viernes, 15 de abril de 2022

¿Existe una sociedad civil alacrán?

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Dice un viejo dicho jurídico que la buena fe se presume y la mala hay que probarla. Bajo esa misma premisa comienzo llamando la atención sobre la reunión sostenida por varios factores de la sociedad civil con el usurpador de Miraflores, Nicolás Maduro Moros, pertenecientes al movimiento Foro Cívico, quienes se definen como “un movimiento de articulación y coordinación que desde 2021 ha desarrollado mecanismos de interlocución con todos los sectores sociales y políticos con el objeto de revalorizar las capacidades de exigencia y negociación de la sociedad frente al poder, enfatizando la recuperación de los derechos civiles y de los derechos humanos como fundamento de su acción” (ver Diversos sectores sociales, del Foro Cívico, presentaron en Miraflores la agenda de demandas urgentes de los ciudadanos, en https://cepaz.org/documentos_informes/diversos-sectores-sociales-del-foro-civico-presentaron-en-miraflores-la-agenda-de-demandas-urgentes-de-los-ciudadanos/).

Que conozcamos los venezolanos, la primera acción importante de este grupo de organizaciones de la sociedad civil agrupadas bajo el nombre de Foro Cívico se realizó en ocasión a la designación de los Rectores del CNE, convocados por la Asamblea Nacional ilegítima del régimen electa el 6D-2020, como “sociedad civil”, intentando dar ahora los pasos necesarios para participar en la designación de los nuevos Magistrados del TSJ después de la modificación de la Ley Orgánica del TSJ en enero de 2022: “Así como en 2021 organizaciones de la sociedad civil agrupadas bajo el Foro Cívico llevaron a cabo un proceso de diálogo y negociación con distintos sectores políticos para acordar, dentro de los estrechos límites de las condiciones políticas que hoy tenemos, un directorio para el CNE que, como lo hizo, ofreciera alguna confianza en que podía desarrollarse un proceso electoral bajo mejores condiciones institucionales y políticas. En 2022, estas mismas organizaciones, se han activado para continuar ejerciendo ese papel en otros ámbitos. El proceso de reforma judicial es uno de ellos(resaltado nuestro).

En resumen, ¿qué es lo que los venezolanos estamos contemplando aquí? ¿Es que acaso una parte de aquellos que nos llamamos sociedad civil estamos comenzando a claudicar a la tragedia que nos sucede, y ahora tratamos de “convivir” para sobrevivir a esta tragedia? ¿O tal vez el régimen, en su infinita capacidad para comprar voluntades, está “convenciendo” factores de esa sociedad civil para dar la percepción de que ya los venezolanos estamos obstinados de tanta controversia y queremos a gritos una normalidad que no existe? Lo que contemplamos aquí puede ser una parte o una mezcla de todo eso, o simplemente ninguna de ellas. Y eso amerita un poco de atención por parte de todos los que de alguna manera nos atañe el tema de la sociedad civil, al preguntarnos si existe una sociedad civil alacrán.

Lo cierto es que la sociedad civil en cualquier parte del mundo no es homogénea. Pueden existir factores de ella que por una u otra razón estén abiertamente a favor del régimen –y eso sería perfectamente válido- pero también pueden existir organizaciones y personas respetables que, aún estando en desacuerdo con el régimen, creen de buena fe que intentando convivir con esos delincuentes pueden ser mejoradas algunas de las condiciones del secuestro donde vivimos para que existan algunos derechos humanos para los venezolanos. La percepción que los venezolanos tengan de ese fenómeno es crucial. Veamos eso último con más detalle.

Si efectivamente hay personas que de buena fe –que siempre se presume- están dispuestas a reunirse con Maduro con ese fin, la pregunta correcta allí sería, ¿es válido todavía pensar que eso sea posible después de todo lo que hemos vivido? A mi juicio dejó de ser posible cuando el régimen decidió criminalizar a la oposición y perseguir, torturar y asesinar personas, al margen de nuestros Derechos Humanos y el Estado de Derecho. Y eso no lo digo yo, sino Informes fundamentados de organizaciones de Derechos Humanos alrededor del mundo y un proceso abierto a los principales responsables, comenzando por Maduro, por crímenes de Lesa Humanidad en la Corte Penal Internacional.

Ahora bien, de la Declaración de Principios del movimiento Foro Cívico, leemos: “Es en nuestra condición de ciudadanos que exigimos a quienes detentan el poder la atención urgente de los males que nos afectan como nación, siempre en el estricto cumplimiento de la Constitución vigente y de los pactos internacionales sobre derechos humanos suscritos por el Estado venezolano. Es en ese marco que planteamos el desarrollo de los canales de comunicación necesarios para rediseñar un mecanismo de negociación que encamine al país hacia un porvenir de paz, bienestar y progreso para todos. Y como decía el maestro Pedro Nikken: la negociación no es el mejor camino, es el único camino.” (resaltado nuestro). Si eso realmente es así, están cayendo abiertamente en una contradicción.

No existe desde hace mucho tiempo en Venezuela “estricto cumplimiento de la Constitución vigente y de los pactos internacionales sobre derechos humanos suscritos por el Estado venezolano”, como ya se ha comprobado, por lo que en consecuencia son imposibles, si nos atenemos a esa Declaración, los canales de comunicación “para encaminar al país hacia un porvenir de paz y progreso para todos”. Entonces mal podría ese grupo de ciudadanos reunirse de buena fe con los principales protagonistas del régimen y esperar de ellos el cumplimiento cabal de la Constitución y los Derechos Humanos, sin estar conscientes que el régimen los está usando, con su consentimiento o no, para sus propósitos, cualquiera que estos sean. En inferencia lógica existirían serias dudas que estén obrando de buena fe de cara a los venezolanos.

Eso no quiere decir que Pedro Nikken no haya tenido razón. Pero hay diferentes formas de interpretar la declaración de este recordado jurista venezolano. Uno negocia con los delincuentes que tienen secuestrada a una nación, no para que permanezcan indefinidamente en el secuestro, sino para terminar definitivamente con él (ver Negociación de un país secuestrado, en https://ticsddhh.blogspot.com/2018/10/la-negociacion-de-un-pais-secuestrado.html).

En el medio de esa contradicción, estos integrantes del llamado Foro Cívico se presentan como una cara de la sociedad civil comprometida con el bienestar de los ciudadanos, cuando en realidad están en la práctica siendo usados, deliberadamente o no, como catalizadores de las políticas que requiere el régimen para perpetuarse en el poder. Si esto lo hacen de una manera inconsciente, quedará para el juicio que la posteridad haga de cada uno de ellos, la gravedad de su participación para la perpetuación del régimen. Pero el fenómeno sigue estando allí, distorsionando la percepción de la realidad.

De la carta dirigida por estos ciudadanos a Nicolás Maduro Moros (ver Carta de personalidades del Foro Cívico a Nicolás Maduro Moros, en https://twitter.com/Dale_Letra/status/1511521775208837126), donde destacan que como ya “…llevaron a cabo un proceso de diálogo y negociación con distintos sectores políticos, de la oposición y del gobierno, para acordar, dentro de los estrechos límites de las condiciones políticas que hoy tenemos, un directorio para el CNE que ofreciera, como lo hizo, alguna confianza de que podía desarrollarse un proceso electoral…”, ahora el Foro Cívico nominó a “11 candidatos que modelan las características que querríamos ver en todos los magistrados”, rematando que “con el realismo radical que nos inspira, nos preocupan que no fuesen las calificaciones de los candidatos las que decidan la selección, pero no creemos que sea posible pedir rendición de cuentas y de gestión si no se participa y se sigue de cerca el proceso de nominación, haciendo oír la voz de la institucionalidad y el espíritu de la Constitución”.

El solo hecho de haber contribuido con una Asamblea Nacional espuria, declarada ilegítima, no solo por la Comunidad Internacional sino por el mandato del pueblo venezolano en la Consulta Popular celebrada del 7 al 12 de diciembre de 2020, para la selección de los Rectores del CNE y ahora para la selección de los nuevos Magistrados del TSJ, pone de manifiesto su reconocimiento abierto al régimen como poder legítimo de la República, a contra vía del mandato expresado en dos consultas populares por el pueblo venezolano. ¿Qué derecho tienen estos ciudadanos para ignorar abiertamente eso? Y esto es un hecho, no una especulación nuestra.

