sábado, 12 de febrero de 2022

Prólogo del libro de Eduardo Colmenares Finol: Venezuela, un País Inconstituído

Por Luis Manuel Aguana

¿Es Venezuela en realidad “un país inconstítuido”?  Es ciertamente una proposición retadora la que nos presenta Eduardo Colmenares Finol con este interesante ensayo. Había oído expresiones como “Venezuela es un país desordenado”, o “Venezuela es un país solidario”, o mejor aún, “Venezuela es un país valiente”, mucho de eso asociado a las mismas características que se nos atribuyen como pueblo. Pero cuando leí por primera vez ese término aplicado al país, me sonó a “desarticulado” o peor aún, un país que nunca se ha podido constituir, permaneciendo como una sociedad extraviada que aun busca su lugar, en el medio de un desorden político y constitucional desde prácticamente su fundación en 1811. Y eso es gravísimo…


Si atendemos la historia que han seguido otros pueblos, cuya institucionalidad nace de un verdadero Pacto Social que se respeta, el “¡bochinche, bochinche!” del que hablaba el Generalísimo Francisco de Miranda en 1812 cuando Simón Bolívar lo ponía preso por traidor, nos indica que el título de la obra está bien fundamentado desde los orígenes de nuestra nacionalidad. Hemos logrado vivir más de 200 años “inconstituidos”. La gran pregunta sería ¿podríamos continuar en esa situación y esperar un cambio para mejorar nuestra condición de pueblo? No lo creo.


Si partimos del hecho que el Libertador tenía razón cuando en 1812 reconocía en el Manifiesto de Cartagena que “…el sistema federal, bien sea el más perfecto y más capaz de proporcionar la felicidad humana en sociedad, es, no obstante, el más opuesto a los intereses de nuestros recientes Estados…”, le estaba diciendo al mundo que lo que se había hecho constitucionalmente en 1811 había que cambiarlo, como en efecto fue cambiado en Angostura en 1819 para afrontar una guerra. Sin embargo decía al mismo tiempo que ello no invalidaba el sistema como sistema, solo que a su juicio no era aplicable a la realidad de nuestros Estados de ese entonces. A partir de 1819 Venezuela nunca dejo de ser un Estado centralizado, aunque siempre se respetaran las condiciones federales de la primera Constitución. Una contradicción con la que vivimos hasta el presente a pesar de una Guerra Federal de por medio.


Al planteamiento que hace Colmenares Finol, preguntándose si la sociedad civil de hoy está “preparada para asumir su papel soberano y protagónico”, a diferencia de aquella que en 1812 se desarrollaba dentro de un sistema que el Libertador consideraba “opuesto a los intereses de nuestros recientes Estados”, se podría decir que dos siglos después Venezuela ya está en capacidad para asumir ese papel desarrollado que diseñaron para nosotros nuestros fundadores el 5 de Julio de 1811 en la primera constitución. Pero eso tiene un costo.


El Maestro Simón Rodríguez sostenía una tesis según la cual es una contradicción desear Repúblicas pero sin republicanos ¿Cuál era la manera de resolver eso de acuerdo al Maestro Rodríguez? De la única forma que había: formándolos en las escuelas para que las Republicas que estaban naciendo y obteniendo su libertad de la espada de sus soldados, se pudieran sostener. De acuerdo al Maestro la materia más importante de esa formación debía ser “la sociabilidad”. Esto en palabras modernas se llamaría enseñar ciudadanía.


Al no contar con republicanos se hacía –y todavía se hace- muy difícil sostener la libertad conseguida con la sangre de los soldados porque como bien indicaba el Libertador en su Discurso en Angostura: “La Libertad, dice Rousseau, es un alimento suculento, pero de difícil digestión. Nuestros débiles conciudadanos tendrán que enrobustecer su espíritu mucho antes que logren digerir el saludable nutritivo de la Libertad…”. Una constitución presupone la existencia de la ética ciudadana en una sociedad civil madura como garante ético, como la llama el autor. Pero hemos carecido de ella como sociedad lo que nos ha llevado irremediablemente al fracaso del espíritu de nuestras constituciones, y no sin razón se han convertido en los trajes a la medida de tiranos y autócratas.


¿Por qué el Pacto Social establecido en la Constitución de 1961 duró más que ningún otro en nuestra historia republicana? Porque el Congreso Constituyente de 1961 respetó la forma federal de Venezuela “en los términos consagrados por esta Constitución” (Art. 2) hasta que el Pacto se rompió porque dejaron de cumplirlo los actores políticos cuando decidieron repartirse a Venezuela como un botín de manera centralizada.


Lo que sucedió en 1999 con una Constituyente prometida electoralmente por el golpista de 1992 no debió ocurrir si la Constitución de 1961 se hubiera modificado adecuadamente, profundizando el modelo federal que estaba en nuestra acta de nacimiento, y atendiendo las múltiples demandas que se hicieron de descentralización del país, más allá de una ley para elegir a Gobernadores y Alcaldes, matizado con un plan de descentralización persistentemente saboteado por todos los sectores políticos. Ahora todos estamos pagando las consecuencias.


¿Tiene razón el autor al endilgarle a Venezuela el calificativo de “país inconstituido”? Las pruebas que expone demuestran que tiene razón. Pero la pregunta más importante que responde es ¿y qué hacemos con eso? Y su respuesta que comparto plenamente es ¡debatamos al país! ¡Debatamos en una Constituyente Originaria el problema de Venezuela!


Sin embargo esto tiene que ver con de la calidad de los actores políticos. ¿Cómo es posible que esta no sea una materia de principalisima discusión en los círculos políticos del país? ¿Cómo es posible que todavía se le ofrezcan al país “programas de gobierno” para salir de la crisis cuando estamos ante un problema de carácter eminentemente estructural? ¿Cómo es que no lo ven?


Me resisto a pensar que estemos ante ignorantes. He llegado a la conclusión que el problema es mucho más grave que eso. Si fueran ignorantes podríamos educarlos e informarles de la situación. No. Estamos ante personas que sin ninguna consideración ética y moral están interesadas por razones de poder o corrupción, en utilizar su condición política para que un estado de cosas a todas luces inviable permanezca en pie en detrimento de la mayoría. De allí que la sociedad civil debe reaccionar y asumir su papel activo para el cambio de esa dirigencia política, que lamentablemente se ha convertido en el principal obstáculo para la transformación de Venezuela. De allí que trabajos como el que sigue a este Prólogo son invaluables para que nuestro país evolucione a estadios superiores de desarrollo.


Debemos debatir el país. Los debates planteados en este ensayo por Eduardo Colmenares Finol, comenzando por el porqué es necesaria la convocatoria al Constituyente Originario son imprescindibles porque van al sujeto principal de toda política en el mundo moderno, la sociedad civil.


Debatir acerca de la estructura política que debe tener un gobierno en la Venezuela actual, tomando en cuenta nuestras propias particularidades históricas, y sobrepasando el viejo concepto de los partidos de masas, pone en el sitio correcto la discusión de los criterios sobre los cuales se debe basar una nueva manera de distribuir el poder en Venezuela. Esto, al momento de una discusión constituyente acerca de la forma  que debe tener el Estado es fundamental, y más aun cuando la propuesta principal es un cambio en la distribución del poder político bajo una forma de un Estado federal.


Son indispensables los debates acerca de la pobreza de las masas y sus problemas sociales derivados, que no se pueden abordar en la complejidad del mundo actual sin un cambio en la presente estructura del Estado. Es indispensable el replanteo del papel de los partidos políticos ante ese cambio, así como su nuevo rol en la intermediación social.


Los partidos deben modernizarse y adecuarse a las nuevas realidades. De lo contrario desaparecerán a favor de una nueva clase de partido que tenga en cuenta el paradigma de la sociedad civil. Hasta ahora lo que hemos contemplado de ellos es la cooptación de liderazgos desde otros sectores –por ejemplo el estudiantil- para deformarlos a una actuación que no se corresponde con las necesidades de la sociedad sino a la de su propia supervivencia. Hay que someter a profunda revisión lo que tenemos como armazón institucional que sostiene al Estado, así como un nuevo cuadro de interrelaciones institucionales.


Al considerar la sociedad civil como el verdadero poder popular, el autor diferencia claramente el ayer y el hoy en las relaciones políticas de la sociedad, creando un debate acerca del nuevo sujeto hacia quien deben ser dirigidas las políticas, y más aun, entre quienes se debería celebrar un nuevo Pacto Social. Esta sociedad civil va más allá y se ve reflejada e integrada geopolíticamente en sus pares naturales del continente, como una vez ocurrió con la Comunidad Andina de Naciones-CAN. Las relaciones económicas no las hacen los gobiernos, las realizan los privados en una sinergia exterior que crea riqueza y desarrollo. Ese debate tenemos que darlo urgentemente como lo sugiere la obra.


Muchas de las desviaciones en las que han incurrido los sectores políticos como consecuencia de una falla estructural del modelo de Estado que tenemos hasta ahora es el populismo. No deja de ser tentador debatir la necesidad de erradicarlo por la vía constitucional ya que no existe duda de que ha sido pernicioso en todos nuestros países con los cuales tenemos raíces comunes. Sin embargo si se corrige la falla estructural creando las condiciones para que se formalicen partidos con una orientación completamente distinta, abocados al concepto de sociedad civil, se erradicarán como consecuencia las prácticas del clientelismo, al existir un mayor control del ciudadano de las organizaciones políticas.


Sugerir un debate acerca del papel de las Fuerzas Armadas en el marco de un Estado con una sociedad civil fuerte es por decir lo menos, desafiante. No es ni será fácil tener una última palabra acerca de ese tema en un país donde la mayoría de los gobiernos de su historia han sido militares. De allí el reto de ubicar ese pasado que nos ha sesgado como pueblo, colocando como lo hace el autor a los militares en el lugar preciso de ser garantes de la civilidad y la seguridad de la Nación.


Debatir la alternabilidad democrática en un país que se dejo seducir por la reelección indefinida es mandatorio. ¿Por qué ocurrió eso en Venezuela? A pesar de la famosa intervención de Bolívar en Angostura, “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los Gobiernos Democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo Ciudadano el Poder. El Pueblo se acostumbra á obedecerle, y él se acostumbra á mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía.”, se podría decir que hay un grave problema en un pueblo que permitió todo lo contrario, luego de esas palabras del Libertador. Y eso es parte de todo este análisis que con tino nos presenta el autor. Tenemos que ir al fondo de este problema que está muy consustanciado con la manera de asumir el poder político en Venezuela desde el punto de vista histórico.


El debate de la descentralización hace juego con el de la redefinición de la forma de Estado en Venezuela. Si nos planteamos la forma federal del Estado, está claro que deberemos enfrentar un cambio de 180 grados en la manera en cómo hemos concebido la historia de Venezuela. Creemos que el país ya ha madurado lo suficiente como para que cada región asuma sus responsabilidades, que más allá de asumir las funciones que ahora tiene el poder central en un proceso descentralizador, plantea encarar los retos del desarrollo desde la perspectiva regional y local, dándole respuestas a los ciudadanos para mejoramiento de la calidad de vida de cada pueblo, en cada municipio del país. Se dice fácil pero no lo será.


La sociedad civil deberá convertirse en la contraloría de sus representantes electos. No servirá la excusa “no me bajaron los recursos” si cada municipio dispone por construcción constitucional de lo necesario para resolver su calidad de vida. El desarrollo de la ciudadanía operará allí, en la práctica ciudadana. Es por eso que este debate sea insoslayable.


Debatir la propiedad es muy pertinente si consideramos que Venezuela ha sido “expropiada” como país por una banda de delincuentes. Celebro que el autor incluya este debate en su ensayo, no por un asunto ideológico, sino porque la propiedad está consustanciada con el desarrollo histórico del hombre. No será posible avanzar sin definiciones claras de cómo queda esa discusión, en especial lo que debe ser propiedad del Estado y lo que debe ser propiedad de los ciudadanos. Eso es clave dentro de un Pacto Social.


Si no se da una discusión de altura que defina lo que es de todos, como el caso de la renta petrolera, la tierra, los recursos naturales y su conservación, difícilmente acordaremos un Pacto Social perdurable. Y en el caso particular de los recursos naturales, Venezuela tiene mucho que decirle al mundo por la extensión de sus riquezas naturales. El caso emblemático del Arco Minero debe debatirse, comenzando por su conservación. Estas definiciones fundamentales deben marcar un antes y un después de un nuevo ciclo en la vida institucional del país que parta con la construcción de un nuevo Contrato Social. Ojalá que este extraordinario aporte de fácil lectura y mejor comprensión entusiasme a los venezolanos que de verdad luchan por un cambio en la situación del país, y pueda animarlos a participar en el diseño de lo que será la Venezuela de las nuevas generaciones.


Caracas, 24 de Noviembre de 2018


martes, 8 de febrero de 2022

Los verdaderos activos de los venezolanos

Por Luis Manuel Aguana

English versión


En primer lugar, deseo hacer llegar a todos mis seguidores y amigos incansables de lucha de ANCO mi agradecimiento por sus mensajes de solidaridad y afecto por mi pronta recuperación del virus COVID. Aún estoy en eso (el ciclo de recuperación es largo) pero esta lucha es larga y lamentablemente no podemos bajar la guardia porque lo que tenemos al frente es una hidra con muchas cabezas y con mucho dinero de los venezolanos, comenzando por las del régimen y su oposición comprada. De allí mi preocupación de retomar al menos algunas cosas que había dejado pendientes.


Hemos notado que a nivel nacional ya comenzó el movimiento de las candidaturas de los partidos para el 2024. Eso no lo tengo que probar, en cada uno de los Estados del país fue la reacción natural de la dirigencia que vive de los carnavales periódicos electorales del régimen, luego del sonado fracaso del Referendo Revocatorio espurio del régimen y su oposición, que es acompasado por los partidos, no solo porque es una manera de distraer a la población de que “algún día” saldremos de esta pesadilla, sino porque es una manera extraordinaria de mantener “aceitada la maquinaria”, que es como ellos lo llaman, de la militancia a la hora de que comience el show electoral.


Esa comparsa le ha resultado muy bien a la militancia local de los partidos, quienes históricamente han vivido de las contribuciones de sus direcciones nacionales para moverse electoralmente en las regiones. De la misma manera a todo el ecosistema que vive de ellos. Esto es, movilizaciones, logística inmediata como comunicaciones, comidas, hospedajes, reuniones y todo lo que haga que se vea que un partido “se está moviendo” a favor de la gente. No hay nada más narcotizante que esto para el venezolano común después de 1958.


Este comportamiento distorsionado de la democracia partidista es el verdadero origen del problema de la representatividad política de Venezuela y una de las principales razones de nuestro proyecto actualizado El Gran Cambio de ANCO, pero esa es otra historia que abordaremos en su oportunidad (para aquellos interesados en parte de esa historia de la degradación de los partidos ver Doce Ejes y un Destino, El Municipio Fuerte, en https://ticsddhh.blogspot.com/2013/07/doce-ejes-y-un-destino-2-el-municipio.html).


En condiciones “normales”, esto es, sin tiranía, esta situación sería común y depende, por supuesto, de las finanzas de los partidos. Y es allí donde se pueden explicar muchas cosas. Desde que esta tragedia comenzó, las finanzas de los partidos han ido cayendo en picada. Los contribuyentes de los partidos, ilustres mecenas de la oligarquía empresarial venezolana, corruptos de los contratos de la otrora democracia, la gente tradicionalmente rica de Venezuela, no pudieron seguir “aportando”, no solo por la situación económica del país, sino por las amenazas del régimen, razón por la cual muchos no sobrevivieron, pero otros por ser demasiado grandes y con compromisos ineludibles se arrojaron a los brazos del régimen. Eso representó un gravísimo problema para nosotros. Esta gente nos vendió…


En consecuencia no les parecerá extraño porque no hemos salido de esta tragedia todavía. El esfuerzo que hicieron, no los partidos, sino los venezolanos, por poner a la “oposición” en lugares ganadores a partir de 2015 se diluyó en una caterva de diputados comprados, partidos completos con amarres con el régimen, y políticas deliberadas a su favor que nos han perjudicado de una manera tal que ha sido imposible despegarse este pegote sucio pegado en el alma de los venezolanos.


Pero los partidos pudieron encontrar una salida con la instauración del Gobierno Encargado en enero de 2019. Esta salida era perfecta porque tenían las manos libres de las imposiciones financieras del régimen y podían contar con las ayudas provenientes de las leyes norteamericanas de auxilio para el rescate de la democracia, sin contar con lo que se les podía facilitar a través de lo incautado a los corruptos a través de los decretos de la administración del gobierno de los EEUU. ¿Qué podía ir mal?


Nada debía ir mal. Sin embargo, lo que siempre ha estado mal ha sido la sucesión política o quién se queda con el poder después de Nicolás Maduro Moros. El problema de los partidos no es que se vaya el régimen, sino quien queda después de ellos. La insistencia patológica de resolver la crisis venezolana a través de unas elecciones que no se realizaron como se debieron el 2019 ha marcado todo el ciclo político nacional e internacional desde 2019, diálogos y Comunidad Internacional incluidos.


