Por Luis Manuel Aguana
Así
estarán las cosas por los lados de la oposición oficial que a falta de
argumentos sustanciales que oponer al llamado a una Asamblea Nacional
Constituyente, recurren al expediente del miedo para evitar que la gente
comprenda el significado de ese llamado para reunificar al país. Muchos años de
trabajar conjuntamente con el régimen hacen que sus métodos terminen siendo los
mismos. Es por eso que hay que oponer, como al régimen, la misma “contra”, lo
que prueba una vez más la tesis que siempre hemos sostenido de que son la misma
cosa–o tal vez peor- de la que hay que salir para recuperar la democracia en
Venezuela.
En
efecto, en la última pieza “anti-constituyente” que nos brinda Carlos Raúl
Hernández, defensor a ultranza de las elecciones con “este CNE” (ver La
habitación del pánico en http://www.eluniversal.com/opinion/141026/la-habitacion-del-panico)
en El Universal del domingo pasado, se indica: “A ningún político democrático que sepa lo que hace, se le ocurre
entregar el poder absoluto, omnímodo, a 150 fulanos sometidos a pasiones e
intereses, mayorías y aplanadoras, a un partido dominante y finalmente a la
voluntad de un hombre..”.
De
acuerdo a este particular criterio debemos suponer que Andrés Eloy Blanco en
1946, Presidente de la Asamblea Constituyente de ese año, era un “fulano”
sometido a pasiones e intereses, cuyo partido dominante, Acción Democrática, usó
su aplanadora para establecer “por primera vez la elección libre directa y
universal, estableciendo por primera vez en una constitución venezolana el voto
femenino, el de los analfabetas y mayores de 18 años” (ver Constitución de
Venezuela de 1947 http://es.wikipedia.org/wiki/Constituci%C3%B3n_de_Venezuela_de_1947).
Esta
particular manera de atemorizar a los venezolanos para evitar el cambio estructural
que debemos dar y que políticos de la talla de entonces si comprendieron a
cabalidad, al parecer es un nuevo enfoque que están ensayando los enemigos del
proceso constituyente. No es el argumento banal “hemos tenido 26 Constituciones”
o “las constituyentes vienen luego que somos gobierno”. No, va más allá, porque
resulta altamente engañoso y tóxico ya que intenta utilizar tácticas muy en
sintonía con las que usa el régimen para disuadir a los venezolanos de
movilizarse para producir un cambio.
Estadistas
como Rómulo Betancourt si comprendieron que solo gracias a la convocatoria de
un pueblo convencido de la necesidad de cambios trascendentales era posible un
vuelco en positivo de nuestro desarrollo como pueblo. Gracias a Dios que este
analista no escribía en aquel entonces en El Universal, porque si fuera por él Venezuela
no contaría ahora con el voto universal directo y secreto, ni obviamente con el
voto femenino.
Asimismo
el analista pone al país en la circunstancia de tener pánico por anticipado a
la voluntad popular, indicando que la Constituyente no es más que una suerte de
“monstruosidad jurídica”, que “consagra que unas decenas de galfaros están
por encima de la ley, libres de controles institucionales y con facultades para
cambiarlo todo: la vía pacífica al totalitarismo.”
Esos a
quien el Sr. Hernández califica de “galfaros” son nada más y nada menos que los
constituyentistas electos por el pueblo para representarlos en una ANC, ¿qué
tal? Y aunque esta expresión no está en el DRAE (no es extraño, tampoco estaba
“frauduleros” del mismo autor) denota en buen venezolano a una persona capaz de
realizar las peores acciones al margen de la ley. Además del insulto por
adelantado a esos representantes populares, sentencia de una manera aviesa que
todas las Constituyentes serán como la que estableció Hugo Chávez en 1999, sin
explicar porqué esa Constituyente resultó de esa manera y las circunstancias
que precisamente condujeron a ese totalitarismo por la vía pacífica que aduce.
Tampoco
se pasea por las Bases Comiciales que impuso el vencedor de 1998, que reventaron
el principio de Representación Proporcional, y que nadie dijo nada,
incluyéndolo a él, notable vocero de la vieja oposición de entonces, dejando escapar irresponsablemente este detalle que distorsionó
el balance de esa Asamblea.
Resulta
que ahora, de acuerdo a este análisis, el CNE es bueno para ganar unas
Parlamentarias y es malo para ir a una Constituyente: “El exorcismo real es
en 2015, y lo otro es la necia propuesta de
embarcarse en trifulcas durante dos años si al CNE le da la gana, recolección
válida de firmas -¿quién las conseguirá?- elección de los constituyentes y
referéndum aprobatorio”. Por eso es que hay que decirle claramente al pueblo de Venezuela que
EL CNE ES MALO PARA LAS DOS COSAS y es por eso que estamos invocando al Poder
Originario del Pueblo Depositario de la Soberanía (Art. 5 y 347 de la CRBV)
mediante un mecanismo que no incluye a los poderes constituidos penetrados por
cubanos y que dudo mucho que el autor de esta nota comprenda a cabalidad.
Insultar
a quienes proponemos la vía Constituyente con el calificativo de “burros” no es
más que una debilidad chavista de quien se le acabaron los argumentos y
recurren al expediente del miedo. Eso es lo que hacen en los portales del
régimen y en cientos de mensajes de Twitter sin aportar ni un solo
justificativo válido y discutible en contra de la convocatoria del Soberano
para la reconstrucción y reconciliación del país, más allá de difundir pánico para
llevar de nuevo al país a otro matadero electoral y atemorizar a la población
indicando que repetiremos la historia Constituyente de 1999. Algo debe haber
aprendido este noble pueblo venezolano en estos años, comenzando por
identificar a quienes verdaderamente lo estafaron, tanto en el gobierno como en
la oposición.
Notas
como la del Sr. Hernández el domingo pasado en El Universal, no hacen más que
confirmar la labor conjunta que realiza el régimen con la oposición oficial electoralista
que lo mantiene. El problema de fondo no es evitar que ocurra la convocatoria a
una Asamblea Nacional Constituyente-cosa que tarde o temprano ocurrirá inevitablemente-,
sino usar ese ataque para justificar la existencia misma de una oposición
oficial que ya no convoca a nadie y que desea seguir mamando de la teta electoral,
prometiendo que esta vez si van a trabajar. Ojalá que en esta oportunidad los
Diputados recién electos a la Asamblea Nacional del 2015 no salgan corriendo a
la búsqueda de nominaciones para Alcaldías y Gobernaciones.
Debo
indicarle al articulista que no es preciso “incinerar
el artículo” que permite convocar al Soberano. Chávez lo hizo sin que
existiera esa previsión en la Constitución de 1961. La convocatoria de un
pueblo para cambiar su historia no tiene por qué estar escrita en ningún lado,
es un Derecho Humano inherente a todas las personas conscientes de sus derechos.
Y si algo tiene esta “Carta
abominablemente escrita” de 1999 y herencia del Eterno, es el
reconocimiento de ese Derecho Humano, el cual usaremos en toda su extensión a
pesar del miedo que nos quieran infundir el gobierno y su oposición oficial desde
una habitación; y que como todas las cosas del régimen, pretenden que lo
tengamos nosotros cuando en realidad es todo lo contrario: ese pánico a una
Constituyente como que lo tienen ellos…
Caracas,
29 de Octubre de 2014
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana