jueves, 14 de diciembre de 2023

La disyuntiva opositora del Esequibo

Por Luis Manuel Aguana

English versión

¿Cómo fue que un referendo que, en un principio, fue vendido a la población como “no vinculante” resulta que ahora, después de una burda manipulación de los resultados, es la principal justificación que está utilizando el régimen de Nicolás Maduro Moros para crear un nuevo Estado Esequibo, una Ley Orgánica que lo regula y todo un estado de conmoción internacional para recuperar a la fuerza el territorio en reclamación?

Podemos hacer muchas conjeturas acerca del porqué este referendo terminó siendo vinculante para el régimen, a diferencia de las Consultas Populares de 2017 y 2020, que hasta la misma oposición oficial ignoró y señaló como “no vinculantes” a pesar de que cada una tuvo una participación verdadera –no imaginaria como la del 3 de diciembre- de 7,5 y 6,4 millones de venezolanos respectivamente.

Desde la aprobación de la actual Constitución vigente en 1999, el pueblo puede ejercer directamente su soberanía (Artículo 5) a través de los mecanismos previstos en ella (Artículo 70). El caso es que el régimen siempre ha decidido en última instancia en qué casos una consulta al pueblo se debe acatar o no. Pues bien, aunque el pueblo no los acompañó el 3 de diciembre, constatado en los hechos por una total ausencia de electores en los centros de votación, decidieron fundamentar con unos votos que los venezolanos NO LES DIMOS, pasar por encima de nosotros para generar un conflicto con Guyana.

Todo el mundo concluyó, incluyendo este modesto bloguero de las redes, que este movimiento era una salida desesperada para crear un estado de emergencia que le permitiera al régimen suspender indefinidamente las elecciones previstas para el 2024. Pero luego de abrir un poco más el marco de la fotografía, y considerando en el análisis todas las fuerzas internacionales en juego, pareciera que esta explicación resulta ser muy superficial y que oculta un mar de mucho más fondo del que se ve a primera vista, aunque la electoral pueda ser una de las primeras consecuencias.

Crear un escenario de beligerancia por el Esequibo, donde saben que no estarían acompañados por la casi totalidad de sus aliados históricos, comenzando por Cuba, el Caricom y ahora el Brasil de Lula Da Silva, todo esto sin contar con China, que tiene inversiones impresionantes en Guyana, debe tener una explicación más sólida que simplemente eludir las elecciones.

El negocio de la guerra ha sido uno de los más grandes de la humanidad en todos los tiempos. De allí salieron fortunas que todavía son visibles y determinantes en el mundo actual desde la Segunda Guerra Mundial. Sin necesidad de llegar a una guerra, el solo hecho de crear la posibilidad de una, genera movimiento económico de defensa, de armas, de transporte, de comunicaciones, de construcción y proyectos. Y si a eso se añade la disposición de posibles socios como Irán y Rusia, bien dispuestos a colaborar con el régimen a cambio de fortalecer su presencia en la región, de cara a su guerra eterna en contra los valores de occidente, en especial los EEUU, la mesa está bien servida.

¿En qué nos veríamos beneficiados los venezolanos de eso? En nada. Pero al régimen se le abriría una nueva fuente de financiamiento de largo plazo a esa “posible guerra”, que les daría oxígeno para permanecer en el poder durante el tiempo que deseen. Establecerían bases de esos países en nuestro territorio, cuya sola presencia les daría la seguridad de permanecer en el poder frente a una posibilidad de intervención armada.

¿Y las elecciones del 2024? Bien gracias. Podrían, como ya lo están pensando, alargar el período presidencial de Maduro por los años que les plazca en su Asamblea Nacional ilegítima, o simplemente modificar la Constitución para decidir que las elecciones en Venezuela sean de segundo grado, como en Cuba, donde el presidente lo pone la Asamblea. ¿Y el pueblo? Ya lo vieron ustedes el 3 de diciembre: no lo necesitan. Llaman a una elección, y sin importar que no vaya nadie, ya tienen con el CNE la fábrica de los millones de votos que requieren.

