viernes, 10 de septiembre de 2021

La aclaratoria de Maduro

Por Luis Manuel Aguana

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En el mejor de los estilos de “no aclares porque enredas”, el régimen aclaró al mundo el rol que juegan las partes en las negociaciones de México. Siempre he pensado que en política no existen ingenuidades. Nadie puede decir en política  “me engañaron” sin que se piense que estás metido en el guiso. Efectivamente, las afirmaciones contenidas en el comunicado No. 1779 – 2021 de la Misión Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la Oficina de las Naciones Unidas y demás Organismos Internacionales con sede en Ginebra, oficina que representa los intereses del régimen Nicolás Maduro Moros ante la Comunidad Internacional, ratificaron con todas sus letras lo que los venezolanos supimos desde el mismo momento que “las partes” firmaron ese Memorando de Entendimiento en México, pero que la oposición oficial no ha querido admitir: han RECONOCIDO oficialmente  el régimen que usurpa el poder en Venezuela (ver Comunicado No. 1779 – 2021, del 06 de septiembre de 2021 de la Misión Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la Oficina de las Naciones Unidas y demás Organismos Internacionales con sede en Ginebra, en https://tinyurl.com/57x96w3h).

¿Qué hace el régimen haciendo esa aclaratoria ante la Comunidad Internacional? Tres cosas: 1) informa que “los extremistas” que fueron a negociar en México lo hicieron porque reconocieron su condición de “gobernantes legítimos”; 2) afirma que al negociar, esa “oposición más extremista” pone fin a “una diatriba inconstitucional acerca de una supuesta institucionalidad paralela” o Gobierno Encargado, esfumando el papel de Guaidó desde el año 2019; y 3) trata de imponer internacionalmente a los factores de la oposición alacrán comprada que fueron a las elecciones parlamentarias ilegitimas del 6D-2020.

Ahora bien, la aclaratoria se basa en una supuesta “matriz de opinión” internacional según la cual se da “continuidad a su fallida narrativa desatada desde el año 2019, sobre la supuesta existencia de dos gobiernos en la República Bolivariana de Venezuela” y que “no se trata de una negociación entre dos factores políticos que se encuentren en igualdad de representación ni de legitimidad”. En otras palabras el régimen va a México a que esos “extremistas” les quiten las sanciones que pesan sobre sus delincuentes pero que no tienen la misma representación y legitimidad que ellos dicen tener. ¿Cómo se entiende eso?

Aparte de lo contradictorio de ese planteamiento, el fondo es muy revelador: la oposición oficial fue a México, no a resolver los problemas graves que tenemos los venezolanos y que debería ser materia de la discusión principal, sino a una rendición política incondicional para lograr una supervivencia, y “pacificándose” a través de los arreglos que se lleguen allá. Fueron a entregarnos para convivir con ellos y el régimen les está restregando públicamente su condición de traidores a través de este comunicado que funciona como una suerte de pastilla de “ubicatex” para recordarles la razón por la que fueron allá y su condición de entrega. Y no porque lo haya escrito el régimen no significa que esto no sea una realidad lamentable.

Si hay algo que los venezolanos despreciamos es que nos tomen por pendejos. La declaración de Ginebra descubre dos cosas fundamentales: a) no tenemos oposición política que defienda los intereses de los venezolanos, y mucho menos actores políticos que sirvan para afrontar la etapa más dura que está sufriendo Venezuela; y b) que cualquier “acuerdo” que salga de allí es irrito para todos los venezolanos. Esa aclaratoria nos recuerda que vamos tarde en la construcción del liderazgo que verdaderamente luche por sacar a Venezuela de esta tragedia y la cantera de la cual echar mano se encuentra irremediablemente en las organizaciones de la sociedad civil.

Pero el régimen estableció también en la aclaratoria algo sumamente importante: al desconocer en México a quien resulta formalmente reconocido internacionalmente por la Comunidad Internacional como gobierno legitimo, dando apertura solamente a los partidos opositores (G4) que se han vendido para negociar unas cuotas, está renunciando a la posibilidad de que ese Gobierno Encargado que desconoce, que es el único que tiene el reconocimiento de los países dueños de las sanciones, las logre efectiva y oficialmente levantar precisamente con esos gobiernos. El régimen se negó a que existiera una representación del Gobierno Encargado, lo cual reveló sus intenciones originales de negociar con los partidos de la oposición oficial –como siempre lo ha hecho-  dueños del Acuerdo de la Transición y que son los que controlan el Gobierno Encargado, pero olvidando que quien en última instancia dispone de la clave para negociar a su vez el levantamiento de esas sanciones es precisamente al que no quieren en la mesa.

