jueves, 27 de febrero de 2025

Rebeldía Ciudadana versus Reforma Constitucional

Por Luis Manuel Aguana

English versión 

Volver al tema constituyente es para mí como volver a la casa de mis padres, muchos recuerdos de una experiencia vital que aún no concluye, así ellos se hayan ido. Y aunque conozco esa casa mejor que la mía propia, porque allí crecí, nunca dejan  de sorprenderme las variaciones en las diferentes circunstancias en tantos años y los recuerdos buenos y malos del tiempo que hemos pasado en ella, como los de aquellos que nos acompañaron y se fueron antes de concluirla. Por ellos, por nosotros y por una idea fija de que es la lucha correcta para beneficio de Venezuela, seguimos en ella, no solo por perseverar convencidos, sino que el tiempo -esa variable que todos a veces olvidan- ha sido consistente en darnos la razón.

Hemos llegado al punto de no retorno que siempre advertimos: si nosotros no convocamos un proceso Constituyente, el régimen lo hará por nosotros de la forma que quiera, para establecer lo que Hugo Chávez Frías no pudo imponer con su Reforma Constitucional de 2007, un Estado Comunal, para permanecer por siempre en el poder, con una copia al carbón de la Constitución de Cuba, desapareciendo todo vestigio de la democracia directa que nos dimos a partir de 1947, libremente elegida por cada uno de nosotros, para sustituirla por la representación comunal de la tiranía, que decidirá por cada venezolano al Presidente y el resto de los Poderes Públicos.

Desde que fundamos la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, lo que los venezolanos han percibido –incluyendo algunos seguidores de ANCO- de nuestra propuesta, ha sido que el planteamiento que hicimos al país no era más que otra manera de salir del régimen castro-chavista-madurista, y eso constituye un error lamentable que incluso repite la dirigencia opositora que lidera María Corina Machado (MCM), indicando que si bien es necesario realizar “algunos cambios constitucionales”, esos se deberían realizar “después” que saliéramos del régimen. Eso ha impedido que el pueblo decida el futuro político del país a favor de una dirigencia que insiste en equivocarse una y otra vez.

Tal vez no hayamos sabido -o podido- transmitir otra cosa, porque en el medio de este error se mezcló la necesidad de las mayorías de resolver con urgencia el problema de la tiranía de Chávez-Maduro, con una propuesta seria de cambio institucional, sin pasearse por el hecho fundamental que nos ha puesto hoy en la circunstancia que ahora vivimos amargamente: la tiranía ha ido destruyendo desde el principio y en cámara lenta,  las bases institucionales que sostenían a nuestra democracia y al Estado venezolano como un todo. Cualquier cosa que se intentara desde las instituciones corroídas del régimen, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, el Poder Moral y finalmente el Poder Electoral, se estrellaría siempre con el mismo muro del fracaso.

Ante el descalabro total del régimen y su “mejor sistema electoral del mundo” ocurrido en el proceso electoral del 28 de julio de 2024, las santamarías del CNE siguen estando abajo porque no existe ningún venezolano que vuelva a confiar en ese casino de máquinas de lotería manejadas por cubanos. Por lo que al régimen se le hace necesario reformar el sistema político y de elecciones, para que los que usurpan el poder se queden para siempre sin nadie se les oponga, ni siquiera la llamada oposición alacrán, que será de las primeras en desaparecer con la primera aplicación electoral de esa Reforma Constitucional de marras.

La convocatoria de una Convención Constituyente tiene como objeto la reconstrucción de lo que ha sido destruido, regresando al primer cuadro todo el sistema institucional venezolano, con la participación de la representación genuina del pueblo electa por los venezolanos para representarlos, de todo el espectro social y político del país. Esto es, “resetear” de nuevo a Venezuela. Lo que quede después de eso será un nuevo Pacto que seguirá entre gobernantes y gobernados para los tiempos por venir, y que se iniciaría con una nueva elección de los Poderes Públicos, luego de la aprobación de una nueva Constitución. El “cómo” y “cuándo” hacer que todo esto pase debería ser materia de altísima prioridad de nuestra legítima dirigencia opositora. ANCO siempre ha estado a la orden para colaborar en esa materia, como ya lo ha hecho en el pasado.

Para este escribidor, a quienes le compete idear y poner en práctica un plan para cambiar al régimen que azota a los venezolanos, es a la legítima dirigencia política opositora, hoy conducida por Edmundo González Urrutia (EGU) y María Corina Machado (MCM). Pero asimismo, es absolutamente necesario que en ese plan se encuentre la convocatoria y elección posterior de los Constituyentes, con el objeto de  refundar la Nación sobre nuevas bases, con la generación final de un nuevo Pacto entre gobernantes y gobernados. Y es precisamente en ese punto donde ANCO hace su propuesta para la discusión de un nuevo marco institucional para el país donde deseamos vivir, que se esboza de una manera general en nuestro Proyecto El Gran Cambio (ver El Gran Cambio, una Propuesta para la Refundación de Venezuela, en https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html).

Sin embargo, hemos visto con mucha preocupación que el régimen avanza indetenible a una Reforma Constitucional y todavía no existe hasta hoy ninguna respuesta de nuestra principal dirigencia opositora para contrarrestar ese avance. Una vez realizada la Reforma no existirá manera constitucional de convocar al Constituyente porque desaparecerán los Artículos 347, 348 y 349 que les dan a los venezolanos el derecho, como depositario del Poder Constituyente Originario, para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de “crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”. Ese es el derecho a la participación política que está establecido en la Constitución de 1999.

Entonces no hay que confundir la gimnasia con la magnesia. Nuestro proyecto no puede ser comprendido como una agenda para salir del régimen. Y es a EGU y MCM, como líderes políticos opositores reconocidos y respaldados por la mayoría de los venezolanos, como se demostró el 28 de julio, a quienes les compete esa misión. Y es a ellos a quienes les toca plantear al país una salida para contrarrestar este nuevo avance del régimen con su Reforma Constitucional. Y es a ellos y al país a quien va dirigida la Proclama de ANCO titulada: HAGAMOS UNA REBELIÓN CIUDADANA INÉDITA PARA TRANSFORMAR EL ESTADO FRENTE A LA LIQUIDACIÓN DE LA DEMOCRACIA POR LA VÍA DE UNA REFORMA CONSTITUCIONAL ARBITRARIA” del 24 de febrero de 2025, que se resume en el siguiente párrafo:

“Este inaceptable despropósito solo pretende sustituir el modelo de estado constitucional, imponer, a través de una Reforma Constitucional que destruye la estructura básica de nuestro texto fundamental, que solo puede hacerse de acuerdo al Artículo 347 Constitucional, mediante un proceso Constituyente, y no a través de la Asamblea Nacional. En consecuencia la Alianza Nacional Constituyente Originaria (ANCO), expresión de la sociedad civil organizada venezolana, PROPONE a la Nación, a su liderazgo verdaderamente democrático, un escenario positivo, creador y solucionador: contraponer, a la mencionada Reforma Constitucional, un proceso Constituyente de carácter Originario, convocado por iniciativa de la soberanía popular, procediendo, lo antes posible, a recolectar en forma pacífica, el mayor número de firmas de venezolanos mayores de 18 años, dentro y fuera del país. Estamos convencidos que se constituiría en la mayor REBELDIA CIUDADANA de la historia contemporánea de Sur América: 15 millones de firmas (9 millones de venezolanos dentro del territorio venezolano y 6 de venezolanos en el exterior) cifra formidable muy superior a los 3.2 millones de firmas  requeridos por el Artículo 348 Constitucional para convocar la iniciativa  de  un proceso constituyente” (ver Comunicado Proclama ANCO, en https://ancoficial.blogspot.com/2025/02/comunicado-proclama-anco-hagamos-una.html).

Para el régimen, el cambio de la Constitución es un hecho consumado porque tienen las maquinitas para fabricar los votos necesarios para la aprobación de esa Reforma Constitucional. No vemos otra manera de detener ese proceso más que demostrar lo que hemos llamado una REBELDÍA CIUDADANA que le muestre al mundo que los venezolanos no estamos dispuestos a que se nos imponga un cambio constitucional sin convocarnos a una Constituyente, como bien lo establece la Constitución de 1999, porque no se nos está planteando una reforma sino OTRA Constitución, sin pasar por un proceso Constituyente.

La convocatoria ciudadana no es de ninguna manera una elección de Constituyentes, pero sí se constituye en un mandato para quienes luego ocupen el poder, para que se elijan a los Constituyentes en todo el país. Es una consulta ciudadana que podría realizarse por medios no convencionales que puedan ser auditados, y que incluyan la participación de todos los venezolanos dentro y fuera de Venezuela, incluso el mismo día que el régimen llame a la votación de esa Reforma. Esta sería la manera de retomar el espíritu combativo del venezolano, que votó el 28 de julio por un cambio, y una demostración concluyente a la administración de Trump en los EEUU, de que la capacidad de movilización popular sigue intacta o mejor, después de todo lo que ha pasado. Pero tiene que existir un parte aguas opositor que se aleje de todo vestigio del interinato frente al mundo, asumiendo de una vez por todas el mandato que el pueblo venezolano le entregó a esa nueva dirigencia opositora desde el 22 de octubre de 2023.

ANCO seguirá insistiendo, en todos los escenarios, de la necesidad de que sea el pueblo el que decida, incluso por encima de su propia dirigencia política. Porque como he señalado, nuestra propuesta no ha tratado nunca de decidir por ellos cómo se resolverá finalmente la tiranía. Pero los intereses del colectivo van primero, y la dirigencia política debe dar paso a esa decisión del pueblo, independientemente de cómo se produzca el cambio político. Queda de ellos entender el tiempo histórico y ser parte del proceso. De no ser así, como ya ha ocurrido antes en nuestra historia, los acontecimientos decidirán el rumbo por ellos, y más temprano que tarde, terminará imponiéndose, pero de la mano de otros actores, la ruta de la democracia y la libertad.

Caracas, 27 de Febrero de 2025

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miércoles, 19 de febrero de 2025

Una cuestión existencial

Por Luis Manuel Aguana

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En una entrevista realizada por el periodista venezolano radicado en España, David Placer, a la jefa de la sección internacional de El Confidencial, Diario Digital de España, Alicia Alamillos, quien en este momento actúa como corresponsal de guerra en Ucrania, se relata una conversación sostenida con soldados ucranianos prácticamente encerrados por más de un año en una trinchera en Bajmut, al este de Ucrania. A la pregunta acerca de qué ha descubierto hasta ahora, la respuesta es brutal:

“He descubierto que obviamente están cansados, son unos soldados que muchos eran voluntarios desde 2022, llevan 3 años sin hacer renovación en el este, cerca de Bajmut que fue conquistado por los rusos, están allí en una unidad de artillería. Ellos viven en una especie de madriguera, una trinchera que construyen bajo tierra para estar también un poco tanto a resguardo como no congelados de frío, y llevaban allí a lo mejor desde hace un año sin salir, porque está muy cerca del frente y porque está habiendo problemas de rotación. Entonces son soldados, no pasa con todos, hay muchos que pueden pasar el fin de semana con las familias o lo que sea, pero los soldados están cansados. Claro que están cansados, es una guerra muy larga, tanto porque pensaban que a lo mejor Putin iba a llegar mucho más rápido a Kiev o como pensaban que se iba a acabar antes, que iban a ganar los ucranianos. Entonces, a pesar, en cambio, de estar tan cansados de decir "Mira lo mejor que se acabe ya y que deje de morir gente", cuando le preguntabas, bueno, entonces quieres la paz de Putin, ¿qué quieres?, o sea, ¿qué significa victoria para ti en Ucrania? Porque ahora mismo lo único que hay sobre la mesa, según lo que vemos a Trump y lo que vemos con Putin, es que Ucrania ceda, ceda territorios, pero sobre todo ceda soberanía. O sea, es que ni siquiera estamos hablando de que ceda Crimea que podía ser hipotéticamente una cosa, qué bueno, tampoco pasa nada, por así decirlo no, sino que Putin tenga derecho a elegir el presidente de Ucrania o que tenga derecho a decidir si Europa va a dar unas salvaguardas de seguridad o no. Entonces eso es perder la soberanía, dejar de ser un país realmente”.

“Y entonces, cuando le preguntas eso, dicen: no, pues es que no hay otra. O sea, no, tengo que seguir luchando. Porque no, no, ¿qué voy a hacer? O sea, volver a casa para que luego en unos años Rusia nos vuelva a invadir, o que en unos años el ucraniano esté prohibido; en unos años que toda nuestra política dependa de Vladímir Putin y no nos deje ser un país independiente. De que están cansados, pero no tienen una alternativa. O sea, no es como, por ejemplo, otras guerras que dices: bueno, aquí se acaba y ya está, y cada uno gana sus cosas. No, no. Es que Ucrania es una cuestión existencial. O sea, si pierden han perdido como Estado…

(ver entrevista de David Placer a Alicia Alamillos, jefa de la sección internacional de El Confidencial Diario Digital de España, en https://youtu.be/q29VGYm1-mU?t=922) (resaltado nuestro).

Mis disculpas anticipadas por el extenso extracto de esa entrevista, pero es muy importante para lo que sigue. Los venezolanos deberíamos vernos retratados en lo que está pasando en Ucrania. La Rusia de Vladímir Putin se metió en Ucrania para tomarla como parte de su sueño imperial, después de que esta había conquistado su independencia. Lo hicieron a la fuerza, con las armas. Pero un pueblo con el liderazgo bien plantado y dispuesto de su Presidente, Volodímir Zelenski, les ha dado una pelea de resistencia más allá de lo que ellos esperaban, a un costo imposible de determinar. Los rusos creyeron equivocadamente que terminarían en horas su invasión y ya van más de 3 años.

Los soldados ucranianos, aun estando a un altísimo nivel de cansancio derivado de una larga guerra, y metidos en un hueco por más de un año, en una zona de su territorio que Rusia ha logrado conquistar, no están dispuestos a ceder ni abandonar, ni siquiera por una posibilidad paz que promete Trump, porque para ellos es UNA CUESTIÓN EXISTENCIAL. No pueden regresar simplemente a casa, porque no habría garantías de que el desastre no vuelva a ocurrir, perder hasta su propio idioma, porque saben de cierto que Putin no les permitirá ser un país independiente, y porque si pierden, pierden su país. ¿Les suena conocido?

