miércoles, 4 de septiembre de 2024

Venezuela, choque de verdades

Por Luis Manuel Aguana

English versión

A estas alturas, a un mes y días del 28J, no se ve por ningún lado un desenlace definitivo, ni a favor ni en contra del régimen de Nicolás Maduro Moros. Los venezolanos nos encontramos en medio de un limbo tenebroso donde todo el mundo es sospechoso solo por haber ido a votar el 28J. Mucho de ese desenlace tiene que ver con lo que cada uno de los factores en pugna imponga como “su” verdad. Y como todos sabemos, solo hay una verdad…

A este punto algunos de ustedes estarán diciéndome: ¡¡¡¿¿¿cómo que su verdad?!!! ¡El régimen perdió las elecciones 70% a 30%! ¡Toda Venezuela fue testigo de eso! Muy bien, esa es nuestra verdad, que es comprobable como todos ustedes saben. Pero el régimen desea imponerle al mundo la suya, sustentada en un poder judicial subrogado a su control, sin mostrar las pruebas que le solicita la Comunidad Internacional, para poder reconocer que los resultados que anunciaron la madrugada del 29J son los correctos. Y de allí que nos encontramos estancados  todavía.

Basados en esa línea narrativa, el régimen intenta imponer su “verdad”, destacando que los resultados mostrados por la oposición son los falsos, y en consecuencia todos aquellos que sustenten lo contrario a esa “verdad” puesta en una sentencia del TSJ, son objeto de persecución porque solo esa es la “verdad” válida en el país desde el 29J por quienes detentan el poder. Y siendo congruentes con esa narrativa, a Edmundo González Urrutia (EGU), quien encabeza, junto con María Corina Machado (MCM) lo que nosotros consideramos la “verdad” verdadera, la Fiscalía le ha emitido una orden de aprehensión por los delitos de  usurpación de funciones, forjamiento de  documento público, instigación a la desobediencia de las leyes, conspiración y sabotaje a daños de sistemas” (ver post de PROVEA en X, en https://x.com/_Provea/status/1830766432650506481).

Pero basados en esa narrativa de la “verdad” del régimen, ¿será posible que la oposición, sobre la que han desatado una horrible persecución, pueda negociar con ellos una salida política a la situación que tenemos los venezolanos, donde de repente el régimen acepte que no es verdadero en lo que hasta ahora han insistido como su “verdad”, liberando, según los últimos reportes, a las más de 1.780 personas detenidas al 26 de agosto de 2024 (ver balance del Foro Penal al 26-08-2024 en https://x.com/ForoPenal/status/1828901230657319247) y enjuiciando a los responsables de las al menos 24 muertes ocurridas hasta ahora desde las elecciones del 28J? (ver Provea, Informe Crisis postelectoral y de DDHH 2024 en Venezuela, Pág. 54, en https://provea.org/wp-content/uploads/2024/09/Libro-Negro-Informe-DDHH-Vzla.pdf). En verdad quisiera creerlo pero me es imposible.

Sobre la base de esta narrativa de negociación incierta, la oposición encabezada por EGU y MCM han decidido, de acuerdo a lo que todos hemos percibido en el país, a permanecer en Venezuela para hacerle frente a esa “verdad” del régimen. Ese curso de acción de enfrentamiento directo supone que existe la seguridad plena en la oposición de que se solucionará de alguna manera la crisis del régimen, recobrando el Estado de Derecho y la libertad antes de que ambos líderes sean detenidos.

Pero, ¿es eso posible? Si algo han desarrollado excepcionalmente bien en el régimen en 25 años de destrucción masiva, han sido sus sistemas de inteligencia y contrainteligencia, al punto de que difícilmente exista en el país alguna organización o institución de interés que no se encuentre infiltrada y/o penetrada por ellos en los niveles más inimaginables. Ese fue precisamente el aporte de organismos de inteligencia externos como el G2 cubano, siendo los partidos de la seudo oposición uno de sus objetivos más destacados, en conjunto con las FFAA. No en vano ninguna iniciativa de liberación ha funcionado en el país, aun cuando se haya tenido en algún momento la mayoría de la Asamblea Nacional.