Y ustedes me dirán “pero el Gobierno Encargado y el G4 son lo mismo”, y yo diría que eso es verdad a la luz de todo lo que ha sucedido hasta ahora, pero al final las sanciones, si se levantan, será con la aprobación de ese Gobierno Encargado reconocido internacionalmente, con las consiguientes responsabilidades que eso conlleva. Allá Juan Guaidó si desea cargar con la culpa de sus compañeros del G4, que han demostrado no tener problemas de cambiar a mamá Venezuela por un par de sandalias, al negociar levantar las sanciones a estos delincuentes sin que antes exista un cese de la usurpación de los Poderes Públicos, que sería lo único que provocaría unas nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias en Venezuela.

Por otro lado la Comunidad Internacional ha sido más que enfática al indicar que solo estudiarán levantar las sanciones a los delincuentes del régimen si de México sale un acuerdo para unas elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables, tal y como lo indicara el Embajador de los EEUU en Venezuela, con sede en Bogotá, James Story: Los Estados Unidos de América apoyamos ese proceso liderado por Venezuela que resulte en una solución negociada integral a la crisis venezolana. Seguimos priorizando el retorno del Estado de Derecho y la democracia en Venezuela y que los venezolanos puedan expresarse políticamente a través de elecciones locales, regionales y presidenciales libres justas y verificables, y realizadas a través de un proceso transparente inclusivo y creíble” (ver James Story, en Alo Embajador, 26 de agosto 2021 https://twitter.com/usembassyve/status/1430991418344886273).

Si la oposición oficial tuviera al menos un gramo de dignidad ya se hubiera levantado de esa mesa de negociaciones en México al conocer la aclaratoria insultante del régimen. Y si no hubo dignidad antes, tampoco la habrá después. Ya comenzaron a negociar “temas vinculados a justicia y reparación” sin que el régimen haya soltado al primer preso político producto de esas negociaciones y abordar a solicitud del régimen el “acceso a fondos en organismos multilaterales” sin ninguna contraprestación que conlleve a demostrar su intención de mejorar la calidad de vida de los venezolanos. Cada día que se pasa en México es día que gana el régimen en el poder. Los venezolanos debemos finalmente aceptar que SIN CESE DE LA USURPACION NO HABRA LEVANTAMIENTO DE SANCIONES. Ya es hora de un Gran Cambio para Venezuela…

Caracas, 10 de Septiembre de 2021

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sábado, 4 de septiembre de 2021

El descarrilamiento de Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

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De algunos años trabajando en la C.A. Metro de Caracas, y aún muchos más en la lucha desde la sociedad civil por el adecentamiento de esa empresa del Estado destruida como el resto del país, aprendí el término “descarrilamiento” de un tren. Ese es uno de los eventos más peligrosos para los pasajeros y operadores de un tren dentro de un túnel del Metro. Significa que el sistema ya no tiene el control de lo que sucede porque el tren se salió de los rieles por alguna razón y la inercia puede hacerlo chocar contra de las paredes del túnel provocando un incendio que acabe con la vida de los pasajeros. El descarrilamiento de un tren a campo abierto tendría las mismas o peores consecuencias de muerte y destrucción al salirse el tren del los rieles y volcarse, perdiéndose la carga y la vida de los pasajeros.

Venezuela se encuentra en una situación similar. El país venía montado sobre unos rieles institucionales que resistieron lo que pudieron los avances de la destrucción de un régimen que ha subvertido el orden constitucional, logrando que en Venezuela no exista ningún poder constitucional legítimo en el país. Ni la Presidencia de la República ilegitima de Maduro desde su elección ilegal del 20 mayo de 2018, ni la Asamblea Nacional ilegalmente electa el 6 de diciembre de 2020, ni el Tribunal Supremo de Justicia ilegitimo que despacha de manera inconstitucional con Magistrados perseguidos en el exilio, ni un Poder Ciudadano, ni Poder Electoral legítimos precisamente como consecuencia de la ilegitimidad de los anteriores, hicieron descarrilar a Venezuela.

El país descarriló porque sus rieles institucionales fueron destruidos por el régimen. El esfuerzo por rescatar una nula institucionalidad a través de una Presidencia Encargada insostenible en el país no han sido exitosos al punto que se ha terminado en un “Memorando de Entendimiento” a todas luces escrito por el régimen y avalado por la oposición oficial, quien ha acordado asistir a unas elecciones regionales sin siquiera haber negociado unas condiciones en México, que fue una de las razones que en primer lugar justificó su presencia allí.

Ahora bien, si tenemos un tren descarrilado –Venezuela- ¿cuál debería ser la principal preocupación de quienes buscan retornar a la normalidad del país? ¿Recoger las personas y la carga que se volteo en el descarrilamiento usando carretas llevadas por burros, o volver a poner el tren sobre sus rieles, así se encuentre chocado, para continuar la vida del país? Esa es la gran diferencia entre los que buscamos EL RESTABLECIMIENTO CONSTITUCIONAL de las instituciones y aquellos que piensan que mejor es continuar el camino en burro. Estos últimos no llegaran muy lejos porque su problema no es salvar la carga y las personas que se descarrilaron con el tren sino incentivar el lucrativo negocio de las carretas tiradas por bestias. En eso los acompaña el régimen, que en primer lugar fue el que dinamitó los rieles institucionales para que el tren se descarrilara.

Por supuesto que la gente se halla en la mitad de la nada y desea que alguien resuelva cómo  volver al camino. Entonces aparecen las opciones de carretas tiradas por burro o poner el tren de nuevo en sus rieles. La primera opción luce como más inmediata aunque no resuelva el problema de fondo que es recuperar el tren y su dirección, profundizando el problema porque esta no está planteada para resolver lo que en principio fue la causa del descarrilamiento. Unas elecciones para ningún tipo de cargo público resuelve el hecho que los gobernadores y los alcaldes sirven de nada con un país con un régimen autoritario que ha militarizado y empobrecido a todas las regiones del país centralizando criminalmente los medios de subsistencia de los ciudadanos. Esas son las carretas tiradas por burros de la oposición entregada al régimen.

Por otro lado estamos quienes le decimos al país que hay que reconstruir los rieles rotos y mondar de nuevo el tren sobre ellos para continuar el camino. Esa opción no es tan difícil como la pintan aquellos que tienen el negocio montado de las carretas con burros. Sin embargo supone que todos, incluyendo aquellos que se han beneficiado del negocio de las carretas y quienes dinamitaron los rieles en primer lugar, entiendan que es mejor para todo el mundo –incluso para ellos- que hagamos lo que se tiene que hacer para que el tren llamado Venezuela siga su camino. Y que luego de que eso ocurra, todos ellos pueden volver al negocio que deseen porque el país ya estará montado sobre los rieles de nuevo.

El planteamiento de ANCO y de todos aquellos firmantes del Pacto de Restablecimiento Constitucional agrupados en la Conferencia para el Restablecimiento Constitucional y Democrático y su Consejo Rector, es trabajar para que entre todos volvamos a poner el tren en funcionamiento sobre nuevos rieles institucionales que solo pueden producirse cuando convoquemos al pueblo venezolano a un proceso Constituyente de carácter Originario. Se dice fácil pero no lo es en el actual estado de cosas.

Insistimos que ese proceso en este momento de la vida del país debe ser convocado como producto de una negociación entre todos los involucrados: la sociedad civil venezolana, la oposición oficial, el régimen y la Comunidad Internacional, en especial los países que tienen intereses directamente afectados por la grave crisis venezolana, como es el caso Colombia, receptores principales de la ola migratoria desatada por la destrucción política, económica y social del país.

Ese sería el cuadro de una nueva mesa de diálogo con los verdaderos actores del problema: los causantes (el régimen), los afectados (la sociedad civil), la representación política reconocida internacionalmente (la MUD y Juan Guaidó) y la Comunidad Internacional (actuantes de las sanciones). No sería un dialogo entre un supuesto e inexistente “Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela” no reconocido como legítimo por los venezolanos pero actores armados de facto de este problema (como las FARC en Colombia), y la “Plataforma Unitaria de la Oposición” que no representa ni siquiera un 10% de los venezolanos agrupados en partidos políticos, pero reconocida simbólicamente por la Comunidad Internacional.

Tenemos en consecuencia que ampliar el enfoque de este problema e incluir a quienes si estamos realmente interesados en que una negociación para Venezuela si tenga una solución política. Hasta ahora los que hay son los que rompieron los rieles y los que se están beneficiando porque el tren se descarriló. Amanecerá y veremos si a la Comunidad Internacional, comenzando por los EEUU, le interesa continuar con un país con la carga y las personas montadas en carretas tiradas por burros o en un tren reconstruido sobre unos rieles nuevos para comenzar una nueva ruta con destino a la democracia y la libertad.

Caracas, 4 de Septiembre de 2021

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