Para enfrentarse a esta nueva estrategia continuista del régimen, no basta con tener un verdadero candidato dispuesto a fajarse con ellos en una elección, y buscando quienes cuiden los votos en el país, porque como verán, el tema no se está decantando por medirse electoralmente con el régimen. Ya saben que por esa vía perderán estrepitosamente, y por eso decidieron no contarse.

Pero no solo están dando los pasos para evitar medirse, sino para sostenerse después de eso, lo que la hace una estrategia mortal para nosotros. Poco les importarán las sanciones y llevarse por el medio a quien sea, violando los Derechos Humanos de los venezolanos. Saben que deben conseguir un nuevo escenario geopolítico donde ellos sean el centro inamovible de la estabilidad política de la región. Con eso logrado, nadie los sacará del poder porque quienes se encargarán de que eso no pase serán las potencias en pugna mundialmente.

Pero todo eso lo tienen que montar rápido, antes de las elecciones de los EEUU. Los equilibrios internacionales son delicados y tienen, a partir de ahora, menos de un año de un cambio sustancial en los EEUU para lograrlo. Pero así como ellos, también la oposición verdadera deberá moverse en consecuencia.

Ante esa realidad, ya dejó de funcionar la estrategia opositora de esperar que el régimen se mida electoralmente, porque así lo acordaron en una mesa de negociación en Barbados. De hecho una prueba de eso es que ya el régimen rompió los acuerdos al embestir nuevamente en contra de la oposición, persiguiendo y desapareciendo a importantes colaboradores de la candidata María Corina Machado.

Desde la oposición legítimamente electa del país, ya es hora de comenzar a darle más peso al rol de liderazgo de una oposición en resistencia, producto de la elección del 22 de octubre, que al de una candidatura presidencial. Este último llegará cuando se pueda garantizar que el régimen finalmente entre por el riel electoral. Esta sería la disyuntiva opositora del Esequibo. Al fin y al cabo fue por ese rol de liderazgo que la candidata se postuló a las elecciones primarias en primer lugar. Ya es hora de ponerle caro al régimen huirle al pueblo venezolano…

Caracas, 14 de Diciembre de 2023

Blog: TIC’s & Derechos Humanos,

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

domingo, 10 de diciembre de 2023

La narrativa interesada del Esequibo

Por Luis Manuel Aguana

English versión

 “Los tiempos difíciles crean hombres fuertes. Los hombres fuertes crean buenos tiempos. Los buenos tiempos crean hombres débiles. Y los hombres débiles crean tiempos difíciles”.

 G. Michael Hopf, Those Who Remain

Si alguna consecuencia terrible ha traído las decisiones del régimen de Nicolás Maduro Moros con todas las acciones posteriores al referendo del 3 de diciembre, que incluyen la movilización de tropas hacia la frontera con Guyana, la designación de un gobernador para la Zona en Reclamación, incluido el cambio del mapa de Venezuela, junto con la aprobación en primera discusión de un proyecto de Ley Orgánica para la Defensa de la Guayana Esequiba, es que toda la narrativa que se está generando en la opinión pública internacional se está orientando a establecer que ese territorio no es nuestro sino que le pertenece a Guyana, y que la tiranía de Maduro se quiere apoderar de lo que pertenece a un pequeño país que no tiene como defenderse.

En otras palabras, “los malos” de esta película somos los venezolanos que aparte de sufrir una tiranía denunciada hasta la saciedad en esa Comunidad Internacional, nos presentamos al mundo “representados” por quienes ejercen el poder ilegítimamente en el país. Y “los buenos” son aquellos gobiernos que en Guyana, aprovechando esa tiranía venezolana, desde el año 2004 han desarrollado un territorio en reclamación sin que se hubiera llegado a ninguna negociación o decisión definitiva que fuera reconocida entre las partes.

El primer paso para perder el Esequibo, es perderlo en la percepción de la Comunidad Internacional, y eso es lo que ha logrado hasta ahora el régimen de Maduro. Y lo peor no es eso. Lo peor es que sin que se hayan dirimido nuestros derechos sobre el Esequibo en una Corte Internacional de Justicia, ya la opinión pública del mundo, con una narrativa construida de una manera interesada, haya decidido tratar de convencer al mundo que el Esequibo pertenece a la República Cooperativa de Guyana. Esa es la clase de estupidez que ha hecho que quienes han manejado históricamente el poder en Venezuela hayan perdido nuestro territorio.

Pero si a eso se le suma que hasta generadores importantes de opinión pública en Latinoamérica apuntan en esa misma dirección, con ignorancia manifiesta en un tema sumamente complejo, el cuadro se agrava exponencialmente. Tal es el ejemplo de Jaime Bayly, quien en su conocido programa de opinión en los EEUU, expresa cosas como esta:

“El argumento de los venezolanos que dicen el Esequibo es nuestro, me parece a mi folklórico, pintoresco. Porque ellos dicen, a mediados del siglo XVIII, o sea en los mil setecientos, cuando Venezuela no era una República independiente, era una colonia del imperio español, el Esequbo era parte de esa colonia, la colonia venezolana del imperio español. Pero, por lo tanto, no era parte de Venezuela, porque Venezuela no había sido fundada como República. El Esequibo era parte del imperio español. Luego, en 1899, hay un diferendo, no? Hay un litigio. Y se nombra a un tribunal internacional en París que tiene que decidir a quién le pertenece el Esequibo. Y ese tribunal internacional falla, dicta sentencia de que el Esequibo le pertenece al imperio británico, porque la Guyana era una colonia británica. Por tanto, el Esequibo era parte de esa colonia británica. Tampoco era venezolano. Finalmente, en 1966, y ante Naciones Unidas, delegados de Gran Bretaña, de Venezuela y de Estados Unidos, conferenciaron y el tribunal de Naciones Unidas ratificó el fallo del tribunal de París. O sea, el Esequibo es de Guyana. Guyana ese mismo año se independizó del imperio británico, pasó a ser una República independiente y desde entonces el Esequibo ha sido de Guyana. ¿En qué momento entonces el Esequibo ha sido de Venezuela? ¿En qué momento?...” (ver Jaime Bayly en La verdad oculta del Esequibo, en https://youtu.be/v-2Y2W7ebw4?t=128).

Esta larga exposición de Bayly en su programa contiene un conjunto de medias verdades para el consumo del hispano medio en los EEUU y Latinoamérica, que terminan dándole la razón a Guyana. ¿Esto lo expresa Bayly porque sea un agente de los intereses de Guyana? No lo creo. Bayly ha demostrado ser amigo de las causas por la libertad y la democracia en Venezuela y otros países, en su particular manera de tratar los asuntos. Pero eso es lo más preocupante, porque es un periodista creíble.

Muchas de estas anclas periodísticas, que llegan a miles de personas a través de muchos medios, están cayendo en ese error por una narrativa equivocada que se está esparciendo en el mundo, por una maquinaria de opinión que sí está interesada en que Venezuela pierda los derechos sobre el territorio Esequibo. Debemos entonces aclararle tanto a Jaime Bayly como a otros como él y al resto del mundo, cuál es la realidad para que no distorsionen la verdad en sus programas de opinión y sugerirles que hagan una investigación más a fondo acerca de la controversia venezolana con Guyana.

Comenzando por contestar la pregunta de Bayly en el programa: ¿En qué momento entonces el Esequibo ha sido de Venezuela?, la respuesta es DESDE EL MISMO MOMENTO EN QUE NOS INDEPENDIZAMOS DE ESPAÑA. ¿Basados en qué? En un principio internacionalmente reconocido en todas las naciones y aplicado históricamente por ellas para la delimitación de fronteras: El principio que se conoce como  Uti possidetis iuris:

“Tras los procesos de independencia surgidos desde el siglo XIX, el principio ha sido utilizado para establecer las fronteras de los nuevos estados, tal como en el caso de los países latinoamericanos los cuales mantuvieran los límites de los viejos territorios coloniales de los cuales emergieron.​ Asimismo, fue el principio rector del proceso de descolonización en África. Simón Bolívar, al finalizar las Guerras de independencia hispanoamericana, fue el primero en proponer que los países hispanoamericanos emancipados conservasen las antiguas fronteras de las posesiones del Imperio español en América. Es decir, que los nuevos estados surgidos tendrían provisionalmente como límites los que le corresponderían en el año 1810 hasta la existencia de un tratado, alegando el año 1810 como el último de la monarquía española para la posesión legítima de sus dominios americanos.​ Este principio ha sido alegado por diversos países hispanoamericanos. De esta forma los nuevos estados heredan lo que España efectivamente poseía, con o sin título de derechos, no lo que España tuviese derecho por el descubrimiento, como se aceptaba hasta finales del siglo XIX” (ver Uti possidetis iuris, en https://es.wikipedia.org/wiki/Uti_possidetis_iuris) (resaltado nuestro).

