Por Luis Manuel Aguana
No me había dado cuenta -tal vez por aquello de que quienes
no ejercemos la actividad política como modo de vida vemos las cosas desde otra
perspectiva- del porque eso que hicieron en la Asamblea Nacional no se hizo un
año antes, y la razón por la cual Henry Ramos Allup, viejo zorro de la política
venezolana, no quiso asumir en su Presidencia de la AN las consecuencias
trascendentales de la decisión que tomaron el lunes 9 de enero.
Los venezolanos estábamos esperando esa decisión –o
cualquier otra que implicara el mismo resultado- anunciada hace un año en su discurso por Ramos Allup el
5 de enero de 2016. Si ahora se esgrimen con toda validez los considerandos de
ese Acuerdo de la AN para la destitución de Maduro, en el 2016 habían otros
igual de legítimos para exigir lo mismo: ¡que se vaya!
Pero Ramos en su zamarreria política, sabía que de haber
tomado esa decisión -que era algo que pudieron haber hecho en enero de 2016,
ahorrándonos un año más de infinito sufrimiento-, además de haber destituido a
los Magistrados "express" y a las "reptoras" del CNE, el
paso inmediato era asumir las consecuencias que eso conllevaba, yendo a un
enfrentamiento directo con el régimen, que sabia escupiría sobre cualquier
decisión que ellos tomaran. Y esa
resolución hubiera tenido el más firme respaldo en las calles de la mayoría que
votó por la oposición el 6D-2015 en enero de 2016. No había manera que el
gobierno se sostuviera ante eso si las decisiones se hubieran tomado
oportunamente.
Pero eso no era lo que quería Henry. Quería una solución
negociada y controlable. No que el país se incendiara y que eventualmente se
perdiera el control de los acontecimientos al punto que evitara que se
concretaran sus aspiraciones políticas.
El país discurrió así hasta el robo en descampado del Referendo
Revocatorio, donde -de nuevo - nos jodieron con la palabra “diálogo”. Henry no
se echó ese cacho de acordar la doble nacionalidad o cualquier otro de esos
considerandos del nuevo Acuerdo de la Asamblea Nacional, que implicaran hacer
un papelón con una resolución de la AN que no se pudiera hacer realmente
efectiva porque era un costo político demasiado elevado de asumir si quería
estar en la carrera presidencial. Como decimos aquí, no quiso matar al tigre
porque no sabía que iba a hacer después con el cuero. Inteligente decisión
personal pero nefasta para los intereses del país. Eso nos costó un año de
destrucción inmisericorde de Venezuela. ¿Se dan cuenta de la importancia que
tiene la oportunidad en las decisiones políticas?
Pero Julio Borges, un año después, y la gente arrecha con los políticos
opositores, con más de 800% de inflación anual el 2016, los venezolanos
comiendo de la basura, en el medio del cuadro más dantesco jamás visto por la
familia venezolana en ningún mes de diciembre de los que hayamos vivido, no le
quedo otra que matar al tigre pero ahora está comenzando a sufrir de lo que ya había
previsto Ramos: no sabe qué hacer con el cuero.
Como era previsible, el régimen le hizo trompetillas a ese
Acuerdo a través de su consabida Sala Constitucional y ahora la AN se encuentra
con una calle congelada y paralizada para respaldar esa decisión como
consecuencia de la torpeza con que la oposición se condujo el año pasado.
Que no se malinterprete: la AN estaba en la obligación de
realizar ese Acuerdo, no por una promesa de su nuevo Presidente en su discurso
inaugural, sino porque así se lo ordenaron los venezolanos a esa Asamblea hace más
de un año, al darle a la oposición una votación masiva, y estaban en deuda,
ignorando el sentimiento de cambio de quienes fueron sus electores.
Sin embargo, después que mataron el tigre le tuvieron miedo
al cuero. Lo siguiente era instruir al Poder Electoral y al resto de las
instituciones y Poderes del Estado, en especial a las Fuerzas Armadas, para
actuar en consecuencia de esa decisión, iniciando el procedimiento para
continuar la línea de sucesión del Presidente de la República, cuyo deber es
acatar al poder civil establecido en la Constitución.
Nos encontramos ahora en una situación de limbo
institucional. Ahora no se vale “dejar eso así” porque los Magistrados
"express" se volvieron a burlar de los venezolanos. Ya es hora de
imponer a quienes son los legítimos representantes de la soberanía popular. Ya
Nicolás Maduro Moros no es Presidente de la República y está ocupando
ilegalmente el cargo. Eso lo decidió el lunes 9 de enero de 2017 la mayoría de
representación del pueblo reunido en la Asamblea Nacional. Dentro de 30 días
deberá llamarse a un proceso electoral y elegir un nuevo Presidente. Señores
Diputados de la Asamblea Nacional, no se aterroricen y procedan a disponer del
cuero inmediatamente. Ya esta bueno de esperar que los venezolanos lo hagan por
ustedes...
Caracas, 12 de Enero de 2017
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