Todo el dinero que se le ha suministrado al Gobierno Encargado lo han usado los partidos políticos para mantener esa estrategia electorera y de burocracia de partidos hasta que se produzcan esas elecciones que aspiran que la Comunidad Internacional avale una vez que el régimen ceda en realizarlas. Y eso NO VA A PASAR hasta que ellos estén seguros de que no perderán. ¿Recuerdan a Chávez en el 2004, retrasando su revocatorio hasta que apareció Jorge Rodríguez con la “solución SmartMatic”?


¿Y por qué no va a pasar? Porque el régimen jamás cederá el control de las instituciones y Poderes Públicos (Judicial, Moral, Legislativo), y menos el Poder Electoral, al cual exhibe como la joya de su corona. A las pruebas recientes me remito: el Referendo Revocatorio viciado del 26E.


Sin embargo, a la terquedad de seguir por la vía electoral después del deslave revocatorio el 26E se suman los intereses de unos partidos que se niegan a morir dándole una solución definitiva al problema de Venezuela. Ignoran olímpicamente que la solución constitucional no se agotó con el Referendo Revocatorio. Que existe algo que se llama Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario, que es nuestra última parada para salir de este problema de manera pacífica y constitucional, y comenzar un nuevo gobierno de transición que nos garantice unas elecciones libres, justas y verificables. Pero dejaré que sea la Magistrada Emérita Blanca Rosa Mármol de León quien se los explique en detalle, en una extraordinaria entrevista realizada por Contrapunto (ver BRML, Hay que llamar a una Asamblea Nacional Constituyente, en https://contrapunto.com/especiales/entrevistas-ctp/blanca-rosa-marmol-hay-que-llamar-a-una-asamblea-nacional-constituyente/amp).


Pero el Gobierno Encargado se aferra a esa solución que nos lleva hasta el 2024 a unas elecciones, sin considerar la gravedad de  la situación de los venezolanos. Es necesario advertirle a Venezuela QUE NO PODEMOS ESPERAR MANSAMENTE A QUE NOS MATEN POR CUOTAS HASTA EL 2024. No podemos dejar que la MUD y su colaboracionismo convenza a Venezuela de esperar unas elecciones imposibles para el 2024, mintiéndoles descaradamente a los EEUU que "ganaremos" y usando los fondos que les están dando para eso. Dineros que son de los venezolanos. Esa es una situación INACEPTABLE.


En mi reciente nota fundamento que la existencia misma del interinato es salvar a los venezolanos de esta tragedia sin perder un momento más(ver El interinato no se justifica sin una Constituyente, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/02/el-interinato-no-se-justifica-sin-una.html). Sin otra cosa que nos lleve a una solución que no se aplique este mismo año, otra cosa NO ES JUSTIFICABLE, salvo que trabaje ya por una Constituyente Originaria que restituya los Poderes Públicos legítimos en menos de un año. De otra manera SU EXISTENCIA NO SE JUSTIFICA. Si el Interinato se embarca con la MUD para el 2024 para unas elecciones, SERÁ PARTE DEL PROBLEMA, NO DE LA SOLUCIÓN.


Ahora bien, esto no es suficiente. La razón principal de cualquier gobierno, interino, encargado o permanente, es el bienestar de sus ciudadanos. No está allí para resguardar activos financieros, ni acciones de sus empresas del Estado, ni las reservas del Banco Central. SU RESPONSABILIDAD INSOSLAYABLE está con el bienestar de la población. Los defensores de Juan Guaido y su Gobierno Encargado han centrado su caso de permanecer al frente de ese interinato para cuidar los activos y ser la cara de la oposición ante la Comunidad Internacional. Pero ni los activos están bajo su custodia sino de los países y sus leyes respectivas, y la cara opositora solo servirá hasta que esos mismos países lo decidan. 


¿Y entonces? ¿Qué le queda a Guaidó y al interinato? Defender una solución que nos quite de encima inmediatamente a estos delincuentes para evitar que sigan las muertes, las torturas, el hambre, la pandemia COVID, la destrucción de nuestra economía. No puede constitucionalmente usar su Presidencia Encargada para alargar más esta situación.


Los verdaderos activos que debe proteger Juan Guaidó son la VIDA, LA SALUD Y LA SEGURIDAD DE TODOS LOS VENEZOLANOS. Eso es lo que medianamente nos queda aquí y ahora. Con eso cubierto, si se perdió algo en el camino lo conseguiremos. Somos del tamaño de los compromisos que enfrentamos. Tal vez eso no deberían olvidarlo quienes quieren insistir tercamente en engañar a este noble y bravo pueblo…


Caracas, 8 de Febrero de 2022


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