Admiré el discurso de Steve Jobs, fundador de Apple, en la Universidad de Stanford mucho antes de su lamentable pérdida. Lo admiré no solo por lo simple y profundo del mensaje sino por lo increiblemente humano, viniendo de alguien de quien se puede suponer un técnico de computadoras, aunque extraordinario. El discurso duró alrededor de 15 minutos pero estuvo tan lleno de sabiduría que esos minutos fueron como polvo de oro para quien transita por la vida tratando de hacer algo y trascender. El pasado, el presente y el futuro se entrelazaron en las tres historias que describió de una manera magistral. Pero la historia que me llamo más poderosamente la atención fue la primera porque creo que tiene que ver muchísimo con nosotros en estos tiempos tan azarosos, cuando pensamos que todo se caerá y se volverá trizas, presagiando un futuro tenebroso para todos nosotros. Steve lo llamó “Conectando los puntos”.
En la historia Steve cuenta que nadie puede saber que las cosas que uno hace tienen sentido sino hasta que conectas los puntos. ¿Y que son los puntos? Los hitos, los sucesos de la vida de una persona, las cosas que haces. Los puntos se forman con la historia pero nadie puede saber el dibujo que harán hasta que existen, y en consecuencia tu no ves la imagen sino conectando los puntos “hacia atrás”. Nadie puede “ver” la imagen de puntos que no han ocurrido. Consecuentemente debes creer fervientemente que lo que haces tendrá una imagen que tendrá un sentido en tu futuro y trabajar por ello. Hacer lo que hay que hacer con el deseo ferviente de que eso significará algo para tu futuro y vivirlo a cabalidad.
Steve no podía saber cuando dijo eso en Stanford que lo que estaba diciendo no solo aplicaba a personas sino también a sociedades, a países enteros. Tal era la inteligencia del individuo que dijo cosas ignorando su verdadera trascendencia. Creo en la profundidad de ese enunciado, no solo porque un hombre como Steve Jobs lo dijo en un discurso, sino porque creo que es completamente cierto. La vida está llena de puntos que se conectan “hacia atrás” pero que en el presente tienen un sentido tan real que parece mágico.
Venezuela está llena de “puntos”. Pero solo dibujemos la conexión de algunos de ellos “hacia atrás” para ilustrar su sentido. Andrés Eloy Blanco, Rómulo Betancourt, Jovito Villalba, Raul Leoni, Gustavo Machado solo por nombrar algunos, integraron una generación estudiantil que en 1928 enfrentó en un Carnaval al dictador Juan Vicente Gomez. ¿Ustedes creen que esos estudiantes en ese momento pensaron que constituirían la base del liderazgo político para la construcción democrática venezolana 40 años después? No, seguramente no lo pensaron. Solo pensaron en luchar y luchar denodadamente por unos ideales que de algo valdrían para ellos y para su país en el futuro. Nada más.
La dictadura gomecista duró 27 años. Estos líderes estudiantiles de 1928 ni se imaginaron cuánto duraría Gomez, fundaron partidos políticos y condujeron las reformas necesarias para la construcción de una Venezuela que entraba a la modernidad. Ni ellos ni nadie habían ensayado partidos modernos en un país de montoneras. ¿Tenían experiencia? No lo creo. Debió haber sido apasionante esa época de construcción democrática. Mucho corazón debieron haber puesto para que eso funcionara en un país de las características feudales del nuestro de esa época. De nuevo, retrospectivamente, al unir ese punto al pasado se nota que aparece una imagen de protagonistas históricos que aparecen haciendo al país político que se dibuja con partidos nuevos, inexpertos a los que luego les cae la impronta militar. ¿Podían imaginarse esos partidos políticos nuevos de 1948 que se lograría consolidar una estabilidad como la que tuvimos desde 1959 hasta 1999? De nuevo, no lo creo. Me puedo imaginar a un Rómulo o a un Jovito pensando que este país no saldría nunca de una asonada militar. Pero siguieron en la lucha, sólo por la convicción democrática. Era imposible saber cuando Perez Jimenez se iría, salvo que tuvieran una máquina del tiempo y viajaran al futuro. Ahora conectamos los puntos “hacia atrás” y vemos como sale el dibujo de la construcción democrática. El dictador se fue en 1958 pero eso nadie podía saberlo en 1948. Lo que había eran líderes convencidos de que si trabajaban lo sacarían. Pero no había garantías.
Luego, en nuestra etapa democrática después de 1959, se logró construir un país. Con errores, pero se construyó el sentimiento de la democracia, de la libertad de prensa, de que se podía cambiar un gobierno malo con votos. Y el liderazgo, aun siendo como era y como lo veíamos y criticábamos en aquel entonces, respetaba eso. Y esa semilla se pego en el suelo fértil del sentimiento del venezolano. Los fundadores lograron que el venezolano creyera que era posible la democracia y su alternabilidad. Que podríamos sacar un gobierno malo con votos. Pero todo es un proceso. La democracia venezolana no estaba todavía curada de las amenazas que Rómulo y Jovito una vez pensaron. Teníamos un cuerpo democrático sin anticuerpos, una democracia perfectible pero todavía inmadura. Y vino Hugo Chávez.
Pero los puntos de Steve están allí. Miremos de nuevo “hacia atrás” y ¿qué vemos? Un país moderno, una población desde sus estratos más pobres con una capacidad para exigir y pelear por un mejor futuro. La democracia pegó profundamente en el venezolano. La construcción y el dibujo de puntos de más de 70 años de luchas democráticas están allí. El futuro no puede ser Hugo Chávez o lo que representa. De nuevo, ¿podríamos los venezolanos imaginar otro futuro que no sea democrático?
Venezuela ni nadie pueden conectar los puntos hacia el futuro. Como dijo Steve Jobs, solo los podemos conectar hacia el pasado. Y nadie puede saber cómo y cuándo se construyen esos puntos, para que serán y si darán algún resultado. Solo los hacemos con la convicción firme y profunda de que esos puntos se conectarán en el futuro. Deberemos confiar, como dijo Steve en su famoso discurso de Stanford, en la vida, en el instinto, en el karma, en lo que sea, porque creer que los puntos se unirán nos darán la confianza de que tenemos las raíces para salir de este atolladero en que nos hemos metido como pueblo. Creo que los extraordinarios puntos construidos en la etapa democrática venezolana nos darán un extraordinario boceto para el futuro. No perdamos la fe en que eso será así y saldremos con bien de esta pesadilla.
Caracas, 25 de Octubre de 2011
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