jueves, 19 de julio de 2012

Unidad Técnica

Por Luis Manuel Aguana

No, no me refiero a alguna Unidad que se haya creado para trabajar en algo técnico, pero tal vez por allí vayan los tiros de esta nota. Se refiere más bien a la unidad de los técnicos, que podría ser más bien el término adecuado a la situación que hoy presenta la discusión entre los técnicos de la oposición en relación al sistema electoral y la discusión de si usar o no las captahuellas en el proceso del 7 de Octubre. Paradójicamente, a partir del 12F tenemos unidad política pero hasta la fecha no tenemos unidad técnica.

En mis tiempos de estudiante de bachillerato, solo habían dos opciones de estudio para donde coger: Las Humanidades y las Ciencias. La gente se titulaba, si lo recuerdan, Bachiller en Ciencias y Bachiller en Humanidades. El tiempo me ha enseñado que era una diferenciación atroz. Nadie puede ser completamente científico ni tampoco completamente humanista. Como siempre me encantó la lógica y la pureza técnica, del saber que objetivamente dos y dos son cuatro, sin que nadie lo pudiera objetar, siempre preferí el estudio de las ciencias, de lo científico. Las humanidades me sonaron a algo que no se podía medir, relacionado con los estudios de lo humano y lo discursivo y, como siempre me gusto llamar al pan, pan y al vino, vino, siempre me aleje de las discusiones estériles de los humanistas a los que siempre de alguna manera la cuenta de dos más dos nunca les daba cuatro sino el numero más conveniente. ¡Por eso precisamente eran los estudios de lo humano!

Con el tiempo, y como todos, cambié mi percepción del mundo. Y aún siendo técnico me fui dando cuenta que de alguna manera lo humanista influía en lo técnico al punto de dominarlo. Los técnicos éramos relegados a un papel instrumental -técnico-, sin ningún poder de decisión más allá de su esfera de influencia, de nuevo, técnica. Si deseaba tener acceso a decisiones fuera de ese ámbito debía, no solo profundizar en lo humanista, sino hacerme entender por ellos. Hay como una cierta barrera que nos separa, que hace que a veces ambas formas de ver al mundo, aun hablando el mismo idioma, no nos entendamos. Por eso me interesé en hablar también el idioma humanista, sin dejar mi pasión por lo técnico.

He tratado de poner simple el dilema casi universal entre lo científico y lo humanista para tratar de explicar en términos sencillos la diatriba pública que se ha montado en relación al sistema técnico que gira alrededor de una cosa que debería ser tan simple como contar unos votos. He notado que los técnicos que hemos opinado en relación al proceso electoral nos hemos enfrascado en una discusión de lo técnico que de alguna manera nos ha hecho salir de nuestra esfera de influencia y tocar las fronteras de uno de los aspectos más sensibles de lo humanista: lo político.

En algunos casos los políticos se han metido a técnicos, opinando acerca de la complejidad tecnológica del sistema del CNE y los técnicos se han metido a políticos tratando de explicar que el mismo sistema da o no da las garantías para que la cuenta de esos votos salga como debe ser. Se han cruzado los límites y ahora nadie sabe si cuando un técnico habla, lo hace como técnico o como político. O peor aún, si cuando un político habla del sistema lo hace tratando de ocultar o minimizar alguna trampa que este montando el gobierno, a expensas de lo técnico, terreno el cual desconoce. Es por eso que he leído a sociólogos hablando de que son “tonterías el cable submarino o el satélite Simon Bolivar” abordando desde lo político aspectos técnicos. ¿A cuenta de qué alguien puede asegurar, más allá de su palabra, que un proceso técnico funcionará sin problemas? Solo los técnicos pueden asegurar eso.

Ahora bien, ¿cuál es la responsabilidad última de los equipos técnicos de la oposición frente al CNE, agravada por la circunstancia de considerar que este organismo se halla abiertamente parcializado a favor del gobierno? La respuesta es simple: garantizarnos que la cuenta de los votos que nos entregue el CNE a la finalización del proceso electoral se corresponda con la verdad. Para ello requerirán de auditorías técnicas y controles de todo tipo, para asegurarnos que el sistema tecnológico que nos impuso el CNE no burlará la voluntad de los electores. Cualquier energía que se desvíe de ese objetivo se estará desperdiciando a favor del gobierno.

