domingo, 19 de junio de 2016

Complejidad y Constituyente

Por Luis Manuel Aguana

Hace muchos años -más de los que quiero acordarme- cuando inicié mis estudios en Ciencias de la Computación en la Facultad de Ciencias de la UCV, todo el mundo decía que esa era profesión muy difícil –y ciertamente lo era- y que muy pronto renunciaría. No les di la satisfacción porque concluí mis estudios pero lo de la dificultad no provenía porque fuera más difícil que cualquier otra carrera sino porque era compleja. Veamos la diferencia.

La primera acepción del DRAE de la palabra “difícil” es “1. adj. Que presenta obstáculos (impedimentos)”. Por otro lado, la palabra “complejo, ja” tiene una connotación más precisa: “1.adj. Que se compone de elementos diversos”. Del ejemplo anterior, existían muchos elementos diversos a los que había que afrontar para llegar al final. No solo los aspectos teóricos de mucha profundidad en lógica matemática, sino aspectos técnicos tangibles como la electrónica y telecomunicaciones, y programación especializada. Diferentes aspectos, cada uno con su particular dificultad, causan la complejidad del todo.

Se preguntarán porque inicio mi nota con esta especial recordación. Porque todo el mundo indica que la situación venezolana es muy difícil y que para resolverla pareciera bastar un referendo revocatorio para sacar al régimen. Esta apreciación simplista que utiliza una suerte de lógica causa-efecto, es la que se le ha vendido a la población como la solución para esta tragedia que vivimos. Y la mayoría la ha comprado de una manera abrumadora.

Si afirmamos –y creemos que con razón- que esto que nos desgobierna es una dictadura o régimen (cosa que aun la oposición oficial todavía se niega interesadamente a entender) es obvio que no existirá en esa lógica, posibilidad alguna de abordar la solución de este problema pensando que se irán porque se aplique la Constitución solo con revocarlos (que por lo demás han utilizado para limpiar el piso, por no decir el lugar correcto donde lo han hecho).

Poco antes de las elecciones del 7-O/2012, escribí una nota tratando de explicar este fenómeno pero en un contexto diferente (ver La complejidad del 7-O,
http://ticsddhh.blogspot.com/2012/09/la-complejidad-del-7-o.html). La oposición oficial siempre ha pensado que las soluciones de los problemas que le afectan al país, y que revisten una complejidad sumamente alta, se resuelven solamente aplicando medidas causa-efecto –como el revocatorio-, cuando la dinámica muestra que la cosa no es tan sencilla, y que debemos formular soluciones, incluso mucho más allá de la misma Constitución.

En esa nota explicaba que antes del Referéndum Revocatorio del año 2004, el Dr. Evan Ellis, actual especialista de la Defensa de los Estados Unidos y para entonces consultor de Booz Allen Hamilton, Inc. realizó un análisis basado en Dinámica de Sistemas titulado “La Desestabilización Sociopolítica en Venezuela: Una perspectiva de dinámica de sistemas en la interacción de la retorica de las élites, estructura sociopolítica y movilización de masas” (“The Sociopolitical Destabilization of Venezuela: A system dinamic perspective on the interaction of elite rhetoric, sociopolitical structure, and mass mobilization” ver el artículo original en http://www.systemdynamics.org/conferences/2004/SDS_2004/PAPERS/145ELLIS.pdf).

Tal como lo indicaba Ellis en el trabajo señalado, “el ambiente político y socioeconómico de Venezuela puede ser visto como un sistema complejo con numerosas interdependencias entre las acciones y las posiciones de los principales actores y el contexto que evoluciona en donde se desenvuelven”. Ellis utilizó la dinámica de sistemas, como disciplina técnica para estudiar y modelar el sistema altamente complejo de Venezuela para producir su informe. Pero desde que se escribió ese estudio a esta parte, esa complejidad ha aumentando exponencialmente.

Un grupo de venezolanos alrededor de la Alianza Nacional Constituyente (http://ancoficial.blogspot.com/) le hemos planteado al país que solo para comenzar a resolver la complejidad de todo lo que sucede en Venezuela, debemos tarde o temprano que abordar la convocatoria de un proceso Constituyente para reconstruir al país. Nada funciona, el país se ha vuelto inviable. Las interrelaciones entre los diferentes problemas del país se han multiplicado volviéndose muy tóxicas, haciendo de Venezuela un Estado fallido. De hecho, ya presentaba serios problemas de funcionamiento en 1998 cuando los venezolanos buscaron desesperadamente -y en vano- la solución de las manos del golpista de 1992.

Lo que hicieron este ignorante y sus sucesores fue multiplicar los errores, exponenciando la complejidad de los problemas que ya existían en esos años. Ahora se hace patente que aun cuando se logre un cambio de chofer -literalmente- se hará necesaria la convocatoria de un proceso Constituyente que desmonte la bomba social, económica y política del país.

¿Y porque abordar la complejidad a través de un proceso Constituyente? Porque tenemos que tener la suficiente libertad para enfrentar, sin ninguna restricción, esta situación compleja, estableciendo nuevas reglas de funcionamiento. Nadie tendría, salvo una Asamblea Nacional Constituyente, la capacidad para ponerle control y solución a las múltiples distorsiones que se han creado, incluyendo aquellas producto de las ineficiencias y errores del texto constitucional de 1999, que entre otras cosas le dan todo el poder al Poder Ejecutivo para controlar la vida de los venezolanos.

Hay que reconstruir todo el sistema institucional, que se hundía en 1998. Para eso, planteando, por ejemplo, desde una Asamblea Nacional Constituyente el reordenamiento político-territorial del país, comenzando con la municipalización de todo el territorio nacional, y convirtiendo de entrada todas las parroquias de Venezuela en Municipios, y entregándoles inmediatamente los recursos que ahora administra el Poder Ejecutivo, se comenzarían a resolver los problemas que atañen directamente a los ciudadanos: salud, educación, seguridad, vivienda. Cada Alcalde y Gobernador serían los últimos responsables de la calidad de vida de los ciudadanos, con la asistencia de sus estructuras institucionales. ¡El criterio fundamental es acercar el Poder a la gente!

Pero eso, aunque sería de una importancia trascendental, sería solo un paso. La Asamblea en sus primeras deliberaciones deberá resolver la transición a un nuevo gobierno en el país. Pero no somos ingenuos al pensar que eso se nos concederá graciosamente. El régimen ha abierto las puertas a una clara intervención extranjera en Venezuela, de las manos de países terroristas y narcotraficantes. Y ese es el contexto sobre el que nos movemos. Cualquier cosa que pretendamos hacer debe tener presente ese grave problema.

Como se verá entonces, plantearle al país un proceso Constituyente como una “alternativa” más para salir de este régimen torturador, es un error. De allí el simplismo de la oposición oficial al irle sacando el cuerpo a esta solución para enfrentar la complejidad del desastre del país, y hacerle creer a nuestros aliados internacionales que el último esfuerzo se acaba con un Referendo Revocatorio.

Abordar el problema de soberanía, esto es, cubanos, iraníes, chinos, bielorusos, etc., en colusión con venezolanos delincuentes en el gobierno para dañar a la población, en un contexto constituyente sería muy diferente que hacerlo abordando la solución desde una perspectiva simple causa-efecto, solo pensando únicamente en la sustitución de los poderes públicos.

Entonces, una situación compleja que incluye la invasión extranjera con poderes de talla internacional, interesados en sostener este estado de cosas, un sistema político incapaz de darle respuesta cierta a los ciudadanos, un desastre institucional que lleva más de 50 años, un aparato productivo postrado y una industria petrolera destruida y caja chica de delincuentes, no puede dar paso a otra cosa que a compra de conciencias de cualquier signo –incluyendo opositoras- para mantenerse a como de lugar. En palabras sencillas, los venezolanos debemos terminar de entender que hay que recomenzar el país, refundarlo, purgando todo el sistema y convocando al Poder Originario Depositario de su Soberanía. De otra manera seguiremos buscándole soluciones simples a problemas complejos, y eso mis amigos, no existe en la naturaleza…

Caracas, 19 de Junio de 2016

Twitter:@laguana

viernes, 10 de junio de 2016

Explosión social

Por Luis Manuel Aguana

Todo el mundo lo dice: “aquí viene una explosión social”. Lo siente. La agudización de la escasez de alimentos ha prendido un sinfín de “candelitas” de aquellas que Maduro apagaría cuando se prendieran (ver Maduro: Candelita que se prenda, candelita que se apaga https://youtu.be/NZzfVjoVDEc). Pero a pesar que se han prendido múltiples candelitas en todo el país, vemos que no se enciende la pradera.

La pregunta obligada que nos hacemos es obvia: ¿Por qué no ha pasado? ¿Porqué a pesar de que existen las condiciones, no para un Caracazo, sino para 1000 Caracazos en todo el país, aun el régimen no experimenta una “explosión social”? Es como si la pradera aun estando seca y le está cayendo gasolina matizada con candela ¡todavía no se prende! Cualquiera se preguntaría el por qué.

Lo primero que tendríamos que saber para un análisis como este es que nada bajo este cielo pasa solo. Ni siquiera las cosas que por su naturaleza parecieran ser espontaneas. Lo que paso en 1989 no obedeció a razones fortuitas. Si bien es cierto habían las condiciones de malestar social -la pradera estaba seca- hubo su “empujoncito”, tal y como lo confesó el mismo Chávez (ver Chávez, autor material e intelectual del Caracazo, en https://youtu.be/RL7roZt-Plw) e investigaciones posteriores (ver obligatoriamente la  investigación de Milagros Socorro: ¿El Caracazo, ¿conspiración de Hugo Chávez?, en http://elestimulo.com/climax/el-caracazo-conspiracion-de-hugo-chavez/). Muchos de los que ahora son gobierno tuvieron su mano peluda metida en esa “explosión social” de 1989.

El pánico terrible que ahora tiene el régimen es que otro les haga lo mismo que ellos le hicieron al gobierno de Pérez en 1989; y la prueba más fehaciente de que no hay nadie aprovechando esas “candelitas” que se están dando espontáneamente -y con toda razón-, a lo largo y ancho de todo el país, es que no se ha encendido la pradera. Pero ¡ojo!, eso no necesariamente implica que alguien no lo esté haciendo ahora mismo.

Pero si hay algo a lo que ambos temen, gobierno y oposición oficial, es precisamente a esa explosión social. Significa, no solo la materialización formal del un fracaso mayúsculo en el manejo del país –de los unos y de los otros-, sino que ese tsunami de violencia y muerte se los llevaría a ambos por el medio, cual rito purificador y limpiador de tanta pudrición y colaboracionismo entre todos ellos. No en balde las declaraciones de los principales lideres opositores y del régimen de alejarse a como de lugar de esa posibilidad, incluida la de un Golpe de Estado bueno (ver Jesús Petit Da Costa “El primer golpe bueno” en http://jesuspetitdacosta.blogspot.com/2016/02/el-primer-golpe-bueno.html).

Entonces esa explosión social es el coco de ambos, del gobierno y de su oposición. Es claro que nadie en su sano juicio podría desear que nos matemos en las calles pero hay que escarbar a fondo en esto de la tan mentada explosión social, porque a la luz de lo que está sucediendo ahora en las calles en todas partes, si esto que pasa no se llama “explosión social”, no sé entonces lo que está sucediendo todos los días en el país. ¡Por Dios! ¡Ya hay una explosión social en Venezuela!


Si lo que teme el régimen es a su remoción por las vías constitucionales, entonces veremos agravar aún más la situación política y económica, porque esa opción no es negociable, como así se lo hizo saber Leopoldo López a José Luis Rodríguez Zapatero, en su reciente visita al preso político más importante del país. Entonces su huída será hacia delante, evitando a todo trance y al costo que sea, su salida del poder por esa vía. Zapatero hasta se dio el lujo de pedirle a la oposición oficial que se olvidara del Referendo Revocatorio (http://www.el-nacional.com/politica/Rodriguez-Zapatero-MUD-olvidar-revocatorio_0_862114158.html), en un claro grito por mampuesto del régimen. Dada esta situación, la explosión social que ya estamos viviendo será peor en días, por no decir en horas.

