sábado, 2 de mayo de 2015

Venezuela, República Federal (III)

Por Luis Manuel Aguana

Quienes proponemos el Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) hemos insistido que en el nuevo sistema político que debe regir en nuestro país, el Presidente de la Republica no debería cubrir tantas funciones como las que ahora tiene. Que el sistema que actualmente nos rige constitucionalmente debe ser modificado para limitar su poder y que este sea controlado; que el Presidente incluso pueda ser destituido de sus funciones si se extralimita o viola la Constitución.

En un país donde históricamente el poder ha sido administrado por una sola persona, el Presidente de la República, con una supremacía indiscutible sobre el resto de los Poderes Públicos, hablar de restarle funciones a esta suerte de Rey o caudillo que elegimos cada cierto tiempo, resulta un contrasentido cultural, por decir lo menos. Tenemos más de 200 años basando nuestro desarrollo en un solo sistema de gobernarnos. Le entregamos el Poder absoluto a una persona y esperamos de su liderazgo una conducción certera.

Pero años de tropezarnos en la misma piedra nos han demostrado que seguir por la senda de entregarle el futuro y las decisiones trascendentales de una sociedad a una sola persona, por más bien intencionada que ésta sea, en una época donde es imposible que alguien maneje solo las complejidades del mundo de hoy -sin contar con las debilidades que todos los seres humanos tenemos-, resulta poco menos que una estupidez. Eso nos lo acaban de demostrar más de 15 años de poder absoluto en las manos de un caudillo militar donde se dilapidó sin control alguno las mayores riquezas materiales que jamás esta nación ha tenido en su historia. Si este ejemplo no nos enseña que tenemos que cambiar el modelo de cómo gobernar a Venezuela, realmente nada lo hará…

Entonces, ¿cuál podría ser el sistema político, si no es el tradicional controlado por el Presidente de la República? Lejos de hacer aquí una disertación técnica de constitucionalistas y especialistas en ciencias políticas-que por lo demás no me corresponde-, mi intención como un simple ciudadano se limita a expresar una opinión con la idea de que los verdaderos especialistas den la suya y se inicie un debate. De allí nacen las soluciones.

Veamos: el sistema de gobierno que hemos tenido está basado en lo que los especialistas llaman "Presidencialismo", esto es, el Jefe de Estado, además de ostentar la representación formal del país, es también parte activa del poder ejecutivo, como Jefe de Gobierno, ejerciendo así una doble función, porque le corresponden facultades propias del Gobierno, siendo elegido de forma directa por los votantes y no por el Congreso o Parlamento” (ver Presidencialismo en http://es.wikipedia.org/wiki/Presidencialismo), en donde todo lo decide el Presidente de la República. La experiencia nos indica que ha sido imposible controlar a este funcionario una vez electo.

Luego de tantos golpes, a lógica también nos indica que debemos ir hacia un sistema, si no opuesto al que tenemos, al menos uno donde esa persona que elegimos esté sujeta a los controles más rígidos a fin de que no quiebre al país o que lo administre como su hacienda personal. ¿Eso es mucho pedir?

En el sistema Parlamentario, opuesto al sistema presidencial, la elección del gobierno (poder ejecutivo) emana del parlamento (poder legislativo) y es responsable políticamente ante éste. A esto se le conoce como principio de confianza política, en el sentido de que los poderes legislativo y ejecutivo están estrechamente vinculados, dependiendo el ejecutivo de la confianza del parlamento para subsistir. En sistemas parlamentarios el jefe de estado es diferente que el jefe de gobierno” (ver Parlamentarismo en http://es.wikipedia.org/wiki/Parlamentarismo#Dos_modelos_de_parlamentarismo).

En este sistema el gobierno lo decide el Parlamento y lo pone o lo quita de acuerdo a su desempeño. No se elije a un Presidente sino a un Parlamento que designa un gobierno con un Primer Ministro o Jefe de Gobierno de acuerdo a las fuerzas políticas electas. Este cambio de modelo se ha planteado en otros países latinoamericanos, como por ejemplo en Argentina (ver Jorge Liotti, Parlamentarismo vs. Presidencialismo ¿Cuál es el mejor modelo para Argentina? en http://www.lanacion.com.ar/913796-parlamentarismo-vs-presidencialismo-cual-es-el-mejor-modelo-para-la-argentina). Es una discusión vieja pero muy vigente y que debemos recoger para Venezuela en el debate de una nueva Constitución.

Si estamos planteando en el Proyecto País un Estado realmente Federal, es claro que los Estados deberán tener un peso fundamental en las relaciones de poder que se formularan cuando se les de constitucionalmente la representación parlamentaria en un Senado, que de acuerdo a nuestro planteamiento, iría mas allá de la simple figuración representativa, ya que los senadores en ese nuevo esquema si serían verdaderos embajadores de sus regiones en el parlamento, ejerciendo los controles debidos al Poder Ejecutivo.

