domingo, 6 de enero de 2019

De la vacante a la usurpación, un salto al vacío

Por Luis Manuel Aguana

La salida que le encontraron los estrategas políticos del discurso del Diputado Juan Guaidó como nuevo Presidente de la Asamblea Nacional, para eludir la papa caliente de dar una respuesta clara a los venezolanos en relación a la responsabilidad constitucional de la Asamblea Nacional de suplir la falta absoluta del Presidente el venidero 10 de Enero fue cambiarle el nombre al problema: “A partir del 10 de Enero nos enfrentamos entonces a la ruptura del orden Constitucional y la Presidencia no se encuentra vacante, se encuentra siendo usurpada y eso debe quedar muy claro…” (ver Discurso completo de Juan Guaidó, nuevo Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela – 01-05-2019, https://youtu.be/Ob62tsdkbiw, min 36:53).

Me imagino que el razonamiento debió ser algo como esto: “Si decimos que existe un Vacío de Poder –o vacante- tendremos que suplir esa vacante porque no hay Presidente a quien nombrar, pero si lo llamamos usurpación, entonces el problema no es nombrar un nuevo Presidente sino plantearle al país un plan para salir del usurpador”, lo cual cambia estructuralmente el problema, lo que hace esta declaración y propuesta al pais extremadamente grave para los venezolanos por parte de la nueva Directiva de la Asamblea Nacional en palabras del Diputado Guaidó, porque en eso nos podemos llevar todos los años del mundo con la consiguiente profundización del empuje destructor de la dictadura.

Se podría decir que la ventana de escape fue inteligente para los fines de evadir una responsabilidad, pero la pregunta de los venezolanos es ¿queremos o no queremos que se nombre un nuevo Poder Ejecutivo inmediatamente? Esto sin contar con el hecho que no es a los políticos de la Asamblea Nacional a quienes les corresponde calificar el estado legal de Nicolás Maduro Moros, sino al Tribunal que lo sentenció a 18 años y 3 meses de prisión en Ramo Verde, así como a la situación que su condena genera.

Recapitulemos la Dispositiva de la Sentencia de Nicolás Maduro Moros, Capitulo X, Expediente SP-2018-001, publicada el día 29 de Octubre de 2018 ((ver documento de la sentencia en el Twitter Oficial del TSJ legitimo en, https://twitter.com/TSJ_Legitimo/status/1056859165187076096?s=03, págs. 150-151):

“DÉCIMO: Se ratifica el “vacío institucional” que existe Constitucionalmente en el Poder Ejecutivo en Venezuela, de conformidad a lo establecido en el artículo 233 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; y como consecuencia de la condenatoria impuesta en este proceso penal especial, se decreta la destitución definitiva de Nicolás Maduro Moros del cargo de Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Se ordena notificar a las Organizaciones Internacionales tales como: O.N.U., O.E.A., O.P.E.P., MERCOSUR, Comunidad Andina, Unión Europea, Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Corporación Andina de Fomento, entre otras organizaciones internacionales, a los efectos de que conforme al Derecho Internacional Público, las reglas de contratación internacional y el Derecho Internacional Privado, se tomen y adopten las previsiones y medidas correspondientes, en el sentido de que Nicolás Maduro Moros no es Presidente legítimo de Venezuela y está detentando ilegalmente la Presidencia del Estado Venezolano. En consecuencia, los tratados y contratos suscritos por Nicolás Maduro Moros por si, o por interpuestas personas, no serán legítimos, ni válidos legalmente y menos comprometen en modo alguno a la República, empresas y corporaciones propiedad de Estado Venezolano. Es todo. Y así se decide.

Por el carácter trascendental de este fallo, se acuerda notificar a la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, a los efectos constitucionales y legales correspondientes. (subrayado nuestro)

Ya notificada, como en efecto fue la Asamblea Nacional durante la pasada legislatura de Omar Barboza, poco hay que añadir institucionalmente a que efectivamente se configura una ratificación del ““vacío institucional” que existe Constitucionalmente en el Poder Ejecutivo en Venezuela, de conformidad a lo establecido en el artículo 233 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.

Pero ahora, de acuerdo a la nueva legislatura que comienza a partir del 5 de Enero con el Diputado Juan Guaidó a la cabeza, resulta que se cambia la ley y la sentencia de Maduro y ya no hay “vacío institucional” lo que genera la vacante presidencial sino “usurpación”, dando paso entonces a todo un desarrollo completamente diferente del que deberían haber seguido de acuerdo al Artículo 233 de la Constitución, trayendo como consecuencia una estrategia distinta con los 8 puntos que siguieron a continuación, que es lo realmente trascendental del discurso del Diputado Guaidó.

Después de reafirmar en el primer punto la “ilegitimidad y desconocimiento de Nicolás Maduro así como la usurpación del cargo de la Presidencia de la República”, todo el desarrollo ulterior de la estrategia se basa en la “usurpación” del poder como punto fundamental, creando un órgano de Transición para la restitución del orden constitucional, la lucha contra la usurpación y la coordinación de las autoridades legítimas, la sociedad civil y la Fuerza Armada Nacional” (ver Ocho puntos clave que impulsará Guaidó desde la Asamblea Nacional

¿Qué significa esto? No es un Gobierno de Transición como se lo exige a la Asamblea Nacional el Art. 233. Es un nuevo ente que trabajaría desde la Asamblea Nacional para plantearse una nueva gesta en las calles en contra del régimen durante el 2019. Le dieron una buena vuelta al asunto para que la lucha opositora no se vaya de las manos de los partidos políticos de la Asamblea aun cuando estos estén completamente desprestigiados para comenzar con esa lucha, en la aspiración que el régimen cederá a unas elecciones que permitan el retorno de la democracia, desde dentro de Venezuela de la misma manera que ocurrió en el pasado. Pero ese tren ya paso.

Los partidos de la Asamblea Nacional, comenzando por el que ahora le toca la legislatura (VP) están perdiendo de vista (¿deliberadamente?) que las condiciones del país no son las mismas que el 2014, 2016 y 2017. Si existiera la mas mínima probabilidad de que una lucha en las calles haga que los militares se pronuncien, hace tiempo que lo hubieran hecho. No quieren entender que cualquier cambio en el “status quo” del sistema político imperante, el socialismo hambreador del siglo XXI, pasa por una estrategia que comienza desde el exterior. Ya la oportunidad de ellos en el país pasó desde que comenzó el 5 de Enero de 2016, fecha a partir de la cual han desperdiciado todo el capital político que les concedió el pueblo de Venezuela el 6D-2015.

Sin embargo, eso no implica que no vayan a jugar un papel importante en el futuro. No han querido “lavar ni prestar la batea”. Desean embarcar al pueblo venezolano en una lucha con las mismas características de las pasadas sin decirnos que cosa hace que esta vez los resultados sean diferentes, cuando pretenden seguir utilizando las mismas estrategias. Nadie está diciendo que no la emprendamos pero que nos digan una vaina diferente que les haga creíble el llamado, mas allá de crear un nuevo parapeto llamado “órgano de Transición” sin nombrarle sustituto a Maduro. Hacen falta mucho más que los gritos del Diputado Guaidó llamando a seguir en lo mismo que no ha dado resultado desde un discurso populista.

Ahora bien, el planteamiento está claro. O seguimos enfrascados en la lucha de burro contra tigre con un régimen asesino que no es mocho y cuyo próximo paso es aprobar una Constitución comunista en los próximos días, llevándose por delante a esa Asamblea Nacional, volviendo a dar un salto al vacio, o emprendemos una lucha seria desde fuera del país con la organización de una resistencia civil fuerte adentro, cuya finalidad no sea una meta electorera como lo pretende esta oposición colaboracionista, sino la liberación de una tiranía.

Si la Asamblea Nacional se niega a designar a quienes encabecen esa lucha, entonces que lo haga el siguiente órgano legitimo que el Diputado Guaidó no tuvo ni siquiera la cortesía institucional de reconocer en nombre de la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia Legitimo en el exilio, que para molestia de esos políticos si fue reconocido por los Cancilleres del Grupo de Lima en su reciente comunicado. Solo así podremos decir que se comenzará con la liberación de Venezuela. Que los venezolanos decidan entonces cual es el mejor camino.

Caracas, 6 de Enero de 2019

Twitter:@laguana

jueves, 3 de enero de 2019

La transición de la transición

Por Luis Manuel Aguana

Tenía mis dudas en como comenzar este nuevo año. Incluso las tuve en como terminar el pasado 2018, del que podría decir sin equivocarme ha sido el peor año desde nuestra fundación,  Guerra de Independencia incluida. Así de grave fue el año que terminó. Sin embargo, al no querer sentarme al llorar por lo que pasó el 2018 al final me decanté en mi última nota del año modestamente por dar algunas sugerencias prácticas para mejorar la escasa credibilidad de los jóvenes políticos a quienes les tocará la conducción opositora en el 2019, y por  aquella vieja máxima que aconseja mirar hacia delante, evitando conducir viendo por el retrovisor.

Ya estando en una página en blanco en el 2019 y con la preocupación presente de como se desenvolverán los acontecimientos políticos de los próximos días en el medio de todo este debate que se ha suscitado en relación al quien nombra o no un nuevo Gobierno de Transición en ausencia de un Presidente Electo para el 10E, creo que los venezolanos hemos perdido en el medio de toda esta tragedia algunos detalles importantes que creo necesario analizar en esta primera nota del año.

Hemos dedicado tanta energía a salir de Maduro y su régimen que no nos hemos percatado de lo que vendría después y con quien. Ustedes me dirán, ¿y qué le pasa a este tipo? Obviamente que regresaríamos al sistema de libertades y democracia que perdimos con Chávez. Sin embargo eso es lo que nosotros queremos, es lo que el país quiere ¿pero es eso lo que quieren quienes mantienen soterradamente una lucha encarnizada por el poder una vez desaparecido Maduro, y por supuesto quienes le sostienen? No lo sé.

En 1958 la cosa estaba muy clara. Ido el dictador, los Estadistas se posesionaron y condujeron al país por una ruta que demostró ser democrática e inclusiva; y aun cuando el Pacto fuera de tres actores, dos de ellos disfrutaron del poder (AD y COPEI), pero se fueron agotando y en menos 40 años, al no ser capaces de una visión de futuro, los errores continuados le dieron paso a un resentido social cuya impronta estamos ahora malviviendo los venezolanos.

En esa época los venezolanos no tenían dudas de las intenciones democráticas de un Betancourt, de un Caldera o de un Villalba. Su credibilidad y  liderazgos eran incuestionables. Esos líderes habían demostrado ser quienes eran, y su trayectoria, que incluía una Constituyente como la de 1946, no daba lugar a ninguna duda que lo que harían con Venezuela después de caído el dictador era lo políticamente correcto.

Pero el liderazgo político de 1958 cambio dramáticamente en 60 años. Esta época ha sido testigo de líderes que se han vendido por dinero para financiar a sus partidos; líderes que han convivido con el régimen a expensas del sufrimiento de la población; líderes que negocian el país sin sentido de Estado y de Nación, y que lejos de conducir el desarrollo de Venezuela han sido corresponsables de su destrucción.

Después de la tiranía castro-chavista-madurista lo que debería venir de inmediato es una purga del liderazgo opositor con el consiguiente nacimiento de nuevos conductores. Y esa purga solo la puede dar el pueblo de Venezuela al través de un proceso electoral justo y limpio donde participe la sociedad civil, que con su verdadera dirigencia, presente a lo largo y ancho del país, sea capaz de medirse con aquellos a que el mismo pueblo vio vendiéndose al régimen y que con seguridad seguirán intentando engañarlos después de esta tragedia. Todos los partidos deberán renovar su dirigencia interna mediante elecciones para que surjan sus verdaderos liderazgos naturales no impuestos y que sólo el pueblo decida a quien darle la confianza para dirigir el país. Es su futuro y merecen decidir entre quienes hayan dado demostración de ética, moral y valores ciudadanos.

Sin embargo ahora la cosa no se ve tan clara como en 1958. Y ese es precisamente el problema: ¿Se le podría endosar la misma confianza que le dieron los venezolanos a Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, a Henry Ramos Allup, Julio Borges,  Omar Barboza, Leopoldo López, y el resto de la dirigencia opositora, durante este proceso de cambio tan dramático, siendo esta situación exponencialmente peor que la que vivieron los venezolanos en 1958? Absolutamente que NO. Esa confianza no se podría dar sin una nueva medición. Todos esos líderes tendrían que meterse en un congelador hasta que Venezuela esté en condiciones de decidir con transparencia quiénes deberán conducir el futuro del país.

Nótese que no estoy acusando a nadie ni condeno a priori a ningún liderazgo (que bien podría hacerlo por las suficientes muestras dadas por estas personas solamente durante estos últimos tres años). No me corresponde a mí ni a nadie juzgarlo. Eso es de la exclusiva competencia de los venezolanos.  Pero tiene que haber antes un sistema de escogencia transparente a todos los niveles que decida sin exclusiones quienes serian los llamados al ocupar la dirección principal del país. Eso no puede ser solo de la exclusiva propiedad de los partidos.  La reconstrucción de Venezuela debe corresponderles a todos en igualdad de condiciones y oportunidades.

Eso nos deja entonces en un grave problema, que incluso ha sido visto desde hace mucho tiempo por los militares: ¿Vamos a alzarnos y poner nuestra vida en riesgo para entregarles el poder a ese liderazgo desprestigiado y corrupto, incluso si hacen luego elecciones? Nunca se alzarían y efectivamente no lo han hecho. Y esa pregunta que se han hecho ellos pudiera ser la respuesta del porque todavía los venezolanos esperamos por un pronunciamiento de los militares para resolver esta crisis de una buena vez.

La solución a ese dilema es el verdadero fondo de lo que está planteado aquí. Debería existir una franja previa de transición donde, al igual que en 1958, exista la presencia de ciudadanos honorables en los que el país confíe, poseedores de la suficiente credibilidad para crear las condiciones que permitan que surja una nueva generación de líderes que nos lleven a un proceso de recuperación económica y de estabilidad política, dejando detrás a los viejos liderazgos que se han devaluado por su propia actuación. Esos ciudadanos honorables serian los que conducirán una transición hacia un nuevo liderazgo del país, y quienes finalmente conducirían el país del deplorable actual estado del liderazgo político a uno nuevo. Es algo que bien podría llamarse la transición de la transición.

No se puede pasar de un Estado conducido por delincuentes a otro conducido por una dirigencia desprestigiada y de dudosa calificación ética y moral, sin correr el riesgo de volver a la situación anterior en el corto plazo. De cometer ese error los primeros que se aprovecharían de un muy posible fracaso por corrupción en el retorno de la democracia serían precisamente aquellos a quienes se expulso del poder por esa misma razón. Ese fue el caso de la Nicaragua de Violeta Chamorro, con el retorno de Daniel Ortega hasta nuestros días.

Si no pasamos primero por un puente que nos garantice el surgimiento de una nueva generación de políticos sobre el que la sociedad pueda confiar su futuro, se habrá perdido todo el esfuerzo de la recuperación de la libertad. Venezuela necesita esa transición de la transición. Una sugerencia para la Asamblea Nacional y el TSJ legítimo: esta debería ser una las primeras cosas en las que los venezolanos deberíamos pensar a comienzos del 2019, en especial justo antes de una transición. Gracias a Dios Venezuela todavía cuenta con hombres y mujeres honorables, con conciencia de la ética, moral y valores ciudadanos, fácilmente identificables. Búsquenlos y empodérenlos, si de verdad tienen sentido de Nación…

Caracas, 3 de Enero de 2019

Twitter:@laguana