miércoles, 10 de abril de 2013

Tres Mentiras del CNE: 2da. Sistema de Identificación al Elector



Por Luis Manuel Aguana

La segunda mentira del Ministerio de elecciones del gobierno es el llamado Sistema de Identificación al Elector (SIE). Este sistema, heredero de la captahuella en los primeros procesos después del 2004, ha sido colocado como antesala para ejercer nuestro derecho al sufragio. De acuerdo al Rector Vicente Diaz, esta estación moviliza más de 22.000 funcionarios el día de las elecciones (Programa Buenas Noches 9-4-2013) y cientos de computadoras conectadas a la red de telefonía celular de la CANTV. Un inmenso derroche de recursos de los venezolanos para violentar nuestros derechos.

La mentira que la justifica se halla en la función de dar el número de la mesa y la línea del cuaderno donde vota el elector. Desde que hizo su aparición, ningún elector puede pasarse por alto esta estación para poder votar, so pena de ser agredido por el Plan República, en abierta violación a nuestro derecho constitucional de votar solamente con nuestra cédula de identidad.

Sin embargo el Rector Diaz ve esto solo como un derroche de recursos, y que ahora como se hizo una “reingeniería electoral” los electores “votarán más rápido” que el 7-O, obviando el hecho de que están abiertamente violando nuestro derecho al sufragio libre y sin trabas. Menos mal que es el Rector “opositor”. No me imagino cómo sería si fuera chavista.

Pero lo más interesante de este sistema nos lo revela la propia auditoría realizada por el CNE con el aval de “nuestros técnicos” electorales para las elecciones del 7-O (ver Acta de Auditoría completa en http://www.cne.gob.ve/web/normativa_electoral/elecciones/2012/presidenciales/documentos/auditorias/20120905_sie.pdf). Remarco lo de “nuestros” porque si hasta ahora han demostrado algo es que no son nuestros. Son de alguien pero definitivamente no de nosotros.

Como podrán apreciar en la famosa “Auditoría” del CNE, se les presentó el sistema SIE a nuestros técnicos. Se calculó, se registró y se verificó el número “hash” del código fuente del programa, y finalmente registraron Acta. Los técnicos se metieron en su tecnología, calcularon el número mágico (“hash” que no vale ni la pena explicar) que sirve para que no se pueda copiar el sistema sin que la oposición  se de cuenta, pero NADIE ALLI se preguntó ¿Cuál es el propósito de este sistema?

Nadie allí le hizo una simple, sencilla y obvia pregunta al CNE: ¿Por qué se necesita el SIE si la ubicación de los electores está en los listados a las afueras de los centros? No, ellos se dedicaron a otra cosa. Se dedicaron a preguntar cuantos laptops habría en los centros y la distribución de ellos. ¡Más de 18.000 computadoras portátiles! ¡Qué descaro y que desperdicio de recursos de los venezolanos, con tanta necesidad y hambre!

A nadie de allí (¿deliberadamente?) se le pasó por la cabeza la tranca inmensa en colas que cualquier observador técnico con dos dedos de frente habría previsto que ocurriría si se colocaban esas máquinas en esos 5.567 centros, sin ninguna explicación. Y entonces ¿para qué son las auditorías técnicas? ¿Solo para que el CNE nos diga que es lo que nosotros debemos hacer, como borregos estúpidos? Entérense entonces del tipo de auditorías que se conducen con el CNE.

Nadie allí indagó ni preguntó porque ese sistema se conectaba con un centro remoto a través de un sistema de comunicaciones, ni porqué, como se constató posteriormente, esas maquinas transmitían información de los electores. Nadie preguntó por las características técnicas de esos laptops y si podían o no estar conectados inalámbricamente. NADIE PREGUNTO NADA.

Pero lo mejor de la “Auditoría” del SIE fueron las “observaciones” colocadas a mano al final del acto. La primera de ellas la realiza el técnico Mario Torre, representante del Comando Venezuela, cuando en un intento de conocer, como en efecto al parecer no se conocía hasta ese momento por la oposición, las características y configuraciones del sistema operativo Windows XP que se utilizaría, inquiere que este sistema “debe incluir todos los bloqueos de puertos y servicios requeridos por esta aplicación”.

Al parecer esta observación fue soslayada porque es de todos conocido que esas máquinas transmitieron data desde y hacia los centros durante todo el proceso electoral del 7-O. ¿Porqué la oposición, luego de solicitársele al CNE que los puertos de las máquinas estuvieran bloqueados, estuvieron BIEN ABIERTOS transmitiendo datos de los electores durante el proceso del 7-O, y la oposición NO DIJO NADA?

Pero en la siguiente la batearon de “jonrón”. Esta segunda observación hecha a mano, fue realizada por el técnico Félix Arroyo, de la Organización Renovadora Auténtica. En ella solicitaba que el CNE, “dada la importancia estadística de la información enviada por el SAI desde los Centros de Votación” les hiciera llegar, posterior al proceso electoral la “edad, hora y sexo del votante” para realizar “análisis del comportamiento y perfil del elector venezolano”.

Si no fuera un opositor el solicitante, cualquiera que lea esta nota hecha a mano entraría inmediatamente en sospechas profundas acerca de la solicitud. Pero fue hecha por el principal representante técnico de la MUD ante el CNE y pasó por debajo de la mesa.

Para poder realizar esta labor “estadística” que solicitaba el representante opositor se debía registrar la fecha de nacimiento del elector y el género de la persona, al momento de pararse ante el SIE, dándole una justificación de oro al gobierno que hasta ese momento NO HABIA DADO para la presencia de ese sistema en los centros. El SIE bien podía registrar esa data solicitada, de una manera local, sin estar “en línea” y luego recopilarla posteriormente de todas las máquinas. Más sin embargo, con el solo hecho de esa “solicitud” se abrieron a comunicarse centralmente con el CNE.

Lo que ocurrió el 7-O lo vivimos en carne propia todos los que nos pasamos 12 y 18 horas en las colas del SIE para votar. El sistema cumplió su cometido cabalmente: retrasó los centros de 3 o más mesas en todo el país, es decir los centros de mayor control y presencia opositora. Y por otro lado, transmitió, con la excusa de Félix Arroyo de la “edad, hora y sexo”, las cédulas de identidad de todos los electores que se presentaron en los centros de votación.

La transmisión de esas cédulas pudo haber parado en cualquier lado. No fue del interés de los “auditores” de la oposición hacerle el seguimiento a eso. Lo que supimos fue que a los remolcadores del gobierno les llegaba directamente a sus celulares vía SMS quienes de sus grupos no habían ido a votar para que en consecuencia presionaran al voto rojo con los listados de las Misiones del gobierno. Una aplicación de alta tecnología comunicacional a favor del régimen, con el consentimiento de nuestros técnicos. Nunca antes tan pocos de este lado hicieron tanto por muchos del otro lado…

Caracas,  10 de Abril de 2013

Twitter: @laguana

sábado, 6 de abril de 2013

Tres Mentiras del CNE: 1ra. Captahuellas



Por Luis Manuel Aguana

La campaña de nuestro candidato Henrique Capriles se ha basado, a mi modo de ver muy acertadamente, en las mentiras del gobierno. Al ser el CNE, como lo hemos denunciado más de una vez, el Ministerio electoral del régimen, este no podía dejar de tener esa característica fundamental que lo identifica: mentiroso. Existen tres mentiras fundamentales en el sistema electoral que nos están imponiendo desde el año 2004 que lo descalifica para garantizar Elecciones Autenticas a la población venezolana, razón por la cual cualquier cosa que salga de allí tiene el sello de un fraude garantizado. Empezaré este primer artículo con la más amenazadora de las mentiras: la captahuella. Las otras dos las daré a conocer antes de las elecciones del 14A.

Desde el año 2004 nace en el sistema electoral venezolano la figura de este tenebroso aparato que captura la huella dactilar de los electores para ir a votar. Los jóvenes que cumplen ahora 18 años y son votantes por primera vez no podrían recordar-porque tenían 9 o 10 años y eran solo unos niños-, que el CNE incorporó este periférico a las puertas de los centros de los 8 estados más poblados del país, con la aviesa intención, a) de saber quiénes iban a votar y b) colocarlos solo en los centros de población consistentemente opositora y retrasar su voto.

Las máquinas captahuellas estaban conectadas igualmente a computadores a la entrada de los centros con la misma excusa con la que ahora están las maquinas de identificación al elector: indicarle a la persona en que mesa votaría. El CNE subcontrató a una compañía de telecomunicaciones- GILAT- para colocar estaciones satelitales que conectaban con la red de esas maquinas conectadas a la entrada de los centros (ver http://www.eluniversal.com/2004/07/25/imp_revo_art_25151A.shtml). El acto de votar que significaba en el pasado solo presentar la cedula de identidad laminada en las mesas a cero costos, se convirtió en una tortura de un día completo en colas interminables que le costó a la nación un aproximado de 65 millones de dólares.

La intención del régimen a través de Jorge Rodríguez, Presidente del CNE de entonces, fue mentirle abiertamente al país ya que como indica el artículo mencionado “a través de un memorándum con fecha 29 de junio de 2004 instruyó al secretario general del CNE, William Pacheco, para solicitarle "la inclusión en agenda para el próximo directorio de la Propuesta para el Sistema Automático de Identificación de Huellas Dactilares para Autentificación de Votantes Vía Satélite, una persona-un voto". Desde allí están mintiéndole al país justificando ese aparato indicando que garantizaba “un-elector-un-voto”. No lo hizo antes ni lo hará ahora.

Para el año 2005 la indignación fue tal que la población no fue a votar para las elecciones parlamentarias de ese año. El régimen hizo “doble-play”: se robaron el Referéndum Presidencial del 2004 con el invento de las captahuellas y luego ni lo necesitaron el siguiente año porque los opositores, que siempre fuimos mayoría desde ese año, les facilitamos el trabajo al abstenernos.

