martes, 10 de septiembre de 2024

Un ciclo infinito de tiranía

Por Luis Manuel Aguana

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Con gran sorpresa me encuentro en las redes sociales el “ratón espiritual” que supuso para la gran opinión nacional el exilio de Edmundo González Urrutia (EGU), cuando este escribidor pensaba en contrario que más bien había sido el primer paso serio –en este caso, lamentablemente provocado por el régimen- en la dirección correcta, en respuesta al golpe de Estado perpetrado el 28J. ¿Y por qué lo llamo así? Los de mi generación llamábamos “ratón” al malestar que seguía después de haber pasado una borrachera, bien sea de alcohol o de algo apreciado, que resultó en una decepción porque los eventos no salieron como esperábamos. Una depresión, pues.

Y es que los venezolanos hemos sido sometidos desde hace muchos años a un bombardeo paralizante de parte y parte de mensajes como “la revolución vino para quedarse” o el mismísimo “hasta el final” de María Corina Machado (MCM). ¿Cómo no esperar entonces actitudes y conductas masivas en la gente cuando las cosas no salen como esperamos? En especial, llegando a la conclusión de que EGU “huyó” dejándonos con el paquete, después de una campaña brutal que indicaba que todos –y en especial EGU- moriríamos en Venezuela con las “botas puestas” hasta el final.

Pienso que la oposición, a pesar de hacernos ver todo lo contrario, no calibró en su justa medida hasta donde eran capaces de llegar los que hoy detentan el poder en Venezuela, aun después de haber visto todo lo que hemos visto en 25 años. Nunca esperaron que el régimen le diera una patada a la mesa y se quedara con las elecciones a lo Juan Charrasqueado. Pensaron de verdad que el régimen entregaría después de todos los fraudes cometidos desde el año 2004 porque ellos mismos querían creer en el sistema de contar votos del CNE. Pero la verdad les golpeo la cara y pareciera que aún no reaccionan, creyendo igualmente que incluso respetarían a EGU.

La consecuencia inmediata de ese fraude-golpe de Estado fue la feroz persecución de todos quienes pudieran haber tenido contacto con las actas del proceso electoral, para encontrarlas y quemarlas. Desde el mismo momento del manotazo EGU como Presidente Electo legítimo debió estar fuera de Venezuela, no un mes después cuando era perfectamente previsible que lo amenazaran y chantajearan con su familia. Nadie se paseó que con EGU muerto volvemos al principio de todo esto, sin una legitimidad comprobable, porque esas actas no valdrían ni el papel donde están impresas en algún lugar -que espero sea fuera del país- porque todas señalan a EGU como el legítimo vencedor del 28J. ¡EGU es en persona el depositario de la voluntad popular del 28J!  Mis disculpas por la crudeza y que Dios resguarde y cuide la vida del Presidente Electo.

Sin embargo, todavía existe una oposición mezquina, que siguiéndole la narrativa al régimen es capaz de expresar que salió huyendo, sin acabar de entender el sacrificio de dejar atrás a su hija mayor con su respectiva familia, en resguardo de lo que tiene plena conciencia, como depositario que es del altísimo costo que han significado esas actas en muertos, detenidos y torturados. EGU sabe que si caía en poder del régimen todo eso se hubiera perdido en un segundo. Con ese peso a cuestas, EGU deja a su hija, yerno y nietos como rehenes en Venezuela. Difícilmente alguien quisiera estar en esa posición.

Pero no, a juicio de mucha gente, EGU tenía que quedarse en el país por la repetida consigna citada millones de veces, donde su papel político es insignificante frente al de MCM, más allá de decir que el Presidente está en el país luchando contra a un golpe de Estado, del que poco o nada podemos hacer desde Venezuela.

En otras palabras, la persona más valiosa que resultó de este proceso electoral y que más puede hacer fuera de Venezuela para convencer a la Comunidad Internacional de su propia legitimidad, se dejó expuesta a lo que el régimen le diera la gana de hacer. Sin embargo, ahora, gracias a esos héroes caídos y apresados, y muchísima gente esperanzada en Venezuela que colaboró el 28J, no solo tiene el respaldo de unas Actas que lo legitiman como Presidente frente al mundo, sino que puede  lograr una estrategia diplomática clara y firme que determine acciones en contra de lo que pasa en el país.

Sin importar lo que el régimen diga de ahora en adelante, lo mejor que nos pudo haber pasado fue que el legítimo Presidente de Venezuela haya salido del país, sin importar las circunstancias que rodearon a ese episodio.

He insistido en repetidas oportunidades acerca de la importancia que EGU, como diplomático de carrera, experimentado en el lenguaje que maneja la Comunidad Internacional, se ponga al frente de una ofensiva diplomática, que no puede esperar de ninguna manera, para comenzar a abordar temas como su propio reconocimiento como Presidente legítimo de Venezuela y las acciones que la Comunidad Internacional puede y debe adelantar para remover al régimen ilegítimo del país, y comenzar a preparar conjuntamente con las potencias occidentales, una estrategia que nos pueda librar de la injerencia de China, Rusia, Irán y Cuba en nuestro país.

De ninguna manera ese es un trabajo fácil de realizar, y necesitará contar con toda la ayuda que la diáspora preparada pueda facilitarle. Pero no han pasado ni 24 horas luego de la partida de EGU a España, donde con la pequeña ayuda de la propaganda oficial, un sector de la oposición está desprestigiando este importantísimo paso, que si bien debió haber sido previsto y previamente programado por la oposición, a fin de que EGU no tuviera que temer por su familia, era y es definitivamente fundamental para que el proceso de recuperación del país avance aceleradamente desde el exterior.

Yo no sé si la solución del problema venezolano esté a la vuelta de la esquina, como piensan muchos anclas mediáticos de la oposición que ruedan todos los días en las redes sociales. Ojalá sea así. Lamentablemente, más de 20 años de esperar ese “tren rápido” o ese “fast track” muy propio del venezolano, son más que suficientes para no seguir creyendo que sin un trabajo arduo y sostenido de una oposición cuya única preocupación sea liberar a Venezuela, se logrará algo concreto en la dirección correcta.

Pues bien, MCM y EGU lograron con ese indiscutible trabajo sostenido llegar adonde hemos llegado. ¡Nunca se había llegado tan lejos! ¡Por Dios! ¡Démosle chance a tanto sacrificio! A que se termine el esfuerzo hacia el 10 de enero de 2025 y se complete una etapa que comenzó el 22 de octubre de 2023, con unas primarias que reflejaron un masivo rechazo al “status quo” político del régimen y su oposición. De otra manera, estaremos condenados a nunca terminar lo que comenzamos, viviendo en un ciclo infinito de tiranía. Si no lo hacemos así, verdaderamente nos lo mereceremos.

Caracas, 10 de Septiembre de 2024

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

viernes, 6 de septiembre de 2024

Venezuela, de local a global

Por Luis Manuel Aguana

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Ian Bremmer, uno de los analistas de política global más prestigiosos del mundo, tituló un artículo en fecha reciente de la siguiente manera: “Maduro no se irá” (Maduro won’t go), concluyéndolo pragmáticamente con este párrafo:

“Hasta la fecha, tanto el enfoque de mano dura de Trump como la estrategia de compromiso de Biden han fracasado, porque Estados Unidos no está en mejores condiciones para desalojar a Maduro que las que tuvo para barrer al cubano Fidel Castro. Maduro, al igual que Castro, tiene amigos en Pekín y Moscú dispuestos a proporcionar cobertura diplomática y el dinero suficiente para hacer inútil la influencia estadounidense. Hasta que no se produzca una revuelta en el seno de la alianza interna de patrocinadores, clientes y facilitadores de Maduro, el hombre fuerte seguirá siéndolo. (ver Gzero, Ian Bremmer, Maduro won’t go, 04-09-2024 en https://www.gzeromedia.com/by-ian-bremmer/maduro-wont-go).

Ninguna tiranía latinoamericana ha tenido antes tanto apoyo exterior como lo ha tenido la tiranía de Nicolás Maduro Moros, por lo que se hace imposible analizar la permanencia o no en el poder del régimen de Maduro sin revisar antes esa perspectiva ampliada, lo que sesga de manera determinante las decisiones y opciones que podría tener la oposición para encontrar una solución adecuada para enfrentar el golpe de Estado a la soberanía popular perpetrado el 28J.

Con base a eso, la oposición debería leer con cuidado la última frase: “Hasta que no se produzca una revuelta en el seno de la alianza interna de patrocinadores, clientes y facilitadores de Maduro, el hombre fuerte seguirá siéndolo”. Pero, ¿cómo se produce todo lo mencionado por Bremmer si la estrategia demostrada tiene mayor peso en la perspectiva local del problema, actuando en consecuencia en una sola dimensión? Porque en ese planteamiento existen efectivamente dos dimensiones, la local y la global.

Como la “alianza interna de patrocinadores” referimos a quienes desde adentro –la dimensión local- apoyan y sostienen al régimen porque es de su más alto interés el tipo de gobierno de corte delincuencial que impera en el país: los narcotraficantes, la guerrilla colombiana, los responsables de la explotación ilícita de recursos –minerales y de otro tipo-, y en general toda la corrupción del régimen, especialmente en las FFAA.

Desde afuera –la dimensión global- se encontrarían “los clientes y facilitadores de Maduro”, a quienes por otras razones, geopolíticas principalmente, les es vital que el régimen no caiga, aunque cada uno de ellos tenga razones diferentes: Rusia, China, Irán y Cuba de manera directa, y otros como Turquía de manera indirecta.

Si ponemos atención a las respuestas que la oposición ha dado hasta ahora “para que caiga Maduro” y entregue el poder a quien resulto con la mayoría de los votos el 28J, ninguna de ellas responde a combatir alguna de esas perspectivas, si tenemos en cuenta que serían ellas las verdaderas responsables de la permanencia del régimen en el poder. Es posible que respondan a mantener un clima de conflictividad y desestabilización social desfavorable para el régimen, pero que nunca irán en la dirección de resolver el meollo del problema que es su permanencia en el poder.

La escala planteada por el analista Ian Bremmer solo llega a visualizar el tema desde la perspectiva global, sin descender, más abajo, a la micropolítica de lo local. Eso lo debemos hacer nosotros los venezolanos, pero entendiendo que sin ver el panorama completo por arriba es imposible conocer adonde estamos y las interrelaciones de elementos que vistos localmente parecieran estar desconectados. Y por no ver lo que sucede en una escala superior, aplicamos soluciones que difícilmente tendrán el efecto esperado porque no están conectadas a un mayor nivel. Y eso tiene consecuencias porque se termina perdiendo un tiempo valioso aplicando soluciones que solo tendrían efecto si el mundo no funcionara a escala global y de manera sistémica.

Ya el mundo entendió esto desde hace tiempo y comprende que, por ejemplo, los problemas de Derechos Humanos, del ambiente, las migraciones masivas como la venezolana y la lucha en contra de delitos transnacionales como el narcotráfico, no pueden tener una respuesta únicamente local, porque existe un mundo interconectado e interdependiente que debe activarse para poderle dar una respuesta efectiva al problema.

De lo anterior se deriva que la solución del problema complejo que representa Nicolás Maduro Moros para los venezolanos, para la región latinoamericana y para el mundo en general, requiere de una respuesta global y local simultáneamente, y que en nuestro caso específico todo apunta a que la acción global es la prioritaria. ¿Y por qué? No solo porque nuestro problema interno sobrepasó nuestras fronteras territoriales, sino porque existe una nueva “guerra fría” que intenta imponer un mundo multipolar con países como los arriba mencionados, que le disputan a los EEUU, por diferentes razones, el control económico, militar y político del mundo. Y nosotros nos encontramos en el medio de esa nueva guerra, como la principal cabeza de playa latinoamericana de esos países, lograda por obra y gracia de un régimen que entregó a Venezuela a esa lucha a cambio de poder y dinero.

Es por eso que Ian Bremmer dice que Maduro no se irá. Y todavía se nos plantea a los venezolanos que utilizando las mismas estrategias aplicadas a las dictaduras latinoamericanas de principios y mediados del siglo XX, entre las que se cuentan invasiones armadas y golpes de Estado militares por traiciones al régimen de turno, a la usanza de los 40s y 50s venezolanos, podremos deshacernos de este cáncer completamente inédito, sin tocar la verdadera causa del problema y sin provocar un conflicto de escala planetaria, como el que ocurrió con la Cuba de los años 60s, donde los EEUU dejaron al pueblo cubano a merced de un tirano sanguinario, sin tocarlo, por proteger su seguridad nacional frente a la URSS, en una compleja negociación política.

Aunque los tiempos hayan cambiado, los conceptos de poder y dinero no lo han hecho. Y ahora hay más en juego que antes al tener el control de un país como Venezuela. A ninguno de los participantes de este juego complejo y global le interesa convertir a Venezuela en un teatro de guerra, pero Maduro y su grupo son solo fichas que pueden ser removidas a cambio de posiciones ventajosas por los verdaderos jugadores con poder planetario. Es allí donde tendrá que jugarse esta partida compleja si queremos comenzar a resolver esta crisis. Y si queremos que no nos repartan como lo hicieron las potencias después de la II Guerra Mundial en Europa, deberíamos estar a ese nivel y en el lugar correspondiente, no en Venezuela, jugando a las escondidas con un régimen protegido…

Caracas, 6 de Septiembre de 2024

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana