viernes, 20 de febrero de 2015

La hora de las definiciones


Por Luis Manuel Aguana

“¿Lo llamamos ya dictadura o todavía no?” rezaba un cartel en una foto de un enmascarado anonymous del twitter (https://pbs.twimg.com/media/B-PfyISIEAIck9v.jpg:large), pidiendo definiciones. La oposición llevaba años en ese manguareo hasta que el 23 de Enero de 2014, Leopoldo López y María Corina Machado caracterizaron al régimen como una dictadura y llamaron a una “salida” constitucional de este régimen. A este acto se sumó Antonio Ledezma en la Asamblea de la Plaza Brión de Chacaíto el 2 de Febrero de 2014. Muchos dijeron-y todavía dicen- que eso fue un error que alborotó las calles y produjo 43 muertes de jóvenes venezolanos. Ya se cumplió un año que el régimen encerró a Leopoldo López en Ramo Verde responsabilizándolo por eso.

Pero ninguno de esos líderes fueron responsables de lo que pasó en las calles, ni aunque lo hubieran querido. La situación de violencia generada por el régimen producto de unos sucesos ocurridos con unos estudiantes en el Táchira, y cuya responsabilidad corresponde a esa Gobernación, como bien se supo posteriormente, desbordaron la ira incontenible de una población que no encuentra respuestas, ni en el gobierno ni en la oposición. Ya los venezolanos conocemos bien lo sucedido con “La Salida”. Posteriormente la historia juzgará si ese llamado estuvo o no justificado.

Pero lo que sí es cierto es que una oposición que no hace más que perder elecciones desde el año 2004, con un árbitro parcializado y con unas maquinitas que amenazan al elector, cuando a todas luces el CNE se negó a revisar Acta por Acta con los Cuadernos Electorales en una elección presidencial a todas luces dudosa, hace que los venezolanos no podamos sino poner en tela de juicio aquellos que nos representan en el campo opositor. ¿Será que de verdad creen que las cosas cambiaran pero sin hacer nada para que cambien? O peor aún, ¿será que no les interesa que cambien? Sería el colmo de la aberración.

Esto es como el típico caso de la mujer a quien le pega el marido y ésta se niega insistentemente a denunciarlo por aquello de que “me quiere pero a su manera”. Todo el mundo ve que el tipo es un desquiciado pero menos su mujer. Hasta que el marido hace algo verdaderamente horrible que a la mujer no le queda otra que reconocer que es un bicho al que hay que encerrar y botar la llave.

Pues bien, parece ser que a eso estamos llegando con la persecución desatada ayer en contra de líderes de la oposición. Luego del secuestro a tiros hecho al Alcalde Metropolitano Antonio Ledezma, agrediéndolo y sacándolo de su oficina sin ninguna orden judicial por funcionarios del SEBIN, en una muestra abierta de autoritarismo dictatorial; y la persecución abierta desatada en contra opositores oficiales como Julio Borges, y las amenazas reforzadas en contra de María Corina Machado, al parecer la mujer está empezando a entender la clase de bicho que resulto ser el marido.

No era suficiente para la oposición oficial considerar una dictadura al gobierno por las torturas hechas en la nueva Rotunda que llaman “La Tumba” de la Plaza Venezuela ni las violaciones a los Derechos Humanos en contra de Leopoldo López, Daniel Ceballos y Raúl Isaías Baduel en Ramo Verde; ni las decenas de estudiantes y manifestantes en régimen de presentación a los Tribunales a quienes permanentemente les están violando sus Derechos Humanos. No. Era necesario que el régimen los persiguiera a todos, los de “La Salida” y a los conchupantes también.

Y voy a decirles algo que les parecerá chocante: esa es la verdadera UNIDAD. Nos comienzan a perseguir a todos, comenzando por las cabezas más visibles. Y allí no hay colaboracionismo que valga. El régimen arrebata porque se siente arrinconado. No resuelven ni el más mínimo problema de la gente, simplemente porque no pueden, se lo comieron o se lo robaron todo. Ya no necesitan de ningún colaboracionista al que sobornar para convencer a nadie, entre otras cosas porque ese presupuesto también se acabó. Están jodidos y punto. Y para sostenerse en el poder necesitan arrebatar y atropellar a quien consideren peligroso, encasquetándole el remoquete de “golpista”, lo que en el fondo son ellos mismos. Toda una macabra ironía.

Llegó entonces la hora de las definiciones. “O eres molusco o eres marisco” como decía el cómico Joselo. Ahora sí, o “Todos somos Leopoldo”, o estamos con el régimen. No hay nada en medio. Lo que está pasando obliga a la oposición a definirse. Hasta ahora la habíamos llamado “oficial”, “colaboracionista”, “vendida” y pare usted de contar. Ahora o corre o se encarama. “¿Lo llamamos ya dictadura o todavía no?” como decía el cartel mencionado. ¿Optará por convertirse en resistencia o simplemente callarán y bajarán la cabeza, aceptando el próximo fraude electoral del régimen en las Parlamentarias? Si hacen eso morirán con él cuando le toque.

En caso que decidan convertirse en una oposición verdadera o resistencia, eso conlleva a una serie de posturas nunca antes vistas en la oposición que hemos conocido hasta ahora. Aquí no mencionaré cuales podrían ser pero imagino que ya se dan una idea. Nos une ahora el hecho cierto que todos estamos en el mismo barco. Todos somos candidatos a los calabozos de los sótanos de “La Tumba” o de Ramo Verde, a todos nos pueden allanar y llevarnos a rastras como a Ledezma cuando al régimen le de la gana, utilizando un Patriota Cooperante tarifado, a todos nos necesitan callados en una cola de Mercal o Bicentenario. Si arrastraron al Alcalde Mayor, ¿qué puede esperar cualquiera?

¿Estarán los líderes de esa oposición oficial, aquellos que en su oportunidad dijeron que Leopoldo se había “metido preso solo”, en disposición de tomarse una fotografía con un cartel al frente que diga “Todos somos Leopoldo”? Pues más les vale, porque ahora el régimen obliga a una unidad forzada por la persecución. En ello tal vez se nos vaya la vida democrática de Venezuela.

Caracas, 20 de Febrero de 2015

Twitter:@laguana

lunes, 16 de febrero de 2015

De soñadores, partidos y Constituyente



Por Luis Manuel Aguana

“Nunca tendremos mejor gobierno hasta que no tengamos mejores partidos políticos. Y nunca tendremos mejores partidos políticos hasta que gente como todos nosotros y todos ustedes y muchos más se metan. Hasta que la gente decente no participe mucho más de la política no va haber mejores partidos políticos. Entonces, o hay que crear nuevos partidos políticos, o hay que tomar y tratar de renovar, mejorar y modernizar los que existen. Esto no es una conversación sobre Colombia. Esto ocurre en Estados Unidos, ocurre en Europa. Hay que volver a traer a los partidos políticos al centro de la conversación. Los partidos políticos tienen que volver a ser el lugar natural de los soñadores, de los idealistas, de quienes quieren cambiar el mundo…” Jon Lee Anderson entrevista a Moisés Naím. Hay Festival, Cartagena (http://youtu.be/QNUFPzE7jiI).

Este es el cierre magistral que dio Moisés Naím a la conversación que sostuvo con Jon Lee Anderson, corresponsal internacional de la Revista The New Yorker en Cartagena, Colombia. Y respondió a la pregunta del por qué no tenemos mejores gobiernos. Su respuesta: nosotros. La gente dejó de creer en los partidos como canal para resolver los problemas y soñar con sus soluciones y se están inventando los suyos. En opinión de Naím deberíamos estar fundando nuevos partidos o metiéndonos en los que ya existen.

Puedo tal vez aceptar lo de la creación de nuevos partidos pero sobre una base completamente distinta a como se ha hecho en el pasado, siguiendo a una idea o un proyecto aglutinador en lugar de un líder que crea tener todas las respuestas. En el siglo XXI esa no existe. Pero los venezolanos tenemos metido en el ADN aquello del liderazgo único y del caudillo iluminado que sabe dónde va y nos puede llevar por las sendas del bienestar. La historia nos ha enseñado de lo peligroso que puede ser eso.

En relación a meternos en uno existente, no me quiero imaginar a la gente o a nosotros mismos metiéndonos en PJ, AD, o UNT, por solo nombrar los tres primeros de acuerdo a las recientes encuestas, para tratar de cambiar como se manejan las cosas en esos partidos, por encima de sus caciques Borges-Capriles, Ramos Allup, o Rosales, quienes tienen años decidiendo en esas organizaciones políticas.

Sin embargo sí creo en que es necesario que es deber de sus respectivas militancias lograr los cambios necesarios que hagan a esos partidos más democráticos y honestos, compartiendo la idea de Naím en que si la gente decente allí no es mayoría muy poco se podrá lograr en mejorar los gobiernos que se deriven de ellos en una futura democracia, en el entendido que estos partidos lleguen alguna vez al poder en Venezuela.

Lo cierto es que como menciona el autor de Efecto Naím en su entrevista, vivimos en una era de innovación profunda, donde lo tecnológico se ha metido de tal forma en nuestras vidas que lo ha cambiado todo, desde la manera en que nos comunicamos, hasta la manera en que compramos, estudiamos, nos informamos e incluso en el cómo nos estamos relacionando con los organismos públicos. Todo ha sido tocado por la tecnología y la innovación en la mayoría de las cosas que hacemos “EXCEPTO en la manera como nos gobernamos”. Existe una brecha brutal entre eso nuevo que nos rodea y la forma en que nos gobernamos y elegimos a nuestros liderazgos.

No existe una innovación en eso desde prácticamente la creación de la democracia. Naím habla que por un lado existe estancamiento en el gobierno y un gran movimiento de la “revolución disruptiva” por el otro. Esta profunda diferencia hace que se fomente la anti política y el malestar a todo aquello relacionado con la política y los partidos.

Sin embargo unos muchachos en Argentina al parecer lograron cerrar esa brecha entre la política y la “revolución disruptiva”, creando un nuevo concepto que puede perfectamente ser replicado, con sus correspondientes adaptaciones, a cualquier democracia del continente. En efecto, estos jóvenes no dicen “que se vayan todos” sino “queremos entrar todos” pero a través del uso de herramientas tecnológicas que están a la mano de todo el mundo en la actualidad.

Santiago Siri del Partido de la Red de Buenos Aires, Argentina (http://partidodelared.org/) explica en detalle el concepto en 10 minutos (http://youtu.be/FtC1Lelcpm0) en un programa de televisión. Es impresionante la creatividad que pueden llegar a tener los jóvenes para aplicarla a viejos problemas si realmente se llegan a interesar en esos temas, consiguiendo de esa manera una forma honesta para resolverlos.

En el caso de la política, este bien podría ser el comienzo para lograr integrar las nuevas herramientas a los viejos problemas, haciendo que esa “revolución disruptiva” de la que habla Naím, comience a renovar nuestros espacios de participación, haciendo que ese deseo que los partidos vuelvan a ser “el lugar natural de los soñadores, de los idealistas, de quienes quieren cambiar el mundo” sea una realidad.

Y tal vez esa sea la clave del Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/), no solo para hacer del conocimiento a todos los venezolanos acerca de nuestro Proyecto de cambio estructural del sistema político, sino la manera de tener permanente contacto con aquellas personas que se sienten identificadas con la idea de que Venezuela no puede seguir con esta perniciosa manera de hacer política, pero tampoco volver a la del pasado pre-Chávez.

Si bien es cierto que hay que sacarnos de encima- y de forma urgente- este sistema de dominación “socialista” empobrecedor, el costo no puede ser dejarnos convencer que “lo pasado” pre-Chávez fue mejor porque fue ese el que precisamente nos trajo a ese “salvador de la patria”; y aquellos que tenemos la suficiente edad para haberlo vivido y que sabemos que fue así, debemos responsablemente comunicarlo a los jóvenes que no tenían la edad para entenderlo. Hay que innovar y soñar que se puede ser mejor que eso y de allí nuestro planteamiento de cambio estructural por la vía Constituyente. Es por eso que los partidos nos ven como gallina que ve sal, cuando lo cierto es que proponemos que sean eso que sugiere Naím, “el lugar natural de los soñadores, de los idealistas, de quienes quieren cambiar el mundo”. Cuando logremos eso, habremos cambiado a Venezuela.

Caracas, 16 de Febrero de 2015

Twitter:@laguana