Ese “realismo radical” que mencionan para justificar la participación en el proceso de designación de los nuevos Magistrados fue el mismo que utilizó Henrique Capriles para justificar la participación de la oposición oficial en las elecciones regionales del 21 noviembre de 2021 (ver Capriles “Falta una dosis de realismo radical” en la oposición, en https://www.lavozdefalcon.info.ve/capriles-falta-una-dosis-de-realismo-radical-en-la-oposicion/). En ambos casos, el mensaje de un realismo que acepta convivir con un régimen que ignora la voluntad popular ha sido rechazado por los venezolanos en dos consultas populares.

No podríamos conocer las “características” que el Foro Cívico querría ver para los nuevos  Magistrados, pero sería impensable pretender en una situación de secuestro de todos los poderes públicos, que esa agrupación aspire poder pedir cuentas posteriores a la tiranía de Nicolás Maduro Moros, tanto por las actuaciones de los Rectores del CNE, como por la de los Magistrados que termine negociando el régimen para el TSJ en una Asamblea Nacional ilegítima, solo por participar en ese sainete que les están proporcionando. La experiencia con el régimen ha demostrado que desprecian abiertamente cualquier aporte de la sociedad civil, y menos aún la de aquellos que provengan, de manera deliberada o no, a favor de los fines del régimen.

Entonces, a la pregunta del título, ¿existe una sociedad civil alacrán? Lamentablemente debemos aceptar que si existen organizaciones y personalidades que están haciéndole el juego perverso al régimen coadyuvando para su continuidad. Es una existencia que debemos admitir como se admite que existen en el país la corrupción de los partidos, los alacranes de “la mesita” y la desaparición del Estado de Derecho en Venezuela. Pero así como esa realidad es palpable a los venezolanos también lo es la existencia de alacranes disfrazados de sociedad civil que el régimen utiliza para sus fines, pero que afortunadamente se pueden detectar por esas contradicciones, y que no es algo que no pueda ser percibido como el resto de nuestros males, solo que este es más perverso porque se esconde bajo el manto de “ayudarnos” a tolerar la permanencia de la tiranía cuando la realidad demuestra todo lo contrario.

Por más argumentos que esgriman quienes trabajen, se reúnan o firmen a favor de colaborar con los secuestradores para supuestamente “mejorar” las condiciones de los secuestrados y sometidos por la fuerza de las armas, no podrán eludir el juicio de la historia, que ha confirmado una y otra vez que quienes toman ese camino terminan siendo notoria y socialmente despreciados a consecuencia de los acontecimientos futuros. Finalmente, terminan entendiendo por las malas que el camino no es colaborar con los secuestradores, sino hacerles la resistencia civil correspondiente hasta lograr expulsarlos del poder.

Este régimen castrador de nuestras libertades indefectiblemente caerá más temprano que tarde, y aquellos que los ayudaron directa o indirectamente, ingenua o deliberadamente, serán sometidos al escrutinio y juicio público de la población. La historia de Venezuela y del mundo tiene muchos ejemplos de eso. No serán recordados porque intentaron “apaciguar el sufrimiento” sino porque colaboraron para la permanencia de quienes nos pisotearon. Ese será un triste, pero muy merecido final para quienes malinterpretan el rol de la sociedad civil en la grandeza de sus naciones.

Caracas, 15 de Abril de 2022

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lunes, 11 de abril de 2022

A los 20 años del 11 de abril

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Dedicado a las víctimas del 11 de abril de 2002

Difícilmente el pueblo venezolano puede dejar de lado los 20 años del 11 de abril de 2002. No solo porque esa fecha partió en dos la historia política contemporánea de Venezuela, sino porque a partir de ese momento la tiranía le demostró su verdadera cara a los venezolanos, probándoles que no les importaría llegar al sacrificio de vidas y destrucción del país con tal de mantenerse en el poder. 

Después del brutal asesinato en la Av. Baralt de Caracas de 21 personas inocentes, la institución militar que hasta ese momento apoyó al Presidente de la República, decidió removerlo del poder, atendiendo la voz de más de un millón de venezolanos que se echaron a las calles exigiendo su renuncia. Hasta ese momento existieron las Fuerzas Armadas tal y como la conocimos: una institución garante de la Constitución que depuso a un Presidente por criminal al haber ordenado una masacre.

A partir de ese momento y a los ojos de todos los venezolanos, una serie de errores en la conducción política del proceso tuvo como resultado el regreso de Chávez al poder. Desde su renuncia comunicada a todos los venezolanos por el entonces Inspector General de las Fuerzas Armadas, General Lucas Rincón, hasta su regreso triunfante, el país contempló atónito cómo era posible que se perdiera en horas la histórica protesta masiva de más de un millón de venezolanos, y el sacrificio de las vidas de 21, que exigieron la salida de Chávez del poder ese 11 de abril.

Pero todos también nos asombramos de que un alto Mando Militar no esperara otra cosa que no fuera una venganza en contra de todos aquellos involucrados por parte de quien había sido removido del poder por unas horas. Ni siquiera se pusieron de acuerdo para constituirse ellos en una Junta Militar que llevara al país a una transición política. A partir de ese momento comenzó la degollina de la institución armada en Venezuela, convirtiéndola finalmente en una milicia al servicio del régimen y sus aliados extranjeros. Todo esto sin contar con la arremetida criminal posterior en contra de quienes defendieron a los civiles inocentes de la marcha, encerrados toda una vida en las mazmorras del régimen a través de procesos judiciales amañados. Ellos fueron las víctimas vivientes que utilizó el régimen como chivos expiatorios de los asesinatos que cometió ese día.

El 11 de abril de 2002 funcionó como una especie de calibración de todos los actores políticos y militares de Venezuela, y fue la demostración más fehaciente de lo podrido de las bases sobre las que se sostenía el país: un régimen asesino en el poder, una conducción opositora  torpe y voraz, y unas Fuerzas Armadas desconocedoras de su propia historia. Estos elementos conjugados dieron como resultado que en Venezuela se profundizara una tiranía que comenzó a abrirse paso con la promulgación de la Constitución de 1999.

Tan consciente estaba Chávez de los delitos que había cometido el 11A, que lo primero que hizo fue aceptar abandonar el país ante la propuesta que le llevaba el General Manuel Rosendo por parte del Ejército (ver declaración del General Rosendo, Radiografía de una Mentira, La renuncia, en https://youtu.be/GrLz05KHVAw, min 57:45). Otra historia le hubiera tocado a Venezuela de haber habido uniformidad en las Fuerzas Armadas acerca del destino de Chávez, ya que algunas Fuerzas exigían que fuera juzgado en el país.

Por otro lado, la voracidad de poder y la torpeza de quienes llegaron a Miraflores en los hombros de ese millón de venezolanos con los muertos de ese día, dio como resultado un decreto que disolvía los poderes constituidos, sin ningún asidero constitucional, y peor aún, sin contar con el apoyo de las Fuerzas Armadas. Todo parecía una operación conducida por una pandilla de arribistas y aprendices de brujería política. Eso no podía tener otro resultado que la “renuncia” a instancias de los militares de quien se había auto juramentado pocas horas antes, Pedro Carmona Estanga. La correlación de fuerzas a lo interno de las Fuerzas Armadas de ese momento decidió nuestro destino con el regreso de Hugo Chávez al poder.

Nunca antes estuvo Venezuela más cerca de resolver este problema que ese día. De allí que podamos sacar algunas conclusiones. Ni siquiera los militares que tuvieron en sus manos la renuncia de Chávez y su decisión de largarse de Venezuela, supieron que hacer con el poder. ¿Cuándo había ocurrido eso antes en Venezuela? ¡Nunca! Tampoco los civiles que llegaron a Miraflores tuvieron la sagacidad política de lograr un equilibrio cívico-militar que respetara un mínimo de constitucionalidad para salvaguardar el poder que les había caído en las manos a consecuencia de la reacción de un bravo pueblo. ¡Lo quisieron todo y no tuvieron nada! ¿Perdieron ellos? No, perdimos todos los venezolanos.

A partir de ese momento el régimen aprendió y se protegió. Profundizó el modelo que había iniciado con los Castro de Cuba e hizo imposible que ocurriera otra sublevación militar. Les ha llevado 20 años sofisticar sus sistemas de información con sapos y espías en los cuarteles, y poner la Fuerza Armada a las órdenes de oficiales extranjeros que cuidan los intereses políticos y económicos de sus países en Venezuela. Hoy es imposible que nadie mueva una hojilla en un cuartel sin que el régimen se entere. En ese escenario es virtualmente imposible un alzamiento militar. De allí que vean ustedes las cárceles militares llenas de oficiales que han intentado un cambio sin éxito. Aun así sigue vigente lo que aprendí de mi padre, los militares están con un gobierno hasta que se alzan, como lo vimos hoy hace 20 años.

¿Qué pasó con la oposición política? El régimen aprendió también. Después del desastre que vivieron amargamente el 11A, se dieron cuenta de que esa voracidad podía ser comprada y castrada a través de negociaciones. Y aquellos que se negaran debían ser perseguidos y encarcelados. Después del año 2002, el siguiente episodio político en Venezuela fue el Referendo Revocatorio, que surgió luego de una negociación con la Comunidad Internacional. ¿Recuerdan la Mesa de Negociación y Acuerdos 2002-2003 y el proceso de facilitación de la OEA y el Centro Carter? Chávez retrasó hasta la saciedad desde el CNE  ese Referendo Revocatorio hasta el año 2004 (¿recuerdan el Firmazo, el Reafirmazo y los Reparos?) e hizo un fraude con unas máquinas nuevas aceptadas por la oposición, con el visto bueno de la Comunidad Internacional.

El camino de allí en adelante ha sido “electoral”. ¿Recuerdan el año 2006 y la candidatura presidencial de Manuel Rosales, y luego en el 2012 la de Henrique Capriles? De nuevo otro fraude del CNE, con la venia de la oposición (ver Eric Ekvall – Elecciones Presidenciales 2012 http://www.youtube.com/watch?v=nSa0kgHgcjs). Y sería a partir de este proceso de continuas elecciones controladas por un poder electoral viciado, que aún no salimos de este hueco donde nos metimos –o nos metieron- a los venezolanos. Y todavía a estas alturas, después de todo lo que nos ha pasado, esa sigue siendo la mejor oferta que nos plantea un sector opositor comprado y huérfano de ideas.

Hoy se cumplen 20 años del comienzo real de esta desgracia. Tal vez los jóvenes que están al frente de la oposición política desde el Gobierno Interino no lo sientan tanto como aquellos que lo vivimos, y en algunos casos protagonizamos, porque para ese año algunos no habían salido de la adolescencia. Saben la historia porque la han leído o se la han contado, pero no es lo mismo el cuento que haberlo vivido.

Muchos venezolanos, en especial los que participaron en esa marcha histórica del 11A, siente esta fecha como una herida en carne propia, y continúa a la espera de un cambio que aún no llega, y su posibilidad está en manos de un liderazgo que ha demostrado ser tan torpe como aquel que condujo los sucesos del 11 de abril. Y si no te duele la necesidad de un cambio con la profundidad debida, no existirá la fuerza necesaria para hacer lo que hay que hacer.

20 años son suficientes. Ya es hora de otro liderazgo capaz de hacer lo necesario para llevar al país a ese cambio. Venezuela puede tener otra oportunidad porque fue el mismo pueblo quien se la dio a ese liderazgo fatuo el 11 de abril. Encontremos entonces a los conductores apropiados y construyamos de nuevo las condiciones para lograr con éxito el cambio que todavía gritan los venezolanos. Aprendamos algo de estos 20 años…

Caracas, 11 de Abril de 2022

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