De acuerdo a lo identificado convencionalmente, y en términos generales, se reconocen como ventajas y desventajas de ambos sistemas, las siguientes:

“Se reconocen como ventajas del sistema parlamentario:
  1. Mayor representación del conjunto social en la medida que las decisiones deben consensuarse en muchas ocasiones entre distintas facciones políticas representadas en el Parlamento.
  2. Mejor capacidad de respuesta frente a una crisis de gobierno en la medida que puede cambiar el poder ejecutivo adoptando la moción de censura.
  3. Mayor consenso en las decisiones se considera más la participación y el trabajo en equipo.
Se enfrentan como desventajas frente al Presidencialismo:
  1. Separación de poderes atenuada entre el ejecutivo y el legislativo.
  2. Excesiva vinculación del poder ejecutivo con el partido político mayoritario en el Parlamento, pudiendo derivar en partidocracia.
  3. Su forma más estable termina siendo el bipartidismo.

Tratando de recoger las ventajas de ambos sistemas y eludir sus desventajas se tiende a utilizar sistemas semipresidenciales” (ver Ventajas y desventajas de la república presidencialista en http://es.wikipedia.org/wiki/Presidencialismo#Ventajas_y_desventajas_de_la_rep.C3.BAblica_presidencialista).  

De acuerdo a estas características el sistema parlamentario es el que mejor se ajusta a una forma federal del Estado, resolviendo el control del Poder Ejecutivo al ser éste producto del Poder Legislativo.

Sin embargo, así como resuelve unos problemas crea otros. La elección en segundo grado del Jefe del Estado y Jefe de Gobierno deja sujeto al poder Ejecutivo a los arbitrios de las fuerzas políticas dominantes del parlamento, permitiendo que cualquier crisis haga bastante inestable al gobierno de turno. No obstante, eso podría considerarse un costo tolerable cuando miramos nuestra historia donde los gobiernos han desbancado nuestra economía sin control alguno.

Por otro lado no sería aceptable que en Venezuela no se elija de forma directa al Presidente de la República o Jefe del Estado. Pero si podría un Parlamento designar un Jefe de Gobierno o Primer Ministro. De esa forma se dispondría de un sano balance de poder entre el Parlamento y el Poder Ejecutivo. Este sistema mixto podría bien estudiarse para Venezuela considerando nuestra historia y costumbres republicanas pero corrigiendo los desbalances de poder que tanto han perjudicado a nuestro país.

Independientemente que ambos modelos tengan sus ventajas y desventajas, lo que sí es cierto es que al reconstruir la institucionalidad de Venezuela deberemos encontrar una fórmula capaz de controlar efectivamente a quienes detenten el poder, sin olvidar el peso histórico que los Presidentes han tenido en nuestra historia republicana. No será posible pasarnos un interruptor de la noche a la mañana en este asunto que puede resultar ser muy controversial. Pero lo que si podemos y debemos hacer es establecer límites contundentes a quienes al ejercer el poder absoluto, se corrompen absolutamente. Eso ya nos debe haber quedado muy claro como una experiencia que no debe volver a repetirse…

Caracas, 2 de Mayo de 2015

Twitter:@laguana

sábado, 25 de abril de 2015

Un Proyecto en aproximaciones sucesivas

Por Luis Manuel Aguana

No sé si por razones de los humores fluctuantes que tenemos todos los seres humanos, a veces me despierto con la sensación que esto que nos pasa ha avanzado tanto que parece irreversible.

Cuando veo en el Metro a un montón de gente leyendo ese periódico propaganda que el régimen reparte gratis a las entradas de las estaciones me digo, ¿cómo es posible esto? ¿Cómo es posible que a la gente la jodan y la jodan de todas las maneras posibles y todavía lean la basura propagandística que el régimen desea que se lea? Es entonces cuando me invade esa sensación de desesperanza al presentir lo lejos que podría estar la solución de esta pesadilla.

Gracias a Dios que son pocos los días en que me levanto así. La mayor parte del tiempo apuesto por lo positivo. Que la mayoría de los venezolanos no somos masoquistas, que lo que hay que ser es más inteligentes y elaborar con trabajo arduo y persistente una salida a este laberinto que ya trae locos a algunos, que tratan de salir de él rompiéndose la cabeza en contra de sus paredes. Funesto error…

Eso me levanta el ánimo para ser cada vez más creativo. Y eso comporta trabajar con ahínco para encontrarle una buena solución a este problema tan complejo, en una suerte de composición semejante a la de hallar respuestas en lo que el cálculo numérico denomina las aproximaciones sucesivas.

El sistema de aproximaciones sucesivas plantea que podemos llegar a la solución final de un problema muy complejo a través de una cadena de resultados intermedios que convergen a esa solución definitiva. Pero hay que dar bastantes vueltas, donde partiendo del resultado intermedio vuelves a comenzar, y el siguiente resultado es a su vez es producto del primero usado como insumo.

Y así sucesivamente. En la medida que nos acercamos a la solución del problema vamos determinando si el resultado intermedio se “parece” a la solución esperada. Y paramos el proceso después de muchas vueltas cuando observamos que el siguiente resultado intermedio es igual al anterior, o diferente con un error pequeño tolerable, es decir que seguir dando vueltas no refina más el resultado, lo que indica que llegaste a tu solución final. Lo malo de este método es que no sabes cuantas vueltas terminarás dando, pero lo bueno es que invariablemente llegarás a una solución.

Algo así es lo que estamos haciendo con el Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/). Como su nombre lo indica, este es un planteamiento que hacemos al país para cambiar la manera de organización del Estado para producir bienestar y la mejor calidad de vida para la población. No es un programa de gobierno. Es un planteamiento estructural.  En la medida que lo hemos ido presentando la gente se enamora de un país posible, que si bien no existe ahora, existirá  si nosotros queremos. Cada vez que echamos el cuento me convenzo más que lo podemos hacer, pero hay que trabajar mucho para convencer a mucha gente. Esto es, ir en aproximaciones sucesivas.

A estas alturas creo que no importa quién lo plantee. Es necesario hacerlo porque el venezolano perdió, en términos generales, la esperanza que se puede ser mejor como sociedad, como país, y está prácticamente huyendo de su tierra. Lo que hasta ahora hemos oído de la clase política electoral es que a través de un cambio de la administración se resuelven los problemas estructurales de Venezuela. Es como si las columnas del edificio donde vives están agrietadas, y el edificio en riesgo de desplomarse, la solución sea cambiar a la administradora del condominio, ¡por Dios!.

La solución es que todos los propietarios tomen en serio el problema, reuniéndose en Asamblea de Propietarios y decidan qué hacer para reparar el grave daño estructural del edificio donde viven. Y después que reparen las columnas, que venga la administradora que quieran todos, pero a administrar un edificio en buenas condiciones.  

Pues bien, eso es lo que está ocurriendo en Venezuela. Algunos propietarios decidieron que irse del edificio es una solución para ellos. Nadie los critica aquí. Si pueden hacerlo que lo hagan. Pero existimos algunos que preferimos ir de apartamento en apartamento intentando convencer a todo el mundo que es mejor reunirse para ver qué hacer, no solo porque no nos da la gana de vivir en otra parte sino porque nos asiste el derecho de vivir mejor en nuestros propias casas, a pesar del gobierno. Y lo más asombroso es que en cada apartamento viven personas prodigiosas que no solo están en condiciones de aportar soluciones, sino que están en la posibilidad de conseguir hacer de ese edificio el mejor sitio del planeta para vivir.

Y eso es el Proyecto País Venezuela, la esperanza de convertir y mejorar lo que tenemos, reparando estructuralmente el edificio. Pero eso amerita que los propietarios se reúnan para estudiar los cambios en la estructura del país y echarlos a andar. Por supuesto que habrá que pasar por un período de ajustes e incomodidades mientras se hacen las reparaciones correspondientes.

El tiempo de ese ajuste lo determinará que tan claros estemos todos en cuáles son los cambios estructurales necesarios. Por ello es imprescindible tener un mapa, un planteamiento serio previo, ¡y eso es precisamente nuestro Proyecto! Se ha ido llegando a él por aproximaciones sucesivas. La seriedad del planteamiento a los propietarios del país y depositarios de la Soberanía hace que cada vez más personas indiquen que ese es el camino correcto, sin importar cual sea el desenlace de la situación del país que pueda derivar en el cambio de la administradora pero no en la reparación de la estructura.

Pero para aceptar que se puede resolver cualquier problema es necesario una condición previa: una disposición mental positiva. No amanecer cada día pensando que “nos ganaron” porque entonces ya perdimos. Puedo entender que algunos piensen que la única “salida” al problema de Venezuela es Maiquetía, pero también me gusta pensar que hay otros que creemos, sin llegar a ser suicidas, que podemos recuperar a nuestro país. Y que más temprano que tarde todos los propietarios comenzarán a moverse en la dirección correcta.

Sin embargo, todos los días nos encontramos con un bombardeo de opiniones que van en la dirección de abandonar el edificio. Que esto es irreversible, que el edificio se terminará cayendo y lo que hay que hacer es huir de él sin mirar atrás. Pero hasta donde yo sé en política nadie tiene una bola de cristal y lo cierto es que el resultado final de todo lo que pase lo determinaremos nosotros de acuerdo a lo que hagamos hoy. Nadie vendrá de afuera a administrar el condominio ni mucho menos a reparar las columnas; y por más ayuda que ofrezcan los vecinos, esta no se concretará sino hasta cuando nos vean a nosotros cargando el cemento para repararlas. Sigo convencido en que pronto nos verán, como resultado del proceso de aproximaciones sucesivas, y cuando eso pase  tal vez ésa sea la última vuelta para llegar a la solución final del problema…

Caracas, 25 de Abril de 2015

Twitter:@laguana