lunes, 4 de marzo de 2019

Intervención militar o rescate en una guerra no declarada

Por Luis Manuel Aguana

Siempre hay tiempo para evitar la violencia. Eso lo exprese en una anterior nota en septiembre del año pasado cuando los tambores de guerra eran ensordecedores (ver Intervención militar o disuasión fuerte, en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/09/intervencion-militar-o-disuasion-fuerte.html). Y es verdad, siempre es necesario darle un chance a la paz. Han pasado casi seis meses de eso y el agravamiento de la situación de Venezuela en todos los órdenes ha sido exponencial, aún cuando se han abierto nuevas esperanzas políticas con la aparición de Juan Guaidó como protagonista de una nueva épica democrática.

Pero cuando escribí esa nota no se acababa de dilucidar como ni quien conduciría el barco opositor. Desde el 23 de Enero de 2019 ya lo sabemos. Ya sabemos quien, en base a lo expresado allí, puede levantar el teléfono en nombre de los venezolanos y llamar al 911 internacional y solicitar a la policía continental que se ocupe de acabar con el secuestro del que somos víctimas, y expresaba allí la posibilidad que se le delegara a la soberanía popular esa decisión.

Ya bien sea que el Presidente Encargado, con autorización de la Asamblea Nacional vía el Artículo 187.11 Constitucional solicite la presencia de misiones militares extranjeras en el país, o lo autorice el mismo pueblo de Venezuela a través de una Consulta Popular como lo sugerí en ese momento, dándole al “dueño de la casa” la oportunidad de expresar su parecer ante ese hecho tan grave para la vida del país, los venezolanos tenemos el derecho de saber qué es lo que estamos comprando con eso y todas sus consecuencias. Es lo justo.

En mis últimas notas he expresado que ha llegado la hora de hacer esa llamada internacional al 911 de la policía continental, así no la respondan o nos digan que no atenderán nuestro llamado. Lo que sucedió el 23 de Febrero dio el campanazo. Después de ver la ayuda humanitaria quemarse en la frontera, nadie en su sano juicio puede creer que el régimen saldrá sin violencia. Así negociemos una salida de Nicolás Maduro y sus cómplices “pacíficamente” -lo cual dudo-, en el país quedarán miles de fanáticos armados y en pie de guerra (lo que se demostró abiertamente en las fronteras el 23F) que harán imposible la estabilidad a cualquier gobierno de transición, en especial si las Fuerzas Armadas están en estado terminal, para lo cual siempre será necesaria la ayuda militar extranjera.

Y no es que deseemos la violencia. Nadie la desea. Pero por más pacifistas que deseemos ser, hay límites que no se pueden tolerar so pena de caer en lo que Sir Winston Churchill indicaba en su famoso dicho: “Quien se humilla para evitar la guerra, se queda con la humillación y con la guerra”. Creo firmemente que después del 23F el régimen le declaró la guerra a los venezolanos. Nos niega las medicinas y los alimentos que requerimos y los quema. Pues bien, nos queda a nosotros ver qué hacemos con eso.

Pero está claro que los secuestrados no podemos solos. El Libertador también lo supo cuando busco entre 1817 y 1822 a la que se conoció como la Legión Británica compuesta por militares voluntarios con paga, provenientes de Inglaterra, Escocia e Irlanda (ver el acertado artículo de Gustavo Azocar Alcalá, Bolívar: ¿traidor a la patria por pedir ayuda extranjera?, en https://lanacionweb.com/opinion/bolivar-traidor-a-la-patria-por-pedir-ayuda-extranjera/) para pelear una guerra que tampoco se buscó y que se dio por la determinación de los venezolanos de luchar por su libertad. Algo así tenemos ahora: la mafia comunista internacional se quiere quedar con el país con violencia, a pesar de nuestro rechazo democrático. Entonces tenemos una guerra que no buscamos, con el comunismo y toda la delincuencia internacional que ha hecho de Venezuela su refugio planetario.

Lo lamentable de todo esto es que mientras más tarde asimilemos este hecho será peor para nosotros. Aceptemos de una vez que ya nos pasó y estamos entrampados. Y esto no se va a solucionar tan fácil como cederles medio país a unos delincuentes a través de unas negociaciones imposibles de sostener, y menos aun dándoles elecciones donde sean ellos quienes cuenten los votos. Siempre lo querrán todo. Eso lo saben los norteamericanos aun cuando su diplomacia, y la diplomacia latinoamericana –léase Grupo de Lima- insistan en negarlo. Estamos montados en un polvorín.

¿Porque los norteamericanos han demorado la solución militar? Para ellos es muy fácil sacar a Maduro y sus mil ladrones en minutos –ni siquiera horas-. El problema para ellos es que pasa después que lo saquen. De acuerdo al análisis técnico de Adam Isaac, experto en seguridad  y defensa (ver Adam Isaac, Pensando en lo impensable: la intervención militar estadounidense en Venezuela, “Thinking about the unthinkable: US Military Intervention in Venezuela”
https://adamisacson.com/thinking-about-the-unthinkable-u-s-military-intervention-in-venezuela/) los Estados Unidos no iniciarían una intervención “sin un pretexto o una provocación que involucre a no-venezolanos. Tendría que haber una chispa inicial, un momento del "Golfo de Tonkin", que haga que el gobierno de Maduro parezca ser el agresor”. Isaac cree que eso podría iniciarse en la frontera con Colombia y las seguridades que Colombia tiene de los norteamericanos de acompañar a repeler una agresión de Venezuela.

El experto predice que antes de una intervención existiría “un período de lucha entre Colombia y Venezuela antes de que las fuerzas de los Estados Unidos se involucren”. En lo particular no creo en una guerra entre nosotros y nuestros hermanos de Colombia. Venezuela tampoco tiene como sostener eso, por lo que el detonante para la intervención militar deberá ser otro.

“Como sucedió en Irak, el gobierno de Maduro casi seguramente sería expulsado. Los altos funcionarios del régimen serían asesinados o forzados al exilio. ¿Qué pasaría entonces?”. De nuevo, el problema para ellos no es sacar a Maduro sino lo que pasaría después, que se resume en los siguientes párrafos de su análisis:

  • “Si bien no me gusta recurrir con tanta frecuencia a la analogía de Irak ("luchar contra la última guerra"), es muy probable que una Venezuela posconflicto, como en Irak, sea desafiada por insurgentes que cometan actos de guerra asimétrica. No tengo idea de si los colectivos, las milicias bolivarianas, los oficiales expulsados, las fuerzas de seguridad renegadas, los servicios de inteligencia, el ELN, el FPL y otros colapsarían o persistirían. Pero es muy plausible que muchos persistan, incluso sin una estructura de liderazgo unificada. Tendrían flujos de ingresos ilícitos, como la cocaína, la extorsión y la piratería de combustible, para mantenerse. También podrían ser suministrados por Rusia.
  • Mira a las "milicias bolivarianas" solo. Tienen entre 500.000 y 2 millones de miembros. Muchos están mal entrenados, y probablemente indisciplinados. Aún así, si incluso el 10 por ciento de la estimación baja opta por la guerra clandestina, eso es 50,000 combatientes solo de esta fuerza. En su apogeo, las FARC de Colombia tenían la mitad de eso.
  • Y nuevamente, agregue a los matones armados en los " colectivos ", el FAES y otras unidades policiales, el SEBIN, el FPL, el ELN y cualquier otro elemento radical que opte por la violencia.
  • Ya, GunPolicy.org, un observatorio internacional de armas de fuego, estima que hay 2,7 ​​millones de armas de fuego ilícitas en Venezuela. Esa es la estimación más alta en Sudamérica después de Brasil.
  • Esta “insurgencia” podría hacer imposible la gobernabilidad en varias regiones y vecindarios urbanos, quizás por años. Podría desarrollar una gran capacidad para llevar a cabo ataques terroristas.
  • Bajo este escenario, las fuerzas estadounidenses podrían encontrarse en Venezuela durante muchos meses, o incluso algunos años, tal vez incluso apoyando al gobierno venezolano con campañas de contrainsurgencia de "corazones y mentes". Incluso si es solo una pequeña fracción del costo de las ocupaciones de Irak y Afganistán, costaría muchos miles de millones de dólares

Entonces, el problema de los Estados Unidos sería quedarse atrapados en Venezuela peleando una guerra por años que no es de ellos, que costaría millones de dólares a sus contribuyentes, y así nosotros paguemos esa cuenta preferirán siempre que negociemos una solución con esos delincuentes como lo sugiere el autor. De allí que aun lo estén pensando con el consiguiente desangre de los venezolanos. La solución a ese dilema podría estar en el Plan Venezuela que propone Juan Carlos Sosa Azpúrua (ver Juan Carlos Sosa Azpúrua “Jaque Mate a Maduro”, en http://ifrevistadigital.com/jaque-mate-a-maduro/#.XHitDPyWFsI.facebook).

Pero yo me pregunto, ¿la alternativa es negociar un enclave comunista en Venezuela por no pelear esa guerra? ¿Ustedes creen que Maduro o quien se quede después de él de manera negociada desaparecerá por arte de magia las milicias armadas y los grupos paramilitares que crearon estos delincuentes, y que aterrorizan los pueblos de Venezuela? ¡Esos no desaparecerán después de Maduro! ¿Se desarmarían voluntariamente? Porque en este momento ya tenemos esa guerra desde hace años sin haber sido declarada. Solo miren las cifras de muertos en los últimos 15 años. ¿Qué diferencia habría? ¿En que la guerra sería declarada? Esa no sería razón suficiente para no pelearla.

No le pedimos a los Estados Unidos que se quede a pelear un desastre que creamos nosotros. Pero yo me hago la misma pregunta que se hizo mi querido amigo Antonio Sánchez García en un reciente y extraordinario artículo: “¿Por qué razón, un fenómeno de indudables perfiles geoestratégicos y de graves implicaciones en el terreno de la seguridad hemisférica, incluso mundial, pues asociado al narcoterrorismo islámico, fue apartado sin ninguna consideración estratégica y táctica de las preocupaciones de las cancillerías, los Ministerios de Defensa y los Estados Mayores de las Fuerzas Armadas latinoamericanas y occidentales?” (ver Antonio Sánchez García en Maduro y el complejo antimilitarista latinoamericano, en http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/maduro-complejo-antimilitarista-latinoamericano_273268). ¿Qué significa eso? Que ellos están tan metidos en este problema como nosotros. Todos ellos, Estados Unidos y los países latinoamericanos, son responsables indirectos de esta situación como nosotros lo somos directamente. Eso tal vez no sea una excusa para sacudirnos de culpas pero si para exigirles sin pena alguna que nos ayuden a salir del problema y sus implicaciones.

Tenemos ahora el predicamento de encarar una guerra que ya existe y que nos declaró el régimen, con las graves implicaciones violentas que eso tendrá en el país. Pero ¿sería el detonante de eso una intervención extranjera para derrocar políticamente a un gobierno en funciones o una operación de rescate de un país para detener a unos delincuentes? La diferencia es notable. Les pedimos a los países amigos que nos ayuden a detener a los delincuentes que usurpan el gobierno de Venezuela y a iniciar una transición política. El conflicto posterior, que sabemos que vendrá y que durará el tiempo que sea necesario, es nuestro y esperamos que nos ayuden a enfrentarlo, reorganizando con nosotros lo que sea necesario para el rescate del orden dentro del país. No comparen eso con cualquier cosa que hayan realizado en el pasado porque esta es una situación completamente inédita.

Finalizo con las palabras de cierre de Carlos Sánchez Berzaín en una conferencia sobre la Dictadura en Venezuela y Delincuencia Organizada: “Este es el gran desafío para la gente que defiende la democracia: separar la política del crimen. Los políticos pueden tener errores, pueden cometer delitos,…-y hay corruptos políticos, hay políticos corruptos- pero eso está muy lejos de la organización criminal que ha logrado controlar el poder político; que no son políticos, que no son gobernantes, que no pueden ampararse en la soberanía para proteger sus crímenes. Que no pueden usar el derecho de haberse apropiado de Estados para seguir ejerciendo el crimen y para pedir inmunidades y privilegios...” (Ver Conferencia de Carlos Sánchez Berzain, en https://youtu.be/NideOLmudeY, min 11:55. Recomiendo verla completa). Y ciertamente es un desafío. Maduro no puede seguir amparándose políticamente en la soberanía de Venezuela para proteger sus crímenes, ni seguir usando indefinidamente el Estado venezolano para delinquir. Eso debe terminar inmediatamente. Ya es hora que los países amigos vean esa diferencia y actúen en consecuencia.

