Por Luis Manuel Aguana
No hay una característica que nos defina mas como
venezolanos como nuestro sentido de la urgencia. “¡Lo mío que me lo den ahora!”,
“¡Pa' ayer es tarde!”, “¡Burro que piensa bota la carga!”. Eso explica muchas
cosas: los operativos, los motorizados, los gestores, la corrupción para
movilizar documentos, y hasta los puestos de empanadas en las calles. Ese rasgo
cultural define comportamientos que luego la gente olvida de donde salieron. Queremos
que todo se resuelva ya (los documentos, los trámites, etc.), sin importar que
algunas cosas requieran maduración. Este rasgo cultural puede explicar porque
aun no salimos todavía del régimen, aunque ustedes no lo crean, y forma parte
de lo que debemos, si no cambiar, al menos empezar a controlar en este nuevo
año que comienza.
Me motivó a escribir de este tema en mi primera nota de este
año, una duda razonable de una extraordinaria seguidora de nuestro proyecto, que
también es compartida por muchas personas que me han seguido, y que es la misma
duda que sufren los venezolanos por este rasgo cultural descrito de querer las
cosas resueltas para ayer: muy bien, les compro el proyecto constituyente pero,
¿no sería mejor dedicamos primero a salir de Maduro (por aquello de la
urgencia) para luego seguir con la Constituyente? Considero tan importante este
tema, que compartiré la respuesta que le di a mi amiga, y algunas cosas más que
creo que se deben abordar de aquello que he llamado el “fast track” del
venezolano. Eso puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de la
iniciativa que estamos emprendiendo.
Quiero comenzar por lo que le réferi a mi amiga: hay una
idea equivocada según la cual los problemas de los venezolanos tendrán una
solución inmediata. Y eso es precisamente porque a los venezolanos nos gustan
mucho las soluciones instantáneas. Está en nuestra cultura y en los tuétanos de
todos nosotros. De alguna manera debemos comenzar a entender que en la medida
que los problemas son más complejos, en esa misma medida requieren de
soluciones estudiadas y planificadas, llevadas a cabo con precisión de relojería
por gente competente.
Es por eso que ustedes ven que aquellas opciones que ofrecen
“salir ya” del régimen gozan de mayor popularidad entre los venezolanos. Nadie
apuesta por aquella solución que implique un camino largo y por el que haya que
trabajar mucho de manera consistente. Por eso todas las opciones
constitucionales empezaron por la mas “rápida” hasta llegar al Referendo
Revocatorio porque supuestamente “una constituyente era una salida lenta y
engorrosa”. Allí también se explica la gran inclinación por una solución
militar inmediata, llámese por los “golpes buenos” o los malos. ¡Ojo, esto no
es un reproche, es una realidad! Al final, no se ha llegado ni a lo uno ni a lo
otro…
Tal vez un ejemplo les ilustre mejor la situación. En una
oportunidad asistí a un Taller de Supervivencia en el marco de un programa
gerencial de alto nivel que realicé hace muchos años. Realizamos un ejercicio
que me llamó mucho la atención. Nos despertaron a las 3 de la mañana y nos
dividieron en grupos de 5. A todos los grupos nos señalaron una fogata que se
veía a lo lejos en el tope de una montaña y nos dijeron: nos vemos allí en
media hora.
La mayoría de los grupos eligieron la vía corta (se imaginan
porqué): una línea recta entre el sitio donde nos encontrábamos y la fogata que
se veía a lo lejos en el tope de la montaña, en el medio de la más negra oscuridad.
Nadie se sentó a pensar, solo salieron corriendo hacia la montaña sin siquiera
una linterna. Hubo un grupo que se fue por un barranco antes de llegar a la
montaña, gracias a Dios sin víctimas fatales que lamentar, pero hubo una
persona que se fracturó una pierna. Nadie se sentó a meditar como habían
prendido una fogata tan lejos en tan poco tiempo y menos aun pedirnos vernos luego
allá en media hora, en un sitio que tendría no menos de 10 kilómetros de
distancia. Era estúpido pensar que se podría llegar en línea recta: ¡tenía que
haber un camino!
Y efectivamente lo había. Nos costó 20 minutos encontrar un
camino que bordeaba la montaña y otros veinte para llegar corriendo al sitio en
20 minutos adicionales. El camino era una pica para rústicos que ellos usaron
para prender la fogata y estaba escondido. El camino al principio parecía ir en
la dirección contraria pero luego se enderezó. Eso mismo nos está pasando
ahora. De esa experiencia aprendí que para llegar hay primero que pensar y eso toma
su tiempo. Pero una vez que lo haces y ya sabes que hacer, lo emprendes
hasta que consigues tener éxito. Eso no fue del pensar de la mayoría de los
grupos del ejercicio. Gracias a Dios en mi grupo estábamos gente pensante que
nos preguntamos primero de que se trataba el problema y pudimos resolverlo.
Siempre me he preguntado por qué la oposición oficial no
tiene “salas situacionales” como las del gobierno o grupos de trabajo político-estratégico
que piensen. Ustedes ven que es reactiva a lo que hace el régimen. Y eso no es
de ahora, tiene mucho más tiempo de lo que ustedes creen. No convocan a los
especialistas. Las figuras políticas se creen dueñas de la verdad y como
resultado vemos fracaso tras fracaso. Y si a eso le añaden los apetitos de
poder personales de la dirigencia política opositora, y el colaboracionismo
corrupto de muchos de ellos, el resultado no puede ser otro que el que estamos
apreciando a principios de este año del Señor 2017.
Muchos venezolanos piensan, como algunos de mis compañeros
en ese ejercicio, cuando en aquella oscuridad el camino empezó a desviarse para
otro lado y dudando dijeron que ellos no lo seguían porque “parecía” alejarse
de la dirección de la fogata. Efectivamente eso parecía pero había que continuar
en el plan. Tres de nosotros dijimos que continuaríamos pero los demás iniciaron otro camino por unas trochas fuera
de la ruta principal que seguíamos todos. Esos llegaron después. No les puedo
negar que me pusieron a dudar pero me dije: encontramos el camino (que ya fue bastante
difícil hallarlo) lo que resta es seguirlo de acuerdo al plan acordado. Y así
lo hice y llegamos antes. Recuerden la Ley de Kanter en mi última nota: “Everything can look like a failure in the
middle” (“Todo puede parecer un fracaso en la mitad”).
A la pregunta: ¿no sería mejor dedicamos primero a salir de Maduro para
luego dedicarnos a la Constituyente? Mi respuesta es: ambas cosas son lo mismo aunque parezcan dos caminos
diferentes. Les digo a todos: no hay camino directo para llegar a la fogata de
la democracia. Hay que pensarlo primero, hacer un plan, trabajarlo y
ejecutarlo. Y eso no es precisamente lo que nos gusta hacer a la mayoría de los
venezolanos, queremos las vainas para ayer.
Don Rafael Grooscors Caballero, en uno de sus múltiples
mensajes de su vasta experiencia política que compartió conmigo el año pasado,
lo define extraordinariamente bien: “La
MUD, tanto como la Coordinadora Democrática, fueron buenos aciertos en lo
electoral. Pésimos, sin embargo, en
cuanto a formulación estratégica de una oportuna oposición. La AN, con
todo y su Henry Ramos peleón, perdió el tiempo en el año que se va, porque
creyó, como la MUD, que estaban dadas las condiciones para operar democrática y
constitucionalmente y lograr una salida política, pacífica, sin riesgos y
electoral. Despreciaron a la sociedad civil. Despreciaron a la Academia.
Despreciaron a los trabajadores organizados. Despreciaron a la OEA y a su
Secretario General. Terminaron jugando la carta del Vaticano, olvidando el
pasado peronista del Papa. Un desastre. En política no es fácil rectificar. La oposición, a más de requerir otras
caras, requerirá una formulación programática muy densa y distinta. Los
partidos deben pasar a un segundo plano. La soberanía debe ocupar el primero.
Venezuela es una Nación con 23 órganos funcionales que son más representativos
de su vida verdadera que los Poderes Públicos "nacionales". Los 23
Estados de la unión federal. Llegó la hora de hacer ver esta realidad, pero no
escribiendo tweets en Caracas, sino rebelando a esos 23 frentes, con intensidad
creciente. De Maracaibo a San Cristóbal; de San Fernando a Ciudad Bolívar; de
Tucupita a Puerto La Cruz; de Maracay a Coro; de Barquisimeto a Valencia, el
viejo sentimiento, siempre reprimido, de la Federación, debe imponerse y
convencer a todos de que a Venezuela no la salva sino Venezuela.” (resaltado
nuestro).
Y en ese plan estamos en la Alianza Nacional Constituyente para
llegar a la fogata de la democracia verdadera en Venezuela. Y como parte de los
deseos de cambio de los venezolanos para este año que comienza, y que creo que será
muy duro, desde ya yo le agregaría trabajar mucho en ese “fast track” que nos
ha jodido tanto en los años pasados. Tal vez no les guste a algunos el plan que
nosotros hemos formulado y lo respetamos. Pero a aquellos que nos les guste el
nuestro ¡hagan el suyo! ¡hay espacio para todas las ideas! Nosotros comenzamos
hace más de tres años. Seguramente alguno de esos funcionará, dándoles a los
venezolanos en algún momento los resultados “para ayer” que nos encanta tanto
disfrutar, pero que hasta ahora no hemos tenido el sentido común de trabajar…Recuerden
siempre las palabras de Don Rafael: A Venezuela no la salva sino Venezuela…
Caracas, 2 de Enero de 2017
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