Menuda responsabilidad tienen esos equipos técnicos frente a todos los venezolanos. Es una carga demasiado pesada e injusta a mi modo de ver, porque si desde afuera desconfiamos de su honestidad y de su calificación técnica, ya el gobierno tiene la partida ganada y entonces cerremos la santamaria de Venezuela y el último que apague la luz. En mi caso particular, parto del principio humanista de que la buena fe se presume y la mala fe hay que probarla.

Partiendo de ese principio de buena fe (lo otro sería tema de denuncias que van más allá del alcance de esta nota) y en vista de que se ha insistido por parte de voces técnicas calificadas, fuera del circulo de quienes trabajan para el Comando Venezuela, y que también hacen observaciones de buena fe acerca de que hay irregularidades que considerar, es necesario que ambas posiciones se discutan y se deliberen a fin de buscar la verdad técnica mas allá de posiciones personalistas y de sesgos políticos. Hay dos aspectos puestos en tela de juicio: uno de ellos que tiene que ver con los datos del sistema, el Registro Electoral, y otro con la viabilidad nuevo sistema propuesto por el CNE, el SAI. Ambos aspectos han sido tan controversiales que han generado temor y conflicto entre muchos de nosotros que asumimos una posición técnica, no política, acerca de su utilización segura en este proceso.

Dos posiciones técnicas encontradas pueden ser debatidas si se aparta el fondo político. Recuérdese que los técnicos pueden llegar a acuerdos más fácilmente que los políticos por aquello de la objetividad del conocimiento científico. Y aquí deseo sugerir un caso de negociación entre partes en disputa para aquellos técnicos que realmente deseen poner por encima los intereses del país a sus propias argumentaciones, por mas ciertas que les parezcan. Para ello propongo un proceso rápido de negociación. Hice la consulta con un experto del tema de negociación y este acuerda conmigo que este podría ser un caso de esa naturaleza, sugiriendo un mecanismo simple basado en lo que ellos conocen como el método del Texto Único de Negociación:

“Cada parte escribe con lo que estaría de acuerdo (puntos específicos que pide o espera de la otra parte). Cada parte entrega su documento y el facilitador mediador compila los puntos de acuerdo encontrados en ambos documentos. Y así se va avanzando hasta terminar con todos los puntos controversiales. Eso permitiría lograr un documento de puntos mínimos de acuerdo.

El mediador va asentando los puntos acordados y siguen con la misma técnica hasta agotar todos los puntos en disputa. Claro, ambas partes presentan los puntos de discusión y lo que es su objetivo. Ninguno ve el documento del otro, ni siquiera están en la misma sala. El mediador recoge, analiza, compila y presenta los puntos donde están de acuerdo como un primer avance. Luego sigue avanzando en los puntos donde no hubo acuerdo buscando posiciones más cercanas hasta lograr consensos o acuerdos”.

De acuerdo a la consulta, los mejores mediadores del país son: Elsa Cardoso, Eva Josko, Gabrielle Gueron y Sadio Garavini, hasta donde conozco, todos opositores. Estas personas, de acordar participar, conformarían todos o parte de ellos, una Comisión Negociadora para llegar a un acuerdo entre todos los técnicos opositores, léase Grupo La Colina, actual responsable técnico de la oposición ante el CNE, ESDATA, SUMATE, Voto Limpio y académicos de la talla del Dr. Genaro Mosquera y los responsables del Informe de Consistencia Demográfica del RE, de la UCAB, así como distintas personalidades que puedan ser llamadas para discutir este problema técnicamente. En este proceso se debatiría el problema fundamental: ¿es seguro y viable usar técnica y objetivamente el sistema SAI y el actual RE para ir al proceso electoral el 7 de Octubre?

¿Es descabellado este planteamiento? ¿Es “comeflor”? Algunos de ustedes probablemente digan que si lo es y se estén muriendo de la risa con esta nota, si han llegado tan lejos en su lectura. Podrían incluso considerarla como extemporánea. ¿Cómo gente que se ha dicho cualquier cosa y ha puesto en duda honorabilidades durante esta discusión se va a sentar siquiera hablar de esto a estas alturas? Sin embargo, hasta países que están en guerra se sientan en la misma mesa para conversar de paz. De lo que se trata aquí es lograr una unidad técnica de criterios en la oposición y UNA SOLA POSICION UNIFICADA frente al país, dándoles a los políticos una opinión precisa y sin sesgos acerca de este controversial asunto. La decisión que se tome luego ya no sería técnica ni de los técnicos, sino política y de los políticos. Nos estamos jugando algo tan fundamental como el cambio del sistema político de Venezuela, aunque para algunos técnicos esto no les suene grave.

Estas reflexiones de un técnico que se metió a humanista indican que un sistema para contar votos, por muy complejo que este pueda ser, no puede estar por encima del futuro de un país. Y menos que los políticos nos lleven al despeñadero sin una evaluación técnica que los mejores especialistas puedan acordar. ¿Ustedes no creen que bien vale la pena al menos sentarse a pensarlo? Si ocurriera ese milagro de la Unidad Técnica y se llegara a la conclusión de que es seguro un proceso como el propuesto en los actuales términos, nadie en este país objetaría los resultados electorales. Pero si ocurre lo contrario, tampoco nadie en su sano juicio iría a unas elecciones con un sistema de sumar votos técnicamente inseguro, con todas las consecuencias que esto pueda tener. Nunca es tarde para discutir el país. Aprovecho la ocasión del Foro del Grupo La Colina el sábado 21 de julio, y adonde probablemente asistirán todos los protagonistas de esta controversia técnica, para preguntarlo…

Caracas, 19 de Julio de 2012

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martes, 17 de julio de 2012

Fraude vs Transparencia

Por Luis Manuel Aguana

En todos estos días he estado insistiendo en el tema de la transparencia como antídoto para el fraude. Si no hay transparencia habrá fraude, ese es mi tema de loco. Como sabemos que no hay transparencia en el CNE, entonces la pedimos a nuestra gente de la oposición que trabaja con el CNE. Por ello mis escritos van dirigidos a exigir de quienes son responsables de esa mecánica de nuestro lado, la transparencia de procedimientos y controles para que se nos pueda explicar a todos lo que están haciendo, minimizando así la posibilidad que esa cuenta de votos no sea una estafa y se convierta en un fraude.

Esto es, convertir a todos los venezolanos en participes directos, con conocimiento de causa, de que es lo que se está realizando para garantizar que no nos roben los votos y para que opinen y digan si algo se está haciendo mal o hay que profundizarlo de alguna manera, exigiéndolo a nuestros representantes, para que a su vez estos lo exijan al CNE. Todos convertirnos en auditores del proceso electoral de una manera integral. Algunos estarán afuera y otros estarán adentro, pero que al final todos, absolutamente todos los venezolanos sepamos si son seguros o no los controles que se utilizaran para el proceso electoral del 7 de Octubre.

Por eso cuando hablamos abiertamente de fraude es porque este hecho puede ser la consecuencia de una mala auditoría o seguimiento de algún control de todo un proceso que de por sí es bastante complejo. Pero para participar se necesita información de cuáles serán las herramientas que se usarán para evitar que nos roben. Es como cuando revisamos el carro cuando nos vamos de viaje. Si faltaba liga de frenos y el carro no frena a mitad del camino, tendrás seguramente un accidente. Tienes que saber donde revisar los frenos, como saber si falta liga y qué cantidad echarle al envase si lo ves corto de líquido. Algunos dirán que eso se lo dejan al mecánico y ese es el problema aquí. Estamos desconfiando del mecánico y tenemos de alguna manera que empezar a preocuparnos por ciertas cosas que antes para nosotros estaban dadas y se las dejábamos a quien “sabia de eso”.