Los venezolanos no hemos llegado –todavía- hasta al punto de matarnos en una guerra, pero en Ucrania, Donald Trump y Vladímir Putin, se están encargando de pasar por encima de esa decisión corajuda del pueblo ucraniano en las trincheras, de luchar hasta la muerte para conseguir la libertad, porque ellos no están dispuestos a ceder. Muy pronto sabremos qué será lo que terminará prevaleciendo, pero cualquier negociación que vaya en contra de ese hondo sentimiento transmitido al mundo por la corresponsal de guerra española, no podrá perdurar por principio fundamental, incluso si esa negociación lleva el consentimiento obligado de Volodímir Zelenski, lo que haría muy inestable esa paz. Por lo pronto ya el Presidente Zelenski afirma que Ucrania no aceptará ningún acuerdo de paz alcanzado sin la participación de Kiev (ver The Epoch Times, en https://www.theepochtimes.com/world/zelenskyy-says-ukraine-will-not-accept-any-peace-deal-made-without-kyivs-involvement-5811579).

En Venezuela, los invasores no necesitaron entrar por la fuerza. Hugo Chávez Frías y sus sucesores les abrieron las puertas del país de par en par, y henos aquí, después de 25 años, sitiados por cubanos, rusos, chinos e iraníes, tomando posesión del país con la plena autorización de quienes se dicen gobernantes legítimos.

Mi preocupación en relación con eso es que no necesariamente las guerras comienzan como en Ucrania. Basta con que no haya salidas al cercenamiento de la libertad, porque todas las características que mencionaron los soldados ucranianos metidos en una trinchera bajo tierra se cumplen en Venezuela. De hecho la guerra de independencia venezolana no se inició con España “invadiendo” a la Capitanía General de Venezuela. ¡Los españoles ya estaban aquí!

En otras palabras, ¿hasta cuándo se podrá tolerar pacíficamente que toda la política del país dependa del invasor, que nunca nos dejará ser independientes como Nación? La tiranía ha declarado públicamente una y mil veces que no abandonaran el poder, ni por las buenas ni por las malas, con la misma persistencia que demuestra Putin de adueñarse de Ucrania, y que ha originado esa resistencia violenta que solo se acaba cuando uno aniquila al otro.

Los venezolanos, queriendo insistir en la paz, fuimos a unas elecciones sin condiciones, aun sabiendo la intención del régimen de quedarse por la fuerza. El mundo observó que perdieron las elecciones y decidieron burlarse descaradamente de la voluntad popular. ¿Qué será lo que faltaría entonces para que esta situación estallara en violencia pura, dura y abierta y empecemos a matarnos entre nosotros? Porque, por más que ellos crean que ya resolvieron la resistencia persiguiendo, torturando y aniquilando a la oposición, sería muy estúpido no pensar que en algún momento los golpes vendrán de vuelta. La crueldad inédita demostrada, al frente de todo el mundo, hacia quienes se le oponen, como en el caso de los refugiados de la embajada de Argentina, podría ser un detonante de esa violencia.

Y cada paso adelante que da Maduro para seguir sojuzgando a un pueblo que solo quiere vivir en paz y en libertad democrática, porque así ha sido su tradición republicana, es un paso adicional que nos lleva al barranco de la violencia política iniciada por el lado de aquellos que decidan en algún momento no continuar con las reglas de la paz, frente aquellos que nos hacen la guerra. Esa es la respuesta natural de la legítima defensa. Es como si escuchara el histórico grito de Bolívar: "¿es que 300 años no bastan?".

Y no estoy pretendiendo aquí sugerir esa ruta, pero sería irresponsable no advertirla. Porque si aquellos a quienes el pueblo venezolano les dio un mandato manifiesto y mayoritario para ejercer el poder legítimo, y llevar las riendas hasta el final de un proceso de liberación del país pacífico hasta donde sea posible, no lo asumen oficialmente, para tomar las decisiones acerca de que hacer efectivamente para impedir esta situación, la corriente –cualquiera que esta sea- seguirá un cauce sin ningún control, pero con mayor fuerza, aumentando la probabilidad de convertirnos en el principal foco de inestabilidad violenta del continente. Entonces, los EEUU no tendrán que viajar como prioridad a un lugar tan lejano como Ucrania o Arabia Saudita para buscar la paz, debiendo ocuparse del incendio que existirá en su propio patio trasero, porque también para nosotros Venezuela es una cuestión existencial…

Caracas, 19 de Febrero de 2025

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domingo, 16 de febrero de 2025

Venezuela como ficha de cambio

Por Luis Manuel Aguana

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Las decepcionantes declaraciones del Secretario de Estado de los EEUU, Marco Rubio, en República Dominicana, indicando que según su criterio, no espera que pase nada en Venezuela que cambie la ruta política de los regímenes de Venezuela y Cuba en lo que resta del año 2025, es bien definitoria del verdadero lugar que le ha dado la nueva administración de Trump a las tiranías latinoamericanas en el inmenso tablero de la política mundial de los EEUU, así ellos estén plenamente conscientes de la cooperación de Venezuela con Irán, Hezbolá y Hamás, y de Cuba con China y Rusia:

“Y en el caso de Venezuela, que coopera con Irán, con Hezbolá, con Hamás, en el caso de Cuba, que le ha dado albergue a espionaje chino y presencia a Rusia. Así que esa sigue siendo mi opinión. Ojalá que haya un cambio en esos países. No lo espero que entre hoy y diciembre vaya a pasar, pero esa es la manera en que yo hablo de eso porque es la realidad de cómo se han comportado. Quisiera yo que no fuera así, pero así ha sido por mucho tiempo desafortunada y lamentablemente” (ver Departamento de Estado de EEUU, Declaraciones del Secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, en rueda de prensa conjunta con el presidente de la República Dominicana Luis Abinader, en https://www.state.gov/translations/spanish/declaraciones-del-secretario-de-estado-de-ee-uu-marco-rubio-en-rueda-de-prensa-conjunta-con-el-presidente-de-la-republica-dominicana-luis-abinader/) (resaltado nuestro).

Y es claro que no cambiará si los EEUU no mueven absolutamente nada en su política exterior para que eso ocurra, porque ni en Cuba ni en Venezuela, si las condiciones siguen iguales, los cambios no podrán darse sin ayuda externa, en especial la de los EEUU. Pero si la persona que conduce la política exterior de EEUU dice públicamente que él cree que no va a pasar nada, pueden tener la seguridad de que no pasará nada, salvo que cambie de manera sobrevenida lo que Trump tiene pensado para nuestros países. Y por lo que se ve a simple vista, la decepción tiene fundamento.

Siendo así, pareciera tener razón Moisés Naim cuando dice que lo que finalmente ocurrirá en Venezuela será la resultante de la combinación de tres direcciones diferentes: la línea dura de Marcos Rubio de no negociar con tiranías, la pragmática de Richard Grenell de tolerarlas mientras se encuentren en la órbita de los EEUU (cabe destacar que así se comportaron por muchos años con las dictaduras latinoamericanas en el pasado), y finalmente la beligerante que apoya una acción militar (ver Moisés Naim, ¿Qué significará Trump 2.0 para Venezuela?, en https://www.costadelsolfm.org/2025/02/10/moises-naim-que-significara-trump-2-0-para-venezuela/).

Pero extrañamente nadie aboga por una solución VENEZOLANA, cualquiera que esta sea, cuando resulta que todos dicen que el problema es nuestro. Hasta ahora lo que hemos visto desde el 9 de enero, y al parecer nadie lo ha desmentido, es el tradicional intento de convencer a los militares venezolanos que cumplan con la Constitución y restituyan su vigencia, y en especial ahora cuando todos ellos están plenamente conscientes de los resultados de la elección del 28 de julio de 2024, porque ellos igualmente votaron mayoritariamente por Edmundo González Urrutia (EGU), como se demostró en los centros donde sufragaron los uniformados.

Esa estrategia de presionar a los militares con gente en las calles, se ha aplicado una y otra vez desde el año 2002, cuando fue exitosamente aplicada por última vez, al menos para remover a Hugo Chávez por 48 horas. Y desde ese preciso instante, la tiranía comprendió que no le aplicarían de nuevo la misma estrategia, comenzando por desmontar las FFAA tal y como se conocían históricamente, convirtiéndolas en su guardia pretoriana al servicio de su permanencia en el poder. Y eso no ha retrocedido, sino más bien avanzado en 22 años.

El problema es que al parecer la oposición insiste en aplicar la misma estrategia –como lo demostraron los sucesos del 9 y 10 de enero-, aun después de haber cambiado el sujeto y las condiciones del país desde el 2002 (8 millones de expatriados y una crisis de hambre e inflación), obteniéndose claramente los mismos resultados. No me corresponde cuestionar la insistencia de seguir por ese callejón sin salida aparente, pero como observador externo creo que ya es hora de cambiar la perspectiva.

Y uno de los pasos de ese cambio pasa por terminar de entender que este es un problema de todos. Que no es solo de María Corina Machado (MCM) y EGU, que si bien han hecho un esfuerzo extraordinario por ponernos en el lugar donde nos encontramos, deben comenzar por internalizar que todos en mayoría entregamos un MANDATO que está todavía pendiente por cumplir, y que tenemos todo el derecho de exigirles como dirigentes. Que si bien la ayuda para cumplir ese mandato puede estar en los despachos de Donald Trump y Marco Rubio en los EEUU, no deben ser ellos los que controlen el rumbo de los acontecimientos de nuestro país. Esa conducción se la dimos a EGU y MCM a través de un proceso electoral, no a Trump ni a Rubio, y es INELUDIBLE.

Y si EGU no se juramenta por alguna razón, está eludiendo ese mandato constitucional desde el 10 de enero, esperando que otro país –por ejemplo, los EEUU- lo pongan en Miraflores, a través de esa combinación resultante que menciona Naim en su nota.

Lamento la crudeza del comentario, pero siento que es algo que hay que decir. Si una vez juramentado EGU, MCM y todos aquellos que sean oficialmente nombrados para asumir las responsabilidades derivadas de ese mandato constitucional, se equivocan porque la estrategia que decidieron para liberar Venezuela es sentarse en un banco a esperar cualquier cosa que salga de la Casa Blanca, ¿quién soy yo o cualquiera para cuestionar esa decisión, derivada de un mandato popular? ¡Nadie! Y aunque piense que es un error, tendré que aceptarlo. Pero antes de eso es mero voluntarismo.

EGU sabe mejor que nadie por su carrera de vida, que en diplomacia la forma es el fondo. Que si no se juramenta, para todos los efectos y para todos los países, incluso para aquellos que lo reconocieron, seguirá en una condición neutra que no vale absolutamente nada en la toma de decisiones, por lo que seguirán aceptando al régimen como el único poder en Venezuela, hasta nuevo aviso.

¿Y mientras tanto qué? Seremos como una ficha de cambio que podrá negociarse en cualquiera de los tableros mundiales en los que juegan aquellos que tienen intereses en Venezuela. Seremos fichas de los EEUU, Rusia, Irán, China o de cualquiera. ¿Qué puede impedir eso? Que en Venezuela se genere una situación de magnitud tal, proveniente de un gobierno empoderado por el voto popular, que obligue a la participación de ese gobierno a cualquier cosa que se negocie con nuestro país. Esa situación y magnitud solo la puede decidir un gobierno con el respaldo formal del voto de la mayoría de los venezolanos.

Mientras tanto somos fichas de un juego de Monopolio mundial a la orden de las decisiones de los jugadores. Y dentro de esas decisiones puede estar perfectamente dejar a Maduro en el poder a conveniencia de ellos. El ejemplo más claro de eso es que Trump negocia con Putin el destino de Ucrania sin siquiera preguntarle a Zelensky ni a Europa, como bien señaló Alina Polyakova, presidenta y directora ejecutiva del Centro de Análisis de Políticas Europeas (CEPA), en respuesta a la noticia de la reciente llamada del presidente Trump a Vladimir Putin: Uno, vimos una llamada bilateral que los ucranianos no fueron informados o fueron informados con antelación y tampoco lo fueron los europeos. Y por supuesto, se puso en marcha. Ya hay mucho pánico aquí en Europa, que Europa está siendo excluida de las negociaciones sobre cómo será la seguridad y la paz en Europa en el futuro previsible” (ver Alina Polyakova, Global Stage, La llamada de Trump a Putin es una gran victoria para el Kremlin, en https://youtu.be/6ClkFYZyEwU?t=26). Si eso lo hace el Presidente de los EEUU con un país que ha puesto miles de muertos defendiéndose de una invasión, en aras de imponer su política en Europa, imagínense qué puede hacer con Venezuela.

No es la primera vez que menciono que estamos en una situación de guerra en contra de un régimen que nos la declaró por encima de nuestra decisión demostrada de rechazarlo. Muchos políticos de la oposición todavía creen que tratamos con políticos y no con criminales que por definición no creen en el modelo democrático. A estas alturas deberían estar convencidos. Sin embargo, muchos dirigentes todavía se encuentran rodeados de consejeros que aún no terminan de asimilar en que terreno pisamos y que insisten en seguir las reglas tradicionales para combatir la tiranía, como dejar que los EEUU decidan “lo mejor” para los venezolanos, trayendo como consecuencia la “parálisis por análisis” que estamos presenciando.

Para ilustrar mejor este punto, acudiré a una comparación simple que todos podrán entender, proveniente de un clásico del cine de todos los tiempos, “El Padrino” de Francis Ford Coppola. Podemos recordar la escena donde el nuevo Padrino, Michael Corleone, le dice a su “consiglieri” Tom Hagen: “Tom, tú no eres un consiglieri de guerra”, cuando se desató la lucha a muerte entre las cinco familias mafiosas de Nueva York. El nuevo consejero o “consiglieri” sería su propio padre, quien aun no había muerto, pero que había pasado toda su vida matándose con sus oponentes para sobrevivir con éxito.

Pues bien, la dirigencia opositora venezolana está abarrotada de “consiglieris” de paz, que aún no acaban de entender que se acabó la mal llamada “cuarta República” de Hugo Chávez para no volver jamás, y nos encontramos en una lucha sangrienta desigual que hay que emparejar, y que comienza por comprender que nos encontramos en una guerra con gente  torturada, presa y asesinada. Ya es hora de despedir a los “consiglieri” de paz y buscarse a unos buenos “consiglieri” de guerra que los ayuden a impedir que por parálisis usen a Venezuela como ficha de cambio en beneficio de intereses que no son los nuestros, si queremos recuperarla como se ha prometido.

Caracas, 16 de Febrero de 2025

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lunes, 10 de febrero de 2025

Quién pone los muertos

Por Luis Manuel Aguana

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Les parecerá duro el titulo de esta nota y lamento que sea así. Pero de eso se trata todo este asunto de la juramentación de Edmundo González Urrutia (EGU). Y es por eso que me siento obligado por convicción a seguir insistiendo en que el debate de la juramentación de no es de ninguna manera banal o protocolar, como lo está haciendo parecer una matriz de opinión originada lamentablemente desde la misma oposición.

Ha surgido ahora el argumento que indica que es intrascendente que lo haga y que aunque ocurriera, no haría diferencia porque los países no le prestarían igualmente su atención para lograr la liberación de Venezuela, privilegiando las acciones para salir del régimen que de una u otra manera están adelantando países como los EEUU, por lo que sería preferible, de acuerdo a su lógica, que EGU mantuviera su condición de Presidente Electo, haciendo lo que está haciendo, hasta que las circunstancias cambien, y que pueda entrar triunfante a Venezuela para juramentarse en el país y tomar posesión de su cargo.

Esa narrativa lamentable pasa por encima el cómo esas circunstancias cambiarán, cuánto tiempo tardarán y qué debería ocurrir para que todo eso suceda. En otras palabras, no indica cuál sería la sucesión de los eventos necesarios, ni las capacidades de los protagonistas de tales eventos, para que los venezolanos veamos resultados tangibles.

Mientras tanto, la realidad señala que la juramentación de EGU en Venezuela es un mero deseo que evade la verdadera situación: ni ahora ni después de la juramentación de EGU, donde quiera que esta sea, y en especial si es fuera de Venezuela, ningún país tiene la obligación de ayudarnos a resolver nuestros problemas por ninguna vía. Y sentarnos a esperar que eso ocurra, lo menos que provoca es la profundización de las acciones que régimen ha desatado para profundizar el modelo autoritario que mantiene al país en la miseria.

Una juramentación por lo menos haría oficial frente al mundo el respaldo de los 7,4 millones de venezolanos que votamos por EGU el 28 de julio de 2024, quien no necesita más que eso para que sea considerado oficialmente Presidente de la República frente a la Comunidad Internacional. Y esa es la única capacidad necesaria para comenzar a trabajar en función de la liberación de Venezuela. Es por esa razón que algunos creemos que debería tenerla para que comience a trazar la ruta de los eventos necesarios para el recorrido de la liberación del país.

Y no es la primera vez que ocurre en nuestra historia que un venezolano, teniendo la capacidad reconocida adentro y afuera de moverse por el mundo, se le entregó el poder para buscar ayuda por la libertad del país, porque se sabía que esa gran empresa nunca podríamos realizarla solos. Como podrán imaginarse, ese venezolano se llamó Simón Bolívar.

“Mucho se ha discutido sobre el apoyo de Gran Bretaña a las independencias de la América española. Los primeros líderes revolucionarios como Bolívar o San Martín tuvieron muy claro desde el principio que si querían triunfar sobre España, era imprescindible conseguir el apoyo británico”….”La alianza entre Inglaterra y España contra Napoleón desde 1808 puso al gobierno británico en una posición complicada, porque apoyar a los rebeldes sería no solo traicionar sino debilitar al que, por entonces, era el único aliado junto con Portugal que tenían en su guerra contra Francia”  (ver El Debate, En busca de la ayuda británica: los agentes de Bolívar y San Martín, en https://www.eldebate.com/historia/20240221/busca-ayuda-britanica-agentes-bolivar-san-martin-londres_175284.html).

“Desde el comienzo de la lucha por la independencia Simón Bolívar, así como otros dirigentes independentistas, se lanzó a una política tanto de endeudamiento interno —que evidentemente terminó beneficiando a las clases dominantes locales— como de endeudamiento externo ante Inglaterra y sus banqueros. Con el fin de poder pedir préstamos en el exterior puso como garantía una parte de las riquezas de la nación y tuvo que suscribir acuerdos de libre comercio con Gran Bretaña” ver Eric Toussaint, Simón Bolívar en el laberinto de la deuda y de las concesiones a los acreedores, en  https://www.cadtm.org/Simon-Bolivar-en-el-laberinto-de).

¿Qué hizo Bolívar? Endeudar al país hasta los tuétanos para pagar la guerra de Independencia. Y con el poco dinero que logró después de las comisiones, intereses abusivos de los banqueros ingleses, y robo por intermediación de corruptos, logró pagar mercenarios en Inglaterra: “Desde el año 1817, y en los cinco años siguientes, el número de contrataciones y enganches en los puertos de Inglaterra exceden de los seis mil hombres,​ sin embargo desde las 53 naves que formaron sus expediciones se afirma que combatieron unos cinco mil trescientos soldados. Muchos de ellos eran veteranos del Reino Unido, incluyendo a Irlanda, también se contaba con algunos veteranos alemanes al servicio de Inglaterra”... Las Legiones Británicas formaron una parte importante del ejército de Bolívar, quien las acreditó en la batalla de Boyacá proclamando "Esos soldados liberadores son los hombres que merecen estos laureles", y en la batalla de Carabobo donde los describió como "Los Salvadores de mi Nación””  (ver Wikipedia, Legión Británica, en  https://es.wikipedia.org/wiki/Legi%C3%B3n_Brit%C3%A1nica).

La Comunidad Internacional en la que vivió El Libertador no dejaba muchas opciones: o alinearse con alguno de los dos bloques de dominación del mundo o buscar una opción propia. Al no poderse alinear inicialmente con Inglaterra por su acuerdo con España en contra de Napoleón, decidió la opción independiente de los mercenarios, cuyos oficiales experimentados en las guerras europeas, utilizaría para la guerra y la formación del muy incipiente ejército en nuestro país.

Pero lo más importante: la estrategia, y por supuesto el dinero que suponía esa guerra,  no estaban en manos de Inglaterra, por muy enemigo de España que fuera, ni de ningún oficial de las legiones contratadas, por más experimentado que estuvieran por encima del Libertador. La manejó el propio Bolívar, con un ejército reclutado en Venezuela. Las Legiones Británicas ACOMPAÑARON al ejército libertador, como bien lo señala la historia, y la sangre que derramaron en suelo grancolombiano, más allá del asunto netamente contractual que tenían con Venezuela, les fue reconocida con los honores debidos para la posteridad por El Libertador. Como bien se indica en la historia, ese dinero prestado marcó gran parte de lo que sucedió en el país posterior a la Guerra de Independencia, y tuvo consecuencias.

Pero esa fue la decisión de Bolívar, y eso es lo que deseo destacar aquí. Si decidió endeudar a la República, traer a los británicos, declarar una guerra a muerte a los españoles y todo lo demás que hizo, mal o bien, fueron las decisiones del conductor designado por el Congreso de la República de Venezuela, que sellaron la independencia de España del territorio de lo que ahora son 5 naciones. Ese fue el curso correcto de los acontecimientos.

Nadie nos ayudará ni pondrá su sangre por nosotros en Venezuela, si nosotros mismos no estamos dispuestos a arriesgarla, conduciendo con firmeza el volante de la liberación, y asumiendo la responsabilidad de lo que haya que hacer de ahora en adelante, comenzando por empoderar oficialmente a quienes fueron designados por el voto popular para disponer de lo que haya que disponer, para hacer la tarea de liberar de nuevo a Venezuela, porque fue para eso que los elegimos. Y ESE ES EL VERDADERO FONDO DE TODA ESTA TRAMA DE LA JURAMENTACIÓN DE EDMUNDO GONZÁLEZ URRUTIA. El resto es cuido bastardo de intereses.

Algunos dirán que aquí los venezolanos ya hemos puesto la sangre y los muertos en las calles y en las mazmorras del régimen por más de dos décadas. Y es precisamente por y en respeto a eso que la conducción del cierre de esta tragedia no puede venir de otras manos que no sean las que oficialmente los venezolanos decidimos en una elección que no se ha concluido todavía, hasta la juramentación y pase de responsabilidades a quienes elegimos legítimamente. Dejar eso en el aire, suelto e inconcluso, es un irrespeto y una burla a quienes hasta ahora votaron y pusieron los muertos para que eso se diera. Y sí, esta es una guerra que todavía no acaba y que nos declararon a los venezolanos para imponernos un modelo que nunca aceptaremos.

Si ya se tienen los mejores “equipos de trabajo” como lo mencionó María Corina Machado (MCM) –y no tenemos por qué dudarlo- en su reciente entrevista, entonces que tales equipos sean oficialmente designados por quien elegimos como Presidente o por quien este designe. No que salgan de algún laboratorio desconocido, de quienes no tienen la legitimidad oficial para designarlos. Eso es lo legítimo y lo que procede. Y si a alguien no les gusta a quienes pusieron, que lo digan y lo sustenten. Esa es la democracia.

Y esa es la angustia que tenemos. No que nos digan lo que están decidiendo por razones obvias, porque eso lo sabremos finalmente por los resultados, sino que veamos quienes se están ocupando de esta crisis más allá de MCM porque este problema es multidisciplinario y se resuelve con mucha gente de manera estructurada. De esa manera, los venezolanos sabremos si efectivamente estarán a la altura de ese compromiso, porque aquí todo el mundo se conoce y nadie nació ayer.

Y si la solución termina siendo militar o de fuerza, que salga de los mejores venezolanos de armas de que podamos disponer –que bastantes tenemos y muy bien formados en la democracia-, y se pongan al frente de esa tarea, designados por quien elegimos a través del voto popular. De esa manera, sus compañeros de armas que decidan darle la espalda al régimen en Venezuela sabrán quiénes serán sus oficiales superiores y a qué cadena de mando se insertarán en el momento que corresponda. ¡DE ESO SE TRATA! Mientras nos digan que esperemos por Trump o cualquier otro que nos viene a salvar, mientras a quien elegimos precisamente para eso da vueltas por el mundo, vemos comprometida nuestra soberanía y cada vez más lejos ese final prometido.

Nadie liberará a Venezuela ni pondrá los muertos por nosotros. A lo más que llegarán será a acompañarnos, como lo hicieron los británicos durante la Guerra de  Independencia, pero solo lo harán si nos ven a nosotros al frente. Si alguien se cree lo contrario que simplemente se remita al clásico de la cultura norteamericana: “no hay almuerzo gratis”. Y hasta aquí lo expreso de manera figurativa. Literalmente, la historia nos enseñó con el Libertador, que quien pone los muertos cuando la situación tiene como premio resultante la libertad, es el que se lleva la gloria. No alarguemos innecesariamente ese momento.

Caracas, 10 de Febrero de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

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jueves, 6 de febrero de 2025

Venezuela, la inacción como política

Por Luis Manuel Aguana

English versión 

Para aquellos que hemos opinado públicamente acerca de la no-juramentación de Edmundo González Urrutia (EGU) en el exterior, ya tenemos una respuesta clara de la política decidida por parte de la dirigencia opositora que conduce María Corina Machado (MCM), como efectivamente lo informó ella misma en su reciente rueda de prensa: “Nosotros hemos escuchado propuestas de algunos actores sobre la conveniencia de la juramentación del Presidente Electo fuera de Venezuela. Siempre hemos respondido, se va a juramentar en Venezuela en la Asamblea Nacional. Esta ha sido la posición que hemos tenido, y es la que hemos además acordado con aquellos gobiernos que reconocen a nuestro presidente Electo” (ver María Corina habla al país cara a cara ¿qué sigue?, canal Hasta que Caiga la Tiranía, en https://youtu.be/6gdJB-kDk9Y?t=2394).

Y punto, “no questions to ask”. Lamentablemente, la juramentación del Presidente Electo no es una mera formalidad jurídica que pueda ser retrasada a voluntad de nadie, y menos aún del propio Presidente, o por acuerdos con otros gobiernos, no solo por porque constituye un mandato y una obligación constitucional de EGU, como lo comenté en mi nota anterior, sino porque cada día que pasa se corre el posible riesgo de que perdamos un esfuerzo de años y de vidas opositoras, en el caso extremo que a EGU le suceda algo fuera del país que le impida pasar a la siguiente etapa como Presidente en ejercicio (ver El iceberg de la juramentación, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/02/el-iceberg-de-la-juramentacion.html).

Esa es una previsión que pienso se debió haber tomado en consideración, no solo por la condición física de cualquier persona de la edad del Presidente Electo, sino por la propia seguridad del proceso que tenemos entre manos, dados los crímenes que ya sabemos que el régimen ha ordenado cometer en el exterior y que son públicos, notorios y comunicacionales. No es mi intención de ninguna manera causar alarma, sino que estas consideraciones corresponden a la situación que de hecho estamos viviendo en Venezuela y que no son un secreto para nadie.

El Artículo 233 Constitucional indica: “Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa se procederá a una nueva elección universal directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes”.  ¿Están conscientes quienes participaron en esa decisión anunciada por MCM de juramentar a EGU en Venezuela, de que realizar una nueva elección como la del 28 de julio es imposible? ¿Están consientes de que la situación que hemos logrado hasta ahora con EGU, no es posible de repetir en las mismas circunstancias? Estamos en la etapa más crítica de cobrar esas elecciones, y en caso de una desaparición sobrevenida del Presidente Electo, NO HAY NADA QUE COBRAR.

Al juramentarse a la brevedad posible, EGU inmediatamente formalizaría su sucesión en MCM como Vicepresidente, como ya lo ha anunciado, y en el caso de que algo le sucediera en el exterior como Presidente de la República en ejercicio, la Presidente Encargada MCM continuaría la lucha por la recuperación del país como está planeado, pero en condiciones completamente diferentes, porque solo le correspondería llamar a elecciones en Venezuela una vez que el régimen ya no esté en el poder.

La estrategia que a todas luces está siguiendo la oposición para la juramentación de EGU en Venezuela, y que se nos da a entender por la declaración de MCM y sus voceros, es esperar a que los acontecimientos se vayan desarrollando en torno a la política del Presidente de los EEUU hacia Latinoamérica, en especial con las decisiones relativas a las bandas terroristas como el Tren de Aragua y el narcotráfico, manejados ambos por el régimen venezolano. En otras palabras, “esperar y ver” (wait-and-see) lo que hacen los EEUU con esas realidades en el corto, mediano o largo plazo.

Podríamos estar de acuerdo con esa estrategia de “esperar y ver”, pero el problema es que ya a los venezolanos se nos acabó el tiempo. De haberse juramentado EGU el 10 de enero como dice la Constitución de 1999, por ejemplo en los EEUU, ante el TSJ en el exilio, en la sede de la OEA, con la presencia de presidentes y expresidentes, y el mundo diplomático acreditado en ese país, le hubiera dado la plataforma oficial correspondiente para reunirse con el Presidente Electo, para ese momento Donald Trump, y comenzar a tratar sin espera la solución de Venezuela, así como la situación de los inmigrantes venezolanos en los EEUU, a la luz de las promesas que había realizado el candidato Trump de regularizar la inmigración, porque ese era un asunto que abordaría inmediatamente al juramentarse como Presidente de los EEUU, como efectivamente lo hizo sin contemplaciones.

¿Ustedes creen que Trump, ya como Presidente en ejercicio, hubiera tomado las decisiones en contra del TPS de los venezolanos de haber existido una reunión previa con EGU para tratar ese asunto? Algunos dirán que no hubiera conseguido nada, pero eso nunca lo sabremos ahora. Lo cierto es que tal vez no estuviéramos recogiendo los vidrios rotos de explicarle al gobierno norteamericano que los venezolanos que viven en los EEUU no son ningunos delincuentes del Tren de Aragua para ser deportados.

O bien, ¿ustedes creen que Trump hubiera enviado un negociador especial a reunirse con Maduro, sin que el gobierno de EGU, oficialmente reconocido, no estuviera previamente enterado de los términos? Y no fue que el negociador Richard Grenell llego a Venezuela con el garrote de Trump para que le devolvieran a los norteamericanos presos y Maduro se los entregó mansamente. A Grenell le bastó decirle a Maduro que EEUU no se metería por seis meses más con la licencia de Chevron para que el régimen le entregara a sus presos. El gobierno de Trump siempre hará lo necesario para proteger sus intereses, ya bien sea rescatando a rehenes norteamericanos o expulsando a venezolanos de los EEUU.

Y así podría señalar otras que se presentarían consecuencia de continuar con una estrategia “esperar y ver”, sin contar que EGU y MCM no manejarán los fondos que le entregaron a la AN2015 en los EEUU, primera interesada en congelar a EGU como Presidente Electo, como ya lo he presentado en anteriores notas. El gobierno de los EEUU seguirá trabajando por sus propios intereses, y tarde o temprano –y esperamos que más temprano que tarde- sacará a Maduro, como parte de su actual política continental, de eso no me cabe la menor duda. El problema es que hasta ahora no parece que sepamos cuando, ni si considerarán a la oposición política de MCM más allá de ser testigo interesado en esas decisiones, aparte de que no podríamos saberlo por no tener un gobierno oficialmente, si por alguna causa de geopolítica esas decisiones se atrasan o, peor aún, se cancelan.

La inacción como política funciona en algunos casos, pero puede ser muy perjudicial cuando existen crisis humanitarias, conflictos bélicos o problemas ambientales que requieren de soluciones urgentes. Y Venezuela sufrimos de los tres. No tengo que recordar aquí que Venezuela es un caso humanitario de primer nivel, con millones de desplazados y hambre. Tiene conflictos bélicos importados de las guerrillas del ELN y de las disidencias de las FARC. Y al asociarse con el régimen para el negocio del narcotráfico en la frontera, se importó también el conflicto que tienen, como el caso de la guerra en el Catatumbo entre ambos bandos, con el consecuente desplazamiento de más personas. Y como la guinda de la torta,  tenemos el grave problema de destrucción ambiental del Arco Minero, cedido a la guerrilla del ELN como pago de la asociación de negocios del régimen de Maduro. Ese es el cuadro dantesco que vive el país y que necesita alguna intervención urgente, en la que no podemos incidir en ninguna medida al haber decidido que no habrá presencia oficial opositora hasta que los EEUU decidan qué hacer.

Ojalá que no tengamos que esperar mucho por lo que hagan los EEUU, sin ninguna actividad proactiva de nuestra parte, más allá de los contactos diplomáticos que haga EGU en sus viajes, porque eso que hace no se pueden llamar giras oficiales porque no es Presidente en ejercicio.  ¿Por qué digo esto? Porque hay una segunda fase que todavía tenemos que enfrentar, ya que no será suficiente con la renuncia de Maduro.

Cualquier cosa que sea que hagan los EEUU para resolver la situación de Venezuela deberá involucrar de una vez a todo el régimen, con sus militares incluidos, porque de solo renunciar Maduro, yéndose a Rusia o Turquía, como se ha sugerido que fue parte de la conversación de Grenell con Maduro, no es que vendrá EGU a juramentarse a Venezuela, como quizá algunos crean. Su sucesor sería parte de la misma estructura que dio el golpe de Estado el 29 de julio al desconocer el triunfo de EGU, y que pretende modificar la Constitución para no necesitar más de la voluntad popular porque ya no tienen pueblo. Así que preparémonos para una siguiente fase de esta lucha, que requerirá de todo lo que se pueda hacer fuera de Venezuela, incluyendo esa juramentación, así como la presencia activa de MCM fuera del país, porque esta tragedia no se terminará con la sola renuncia de Maduro…

Caracas, 6 de Febrero de 2025

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domingo, 2 de febrero de 2025

El iceberg de la juramentación

Por Luis Manuel Aguana

English version

Algunos amigos llamaron para que les explicara con más detalle el comentario que hice en la entrevista que me hicieron José Domingo Blanco (Mingo) y Erika Mendoza en su programa “Arrímate al Mingo” del pasado jueves 30 de enero, relativo a que la situación que presenta la juramentación de Edmundo González Urrutia (EGU) era como una suerte de iceberg donde la parte visible es precisamente ese paso que todo el mundo está discutiendo (ver Nuevas elecciones: buscando normalización, Arrímate al Mingo, 30 de enero de 2025, Otro Nivel, en https://youtu.be/1MCkBiqY0PY?t=2752).