A partir de allí, la captahuella ha formado parte obligada del menú del régimen en el área electoral. El legado de Jorge Rodríguez para la eternización del régimen por la vía electoral estaba garantizado. Es de hacer notar que la oposición política NUNCA objetó técnica y de manera fundamentada la presencia de ese aparato en los centros electorales. Nuestros técnicos, o se hicieron la vista gorda- los musiues como decíamos antes-, o estaban en la jugada. Quedará para la historia futura una investigación seria del papel técnico y político de nuestra representación ante el CNE acerca de este complejo problema y el establecimiento de las correspondientes responsabilidades administrativas y penales.

Pero continuemos que la cosa se pone buena. Ya para los siguientes procesos electorales luego del 2005 el CNE volvió con la captahuellas, indicando que no serían conectadas “en línea” para el Referéndum Constitucional del 2007 pero sí utilizadas, provocando el mismo caos en las colas de los centros, engañando siempre y justificándolas con el mismo argumento: “un-elector-un-voto”. No las sacó del centro electoral más nunca y hasta el 2010 las mantuvo fuera de la mesa o herradura electoral.

Para el 2012 cambió la estrategia. Inventaron el SAI o Sistema de Autenticación Integral, que llevaba la captahuella hasta la mismísima máquina de votación. Con ese paso trascendental lograron dos efectos: a) insistir con la misma mentira de que la captahuella garantizaba “un-elector-un-voto” y b) aterrorizar a los electores porque ahora el aparato estaría conectado directamente a la máquina de votación, te buscaba en una base de datos mostrando tu foto, destrozando así la percepción del secreto del voto. La maquina ahora funcionaba, no solo para ralentizar el proceso, sino para amedrentar a la población: “si votas en contra del gobierno te descubriré y te sacaré de la Misión donde estés” ¿Se dan cuenta de lo retorcido de esta gente?

Pero la mentira más fabulosa de la captahuella reside en la justificación dada desde su nacimiento en la escena electoral: la garantía de “un-elector-un-voto”. Veamos eso técnicamente en detalle. Supongamos que el CNE tenga la totalidad de las huellas de los electores, que se ha demostrado que no es así pero para los efectos del ejemplo solo supongámoslo.

La UNICA manera de garantizar que una persona haya votado UNA SOLA VEZ, usando este mecanismo, en cualquier mesa en todo el país, es que el repositorio de datos sea UNICO y contra el cual cada captahuella de TODAS las mesas haga una búsqueda y se marque al elector como “YA VOTO” cuando éste efectivamente lo haya hecho. Al intentar un elector fraudulento votar otra vez con su huella dactilar, y al realizar de nuevo esa búsqueda, el sistema indicará “ADVERTENCIA: ESTE ELECTOR YA VOTO”, con la consecuente respuesta de las autoridades.

Esto supondría un super servidor con una capacidad de tráfico para manejar las aproximadamente 40.000 maquinas concurrentemente y despachando respuestas en tiempo real al menos a 4.000 (un 10% conservadoramente) máquinas en todo el país. Por supuesto ese super servidor deberá ser tolerante a fallas y tener un espejo para que en caso de caídas fatales no interrumpa el servicio de las captahuellas. Ni siquiera el banco más grande del país, o tal vez del mundo, dispone de semejante infraestructura. Realizar un proyecto de tal naturaleza exigiría mucho tiempo,  prototipos, pruebas en vivo de tiempo de respuesta, pruebas del software en línea, infraestructura, etc, etc, etc… ¿Se dan cuenta de la mentira del CNE?

Es por esa razón que cuando las personas llegan a la mesa electoral el funcionario le solicita la cedula para digitarla en un teclado, cuando lo correcto debería ser que se colocara primero la huella, se verificara esa huella en ese super servidor y se constatara si el elector votó o no antes en cualquier mesa en todo el país, contrastando con los datos de la cédula de identidad que presente el elector. El actual procedimiento trae con la huella el registro del elector que está ubicado en la máquina de ESA MESA pero en modo alguno garantiza que esa persona no esté en otra y vote de la misma manera, con lo cual el principio básico por el que Jorge Rodríguez se gasto 65 millones de dólares en captahuellas nunca se cumplió en el año 2004 y menos aún en el resto de los procesos electorales a partir de ese año. No solo fue una mentira sino que también fue un acto de corrupción.

Para una explicación más profunda y matemática de este fenómeno no hay mejor referencia que el artículo de Mayo de 2012 de Iñaki Gainzaraín en su blog, titulado “La «Captahuella» como Falacia del CNE (Psuv), y Pecado de las Élites Electoreras” (ver en http://gainzaedmat.blogspot.com/2012/05/la-captahuella-como-falacia-del-cne.html).

La mentira que el CNE ha machacado una y mil veces se ha transformado en una verdad como lo indicó Joseph Goebbels, ministro de propaganda de la Alemania nazi, no habiendo forma ni manera de lograr que la oposición se pare y la enfrente de una buena vez. Esta máquina viola nuestro Derecho Humano de decidir sin coacción y trabas a quienes elegiremos como nuestros gobernantes. Hay que seguir exigiendo su eliminación inmediata, no solo porque es una mentira, sino porque es un derecho.

Caracas,  6 de Abril de 2013

Twitter: @laguana