En consecuencia, si EGU o MCM no han sido detenidos, no será porque no existan los medios y la información necesaria para eso. No estamos en la época de los 50s de Pérez Jiménez y la Seguridad Nacional. Ahora el autoritarismo dispone de aliados como Rusia y su satélite cubano, Irán y China, lo más eficiente del mundo en sistemas de inteligencia para la represión, sin contar con toda su tecnología asociada.

Pero ante esa decisión de peso del liderazgo opositor de permanecer en el país, a sabiendas de que la probabilidad de una negociación con el régimen para el retorno de la democracia es casi nula, pone su juego en suma cero. Esto es, o se impone la oposición o se impone el régimen. Y en la generalidad de los casos donde se plantea esa dinámica, el resultado final no se alcanza sin violencia para ninguna de las partes. De hecho, ahora mismo, de acuerdo a lo observado, la política del régimen es aplastar a la oposición violentamente, y ahora busca activamente detener a la dirigencia principal.

Ante esa perspectiva de enfrentamiento directo, no es de extrañar que se haya caído, sin planteárselo originalmente, en los primeros pasos de una dirigencia política en clandestinidad. Y eso no está mal “per se”. Sin embargo, aunque eso sería necesario ante un régimen de las características del que tenemos en Venezuela, no es de ninguna manera suficiente, porque la experiencia internacional nos indica que una organización de esas características no nace de la noche a la mañana.

Si se pretende manejar la crisis de manera política y pacífica la estrategia del juego suma cero tiene que cambiar, entendiendo que en un curso de enfrentamiento directo, el régimen tiene una ventaja competitiva de 20 años de violencia, sin contar con que nuestra lucha siempre ha sido noviolenta y desarmada. Ellos siempre han dejado claro que la suya es armada, y en consecuencia violenta. En ese terreno el régimen siempre ha ganado.

Creo que es un error pensar que si los líderes opositores ante la persecución desatada por el régimen optan por salir del país, retrocederíamos en nuestras convicciones o sería una muestra de debilidad o cobardía. ¿Fue cobarde Rómulo Betancourt o Andrés Eloy Blanco al elegir luchar desde el exilio ante la persecución del régimen de Marcos Pérez Jiménez? ¿Fue cobarde Charles De Gaulle al irse a Inglaterra para desde allí dirigir la resistencia en la Francia de Vichy? ¿Fue menor su lucha si decidieron impedir que un régimen violento los vejara y sometiera a torturas? Creo incluso que su lucha fue más inteligente y pudieron resolver muchos problemas que de otra forma no hubieran podido resolver, coordinando acciones de ayuda para volver triunfantes a sus países, aunque el brazo largo de la tiranía los hubiera alcanzado, como fue el caso de nuestro Poeta del Pueblo.

Entendiendo que lo que el régimen busca con desespero es una “normalidad” para que nos olvidemos del 28J, a sabiendas de que el resultado fue que la soberanía popular decidió su reemplazo, mantener indefinidamente al país en una suerte de “se van mañana” sin algún resultado concreto a corto plazo tampoco puede considerarse como una solución. De la misma manera, poner una orden de captura en contra de quien consideramos el Presidente Electo tampoco lo es. Tanto es así, que las reacciones de los amigos cercanos y vecinos del régimen no se hicieron esperar: la Cancillería colombina anuncio en un comunicado ayer en su cuenta de X que los Gobiernos de Brasil y Colombia “expresan profunda preocupación por la orden de detención,,, en contra de Edmundo González Urrutia” indicando que “Esta medida afecta gravemente los compromisos asumidos por el Gobierno venezolano bajo los Acuerdos de Barbados, en los que el gobierno y oposición reafirmaron su compromiso de fortalecer la democracia y promover una cultura de tolerancia y convivencia” (ver Comunicado de Prensa de la Cancillería de Colombia, en https://x.com/CancilleriaCol/status/1831106083521277971).

A este punto es imposible definir cuál es el mejor curso de acción, si entrar adentro en un terreno de enfrentamiento directo solo armados con la razón, frente a unos criminales donde nadie meterá la mano por nosotros, o movernos a un terreno de la política donde en estas circunstancias más podemos hacer afuera que adentro, sin dejar de conceder que el régimen desea que el liderazgo opositor salga del país.

En este sentido podríamos colocarnos en un punto intermedio donde MCM permanezca en el país y el Embajador González Urrutia vaya afuera liderando una ofensiva diplomática internacional, en especial si la Comunidad Internacional de importancia, comenzando por los EEUU y la UE, han reconocido su condición de Presidente Electo.

Los EEUU están en el medio de una elección, para lo cual se deben gestionar acuerdos con los partidos en disputa allá, y luego con el Presidente que resulte electo en noviembre. EGU en su nueva condición podría lograr importantes acuerdos en nuestro beneficio para una transición. Con una acción diplomática adecuada, como bien podría conducirla EGU con los EEUU, se podría comenzar a negociar que los socios del régimen (Rusia-Cuba, China, Irán) reordenen su influencia en Venezuela, con el consiguiente cambio en el balance de fuerzas dentro de quienes sostienen al régimen. Considerado así, sería posible una solución pacífica desde arriba de toda esta situación.

Nadie posee la verdad en una coyuntura política como esta. Solo señalo lo que está a la vista de todos, porque quizá lo que no lo está, posiblemente siga estando así en lo inmediato por razones obvias, que están fuera del alcance del venezolano común como nosotros, generando angustias a la población. No dejemos que la impotencia y el malestar desatado por lo ocurrido del 29J y siguientes, nos hagan salir de nuestra tradicional posición noviolenta y democrática porque chocan nuestras verdades, cosa que también resultaba previsible antes del 28J. Solo así recuperaremos a Venezuela…

Caracas, 4 de Septiembre de 2024

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

miércoles, 28 de agosto de 2024

Venezuela, entre el es y el deber ser

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Qué difícil es hacerle entender a alguien la diferencia entre el deber ser y el ES. Los venezolanos estamos permanentemente en esa discusión que no tiene fin. Y eso tiene que ver mucho con nuestra muy venezolana manera de ser, que tantas veces se ha manifestado históricamente. Pensar en esto me recordó un pasaje de uno de los últimos libros inéditos que dejó Francisco Herrera Luque, El vuelo del alcatraz y que fue publicado en 2007:

Al despedirse Bolívar de Páez en San Fernando de Apure, ciudad sitiada por el llanero, El Libertador, ya de vuelta hacia Angostura, nota que las tropas del General Páez se encuentran muy reducidas, y dirigiéndose al Centauro de los Llanos le dice:

“-Caramba General Páez –comenta Bolívar con preocupación- no me imaginaba que hubiese tenido tantas pérdidas. Le han matado la mitad de la gente…

-¡Ojalá hubiera sido así! – repuso desconcertante el llanero-. Las bajas que usted ve no es por muerte sino por deserción. Llanero no sirve para montarle guardia muy larga ni siquiera a una mujer. Ellos dicen que si se quedan demasiado tiempo en un sitio se les enmohecen las patas, que lo bueno es ir de un lado para otro, y entre tanto guerrear, saquear y matar.

-Pero supongo que usted hará con los desertores un escarmiento terrible –comentó el Libertador con acento grave-. Lo menos que merece un desertor es ser pasado por las armas…

-¿Para qué Libertador? –repuso Páez con llana resignación-. En lo que yo vuelva a los campos y ande de un lado para otro vendrán en mi busca, porque eso es lo de ellos. ¿Qué necesidad tengo yo de quitarme amigos por costumbres que nos son extrañas?” (1), Pág. 83.

Este solo párrafo de esa historia fabulada venezolana de Herrera Luque podría explicar la razón del porqué Páez se quedó con Venezuela, dejando al mismísimo Libertador fuera del país, y posteriormente separando a Venezuela de la Gran Colombia. El profundo entendimiento que Páez tenía, no solo del llanero, sino del pueblo venezolano de su época, le dio ciertamente una ventaja muy difícil de superar. ¿Para qué fusilar gente que podría usar luego, a favor de una costumbre europea? Ese es el ES. Lo de Bolívar era el deber ser de un oficial consciente de las reglas de la guerra, solo que sin tomar en cuenta que los sujetos de esa acción eran venezolanos.

En este largo trajinar político que pasa ya de los 25 años, los venezolanos seguimos insistiendo en tercamente ignorar el es por el deber ser. Eso nos causa todavía mucho estrés, malestar y desasosiego. La realidad ciertamente es dura, pero no por dura puede ser ignorada, atrincherándonos en que el deber ser -que no está siendo realidad- debe prevalecer y tiene que ser cambiado de alguna manera por fuerzas que escapan de nuestro control, y que nos garanticen que tenemos la razón en nuestro deber ser. Pero estas fuerzas no pueden (¿o quieren?) hacer nada para que esa realidad nuestra (o ES) cambie y se convierta en un deber ser.

El ejemplo más reciente de esa actitud social del venezolano son las elecciones del 28J. Edmundo González Urrutia (EGU) efectivamente ganó las elecciones del 28 de julio de 2024. El deber ser era que se le hubiera reconocido el triunfo, pero no fue así. Al contrario de lo que muchos pensaron desde la oposición, el régimen nunca tuvo la intención de reconocer el triunfo opositor (de hecho nos lo ha dicho insistentemente desde hace 25 años), y dándole una patada a la mesa dijeron que ellos habían ganado y punto. Como Jalisco, pues. Si no gano arrebato.

Sin embargo, la oposición en lugar de asumir que el régimen había dado un golpe de Estado y actuar en consecuencia de eso, insiste en que ese deber ser se cumpla por encima del talante de quienes se atrevieron a realizar semejante atropello a la Soberanía Popular, y que han profundizado luego del 28J todo un aparataje represivo para atornillarse en el poder después de tomar esa decisión (ver De fraude a golpe de Estado, en https://ticsddhh.blogspot.com/2024/07/de-fraude-golpe-de-estado.html).

Basándose en esa premisa, la estrategia que comenzó a aplicar la oposición luego del 28J es tratar de “convencer”, con la presión internacional correspondiente de aquellos que han reconocido el triunfo de EGU, a que el régimen aun dando un golpe de Estado -y que desataron una persecución indiscriminada y violenta en contra de cualquiera que afirme que fueron ellos quienes perdieron las elecciones-, “cambien su actitud” y vuelvan al cauce democrático para que todos volvamos a vivir en paz, si es que eso era lo que había antes del 28J, y nos movamos hacia un Estado de Derecho.

Tal vez es posible que yo me haya perdido algo de todo este cuento o bien no me lo sepa completo, pero una cosa es la reacción ante un fraude electoral y otra muy diferente ante un golpe de Estado. Son dos cosas completamente diferentes en enfoque y narrativa, incluso en lo que se refiere a una estrategia frente a la Comunidad Internacional. Pero hoy no nos enfocaremos en ese pequeño pero gran detalle.

Insistimos en un deber ser, que si no es imposible, tiene muy baja probabilidad de ser posible, dadas las circunstancias en que se están desarrollando las cosas y la represión desatada en el país. Pero a menos de que exista algo que desconozcamos –que con toda seguridad es así- el enfoque y la estrategia opositoras frente a los acontecimientos del país tiene que cambiar urgentemente, y de existir algo más allá del “wishful thinking” para una “profecía autocumplida” que implique la proclamación de EGU el 10 de enero, debe manifestarse urgentemente so pena de acabar con la esperanza y la confianza de los venezolanos.

La batería comunicacional opositora nos intenta convencer de que “Maduro se cae mañana” porque no soportará el rechazo cada vez mayor de la Comunidad Internacional y será aislado del concierto de naciones. O que se cae porque viola Derechos Humanos. ¡Por favor! Eso no ha sido mayor problema para países como Cuba, Nicaragua, Irán, Bielorusia, Corea del Norte o cualquier otro de talante descaradamente autoritario con más de 60 años en el poder. Los cálculos realizados por el régimen venezolano y sus actuales ejecutorias apuntan a su supervivencia de largo plazo, mientras nosotros insistimos en el deber ser.