Y efectivamente la juramentación de EGU esconde por su evidente controversia un tema de mucho fondo, que no solo es el que ya he abordado en mis recientes notas, como el dinero que actualmente administra la seudo oposición (ver Hay que juramentar a Edmundo, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/01/hay-que-juramentar-edmundo.html), y del cual perderían el control si existe un nuevo y legítimo representante de Venezuela, sino de algo que los venezolanos no hemos entrado todavía en una debida discusión.

Y eso no es otra cosa que de la desaparición completa de una oposición vertebrada en el país, para ponerle al frente al régimen de Nicolás Maduro Moros.

Y ustedes me dirán: ¿pero, y María Corina Machado no es esa oposición? Mi respuesta sería como la de los matemáticos: existe y es necesaria, pero no es suficiente. Todos los partidos llamados opositores desaparecieron cuando ella los derrotó en justicia el 22 de octubre de 2023 y ahora se convirtieron en partidos oficiales intentando sobrevivir. Todos los partidos que irán a esa farsa electoral el 27 de abril son organizaciones tan oficiales como el PSUV del régimen, por lo que en Venezuela desapareció una estructura opositora en funcionamiento, porque lo que queda de ella está siendo perseguida, encarcelada o muerta.

La oposición que queda, dirigida por MCM, dentro y fuera de Venezuela, se ve entorpecida por los agentes encubiertos de una dirigencia opositora falsa que administra un dinero que, luego de más de 6 meses de electo EGU, ya no deben tener. Y digo encubiertos porque nunca se dedicaron a impulsar los esfuerzos de MCM y la mayoría de los venezolanos, para ganar las elecciones del 28 de julio, y ahora se aparecen financiando y acompañando a EGU en todas sus giras,  aprovechando los problemas por los que atraviesa lo que queda de oposición, donde entre los más relevantes se destacan la persecución política y estrechez económica. ¿Cómo podríamos pensar que saldremos de esta situación con el enemigo adentro?

Esos partidos reunidos en la Asamblea Nacional de 2015, aun considerada legítima por el gobierno de los EEUU, despachan y se dan el vuelto. De allí es de donde sale la punta del iceberg. Quieren que el control del dinero siga en sus manos en una suerte de chantaje en virtud de que el Artículo 231 Constitucional los pone a ellos de primeros para juramentar al Presidente de la República, ignorando abiertamente que existe un TSJ en el exilio, que podría realizar tal juramentación cumpliendo igualmente los extremos de la Constitución, como lo indica el mismo Artículo 231.

La AN2015 nunca consideró legítimo al Tribunal Supremo de Justicia en el exilio constituido en la sede de la OEA en 2017, considerando a sus integrantes tan solo como magistrados en el exilio. Ante esa disyuntiva publiqué en el 2018 una nota titulada “¿Es legítimo y constitucional el Tribunal Supremo de Justicia venezolano en el exilio?”, donde reproduzco la opinión jurídica autorizada, de un artículo con el mismo título, escrito por el Dr. José Vicente Haro, Profesor de la Especialización de Derecho Constitucional de la UCV. Léanla y saquen ustedes sus propias conclusiones. No es materia de esta nota entrar esa discusión jurídica (ver José Vicente Haro, ¿Es legítimo y constitucional el Tribunal Supremo de Justicia venezolano en el exilio?, en https://ticsddhh.blogspot.com/2018/06/es-legitimo-y-constitucional-el.html).

Pero lo que si deseo entrar a discutir es el injustificado retraso de juramentar a EGU argumentando problemas de orden jurídico cuando el problema de fondo es eminentemente político, amenizado con un sinfín de intereses económicos de quienes fueron los protagonistas del interinato de Guaidó y que deberán en algún momento futuro presentar cuentas de los fondos recibidos durante su gestión.

Ahora, el tema de fondo: ¿Venezuela puede seguir luchando con unos partidos políticos en esas condiciones? ¿Cómo podría recomponerse la oposición venezolana en partidos políticos sanos y organizados, después de esta tragedia que los ha destruido hasta los cimientos éticos y morales? Esa es una pregunta que solo podría ser respondida luego de que en Venezuela se restablezca el Estado de derecho y las correspondientes libertades públicas. Y el primer paso de esa aspiración es que el único liderazgo creíble que queda en el país, construya las condiciones para eso. Pero ese liderazgo carece ahora de la poca estructura que logró ser armada después de las primarias y para las elecciones del 28 de julio, sujetándose solo de la confianza y el respaldo de los votos del pueblo venezolano.

Nos encontramos en una situación insólita donde después de todo el esfuerzo realizado por la población al elegir a EGU, utilizando los votos de MCM, se dependa de quienes perdieron toda la confianza del país para salir del problema y que nunca la apoyaron políticamente, y que seguramente pretenden negociar ahora mismo el “como quedo yo ahí” para juramentar a EGU. Eso es lo que está sumergido del iceberg de la juramentación de EGU como primer problema urgente a resolver, consecuencia de una descomposición política que no se ha resuelto en más de 25 años, y que debemos abordar los venezolanos como problema medular.

Si esa es la situación, sería intolerable para quienes elegimos a EGU, un chantaje que ponga en un riesgo inaceptable la libertad del país; y entre EGU y MCM tendrían la obligación frente al pueblo que voto por ellos, tomar de inmediato la decisión política de obedecer el MANDATO que les dio el pueblo venezolano el 28 de julio, y que no es potestativo del Presidente Electo alargar más, ya que está en la obligación constitucional de hacerlo. Si la AN2015 es el obstáculo, se deberá entonces juramentar a EGU ante los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia en el exilio, así sea en la Plaza Bolívar de cualquier capital latinoamericana, siguiendo los extremos constitucionales.

Esa sería la formalidad necesaria exigida por la Ley de Juramento Público de 2021, que sustituyó la Ley de 1945, donde expresamente se estableció este paso para poder  EJERCER, a partir de cumplido ese requisito, el cargo para el cual fue electo un candidato: “Artículo 3. La candidata elegida o candidato elegido para Presidenta o Presidente de la República tomará posesión de su cargo mediante juramento ante la Asamblea Nacional…” (ver Ley de Juramento Público, Gaceta Oficial 6.660 Extraordinario 4-11-2021, en  https://tinyurl.com/8nka2hmr).

La recomposición del país y del tejido político de los partidos se dará luego de que el Presidente Constitucional, en ejercicio de sus atribuciones, convoque al Constituyente para que en elecciones justas, libres y transparentes, la representación legítima de los venezolanos se congregue para la Refundación de Venezuela. Y luego de todo el proceso Constituyente, en elecciones igualmente libres, justas y transparentes, los venezolanos decidamos quienes conducirán políticamente el país. Allí los muertos políticos que todos conocemos, que quieran todavía figurar en la escena política venezolana, que se midan con el pueblo a ver si los deja volver a la vida.

El proceso de cambios es indetenible y ya comenzó. No se puede detener la inercia misma de la decisión de cambio del pueblo venezolano. En este punto no pueden existir dudas para actuar entre quienes tienen la responsabilidad política de no defraudar de nuevo las aspiraciones del pueblo venezolano. Vacilar es perdernos, Bolívar dixit

Caracas, 2 de Febrero de 2025

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