Lamentablemente, Venezuela llegó sin arreglo a 1899 con la Gran Bretaña, quien poseía esos terrenos de antigua posesión holandesa, aun teniendo Venezuela títulos que demostraban que el Esequibo era parte del territorio del imperio español para el momento de nuestra independencia, por lo que se acepó un Arbitraje en Francia que efectivamente fue concedido a la Gran Bretaña ese año. Sin embargo, Venezuela pudo demostrar el siglo siguiente que ese Arbitraje fue nulo e irrito porque los jueces en París se coludieron para darle a la Gran Bretaña la posesión de ese territorio. Quien desee ver el detalle de este despojo territorial a Venezuela en ese Arbitraje, puede leer Guyana-Venezuela border dispute, del Dr. Allan R. Brewer-Carias,  en https://tinyurl.com/4wyjd563.

Ahora bien, de lo anterior nace que los británicos reconocieran en 1966, en un Acuerdo –no un juicio ni se ratificó el fallo de París como lo expresa Bayly- celebrado en Ginebra en el marco de las Naciones Unidas, y precisamente antes de darle la independencia a su colonia, que el Arbitraje de 1899 fue NULO E IRRITO, por lo que a partir de ese mismo momento se establecía un “borrón y cuenta nueva” para que tanto la nueva colonia independizada, como Venezuela, llegaran a un arreglo pacífico entre ambas partes, en los términos especificados en ese mismo Acuerdo, ya que los países de las Naciones Unidas entendieron y aceptaron que el juicio de Arbitraje de 1899 había sido arreglado a favor de una de las partes.

Entonces, a partir de ese momento el territorio Esequibo se encuentra en disputa y no puede ser todavía considerado ni aceptado por la Comunidad Internacional como propiedad de ninguna de las partes. En el siglo XXI, el marco al que apuntan las naciones para resolver este tipo de controversia, si no se alcanza a un acuerdo, es la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia en La Haya. Sin embargo, el régimen ilegítimo que gobierna Venezuela se niega a concurrir a esa instancia, a pesar de tener todos los documentos que comprueban nuestra legítima reclamación sobre ese territorio.

Sin embargo, entendiendo que lo anterior es así, a pesar de las repudiables acciones del régimen que gobierna Venezuela frente a Guyana, se ha empezado a construir una narrativa en contra de nuestros derechos sobre el territorio Esequibo. Pero, ¿quiénes podrían estar detrás de eso? Claramente, aquellos que les es muy conveniente que las cosas se queden como están, de preferencia a favor de Guyana. Incluso que exista un conflicto bélico entre ambas naciones, ya no solo para evitar unas elecciones, lo que sería lo de menos, sino para que intereses de escala mundial prevalezcan en la explotación de esa zona. Maduro no sería más que un peón de ese ajedrez geopolítico de escala mundial, metido en esto por quienes desean su cuello dentro del mismo régimen.

Memorables las palabras del novelista G. Michael Hopf aplicadas a Venezuela: Los hombres fuertes fundadores de nuestra democracia crearon los buenos tiempos de los 40 años del puntofijismo. Pero esos buenos tiempos crearon hombres débiles que no supieron defender lo que había que defender para evitarle al país esta desgracia. Y esos hombres débiles ahora están creando tiempos difíciles otra vez, que tendrán que ser recuperados por unos hombres fuertes que todavía no vemos en el horizonte. Esperemos que en la Venezuela por venir, esos hombres fuertes se resuman ahora en una mujer…

Caracas, 10 de Diciembre de 2023

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