Y no es porque los que “saben de eso” no estén haciendo su trabajo. Sino porque si ellos no explican con detalle lo que le están haciendo al carro pueden tener la seguridad que si ocurre un accidente yo les voy a echar la culpa. De esta manera al irnos de viaje y tener la seguridad que los controles y chequeos se hicieron con la severidad necesaria con mi participación, ya sea viéndolos o entendiéndolos a cabalidad, me sentiré seguro de que llegaré a mi destino sin contratiempos. Espero haberme explicado bien…

Entonces la palabra “fraude” es diferente a “transparencia”. En cálculo infinitesimal existe una figura llamada “límite” y se explica fácilmente de la siguiente forma: cuando dividimos una cantidad pequeña por una muy grande el resultado es muy pequeño. En la medida que aumenta el denominador, el resultado “tiende a ser cero” pero nunca es cero! Eso significa que cuando el denominador tiende a ser infinito decimos que el resultado tiende a cero. Decimos entonces que el “limite” es cero.

Es lo mismo que ocurre con nuestros controles electorales. Si la transparencia en el proceso aumenta, la posibilidad de fraude disminuirá en consecuencia tendiendo a ser cero. En la práctica será inexistente, como en el “limite”, ya que será muy difícil que se haga porque en el proceso, de nuevo, intervendrán muchas personas y muchos controles.

Y es aquí donde quiero en realidad desarrollar esta nota. Como un primer avance de esta postura de transparencia, que indiqué en la nota final de mi anterior artículo (Salgamos a Votar en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/07/salgamos-votar.html) los técnicos del Comando Venezuela me hicieron llegar la Tabla contentiva de todos los Centros y Mesas de todo el país y del Exterior, con la localización de cada centro y número de electores por mesa. Se contabilizarán entonces 13.810 Centros y 39.922 Mesas. Esta Tabla denominada TablaMesa es ya la oficial para el proceso del 7 de Octubre. La pueden examinar desde la siguiente dirección en la web: https://docs.google.com/open?id=0B6UYR4bUy7v5UDdzelIxR0NsODg. Baje y reenvíe ese archivo a todos sus contactos. La TablaMesa 2012 ya se les entregó a todos los partidos políticos, no a la sociedad civil. No es secreta, con lo cual no estoy cometiendo ninguna irregularidad al compartirla con ustedes.

¿Cual es la ventaja de tener esta información que no pertenece solamente a los partidos políticos sino a todos los venezolanos? Podemos convertirnos en auditores del proceso y denunciar si existen centros y mesas diferentes a los que hay en esa tabla que es la oficial y que está en manos de todos los partidos del proceso electoral del 7 de Octubre. Busqué en la página del CNE y no está, la busqué en la página oficial del Comando de Henrique Capriles (www.hayuncamino.com) y tampoco está. A esto es lo que me refiero con información para la contraloría social en donde todos podemos participar. Y si hay centros itinerantes o centros en casas del partido de gobierno en alguna de esas direcciones, ¡denúncienlo!

Otra interesante aplicación de poseer esta información antes de las elecciones consiste en poder verificar si en realidad estaremos en todos los centros del país, como nos aseguran. La oposición ha hecho de este un punto de honor. ¿Será esto realmente así? Si usted ve que en los centros de su municipio y parroquia contenidos en esta Tabla no es así, asuma su compromiso y este presente. Ningún partido de la oposición podrá negarse a eso. Esto es una tarea de todos.

Esta es solo una pequeña contribución producto del entendimiento, con algo sencillo pero concreto e importante. De acuerdo con la información recibida deberé tener acceso a otros materiales de importancia para que todos podamos compartir lo que saben los técnicos del Comando Venezuela, sin comprometer la estrategia de nuestro candidato, pero que coadyuve a disminuir la posibilidad de un fraude técnico a la oposición, tratando de hacer llegar a “limite” cero esa posibilidad.

Solo hablaré de fraude dentro de un contexto de poca o ninguna transparencia. No tengo más información que la que me den aquellos que la manejan y por supuesto que podré especular sobre la posibilidad de que me ocurra un accidente fatal, como el del ejemplo, si no hay transparencia y no me dicen que controles se están llevando a cabo para evitar que eso pase.

Caracas, 17 de Julio de 2012

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