Caracas, 4 de Marzo de 2019

Twitter:@laguana

jueves, 28 de febrero de 2019

Sentido de urgencia

Por Luis Manuel Aguana

Algunos seguidores han resentido mis críticas a la Asamblea Nacional y sus actuaciones en torno al proceso de transición seguido por los partidos de la oposición oficial. A todos les he contestado lo mismo: si hay que hacerle oposición a un gobierno que todavía no es gobierno, para que los venezolanos podamos salir más rápido de la tiranía, tendremos que hacerlo porque la oposición verdadera no va en contra de nadie sino a favor de un pueblo.

Pero es que no se dejan ayudar, y para muestra un botón: ayer la Fracción 16J propuso la aprobación de un proyecto de Acuerdo para la autorización de una coalición internacional de paz para el restablecimiento de los Derechos Humanos que incluía misiones militares extranjeras en Venezuela de acuerdo a lo establecido en el Artículo 187, numeral 11 de la Constitución. Esta autorización no ha sido aprobada en dos ocasiones ahora por la Asamblea Nacional (ver Bloque Parlamentario 16 de Julio @fraccionAN16J, en https://twitter.com/fraccionAN16J/status/1100860482540453888).

Si la Comunidad Internacional, que considera a la Asamblea Nacional como la única institución legitima del país, ve a sus diputados afirmando en los hechos que no están dispuestos a autorizar la presencia de militares extranjeros para hacer llegar la Ayuda Humanitaria a los venezolanos, o la presencia de una eventual intervención humanitaria en base al principio de Responsabilidad de Proteger (R2P), para resguardar a los venezolanos de los crímenes de Lesa Humanidad que está perpetrando el régimen de Nicolás Maduro, entonces no hay más que hacer y dejaran que nuestro caso muera. Maduro seguirá burlándose de nosotros, ganando tiempo para atornillarse en el poder.

Con esa actitud de la dirigencia opositora oficial se le está enviando un mensaje muy contradictorio a la Comunidad Internacional que esta tan desesperada como los venezolanos por quitarnos –y quitarse ellos mismos- a Maduro y su régimen de encima. ¿Cuál es la razón de esta conducta? Los partidos de la oposición oficial insisten que los venezolanos “saldremos solos de esto” y se lo han hecho saber a los países amigos, desestimando la urgencia de los venezolanos, como si un secuestrado puede sin ayuda de la policía quitarse a unos secuestradores de encima.

Han agradecido a los países amigos por el respaldo y las medidas en contra del régimen pero han puesto en claro que no desean que la ayuda que nos den pase de lo que han hecho hasta ahora, sin hacer uso de militares extranjeros. De allí que su estrategia vaya dirigida a que los militares cambien de bando con esa Ley de Amnistía, aunque sea a cuentagotas hasta que el régimen caiga. Esa espera estaría muy bien si no se estuvieran muriendo venezolanos todos los días en los hospitales, como los 300.000 de los que hablo Guaidó, sin contar con los que mueren de hambre y se suicidan a diario que no están contabilizados.

Tal vez sería duro decir que quienes deciden esa política infame no tienen familiares esperando por insulina, nutrición para niños recién nacidos, tratamiento para el cáncer o materiales quirúrgicos para una operación de corazón. Pareciera que allí no existe el sentido de urgencia de esa ayuda porque en Venezuela todos sabemos que lo único que se interpone para salvarles la vida a esos venezolanos es el régimen.

Pero hay algo que me inquieta aun más. Me preocupa que la oposición oficial que maneja la transición tenga una razón más de fondo para impedir que se autorice la presencia de misiones militares extranjeras en el país para esa Ayuda Humanitaria. Estados Unidos ha dicho en reiteradas oportunidades a través de uno sus voceros más calificados, el Vicepresidente Mike Pence, que no descartan el uso de cualquier opción, incluida la militar, para remover al usurpador y su régimen.

El gobierno de Trump está decidido a llevar la salida de Maduro hasta las últimas consecuencias. Eso nos da muchísima esperanza a los venezolanos. Pero cuando los políticos le cierran la puerta en la cara a esa última opción, no autorizando las misiones militares extranjeras en Venezuela, le están diciendo a la Comunidad Internacional, y en especial a los Estados Unidos, que no están autorizados a entrar, diciendo que no a esa última posibilidad. ¿Por qué están haciendo eso? Con esa decisión están jugando al fracaso de la política de Donald Trump para Venezuela y el combate al socialismo-comunismo en Latinoamérica. Y eso si es muy grave para nosotros y no se puede dejar pasar.

El único Presidente norteamericano que se ha ocupado directamente del problema de Venezuela ha sido Donald Trump, duélale a quien le duela. El único Presidente norteamericano que ha hecho un acto en su propio país para resaltar que acabara con el socialismo-comunismo en Latinoamérica comenzando por Venezuela ha sido Donald Trump. El  único Presidente norteamericano que ha reconocido públicamente el sufrimiento de las madres venezolanas cuyos hijos han sido asesinados por el régimen de Nicolás Maduro ha sido Donald Trump, al llamar a la madre de Oscar Pérez y darle un reconocimiento personal, público y mundial al valor de su hijo, cosa que no ha hecho por cierto ningún político de la oposición oficial.

Me preocupa que el Encargado de Negocios de Juan Guaidó, Carlos Vecchio, esté más interesado en cultivar las relaciones políticas con los opositores de Trump en los Estados Unidos, quienes trabajan incansablemente para descabezar al único mandatario norteamericano que ha hecho algo por ayudarnos, que en resolver allá que el gobierno republicano tome la decisión definitiva de intervenir para sacar a estos malandros (ver https://twitter.com/carlosvecchio/status/1095804712677449728). Me preocupa que la oposición oficial este sacándole la alfombra a Donald Trump en Venezuela, haciéndole el juego a los demócratas norteamericanos, para evitar que el Presidente Trump se anote un triunfo en su política exterior con Venezuela afianzándose en su país. Eso me preocupa.

Eso le daría algún sentido a la aberración de dejar que los venezolanos se mueran en los hospitales para evitar que los Estados Unidos resuelva con una intervención militar el problema de una vez, y respondería a la pregunta de por qué se niegan insistentemente a no autorizar la presencia de militares extranjeros en Venezuela. Si no es así, que procedan a autorizar misiones militares extranjeras en Venezuela de acuerdo al 187.11 Constitucional y dejen que desde afuera los países amigos decidan si se entran o no a ayudarnos en base al R2P, habida cuenta de los crímenes de Lesa Humanidad que se están cometiendo en el país sin que los venezolanos tengamos ninguna defensa en contra de eso.

Si Trump sale de la Presidencia de los Estados Unidos por cualquier razón de política interna de ese país, muy difícilmente tendremos de nuevo la ayuda norteamericana para salir de este problema, porque para Venezuela la Comunidad Internacional se resume en un solo país: los Estados Unidos de América -aunque muchos discrepen de eso- cerrándose así una ventana única que difícilmente se volverá a abrir.

Así pues, sería bueno que los partidos socialistas representados en el G4 (la mayoría de ellos inscritos en la Internacional Socialista) y que están controlando las decisiones del Presidente Encargado Juan Guaidó, entiendan de una vez que ante el fracaso del famoso quiebre interno generalizado de las Fuerzas Armadas venezolanas, que ellos esperaban que ocurriera con la Ley de Amnistía y el ingreso al país de la Ayuda Humanitaria con gente desarmada y sin custodia internacional, las opciones internas se acabaron. No se puede esperar ni un minuto más porque hay vidas en riesgo.

Entiendan que para que exista el “cese de la usurpación” para detener la muerte inminente de 300.000 compatriotas, es indispensable que se proceda a autorizar de manera inmediata la Ayuda Humanitaria con el apoyo de una misión militar multinacional de paz con fines humanitarios, por aplicación del Principio de Responsabilidad de Proteger (R2P) de las Naciones Unidas, que tiene la Comunidad Internacional con el pueblo de Venezuela.
 
Me resisto a pensar que por motivos ideológicos estos factores deseen el fracaso de Donald Trump y su política de cero socialismo-comunismo en Latinoamérica, como lo anunció en su discurso en Miami. Eso no solo sería criminal en contra de los venezolanos y la obra retorcida de un chavismo-socialismo encubierto y colaboracionista dentro de la oposición oficial, sino que se estaría dinamitando desde adentro nuestros esfuerzos de acabar con esta tragedia inmediatamente, constituyéndose en cómplices de un delito de Lesa Humanidad, ignorando el sentido de urgencia de todo un pueblo. De ser así todos los venezolanos, a diferencia de ellos, si tendríamos un sentido de urgencia, pero de salir de esa oposición tanto como de Nicolás Maduro al mismo tiempo…

Caracas, 28 de Febrero de 2019

Twitter:@laguana