sábado, 12 de junio de 2021

Dos Constituyentes

Por Luis Manuel Aguana

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Pareciera que en Venezuela no han ocurrido antes procesos Constituyentes, al punto que cuando alguien toca el tema, el rechazo es inmediato. Y esto es muy lamentable dada la profunda significación histórica que han tenido estos procesos en la transformación de la realidad política de Venezuela. Y la razón es por todos conocida: Chávez uso un proceso Constituyente, herramienta que ha sido parte de nuestra reserva histórica, para destruir la institucionalidad venezolana y fabricarse una Constitución a la medida, que si bien es cierto, incorporó aspectos muy importantes en la defensa y protección de los Derechos Humanos (derechos que pisoteó a niveles nunca antes vistos en Venezuela), también destruyo otras importantes instituciones de mucho arraigo en Venezuela, como la representación federal de los Estados con la desaparición del Senado, y la centralización de los ascensos militares de los altos rangos de las Fuerzas Armadas, en la persona del Presidente de la República, acto considerado como el primer paso de la destrucción actual de esa institución fundamental de la defensa de nuestra democracia y del país.

Sin embargo, aunque la historia reciente haya sido traumática para el país a partir de la Constituyente de 1999, esto de ninguna manera significa que olvidemos la trascendencia única que estos procesos han tenido en nuestra tradición republicana para reparar el inmenso daño ocasionado al país, y que solo pueden ser abordados si los venezolanos comprendemos a cabalidad la necesidad de convocarnos de nuevo, pero sobre unas bases completamente diferentes, con el principal objetivo de recoger los pedazos de un país y un Estado que han sido deliberadamente desmontados por una tiranía de criminales. De eso se trata este esfuerzo de información que hacemos desde esta tribuna.

No es la primera vez que Venezuela aborda un proceso Constituyente. Y así como la Constituyente de 1999 produjo una Constitución que fue utilizada por unos criminales para desmontar al Estado y arruinar a los venezolanos, también existieron Constituyentes realizadas para construirlo por venezolanos insignes. Por motivos de espacio solo me referiré a una Constituyente muy significativa en la historia de Venezuela que produjo la primera Constitución del siglo que reconoció los derechos civiles de los venezolanos, y en especial los derechos de nuestras mujeres. Ese proceso no surgió de una Consulta Popular, y fue convocado por una Junta de Gobierno producto de un Golpe Militar, que la historia actual conoce la Revolución de Octubre de 1945:

“El 18 de octubre de 1945 un grupo de militares con la ayuda del partido Acción Democrática da un golpe de Estado al presidente Isaías Medina Angarita en lo que ellos denominaron la Revolución de Octubre, ante la falta de legitimidad de esta nueva Junta Revolucionaria de Gobierno se decide convocar a elecciones para elegir 160 constituyentes en 1946; serían estos constituyentes los que derogarían la constitución de 1936 reformada nueve años después, entre los constituyentes más destacados se encontraban Andrés Eloy Blanco, Rafael Caldera, Gustavo Machado y Lorenzo Fernández entre otros”. (resaltado nuestro) (ver Constitución de Venezuela de 1947, en  https://es.linkfang.org/wiki/Constituci%C3%B3n_de_Venezuela_de_1947).

Es interesante la precisión que hace el texto en el sentido de que “ante la falta de legitimidad de esta nueva Junta Revolucionaria de Gobierno” decidieron convocar a elecciones para elegir Constituyentes. Y aunque esa no haya sido solamente la única razón, ciertamente la situación de inestabilidad política del país de entonces así lo reclamaba. No fueron directamente a elecciones libres. No. Fueron a un proceso de elección de Constituyentes para una Asamblea que elaboró una nueva Constitución que promulgaron el 5 de Julio de 1947, y que estableció las bases para una elección presidencial, con el consiguiente cambio institucional del país.

El nivel de quienes estuvieron en esa Constituyente que sesionó desde el 17 de diciembre de 1946 hasta la promulgación de la Constitución el 5 de julio de 1947, fue lo más iluminado de la intelectualidad política del país. Una Constituyente que se dio el lujo de tener al poeta Andrés Eloy Blanco a la cabeza. La Constituyente de 1946-1947 es un ejemplo de que los venezolanos si podemos darnos un texto Constitucional digno de nuestra nacionalidad y nuestro gentilicio histórico, con lo mejor de nuestra sociedad. Y que el hecho de que un golpista nos hubiera estafado con una Constituyente que en 1999 introdujo elementos nocivos para la institucionalidad venezolana, no implica que no seamos capaces de reparar esa situación, resurgiendo y dándonos una Constitución que merezca este bravo pueblo.

Nótese que el procedimiento seguido para convocar a esa Constituyente en 1946, no siguió la ruta de la convocada en 1999. La Junta Revolucionaria de Gobierno tomo las previsiones con el suficiente tiempo para abordar ese proceso a conciencia: “El Decreto número 52 de la Junta Revolucionaria de Gobierno, dictado en 17 de noviembre de 1945, creó una Comisión Preparatoria para el estudio y redacción de dos Proyectos, uno de Estatuto Electoral y otro de Constitución, a los fines de "facilitar las tareas de la Asamblea Nacional Constituyente, presentándole, para su libre y soberana consideración, un Proyecto de Constitución Nacional que consagre las aspiraciones democráticas del pueblo que proclamo el movimiento revolucionario” (ver Gonzalo Parra Aranguren, La Nacionalidad Venezolana Originaria, Cap. 7, Pág. 400, Constitución de 5 de Julio de 1947, en http://acienpol.msinfo.info/bases/biblo/texto/L-1346/A-07.pdf).

En otras palabras, la Junta tenía claro el cómo se elegiría el cuerpo colegiado y el qué se iba a discutir en el seno de esa Asamblea Constituyente. Por supuesto que ese proceso respondía a un proyecto de país bien pensado y macerado por los políticos que impulsaron el movimiento que dio como resultado esa Junta Revolucionaria de Gobierno y que luego se transformo en hechos a través de una Constitución que le dio derechos civiles a los venezolanos.

Es decir, la Constitución de 1947 no nació de la manipulación de un Kino electoral para quedarse con la mayoría del voto constituyente, ni de lo que se le ocurría todos los días a un megalómano en Miraflores en el transcurso de las sesiones con el objeto de centralizar en sus manos la Soberanía Popular. No. Nació de un proyecto pensado para el bienestar de los ciudadanos. Menuda diferencia…De allí que los venezolanos de este siglo no debemos ni podemos confundir el instrumento con el que lo usa, analizando detalladamente las propuestas que se le hacen al país.

Venezuela necesita en este momento la aplicación urgente de un instrumento capaz de lograr lo que los venezolanos de 1947 lograron. Estas dos Constituyentes, la de 1946-1947 y la de 1999 son las dos caras de una misma moneda de lo que se puede lograr con un proceso como ese. Así como existe Dios, en contraposición existe el Diablo. O se construye o se destruye un país. Es un arma poderosísima para volver al país a su cauce de libertades y construir instituciones, que es lo que precisamente nos hace falta ahora. Es un instrumento no para “salir de Maduro” y su régimen sino para enderezar el rumbo perdido de los venezolanos. Y al enderezarlo saldremos del régimen como consecuencia.

Mejor no lo pudo expresar el Dr. Allan Brewer-Carias en 1999 cuando le pedía a los políticos de ese entonces hacer bien lo que termino haciendo mal el golpista de Sabaneta de Barinas: “Como hemos dicho, los venezolanos de este final del Siglo XX no nos merecemos tener que esperar una ruptura constitucional para convocar al pueblo. En la situación de crisis política terminal actual, producida por el deterioro de los partidos políticos que a partir de 1958 asumieron el monopolio del Poder y de la representatividad y participación democráticas; y por el deterioro del Estado centralizado por su ineficiencia, la posibilidad de convocatoria de una Asamblea Constituyente, en democracia, es la vía más adecuada para evitar la ruptura del proceso democrático, resolver la crisis, formular un nuevo pacto social constitucional y un nuevo proyecto político, que garantizando la democracia, abra nuevos canales de participación y descentralice territorialmente al país.” (Allan R. Brewer-Carías, Asamblea Constituyente y Ordenamiento Constitucional, No. 53, Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Serie Estudios, Caracas, 1999. http://allanbrewercarias.com/biblioteca-virtual/asamblea-constituyente-y-ordenamiento-constitucional/). Lamentablemente ese grito fue desestimado y como bien decía el insigne educador brasileño, Paulo Freire, “El problema de América Latina es que mientras el sabio duda, el ignorante actúa”. Y el ignorante actuó. No dejemos que eso nos vuelva a pasar…

Caracas, 12 de Junio de 2021

Nota final: El día de hoy la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, fijo su posición en relación a la crisis política y al rumbo que debe seguir el país para salir de esta crisis trágica donde nos han sumido a los venezolanos (ver  Comunicado ANCO a los venezolanos y la Comunidad Internacional: La crisis es del pueblo venezolano y solo el pueblo venezolano debe resolverla, https://ancoficial.blogspot.com/2021/06/anco-los-venezolanos-y-la-comunidad.html). Considero muy pertinente no dejar de mencionar en esta nota esta posición revestida de una seriedad indiscutible frente aquellos que sin tener la legitimidad necesaria para representarnos en  mesas de diálogo o negociación, por cuanto ninguna de ellas privilegian los principios y valores que constituyen a nuestra nación, no gestionan el cumplimiento en la práctica de las Consultas Populares, ni atienden el clamor de las mayorías que se ausentaron de las elecciones ilegitimas presidencial y parlamentarias de 2018 y 2020. En tal sentido, no podemos dejar de advertir que quienes fungen como representantes de la oposición, perdieron la representación legítima del pueblo venezolano al concluir su mandato el 5 de enero de 2021 y en consecuencia, el pueblo debe desde ahora decidir su destino. Hay un vacío de poder en Venezuela que debe ser llenado por una representación constituyente y legitima de los venezolanos. ¡Que el pueblo decida!

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