Pero si lo que teme realmente el régimen y su oposición oficial es a un movimiento masivo y coordinado de la población que no se pueda detener, al punto que sea necesaria la intervención de las Fuerzas Armadas, que deba deponer al régimen y sacudirse a los políticos electoreros de la oposición oficial, e imponer una Junta Cívico-Militar, sin que estos últimos tengan participación, tienen razón Nicolás Maduro y Henry Ramos. Tienen que detener eso a como de lugar porque serían arrasados los primeros y no irían nunca para ese baile los segundos, así como se verían arruinadas sus aspiraciones de seguir en este tango pegado hasta el 2019 y más allá.

La única manera entonces que tiene el régimen de zafarse del agravamiento de esa explosión social en curso, es bajando la presión de las candelitas en las calles, consiguiendo que la oposición oficial acceda llevar el Referendo Revocatorio al 2017, a cambio de aceptar la ayuda internacional, en especial la financiera, soltando a Leopoldo López para que incluso sea candidato en una posible futura elección. De allí nuestra tesis de que el régimen tiene al país de rehén cobrando rescate (ver Un país de rehén, en http://ticsddhh.blogspot.com/2016/06/un-pais-de-rehen.html). La posición irreductible de Leopoldo ha sido el freno de esas pretensiones.

Pero el régimen se encuentra atrapado y en tal condición son peligrosísimos. Apelarán a mostrarle a su oposición oficial que de no aceptar ese “dialogo” perverso, quedarán tan afuera como ellos si ocurriera  ese Golpe de Estado donde ambos terminan como la guayabera. A mucha gente dentro de esa oposición oficial le encantaría que Leopoldo se quedara donde está, con lo que no me extrañaría que procediera esa negociación, pero esta vez sin él. Y es claro que eso no sería de una manera abierta, haciéndole creer a la gente que no negociarán cuando en realidad lo están haciendo, y el tiempo juega en contra.

Entonces, paradójicamente, la explosión social estaría funcionando como un catalizador para salir del régimen y su oposición al mismo tiempo, pero de una manera que nadie quiere, y que luciría como el hito fundamental para el inicio de algo nuevo en Venezuela. Es duro decirlo, pero sería como el parto doloroso, pero necesario, para evitar que el país se siga desangrando por mucho más tiempo en las manos de quienes han sido los causantes históricos y actuales del desastre, aunque ello conlleve una circunstancia trágica.

La manera de evitar que ese episodio destructivo se materialice sería la convocatoria del Poder Originario, fuera de los Poderes Constituidos, por parte de todos los factores democráticos del país, tal y como lo hemos planteado en la Alianza Nacional Constituyente (http://ancoficial.blogspot.com/), eligiendo a una Asamblea Nacional Constituyente, que reconcilie y reconstruya al país. Esa sería la manera constitucional, pacífica y electoral, capaz de indicarle a la población un camino pacífico para resolver nuestras diferencias, generando una nueva institucionalidad en el país.

¿Serán los factores opositores lo suficientemente maduros para intentar ese camino inédito? ¿Seguirán insistiendo en un Revocatorio que saben que el régimen evadirá a todo trance aun a pesar del empeoramiento de la explosión social? Pero lo más importante: ¿porque la oposición oficial no convoca a una Asamblea Nacional Constituyente sin los Poderes Constituidos, a sabiendas que no lograrán con un Referendo Revocatorio lo que si conseguirían con una Constituyente Originaria?

En lo personal no creo que lo hagan, aun teniendo todo en sus manos para hacerlo, comenzando por la capacidad de levantar en horas las 3 millones de firmas necesarias del 15% constitucional requerido para ello. Sin embargo hay que conceder siempre el beneficio de la duda. Lo otro sería esperar que una explosión social defina el destino de Venezuela…

Caracas, 10 de Junio de 2016

Twitter:@laguana