracas, 4 de Agosto de 2021

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sábado, 31 de julio de 2021

Negociar con criminales

Por Luis Manuel Aguana

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Prácticamente desde que comenzó la tragedia con este régimen siempre he pensado que Venezuela se compara a un país completo metido en una situación de rehenes. Así lo señale en el año 2014 cuando los estudiantes estaban siendo masacrados en las calles por el régimen de Nicolás Maduro Moros (ver País secuestrado, en  https://ticsddhh.blogspot.com/2014/04/pais-secuestrado.html). Allí decía: “Y los secuestradores necesitan de usted, el pueblo de Venezuela, para hacer que se tranquilicen los muchachos. Pero como usted bien sabe es imposible sentarse con ellos (los secuestradores) porque la UNICA conversación valida es que SALGAN DE LA CASA INMEDIATAMENTE. Y que ahora no solo serán los muchachos quienes protestarán para que se salgan sino el resto de la familia, porque ya les perdieron el miedo. Miren lo que lograron los muchachos…”.

Y sigo pensando igual, la única conversación posible es que se salgan de la casa inmediatamente. Esa es la oportunidad que plantea el nuevo proceso de negociación propuesto por ANCO y asumido como propio por parte Consejo Rector de la Conferencia Ciudadana para el Restablecimiento Constitucional y Democrático (ver Propuesta a la Nación y la Comunidad Internacional, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/07/el-consejo-rector-de-la-conferencias.html). Y es que la palabra “negociación” está tan desprestigiada que el solo hecho de mencionarla implica claudicación frente al régimen. Y no es así.

Hay solo dos maneras de enfrentar al régimen: por la vía pacífica y constitucional, o por la vía violenta. No existen puntos medios, como no existe mujer “medio preñada”. Como mencionaba en mi nota de 2014, unos individuos armados nos tienen de rehenes en nuestra propia casa, y la policía afuera está haciendo denodados intentos para que salgan pacíficamente sin la necesidad de entrar violentamente y generar muertos de parte y parte, incluyendo a los que vivimos en la casa. O que el régimen produzca una reacción interna tan virulenta que terminemos en una guerra civil.

En anteriores intentos de negociación, los “negociadores” no solo fueron engañados por los delincuentes, sino que se convirtieron en sus cómplices para alargar el suplicio de los que viven en la casa. De allí que nadie dentro de la casa confíe mas en una negociación, prefiriendo que la policía entre a la fuerza y así acabar de una vez con el suplicio, sin importar cuántos muertos se cuenten al final. O que cualquier salida que implique violencia sea la solución. Por más desesperante que esto sea, siempre he creído que siempre se le debe dar un chance a la paz, como se decía en la época de las guerras en los 60s, así me tilden de comeflor.

Las exigencias de Maduro como requisito para sentarse a negociar, esto es, que le quiten las sanciones, lo reconozcan a él y su parlamento irrito, o que le devuelvan el botín incautado en el exterior, lo que hace es que ni siquiera exista la posibilidad de una negociación probable con él. Es la misma solicitud que harían los secuestradores de nuestro ejemplo de 2014 de quedarse a vivir por siempre en la casa y que los dejen en paz. No están ni siquiera planteándose pedir un avión para irse y salir de la casa con el botín. Yo negociaría eso si ellos se avienen a ese proceso con tal de que abandonen la casa.

Los intentos de “negociación” realizados por el Presidente Encargado Juan Guaidó de unas “elecciones con condiciones” tienen ese mismo resultado, y mucho menos lograr que el régimen acepte unas elecciones presidenciales cuando precisamente lo que piden para negociar es el reconocimiento de su presidencia espuria obtenida fraudulentamente el 20 de Mayo de 2018. ¿En que nos deja todo esto? Que no habría nada que ofrecerle al régimen para lograr que los delincuentes abandonen el secuestro al que someten a la población, más allá del levantamiento de las sanciones impuestas por la Comunidad Internacional.

Lo anterior nos indica que el régimen seguirá su camino de unas elecciones con o sin la oposición oficial, entre otras cosas porque ya tiene una oposición comprada para noviembre - los de la llamada “mesita” -  y aunque eso no les quitará las sanciones, si podrán continuar en su ruta de consolidación y secuestro de los venezolanos.

Visto lo anterior, hemos propuesto una nueva ruta de negociación que incluya al doliente: la sociedad civil, con una nueva y única propuesta a negociar: un proceso de elección Constituyente Originario. ¿Porque esto podría ser aceptable para el régimen? Porque cumpliría con los requisitos exigidos para levantar las sanciones en la declaratoria sobre Venezuela del 25 de Junio de los EEUU, UE y Canadá acerca de una solución que incluya a todos los venezolanos: “La solución pacífica a esta profunda crisis política, social y económica debe provenir del mismo pueblo venezolano, a través de negociaciones de amplio alcance impulsadas por los venezolanos en las cuales participen todos los actores interesados” (ver comunicado EEUU-UE-Canadá: Declaración conjunta sobre Venezuela, en https://www.state.gov/translations/spanish/ee-uu-ue-canada-declaracion-conjunta-sobre-venezuela/). Ya hemos dicho incansablemente que somos actores interesados. Además, en ese proceso estarían representados todos los sectores del país, incluyendo al PSUV, negociando con todos los involucrados de la mesa propuesta las bases para la elección de esos representantes, con la intermediación electoral de la Comunidad Internacional representada en los firmantes de la Declaración conjunta sobre Venezuela.

Ese proceso daría como resultado la representación legítima de todos los venezolanos de cualquier parte del país y de cualquier tendencia, y que traería como consecuencia una solución definitiva al Poder Ejecutivo detentado por Nicolás Maduro Moros. Ni siquiera él podría poner en duda que sea el pueblo venezolano quien decida el destino de la Nación, habida cuenta que fue su propio mentor, Hugo Chávez Frías quien propuso la solución constituyente por primera vez en Venezuela en una campaña electoral en 1998. ¿Por qué lo que fue bueno para el pavo en 1998 no puede ser igual de bueno para la pava en el 2021? La diferencia estaría en que en esta oportunidad se negociarían con todos los involucrados las bases de esa convocatoria para que ninguna parte quede en desventaja sobre la otra. ¿De qué otra manera podríamos encarrilar lo que se descarriló en 1999?

En ninguna parte aquí estoy negando el carácter criminal de quienes ahora conducen el país. La diferencia es que esta negociación sería el equivalente a negociar el secuestro de los venezolanos, dándoles a los secuestradores la oportunidad de montarse en el avión para abandonar el secuestro sin derramamiento de sangre. De negarse a darle participación al pueblo venezolano en la solución de la crisis, no solo el régimen sino aquellos que conforman la oposición oficial venezolana reconocida internacionalmente, estarían declarando abiertamente que este sería el último esfuerzo de una solución negociada y eso lo deben entender así los firmantes de la Declaración conjunta sobre Venezuela en el exterior. Después de eso insistir por la vía de negociar con los secuestradores costaría con seguridad muchas más vidas de venezolanos inocentes, por lo que entonces se debe seguir a la siguiente etapa de este secuestro.

Algunos venezolanos pensamos que todavía existe la oportunidad de presentar esta alternativa a los venezolanos y al mundo, a días u horas de que la oposición oficial cometa el error irreparable de reconocer al régimen de Nicolás Maduro Moros a través de la participación en unas elecciones regionales espurias, que solo le darían al régimen el argumento muy difícil de rebatir de que al concurrir todos los partidos a unas elecciones y comprometerse en aceptar sus resultados, no solo estarían reconociendo al CNE sino a la Asamblea Nacional del régimen que lo designó, electa de manera ilegitima el 6 de Diciembre de 2020, y rechazada por la mayoría del pueblo venezolano en la Consulta Popular celebrada del 7 al 12 de Diciembre de 2020. Esto le daría la espalda a 6,4 millones de venezolanos que dimos un mandato claro. A partir de eso cualquiera tiene el derecho de solucionar esto por las malas.

A la Comunidad Internacional firmante de esa Declaración, comenzando por los EEUU no le quedaría otra cosa que aceptar ese hecho del régimen, concediéndole la legitimidad a ese Parlamento espurio y dejando de reconocer lo que queda de la Asamblea Nacional del 2015. Eso es lo que no acaban de entender los que por ambiciones miopes por cargos locales están colocando en el borde del barranco el futuro de Venezuela.

Puedo entender a aquellos que ya han cerrado toda negociación con el régimen. Y a esos les digo que la única negociación posible para los secuestradores es que se monten en el avión que les ofrecemos de una elección Constituyente para que éste decida el futuro de los venezolanos. De no darse de esta manera, eso no significa que no sea necesario el proceso Constituyente. En ese caso se haría aun más necesario pero para recoger lo que quede de los escombros de la República después de la caída del régimen de Nicolás Maduro Moros por cualquier vía que la realidad imponga. Y ese terreno ya no es de la negociación con los criminales, sino el de la violencia política generalizada. Espero que quienes la están empujando sepan de qué se trata eso porque esa guerra no será lejos de la casa de todos nosotros…

Caracas, 31 de Julio de 2021

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