Con estas palabras no pretendo desmoralizar a nadie y lamento la posible crudeza en la expresión. Solo deseo que despertemos del sueño “electoralista” que nos construyeron desde la oposición, que nos convencía de escapar de una realidad que no quisimos aceptar intentando un deber ser en contraposición al ES desde hace 20 años, cuando la Coordinadora Democrática se autodestruyó como una galleta de soda debajo de un palo de agua, el 15 de agosto de 2004, escondiéndose de nosotros para evitar darnos la cara después de las marchas apoteósicas que hicimos y jamás vistas en el mundo, reapareciendo luego para decirnos a que siguiéramos intentando salir de este grave problema con una estrategia electoralista, en lugar de reconocer que estábamos ante una tiranía que debía ser tratada como tal, construyendo desde ese entonces una estrategia opositora dirigida a no buscar votos sino libertad, porque nos habían cometido también un fraude en el Referendo Revocatorio de Chávez.

Y todos, incluyéndome finalmente, aceptamos esa estrategia porque de una manera u otra el régimen en todos estos años nos había tirado caramelos, como la Asamblea Nacional en el 2015 y una que otra gobernación o alcaldía en el país, en las diferentes elecciones regionales, pero sin cambiar su rumbo cada vez más asfixiante y autoritario. Imagino que aquellos que todavía no desean “perder espacios” estarán buscando sus números para la cola en el CNE que dio a Maduro como “ganador” en las elecciones del 28J, para las nuevas mega elecciones de 2025. Lo bueno de eso es que serán identificados públicamente como corresponde como parte del régimen y de toda esta tragedia continuista.

Pero los venezolanos somos resilientes. Eso es lo grandioso de nuestra nacionalidad.  Y tenemos historia para comprobarlo. Por ejemplo, nos diferenciamos de los colombianos en el enfoque de cómo abordar la lucha por la libertad, como bien describe Herrera Luque en la obra arriba mencionada. Solo lean este párrafo sin desperdicio:

“La Nueva Granada, a diferencia de Venezuela, que ha visto mermar en una cuarta parte su población y destruir su riqueza, es poco lo que ha sufrido con la reconquista española. Pablo Morillo cebó su retaliación en quinientos notables que intelectualmente conducían la revolución. Destruidos los cabecillas el resto de los neogranadinos no opusieron resistencia. En Venezuela cada cien millas había un caudillo que se oponía con fiereza al español, sin parar mientes en lo que le sucedía a sus colegas. Si en el llano estaba Páez, en Oriente pugnaban Piar, Mariño y Bermúdez, además de Zaraza y Cedeño. El gran mérito de Bolívar –como le decía Urdaneta al coronel caraqueño Ambrosio Plaza- era habernos unificado bajo un comando único. De no haber sido así ya estaríamos pelados. Casi un cuarto de millón de venezolanos fue el precio de nuestra desunión(resaltado nuestro) (1), Pág. 101.

A Morillo en la Nueva Granada le basto con descabezar a los jefes. En Venezuela había muchos jefes, solo que en aquel entonces esos jefes eran militares a diferencia de ahora. Y bajo un comando unificado, con Bolívar al frente, se logró lo que nunca nadie en el mundo civilizado de ese entonces hubiera pensado: que un pueblo descalzo venciera a uno de los mejores ejércitos del planeta y le quedara todavía para exportar libertad. Creo que es un buen momento para pensar que las condiciones están dadas para organizarnos primero a lo interno para enfrentar este nuevo reto que nos plantea el ES, que a mi juicio sigue siendo la única manera de asumir las cosas para poder cristalizar el deber ser al que tanto aspiramos…

Caracas, 28 de Agosto de 2024

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

(1) Francisco Herrera Luque, El Vuelo del Alcatraz, 2007, Editorial Alfaguara, ISBN 978-980-15-0265-4