Por Luis Manuel Aguana
La salida que le encontraron los estrategas
políticos del discurso del Diputado Juan Guaidó como nuevo Presidente de la
Asamblea Nacional, para eludir la papa caliente de dar una respuesta clara a
los venezolanos en relación a la responsabilidad constitucional de la Asamblea
Nacional de suplir la falta absoluta del Presidente el venidero 10 de Enero fue
cambiarle el nombre al problema: “A
partir del 10 de Enero nos enfrentamos entonces a la ruptura del orden
Constitucional y la Presidencia no se encuentra vacante, se encuentra siendo
usurpada y eso debe quedar muy claro…” (ver Discurso completo de Juan
Guaidó, nuevo Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela – 01-05-2019, https://youtu.be/Ob62tsdkbiw, min 36:53).
Me imagino que el razonamiento debió ser algo
como esto: “Si decimos que existe un Vacío de Poder –o vacante- tendremos que
suplir esa vacante porque no hay Presidente a quien nombrar, pero si lo
llamamos usurpación, entonces el problema no es nombrar un nuevo Presidente
sino plantearle al país un plan para salir del usurpador”, lo cual cambia
estructuralmente el problema, lo que hace esta declaración y propuesta al pais extremadamente
grave para los venezolanos por parte de la nueva Directiva de la Asamblea
Nacional en palabras del Diputado Guaidó, porque en eso nos podemos llevar
todos los años del mundo con la consiguiente profundización del empuje
destructor de la dictadura.
Se podría decir que la ventana de escape fue inteligente
para los fines de evadir una responsabilidad, pero la pregunta de los
venezolanos es ¿queremos o no queremos que se nombre un nuevo Poder Ejecutivo
inmediatamente? Esto sin contar con el hecho que no es a los políticos de la
Asamblea Nacional a quienes les corresponde calificar el estado legal de
Nicolás Maduro Moros, sino al Tribunal que lo sentenció a 18 años y 3 meses de
prisión en Ramo Verde, así como a la situación que su condena genera.
Recapitulemos la Dispositiva de la Sentencia
de Nicolás Maduro Moros, Capitulo X, Expediente SP-2018-001, publicada el día
29 de Octubre de 2018 ((ver documento de la
sentencia en el Twitter Oficial del TSJ legitimo en, https://twitter.com/TSJ_Legitimo/status/1056859165187076096?s=03,
págs. 150-151):
“DÉCIMO: Se
ratifica el “vacío institucional” que existe Constitucionalmente en el Poder
Ejecutivo en Venezuela, de conformidad a lo establecido en el artículo 233 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; y como consecuencia de la condenatoria
impuesta en este proceso penal especial, se decreta la destitución definitiva
de Nicolás Maduro Moros del cargo de Presidente de la República Bolivariana de
Venezuela. Se
ordena notificar a las Organizaciones Internacionales tales como: O.N.U.,
O.E.A., O.P.E.P., MERCOSUR, Comunidad Andina, Unión Europea, Banco
Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional,
Corporación Andina de Fomento, entre otras organizaciones internacionales, a
los efectos de que conforme al Derecho Internacional Público, las reglas de
contratación internacional y el Derecho Internacional Privado, se tomen y
adopten las previsiones y medidas correspondientes, en el sentido de que
Nicolás Maduro Moros no es Presidente legítimo de Venezuela y está
detentando ilegalmente la Presidencia del Estado Venezolano. En
consecuencia, los tratados y contratos suscritos por Nicolás Maduro Moros por
si, o por interpuestas personas, no serán legítimos, ni válidos legalmente y
menos comprometen en modo alguno a la República, empresas y corporaciones
propiedad de Estado Venezolano. Es todo. Y
así se decide.
Por el carácter trascendental de este fallo,
se acuerda notificar a la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de
Venezuela, a los efectos constitucionales y legales correspondientes.”
(subrayado nuestro)
Ya notificada, como en efecto fue la Asamblea
Nacional durante la pasada legislatura de Omar Barboza, poco hay que añadir
institucionalmente a que efectivamente se configura una ratificación del ““vacío
institucional” que existe Constitucionalmente en el Poder Ejecutivo en
Venezuela, de conformidad a lo establecido en el artículo 233 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.
Pero ahora, de acuerdo a la nueva legislatura
que comienza a partir del 5 de Enero con el Diputado Juan Guaidó a la cabeza,
resulta que se cambia la ley y la sentencia de Maduro y ya no hay “vacío
institucional” lo que genera la vacante presidencial sino “usurpación”, dando
paso entonces a todo un desarrollo completamente diferente del que deberían
haber seguido de acuerdo al Artículo 233 de la Constitución, trayendo como
consecuencia una estrategia distinta con los 8 puntos que siguieron a
continuación, que es lo realmente trascendental del discurso del Diputado
Guaidó.
Después de reafirmar en el primer punto la
“ilegitimidad y desconocimiento de Nicolás Maduro así como la usurpación del
cargo de la Presidencia de la República”, todo el desarrollo ulterior de la
estrategia se basa en la “usurpación” del poder como punto fundamental, creando
“un órgano de Transición
para la restitución del orden constitucional, la lucha contra la usurpación y
la coordinación de las autoridades legítimas, la sociedad civil y la Fuerza
Armada Nacional” (ver Ocho
puntos clave que impulsará Guaidó desde la Asamblea Nacional
¿Qué significa esto? No es un Gobierno de
Transición como se lo exige a la Asamblea Nacional el Art. 233. Es un nuevo
ente que trabajaría desde la Asamblea Nacional para plantearse una nueva gesta
en las calles en contra del régimen durante el 2019. Le dieron una buena vuelta
al asunto para que la lucha opositora no se vaya de las manos de los partidos
políticos de la Asamblea aun cuando estos estén completamente desprestigiados
para comenzar con esa lucha, en la aspiración que el régimen cederá a unas
elecciones que permitan el retorno de la democracia, desde dentro de Venezuela
de la misma manera que ocurrió en el pasado. Pero ese tren ya paso.
Los partidos de la Asamblea Nacional,
comenzando por el que ahora le toca la legislatura (VP) están perdiendo de
vista (¿deliberadamente?) que las condiciones del país no son las mismas que el
2014, 2016 y 2017. Si existiera la mas mínima probabilidad de que una lucha en
las calles haga que los militares se pronuncien, hace tiempo que lo hubieran
hecho. No quieren entender que cualquier cambio en el “status quo” del sistema
político imperante, el socialismo hambreador del siglo XXI, pasa por una
estrategia que comienza desde el exterior. Ya la oportunidad de ellos en el
país pasó desde que comenzó el 5 de Enero de 2016, fecha a partir de la cual
han desperdiciado todo el capital político que les concedió el pueblo de
Venezuela el 6D-2015.
Sin embargo, eso no implica que no vayan a
jugar un papel importante en el futuro. No han querido “lavar ni prestar la
batea”. Desean embarcar al pueblo venezolano en una lucha con las mismas
características de las pasadas sin decirnos que cosa hace que esta vez los
resultados sean diferentes, cuando pretenden seguir utilizando las mismas
estrategias. Nadie está diciendo que no la emprendamos pero que nos digan una
vaina diferente que les haga creíble el llamado, mas allá de crear un nuevo
parapeto llamado “órgano de Transición” sin nombrarle sustituto a Maduro. Hacen
falta mucho más que los gritos del Diputado Guaidó llamando a seguir en lo
mismo que no ha dado resultado desde un discurso populista.
Ahora bien, el planteamiento está claro. O seguimos
enfrascados en la lucha de burro contra tigre con un régimen asesino que no es
mocho y cuyo próximo paso es aprobar una Constitución comunista en los próximos
días, llevándose por delante a esa Asamblea Nacional, volviendo a dar un salto
al vacio, o emprendemos una lucha seria desde fuera del país con la
organización de una resistencia civil fuerte adentro, cuya finalidad no sea una
meta electorera como lo pretende esta oposición colaboracionista, sino la liberación
de una tiranía.
Si la Asamblea Nacional se niega a designar a
quienes encabecen esa lucha, entonces que lo haga el siguiente órgano legitimo
que el Diputado Guaidó no tuvo ni siquiera la cortesía institucional de
reconocer en nombre de la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia
Legitimo en el exilio, que para molestia de esos políticos si fue reconocido
por los Cancilleres del Grupo de Lima en su reciente comunicado. Solo así
podremos decir que se comenzará con la liberación de Venezuela. Que los
venezolanos decidan entonces cual es el mejor camino.
Caracas,
6 de Enero de 2019
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana