Por
Luis Manuel Aguana
El paso lógico y natural de una oposición oficial que acepta el
sistema electoral tal cual está, era ir a Miraflores a "dialogar" con
el régimen. Eso no me extrañó. Tampoco me extrañó que llamaran "Sr.
Presidente" al Ilegitimo. Y esto no es posición radical.
Ya el solo hecho de creer que un régimen comunista claramente dirigido
desde Cuba "dialoga" con opositores, si no es una prueba de
ingenuidad política al menos sí lo es de colaboracionismo. Aquí no se puede
hablar de tolerancia porque si no habría que preguntarle a Simón Bolívar porque
no toleró los españoles en su discurso de la Sociedad Patriótica en julio de 1811.
Esa clase de "diálogo" fue lo que motivó al General De
Gaulle a irse de Francia después de la firma del armisticio de Vichy al
contemplar a unos opositores tolerantes a un régimen que a todas luces no se podía
tolerar.
Algunos podrán decir "¿pero qué podían hacer?" si el régimen
estaba "tendiendo puentes" para un diálogo que fue a pedirle Capriles
al Papa. No, no podían hacer nada más porque esa estrategia no los podía llevar
a otro lugar que no fuera ese. Y esa es precisamente nuestra diferencia de
fondo con estos "opositores". No hay tal diálogo, lo que hubo fue capitulación.
Es decir un bando derrotado fue a negociar los términos de su rendición. Solo
que esa gente no toma rehenes ni carga preso amarrado. Necesita verlos muertos
o arrastrados para consolidar su victoria.
Por más que se hayan levantado algunas voces en Miraflores pidiendo
respeto a la Constitución, el solo hecho de concurrir a ese "diálogo"
condicionado al reconocimiento de un mandatario Ilegitimo ya lo dijo todo. Era
como el gato invitando a los ratones a su fiesta, y los ratones pidiendo en sus
discursos que el gato dejara de ser quien es y no se los siguiera comiendo. La
ingenuidad o la torpeza de la rana que pasa el rio con el escorpión encima y
esperar que este no la pique en el medio del camino.
Pero no hablaré de la dignidad del liderazgo francés de 1940 cuando Charles
De Gaulle dejo el país para luchar desde afuera por una libertad verdadera, en
contra incluso de los colaboracionistas de su propio país, sino de aquella que
hemos tenido nosotros mismos y que por alguna razón psicológica colectiva
olvidamos de tanto en vez y que es conveniente recordarla. No en balde dicen
los terapistas que recordando quiénes somos y lo que hemos hecho vamos en la vía
correcta de curar nuestros males.
Recordábamos
en una nota pasada (Los verdaderos agresores http://ticsddhh.blogspot.com/2013/05/los-verdaderos-agresores.html)
la actitud digna de Fermín Toro en enero de 1848 frente al entonces mandatario
José Tadeo Monagas, cuyos sicarios asesinaron a varios diputados conservadores
quienes estaban a punto de aprobar una propuesta para su enjuiciamiento y
destitución. El gobierno intentó buscarlo a la fuerza de vuelta al Congreso, pero
Toro los paró en seco con la frase: “Decid al General Monagas que mi cadáver lo
llevarán, pero que Fermín Toro no se prostituye”.
Que fácil hubiera
sido para Fermín Toro acceder a las pretensiones de Monagas y volver al
Congreso a avalar semejante barbaridad, pero no lo hizo. El solo anuncio de su
resolución le hubiera costado la vida pero decidió a favor de su dignidad a la
que le rendimos tributo permanente como el venezolano ilustre que fue.
Más
recientemente en esta larga lucha que tenemos contra este régimen de muchos
años, los venezolanos nos vimos expuestos por la Lista de Tascón a las amenazas
de su líder eterno traducidas en despidos de puestos de trabajo, exclusión en
contratos, discriminación abierta en trámites de respuesta obligatoria ante la
administración por haber ejercido nuestro derecho a firmar para solicitar un
revocatorio al mandato Presidencial en el año 2004.
Durante ese
proceso, aun y habiendo recogido un número mucho mayor de las firmas
requeridas, el régimen pataleando presionó y chantajeó a los funcionarios públicos
para retirar sus firmas. Aun así el retiro fue mínimo lográndose un excedente
de más de 130 mil firmas para ese revocatorio. El venezolano común probó tener
dignidad al exponerse a ser despedido de un puesto de trabajo público al
ratificar con su firma el revocatorio de un Presidente.
Por todo
eso hemos pasado. Ningún político que se diga representante de ese Bravo Pueblo,
como bien lo honra nuestro Himno Nacional, puede desechar esa historia reciente
a cuenta de un “diálogo” que el régimen está abriendo con motivaciones oscuras
que apuntan a lograr un claro consenso con esos colaboracionistas para las
medidas que tomarán el año que viene en contra de la población.
Pero la
prueba más importante de dignidad que se pueda reseñar la dio Franklin Brito
con su propia vida. Brito pudo haber desistido en la defensa de un bien
material que reclamaba pero se plantó ante un régimen super poderoso y le dijo
que no. Su lucha lo elevó a un estado de fuerza suprema que se convirtió en una
batalla frontal de dignidad y defensa de los Derechos Humanos y que todos los
venezolanos deberíamos seguir y admirar. Ese NO de Franklin Brito a este
régimen debería ser respetado por quienes dicen representarnos, entre otras
cosas porque pagó bien caro por él.
No es fácil
tener dignidad. Es por eso que es un bien humano extremadamente escaso en un
mundo donde todo se vende y se compra. Ver Diputados que venden su voto o
saltan talanqueras por dinero, o Alcaldes “opositores” que se morían por
abrazar al Ilegitimo en Miraflores dan cuenta de lo escaso de ese bien que
tanta falta le hace a este país.
Haber
entrado a Miraflores a hacerle la cama de legitimidad al Ilegitimo tal vez le
haya parecido perfectamente válido a muchos de los Alcaldes que estuvieron
allí. Pero a los ojos de los venezolanos que votaron por ellos definitivamente
no. De haber sabido que harían eso lo hubiéramos agregado a nuestras razones
para no votar el 8D (ver Nuestras Razones para No Votar el 8D en http://bitakoraeva.blogspot.com/2013/11/nuestras-razones-para-no-votar-el-8d.html).
Cuando
hablamos de conciliación o diálogo entre los venezolanos, no nos estábamos
refiriendo a conciliarnos con la dirigencia del PSUV o el Ilegitimo y su
régimen de ladrones. No. Hablábamos de conciliar con aquellos que legítimamente
creyeron en un proyecto que derivó en un experimento comunista en ejecución y
consolidación. A esos son los que hay que convencer de que es posible una Venezuela
mejor, libres tanto de un régimen que no representa la voluntad popular como de
una oposición que lo legítima.
Pero para
ello es indispensable que la oposición sea verdadera, no aquella que solo representa
una parte del espectro opositor, que negocia con el régimen su propia
supervivencia política. En una verdadera oposición debería estar representado
todo el país nacional, en toda su extensión. Dudo que una representación opositora
de esa naturaleza hubiera tenido una estrategia que terminara con una rendición
en Miraflores, legitimando a un régimen que solo sobrevive porque explota
precisamente la falta de dignidad de muchos quienes hasta ahora la han dirigido.
Caracas, 22 de Diciembre de 2013
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana