Por Luis Manuel Aguana
Tal vez
el 10 de Diciembre sea el día más importante para la Humanidad. Es el día
cuando la Asamblea General de la ONU, en su Resolución 217A, aprobó la
Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948. Sin embargo, este
reconocimiento fundamental de los Derechos del Hombre no fue casual, y vino precedido
de una larga historia.
A
juicio de mi ilustre profesor Antonio Rodríguez Yturbe “podríamos decir que, en un sentido general y no sólo para los nacionales
de un país, comienzan a consagrarse(los Derechos Humanos) a partir del Siglo
XVIII, con la Declaración de Derechos de Virginia, Estados Unidos, el 12 de Junio
de 1776, primera colonia que emitió su Declaración. Esta reviste un particular significado:
constituye la primera, en su tipo, de
lo que podríamos llamar el moderno constitucionalismo…..La Declaración
de Independencia de los Estados Unidos, el 4 de Julio de 1776, en Filadelfia,
en cuyo contenido está muy presente el pensamiento de Thomas Jefferson,
constituye un siguiente paso de importante influencia. Aquí ya “se reconoce
como verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales, que a todos les
confiere su creador ciertos derechos inalienables, entre los cuales está la
vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, que para garantizar esos
derechos los hombres instituyen
gobiernos que derivan sus justos poderes del consentimiento de los gobernados;
que siempre que una forma de gobierno tiende a destruir esos fines, el pueblo
tiene derecho a reformarla o a abolirla, a instituir un nuevo gobierno que se
funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en aquella forma que a su
juicio garantice mejor su seguridad y libertad”…” Subrayado nuestro
(1)
Doce
años después ocurre la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano,
piedra angular que llevó a la Asamblea Constituyente de la Revolución Francesa
el 26 de Agosto de 1789, donde por vez primera se da “un sentido igualitario a las personas y se eliminan del trato oficial
los reconocimientos a los títulos de nobleza….Es desde esa época de la
Revolución Francesa, que cada vez más Estados van a contener dentro de sus
constituciones referencias a los Derechos Humanos y las libertades
fundamentales.”(1)
Es por
eso que los Derechos Humanos están íntima e históricamente relacionados a la
manifestación de los ciudadanos de darse la forma de gobierno que ellos escojan
ya que es un derecho inherente e inalienable a la persona humana. La
Declaración Universal de los Derechos Humanos no hace sino formalizar el fondo
de lo que en el devenir histórico de la humanidad los pueblos han buscado y
conseguido afanosamente con sacrificio de vidas y sufrimientos. Estos valores
sobrepasan el principio mismo de soberanía tradicional y ningún gobierno del
mundo puede alegar soberanía si atropella los derechos humanos de su pueblo.
El
cuadro que actualmente presenta Venezuela ante el mundo es el de un país cuyo
régimen aborrece y niega esos principios elementales a sus ciudadanos. Las
pruebas están a la vista de todos y ante ello no se puede alegar soberanía. De
hecho, nosotros, los ciudadanos de este país llamado Venezuela, en el principio
superior y universal del derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad,
desde aquí dentro tenemos el derecho y el deber responsable de organizarnos
para conseguirlos, pasando por abolir una forma de gobierno contrario a los
principios establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Para comenzar, solamente el Artículo 2 de la Declaración Universal establece: “Toda
persona tiene todos los Derechos y Libertades proclamados en esta Declaración….”.
Esa es
la base universal sobre la cual descansa nuestro DERECHO a un llamado a una Asamblea
Nacional Constituyente Originaria. No tenían que existir artículos como el 5 o
el 347, 348 y 349 en la Constitución venezolana. SON DERECHOS UNIVERSALES. El Pueblo
es dueño de su destino como depositario de su soberanía y TIENE EL DERECHO de
darse el gobierno que en justicia le de el máximo de felicidad posible, garantizándole
su seguridad, libertad y demás Derechos Humanos establecidos en esa Declaración
Universal, actualmente atropellados por un régimen que ha destruido los fines últimos
de un gobierno para con sus gobernados.
Los
venezolanos tenemos el deber de actuar en consecuencia de una manera civil y
democrática, resguardando los principios universalmente reconocidos. NADIE
puede poner en duda un proceso constituyente si se cumplen los extremos requeridos
para todos aquellos que deseamos un cambio radical en la forma de gobierno. Ningún
gobernante, léase Poder Constituido, puede imponernos una forma de gobierno
írrita y no democrática, ni mucho menos reglamentar nuestro deseo hacia un
cambio pacífico de gobierno.
Ya el
mundo no es el coto cerrado de caza de los gobernantes de turno en los países.
Ahora existe, con sus limitaciones, una comunidad de naciones a la cual le permea
toda violación de derechos humanos en cualquier parte del mundo. Venezuela luce
como una herida purulenta en el concierto de naciones civilizadas del planeta, exhibiendo
torturas, persecución y encarcelamiento de líderes políticos y estudiantes, así
como la restricción de libertades civiles y políticas. Y eso no cambiará por
más groserías y basura que salgan por la boca de estos gobernantes ilegítimos.
Un
Aniversario más de la Declaración Universal de los Derechos Humanos no hace
sino afianzar lo que ya sabemos: este es un problema nuestro y que resolveremos
nosotros. Sin embargo, resolverlo pasa por una comprensión cabal de esos Derechos
que se reconocieron un 10 de Diciembre en la ONU. Si los venezolanos llegamos
todos a comprenderlos en su debida profundidad y a convencernos de que es
posible su aplicación porque tenemos las herramientas a nuestra disposición, no
solo nos liberaremos de este régimen oprobioso sino que nos convertiremos en
los ciudadanos del mundo que una vez fuimos, saliendo de nuestras fronteras a
libertar a otros pueblos.
Caracas,
10 de Diciembre de 2014
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
(1) Los Derechos Humanos y su inserción en el Derecho
Internacional dentro del escenario geopolítico contemporáneo, Antonio Rodríguez
Yturbe, Págs. 185-187, 60 Años de las Declaraciones Internacionales de los
Derechos Humanos, Universidad Monteávila / Fundación Konrad Adenauer, 2008,
ISBN 978-980-12-3530-9