Por Luis Manuel Aguana
De acuerdo al Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, las protestas en Venezuela tuvieron un crecimiento consistente a partir del año 2015, después de un año muy conflictivo de muerte en las calles. Efectivamente, luego de haberse registrado 9.286 protestas en el año 2014, la conflictividad social cayó en el 2015 a 5.851 protestas para luego consistentemente mantenerse en ascenso (6.917 en 2016, 9.987 en 2017, y 12.715 en 2018) hasta el año 2019, cuando se registró su mayor volumen, con 16.739 protestas. Las protestas cayeron de nuevo en el año 2020 a 9.533, se estima debido a la pandemia COVID-19 que encerró a los venezolanos, ese y el siguiente año 2021, cuando se registraron 6.560 protestas (ver 10 años de protestas en Venezuela 2011-2021, OVCS, en https://www.observatoriodeconflictos.org.ve/el-conflicto-de-la-semana/10-anos-de-protestas).
De no haber persistido la pandemia y el agravamiento de la situación sanitaria del país, estamos seguros de que las protestas de 2020 y 2021 hubieran superado con creces el número presentado el 2019. En el primer semestre de lo que va de año, ya la conflictividad social supero en 14,7% la del mismo periodo el año 2021, pasando de 3,393 el primer semestre de 2021 a 3.892 el primer semestre de 2022. Y por lo que hemos notado, ese número se superará con creces para el segundo semestre de 2022. La pandemia le dio una tregua al régimen, y al parecer los venezolanos ya dejaron de temerle, por aquello de que si vas a morir de COVID por falta de un sistema de salud y seguridad social, entonces prefieres morir en las calles protestando por tus derechos.
Pero si a todo esto se le suma, a la ya nefasta crisis de los servicios, las torpezas de las decisiones del régimen de violentar las convenciones colectivas de los trabajadores del sector público, la conflictividad social alcanzará niveles históricos. Los maestros se han lanzado a las calles de nuevo, no solo por los salarios de hambre que se les paga, sino por la estafa de Maduro dictada a través de la Oficina Nacional de Presupuesto, ONAPRE, de no pagarles completo su bono vacacional, y por si fuera poco tomando como referencia el salario de 2021 (1,52 dólares al mes), argumentando que no ha sido firmada una nueva convención colectiva (ver Maestros del sector público protestan en Venezuela, en https://www.latimes.com/espanol/internacional/articulo/2022-08-02/maestros-del-sector-publico-protestan-en-venezuela).
Y afirmo que la estafa es de Maduro, porque es bien conocido que la ONAPRE es solo un organismo ejecutor dependiente del Ejecutivo Nacional, y su instructivo en contra de los trabajadores solo le pone la cara técnica justificando el despojo sufrido, cuando la cara escondida del responsable es la de Nicolás Maduro Moros. “Distrito Capital, Aragua, Miranda, Táchira, Carabobo, Lara, Portuguesa, Mérida, Apure, Barinas, Sucre, Nueva Esparta y Monagas son algunas de las entidades en las que salieron los trabajadores por quinta ocasión consecutiva para exigir sus reivindicaciones laborales” (ver Tal cual, en https://talcualdigital.com/protestan-en-varios-estados-contra-el-instructivo-onapre-y-amenazan-con-paro-nacional/).
Pero si lo anterior fuera poco, el régimen, en lugar de negociar con los educadores, los amenaza a través de sus más connotados voceros, como el diputado del PSUV, Mario Silva, quien manifestó en su programa de televisión, La Hojilla, ante la posibilidad de un paro nacional de educadores, lo siguiente: “¡Láncenselo, pues, láncense un paro nacional, échenle bo…, verán cómo la marea rojita se les va pa’ encima!, amenazó el conductor… Instó a los trabajadores a que entiendan que en estos momentos el país está viviendo unas condiciones especiales, estamos en batalla, y creciendo para más dolor, para que más les duela” (ver Mario Silva amenaza a los maestros que reclaman por sus derechos, en https://impactovenezuela.com/y-ellos-temblando-mario-silva-amenaza-a-los-maestros-que-reclaman-por-sus-derechos/). Lo que no dice el diputado Mario Silva es que parte, o sino toda, esa “marea rojita” forma parte activa de esas protestas que le preocupan tanto, al amenazar a ese gremio que se ha caracterizado por protagonizar las luchas laborales más importantes de la historia contemporánea de Venezuela. Se llevará una sorpresa cuando convoque a su “marea rojita”.
Pero lo más asombroso es que ahora resulta que los venezolanos tenemos que comprender a quienes han destruido prácticamente todas las instituciones, comenzando por la principal industria generadora de ingresos del país, que ellos no puedan pagar la nómina de los empleados del sector público. Cuando una empresa llega a ese estado de quiebra, el resultado invariable es que cierra sus puertas. Y en este caso, como los países no quiebran, lo que sucede es que sus gobiernos generalmente caen. Pero Venezuela es un país muy “sui generis”. Tenemos más de 22 años de conflictividad social aguda, reportada en sus últimos 10 años por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, y el régimen sigue muerto de la risa.
Pero, ¿hasta cuándo puede ser eso? ¿Hasta cuándo puede cualquier gobierno, de la naturaleza que sea, aguantar miles de trabajadores en las calles protestando por su sustento? Tal vez eso tenga una respuesta. En marzo de 2014 publique una nota -de hecho es la más leída de mi blog hasta ahora- (ver Caída inevitable, en https://ticsddhh.blogspot.com/2014/03/caida-inevitable.html) donde reseñaba la investigación de la Dra. Erica Chenoweth de la Universidad de Colorado, en Boulder (ver conferencia TED de la Dra. Chenoweth en http://youtu.be/y4xcimkAFNc), que arrojó que durante el período de 1900-2006 las insurgencias No Violentas de todo el mundo tuvieron dos veces más probabilidades de triunfar completamente sobre aquellas donde hubo violencia. La investigación reveló que NINGUNA insurrección había fracasado durante ese período (1900-2006) después que se llegara a una participación activa y constante de solo el 3,5% de la población, habiéndose contabilizado históricamente insurrecciones exitosas con mucho menos que ese porcentaje.
Quiero resaltar de nuevo esa investigación, porque si antes no pudimos llegar a ese porcentaje del 3,5% de la población protestando activamente en las calles, el régimen la está poniendo de “jonrón” como se dice en el beisbol, para llegar en un santiamén a esa cifra y más allá, amenazando de manera estúpida a los trabajadores, cuando es esa misma masa la que una vez estuvo con ellos, y ahora lucha por sobrevivir a pesar de ellos. Al parecer la dura realidad nos está indicando que si alguna posibilidad existe de salir de estos delincuentes, paradójicamente será protestando por la falta de comida, no por la falta de libertad. En otras palabras, Maduro métete con el santo pero no con la limosna…
Caracas, 10 de Agosto de 2022
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