Por Luis Manuel Aguana
Muchas veces nos hemos
preguntado porque en otros momentos de nuestra historia, por muchísimo menos de
lo que estamos pasando ahora, efectivamente se han materializado los cambios
que han sido necesarios para torcer el curso de los acontecimientos. No en vano
la situación se ha agravado a niveles jamás imaginados por los venezolanos para
este último día del año del Señor 2018.
Pero en realidad es una
composición de factores, que se presenta como una ecuación maléfica que hace
que cada vez más el resultado sea aun peor. Todas las estrategias para detener
el curso de los destructores de nuestra forma de vida no han sido efectivas, y
al margen de que el régimen tiene como corromper y/o detener lo que hagamos
para resolver el problema, mucho de lo que hemos hecho lleva el sello de un
liderazgo marchito cuya conducción difícilmente llevara este barco a buen
puerto.
Un mal conductor puede
estrellar hasta el mejor automóvil. Un pésimo capitán hunde el barco mejor
equipado con la tripulación mas experimentada. Esto nos lleva a analizar que
una de las causas por las cuales aun no salimos del atolladero castro-chavista-madurista-comunista
de Maduro y su banda de delincuentes, reside en la calidad y efectividad de
desempeño político de quienes están al frente de la lucha opositora.
Sin embargo algunos dirán
que no tenemos otro y que con esos bueyes tenemos que arar. Si hacemos caso a
esa perspectiva, tendremos que esperar por el relevo natural y generacional que
solo la naturaleza da para sacarnos de encima a esta pesadilla. Vale para
aquellos que quieran esperar pero no para este escribidor.
Como sea que quienes no
tenemos intenciones de esperar que los muchachos crezcan para que resuelvan lo
que nuestra generación estropeo, me gustaría al menos pasearme por algunas
alternativas que permitan al menos abrir camino con lo que ya tenemos
En primer lugar nuestra
próxima generación esta emigrando masivamente. Cada vez quedan menos jóvenes
para afrontar esta dura lucha por el cambio, pero me reconforta el hecho de que
los que quedan se han multiplicado en interés y pasión democrática. Algo tuvo
que haber quedado en nosotros que pudimos traspasar esa herencia a pesar de que
los partidos se dedicaron a cooptar los cuadros juveniles provenientes de las
luchas universitarias, siendo muchos de ellos pervertidos en las prácticas que
caracterizaron a los viejos liderazgos como los verdaderos causantes de la
tragedia que dio origen a Hugo Chávez como fenómeno político.
No soy particularmente renuente a
entregar el testigo a una nueva generación de políticos, muchos de ellos sin mayor
experiencia de trabajo que la que han tenido en los mismos partidos que los
reclutaron. Me preocupa que muchos de esos jóvenes políticos no hayan tenido
experiencia de trabajo real, sin un jefe a quien haber reportado y del cual
haber aprendido antes de dedicarse a la lucha política. Entraron de sopetón de
las luchas universitarias de calle a la Asamblea Nacional, Alcaldías y otros
puestos de responsabilidad sin antes haber pasado por el forjamiento que solo da
el roce de la formación profesional después de la universidad.
Entiendo que para ellos las cosas
se hayan presentado de esa manera pero creo que muchos de los errores que se
han cometido en la conducción de la estrategia opositora hayan tenido su origen
en precisamente esa inexperiencia de vida de muchos de ellos, sumada a la
manera torcida de hacer política de los más viejos. El cóctel resultante de eso
ha sido una conducción errática puesta a servicio de los peores intereses de la
Nación y aprovechada arteramente por un régimen de delincuentes.
En virtud que el 2019 estará
fuertemente marcado por las decisiones de estos jóvenes en posiciones
relevantes en la conducción opositora del país, y que nuestro futuro dependerá
de muchas de las decisiones que estos muchachos tomen –cosa que no deja de
inquietarme por las razones antes señaladas- me gustaría aterrizar un poco más
las dimensiones de la credibilidad a las que hice referencia en mi nota de la
pasada Navidad (ver Navidad 2018, una cuestión de credibilidad, en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/12/navidad-2018-una-cuestion-de.html)
y que quien sabe si les sirvan de ayuda.
Efectivamente, había mencionado en esa nota pasada que el
Consorcio Europeo de Investigación Política (European Consortium for Political
Research-ECPR), en un papel de trabajo titulado “Credibilidad como fuente de capital político: Explorando el desempeño
de los líderes políticos desde una perspectiva de credibilidad”, perfiló
las tres dimensiones de la credibilidad del liderazgo político: Competencia,
confiabilidad y solidaridad.
No repetiré el significado de estos conceptos que ya están referenciados
y suficientemente explicados en esa nota pasada, pero si los complementaré con algunos
consejos prácticos, que si bien es cierto no están orientados precisamente al
ámbito político como los anteriores, si salen de la experiencia ejecutiva para
la construcción de la credibilidad del liderazgo, que quiéranlo o no,
igualmente aplican al trabajo que les corresponderá hacer a estos jóvenes el
próximo año si desean tener resultados exitosos para los venezolanos.
En un trabajo publicado en Forbes
de Marzo, 2018, Victor Lipman colaborador de esa prestigiosa revista (Cinco
maneras probadas de construir credibilidad de liderazgo, 5 Time-Tested Ways To Build Leadership
Credibility, https://www.forbes.com/sites/victorlipman/2018/03/24/5-time-tested-ways-to-build-leadership-credibility/#3ac678a73fa8)
resumió con bastante acierto y sencillez cinco aspectos fundamentales que en la
experiencia de aquellos que hemos trabajado durante muchos años en nuestros
respectivos campos de experticia, podemos dar fe que generan credibilidad a un
conductor de voluntades, y que creo que pueden ser aplicados a lo que les
corresponderá a hacer a estos jóvenes en el campo político. Iré en el mismo orden de Lipman:
Entregar resultados.
Ninguno de estos muchachos se ganará un puesto que tenga credibilidad ante la
opinión pública si no presenta resultados. Los resultados se pueden medir.
Henry Ramos Allup NO PRESENTO RESULTADOS EN EL 2016 después de prometer una
solución en seis meses. No se puede cometer el mismo error.
Transparencia. Lipman
lo resume claramente: “¿Quieres
credibilidad? Tienes que ser sincero con la gente…” Y la gente somos todos
los venezolanos. NO MIENTAS, di la verdad en cualquier circunstancia…
No eludas las
decisiones difíciles. Es fácil decirlo pero hacerlo es otra historia. Todo
el 2019 será extremadamente difícil pero lo peor que se puede hacer es eludir y
no enfrentar decisiones difíciles, a si cueste el puesto o la libertad…
Demuestra
consistencia en tu comportamiento. Hazlo a tu estilo pero siempre de manera
consistente. La inconsistencia es perturbadora y la gente responde siempre al
liderazgo que hace lo que tiene que hacer: “En
un mundo incierto, es comprensible que a la gente le gusten las cosas en las
que puede confiar. Si pueden contar contigo, significa que la gente cree lo que
dices y eres creíble. Tan simple como eso.”.
Guía con el ejemplo. Es un concepto básico, incluso de educación familiar,
pero es fundamental. La gente no creerá en nadie que no de el ejemplo. Las
personas no siguen a nadie sobre el que no sientan la capacidad y el valor de
hacer lo mismo.
Venezuela estará desde mañana 1ro
de Enero en los ojos de todo el planeta. Al liderazgo que le corresponda llevar
la lucha opositora o de resistencia -si es del caso- tendrá la altísima
responsabilidad de ser efectivo. Años de fracasos no se pueden seguir
tolerando. Del resultado del año 2019 dependerán tal vez los próximos 100 años
de vida de los venezolanos. El compromiso es de ese tamaño. Que Dios nos
ilumine…
A todos los seguidores y amigos de
TICs & Derechos Humanos, mi agradecimiento por acompañar estas notas
durante todo el año 2018, deseándoles lo mejor para el año 2019, esperando que este
si sea verdaderamente el año de la Libertad…¡Feliz Año 2019!
Caracas,
31 de Diciembre de 2018
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana