Por Luis Manuel Aguana
En la inmortal novela de Lope de Vega, Fuenteovejuna, los habitantes de esa localidad española en tiempos de los Reyes Católicos, se agavillaron para ajusticiar al Comendador Mayor, y lo terminaron lapidando –muerte a pedradas- en su propia casa por las múltiples delitos que el pueblo decía que había cometido, y por más jueces e investigadores que enviaron los Reyes españoles no le sacaron otra respuesta a la gente a la célebre pregunta “¿Quién mató al Comendador?”, que “¡Fuenteovejuna Señor!”. Algo semejante está ocurriendo en cámara lenta y a partir de ahora con mayor velocidad con la figura del Gobierno Encargado, mejor conocido por los venezolanos como el “interinato”, y la nueva figura del Comendador, en la persona del Presidente Encargado Juan Guaidó.
La muerte del interinato ha sido lenta y dolorosa, como toda lapidación. La primera pedrada que sufrió el interinato fue el mismo día de su auto juramentación el 23 de Enero de 2019 cuando los propios diputados de la oposición oficial se negaron a juramentar a Guaidó en el sitio, como Presidente Encargado, y él mismo terminó haciéndolo solo, y a instancias de una muchedumbre ansiosa porque alguien diera el paso y asumiera la responsabilidad de salir del régimen de Nicolás Maduro, por supuesto con el apoyo previo del gobierno de los Estados Unidos, quien se ocupo de que el resto de las naciones hicieran lo propio.
La segunda pedrada más formal se materializa con la aprobación del Acuerdo de Transición firmado en febrero de 2019 cuando las fracciones mayoritarias opositoras de la Asamblea Nacional deciden atribuirse el Gobierno Interino y hacerlo depender de las decisiones del Parlamento, claramente de manera inconstitucional ya que en Venezuela no existen gobiernos parlamentarios, dejando a nuestro novel Comendador sin poder para el ejercicio pleno de sus funciones como Presidente Encargado de la República. Y lo peor fue que el mismo Presidente Encargado también le infringió una fuerte pedrada a su propio interinato (tal vez ésta fue la más dolorosa porque fue auto infringida) cuando decide él mismo NO ASUMIR sus propias responsabilidades como Presidente como le correspondía, obedeciendo a sus jefes políticos de la Asamblea Nacional, al entregarle al jefe de su partido la coordinación de todos los representantes designados en su gestión a través de una figura denominada “Centro de Gobierno”.
Como dije en esa oportunidad, si antes no era aceptable una Ley de Transición con Maduro ejerciendo el poder ilegalmente, imagínense como sería si ese mismo Estatuto permite que a quien le corresponde ejercer la Primera Magistratura por designio constitucional, en acatamiento del Artículo 233 de la Constitución, DELEGA en otra persona sus atribuciones como Presidente, contraviniendo la Constitución (ver, Agencia EFE, Guaidó anuncia la creación de un “centro de Gobierno” con López a cargo, en https://www.efe.com/efe/america/politica/guaido-anuncia-la-creacion-de-un-centro-gobierno-con-leopoldo-lopez-a-cargo/20000035-4051908). Esa pedrada no fue solo a la Presidencia Encargada sino a las mismas esperanzas puestas en el Comendador por el pueblo venezolano.
A partir de ese momento Venezuela-Fuenteovejuna comenzó a acumular mucho resentimiento hacia esa figura del Gobierno Encargado y su Comendador, y su popularidad comenzó a decaer paulatinamente. Muchos solicitamos al interinato y a la Asamblea Nacional en su conjunto en todos estos años, acciones que podían realizarse al tener ellos la mayoría de los votos, los votos de los venezolanos, en la Asamblea Nacional, entre ellas la famosa autorización de misiones militares en Venezuela para el ingreso seguro de la ayuda humanitaria, de acuerdo al Artículo 187 numeral 11 Constitucional. No fue posible, ni aun con la llamada Fracción 16J, surgida con por el incumplimiento del mandato de la Consulta Popular del 16 de Julio de 2017.
Conocimos otra grave pedrada cuando los venezolanos vimos con asombro que algunos diputados de la Asamblea Nacional y funcionarios del interinato, actuando de forma conjunta y coordinada, actuaban de la misma manera que el régimen de Nicolás Maduro Moros, en los escándalos de corrupción develados por Embajador del Gobierno Encargado en Colombia, Humberto Calderón Berti. Al alcanzar este punto, a comienzos de diciembre de 2019, casi cumpliendo el primer año de ejercicio del interinato, lance también una piedra al solicitar que el Presidente Encargado, se retirara en paz (ver Presidente Guaidó, váyase en paz, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/12/presidente-guaido-vayase-en-paz.html).
El interinato desestimó las denuncias y recomendaciones del experto petrolero Calderón Berti en el caso de Monómeros Colombo-Venezolanos, S.A. y se desconectó de él, respaldando en conjunto con el G4/FA, el viejo esquema de cuotas partidistas muy populares en la época pre chavista, en un claro desprecio de cómo se debían manejar las cosas luego de la recuperación de nuestro país. Dije que era un mal comienzo. Si eso era así sin estar en Miraflores, imagínense cuando estuvieran el poder. Las pedradas de la corrupción siempre son sumamente graves.
Desde esa época a esta parte, siempre se le solicito al Presidente Encargado Juan Guaidó que asumiera de manera cabal la altísima responsabilidad que el pueblo venezolano le había otorgado el 23 de enero, por encima de cualquier presión o control partidista. Esas solicitudes realizadas desde dentro y fuera del país fueron desestimadas, y en especial una realizada desde el exterior por Carlos Sánchez Berzaín, Director Ejecutivo del Instituto Interamericano para la Democracia, cuando el experto indicó con lujo de detalles cómo podría el Gobierno Interino desalojar institucionalmente por la fuerza, con toda la legalidad internacional al régimen de Nicolás Maduro Moros (ver Presidente Guaidó debe pedir y organizar coalición internacional militar para liberar a Venezuela, en https://youtu.be/6RB53HlF4BA).
Finalmente, la pedrada definitiva al interinato se la propiciaron los mismos partidos del G4/FA al negociar y firmar ese Memorando de Entendimiento en México. En él la oposición oficial en su condición de “Plataforma Unitaria de Venezuela” acuerda negociar con el “Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela”, aceptando con esa sola firma la existencia de tal “gobierno”, a todas luces usurpador como lo saben todos los venezolanos, quienes en una Consulta Popular vinculante y constitucional, realizada del 7 al 12 de diciembre de 2020, rechazamos al régimen de Nicolás Maduro Moros y su parlamento espurio e ilegitimo electo el 6 de diciembre de 2020.
Ese solo hecho invalida cualquier cosa que negocien en México. Ese acto de reconocimiento termino de matar la Presidencia Encargada como la experiencia opositora más cercana al éxito que hayamos tenido para acabar con la tiranía de Nicolás Maduro Moros, desde el 23 de enero de 2019. No tenía el Dr. Andrés Pastrana, ex Presidente de Colombia, que recordárnoslo en un mensaje de Twitter: “Si en México es reconocido Maduro como gobierno, y a su contraparte como oposición, el Gobierno Interino de Guaidó desaparece de un plumazo” (ver Andrés Pastrana en Twitter, en https://twitter.com/AndresPastrana_/status/1427000458334203908).
Cada una de esas piedras fueron lanzadas durante la lapidación progresiva del interinato desde el mismo 23 de enero de 2019, todas dirigidas a la cabeza de quien pusieron allí para recibirlas, el Comendador Guaidó, quien las recibe como chivo expiatorio de todas las trapacerías realizadas por los partidos de la oposición oficial para mantenerse ocultos ante la opinión pública venezolana como los principales responsables de las decisiones tomadas que han mantenido a Maduro en el poder, y que culminan con el espectáculo de México. Guaidó no es más que quien recibe las piedras. Una vez cumplido su papel será el culpable de todo lo que pase.
Pero Guaidó también es mantenido allí como la institución presidencial reconocida internacionalmente, y paradójicamente esa sería la única herramienta que puede utilizar para evitar enterrarse con quienes en mala hora ha acompañado desde su reconocimiento y sobrevivir a la lapidación final, ejerciendo constitucionalmente las atribuciones que le otorga la Constitución, como tantas veces se le ha solicitado para sacar adelante la República. Una cosa es acompañar al sepelio a los cadáveres políticos que se producirán después de las elecciones que se negocien en México, por dar la espalda al pueblo venezolano, y otra muy diferente es enterrarse con ellos. Queda todavía por saber si el Comendador de nuestra historia actuará a favor de los venezolanos o confirmará ser cómplice de lo que le acusa Venezuela-Fuenteovejuna. Si decide enterrarse, en el futuro la respuesta a la pregunta, ¿quién mató al interinato? será: ¡Venezuela Señor!
Caracas, 18 de Agosto de 2021
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