Por Luis Manuel Aguana
En el ajedrez mezclado con
rompecabezas de infinitas piezas en que se ha convertido la política
venezolana, que ahora resulta continental, los venezolanos seguimos tratando de
sacar conclusiones simplonas de tipo causa-efecto cuando la realidad apunta a
una relación infinitamente más compleja y sistémica. Siempre he insistido que
las respuestas no las vamos a encontrar en los mensajes de twitter de 240
caracteres, ni en los posicionamientos interesados de personajes que desde hace
tiempo demostraron su incompetencia en el manejo de la crisis.
Cada uno de nosotros debe usar lo
que Dios le puso en la cabeza y sacar sus propias conclusiones con su propio
sistema de enlazar las cosas. Es por eso que más que convencer a nadie de una
realidad, la responsabilidad de quienes todavía escribimos se debe centrar en
colocarles los hechos y las situaciones a las personas para que estas se hagan
su propio criterio. Eso por supuesto no excluye exponer el nuestro acerca de
los problemas. Pero no le imponemos a nadie nuestro criterio que siempre es y
será perfectamente debatible. Y en eso las redes son extraordinarias porque los
mensajes pueden ir en ambos sentidos todo el tiempo.
¿Por qué digo todo esto? Porque cualquiera
(y subrayo el cualquiera) puede expresar en las redes sociales sus criterios, fundamentados
o no. Cualquiera que tenga un teléfono inteligente con WhatsApp, Twitter,
Facebook o cualquier aplicación de redes sociales puede hacerlo, no solamente
yo. Mi posición siempre ha sido que las opiniones (todo el mundo tiene una,
como los ombligos) deben ser serias y fundamentadas, pero no todo el mundo lo
hace, con lo cual hemos convertido la situación venezolana en algo realmente
inmanejable. ¿Qué podemos hacer?
Creo que lo primero,
metodológicamente hablando, es separar los problemas y considerarlos de manera
aislada para estudiarlos. Eso es lo que se hace cuando se intenta resolver algo
complejo: modelar el problema, aunque en el camino se escapen algunos detalles
aun cuando sean importantes. Veamos en el país tres situaciones modeladas en
tres bloques con diferentes enfoques.
La situación política nos ha
traído –querámoslo o no- a casi terminar el año con el régimen en funciones.
Guaidó y su combo del G4/MUD-FA han fracasado y sus intentos de revivir los
legendarios y gloriosos momentos de las super marchas para dar al traste con el
régimen también. Eso es un hecho después del 16N. El régimen sigue vivito y
coleando. Visto así, ellos han triunfado en sostenerse y nosotros hemos
fracasado en sacarlos.
La Comunidad Internacional aun
sigue sosteniendo a la oposición oficial y es por eso que aun sobreviven al
régimen en una suerte de “gobierno paralelo” a la espera de un desenlace, sin
fecha probable de resolución. Y en ese limbo el gobierno avanza, y avanza muy
bien. Tienen ahora su “Mesita” con Timoteo Zambrano a la cabeza, con
intenciones serias de hacerse con la Directiva de la Asamblea Nacional para la
próxima legislatura el 5 de enero de 2020 a maletinazo verde limpio, y
continuar su camino firme a las elecciones parlamentarias del año que viene. En
eso no se han detenido y la MUD-FA deshoja la margarita de si participar o no
en esas elecciones parlamentarias que el régimen tiene como objetivo –Rectores negociados
incluidos- aun cuando hayan dicho lo contrario. Recuerden a Guaidó diciendo que
no participarían: “Nosotros no vamos a participar en ningún
espacio que no abone una solución real al conflicto que vive Venezuela”, así
respondió el presidente interino Juan Guaidó cuando se le preguntó sobre
su participación en las elecciones parlamentarias de 2020, con una
renovación del Poder Electoral.” (ver Efecto Cocuyo en https://efectococuyo.com/politica/presidenciales-o-parlamentarias-tres-claves-de-las-declaraciones-de-guaido/).
Pero las acciones de la Asamblea
Nacional dicen lo contrario. Montaron el tinglado para la selección de los
Rectores del CNE con los Diputados del PSUV que abandonaron sus cargos y por
tanto son ilegítimos. Así está la conchupancia negociada del régimen con su
oposición en la Asamblea Nacional, pero con una férrea postura opositora de la
Fracción 16J, única que ha tenido hasta ahora una posición en defensa de los
intereses de los venezolanos.
Dicho esto todo indica que
tenemos en el próximo futuro una oposición oficial que va directo a unas
elecciones con el régimen (parlamentarias, presidenciales o ambas) con un CNE
de común acuerdo. Esto es, la materialización oficial de la convivencia con el
régimen de Nicolás Maduro Moros.
Por otro lado tenemos otra
oposición política que excluye esa posibilidad de convivencia. María Corina
Machado, Diego Arria y Antonio Ledezma, los tres en conjunto o separadamente
han insistido en una salida del régimen del poder antes de cualquier elección,
aduciendo que es necesario que el Presidente Encargado sea liberado de sus
ataduras partidistas y que designe un Gobierno de Unidad nacional con todos los
factores del país a los fines de poder luchar adecuadamente para lograr la
expulsión de Maduro y su régimen del poder.
Hay allí dos modelos políticos con
cursos de acción muy diferentes. Sin embargo, existe un tercero, ciertamente
hasta ahora poco visible, donde se encuentra una propuesta de la sociedad civil
por una Consulta Popular Plebiscitaria al pueblo venezolano para el Cese de la
Usurpación, en los términos y condiciones que ya hemos descrito en este blog. Sin
embargo la diferencia de este con los dos anteriores es que la sociedad civil
no busca ningún posicionamiento político. De hecho la idea es que el proceso
consultivo conlleve a entregar hasta ahora el poder político a quien debería
detentarlo de manera natural y legítima, esto es, al Gobierno Encargado de Juan
Guaidó. Esto ha sido poco entendido, por el mismo Guaidó y sus seguidores,
confundiéndonos con sus enemigos.
En los tres bloques modelados hay
tres cursos de acción política claramente diferenciados. La oposición oficial
aboga por unas elecciones CON Maduro en el Poder, mientras que la otra
oposición, llamémosla radical (Machado, Arria, Ledezma), se plantean una lucha
hasta salir del régimen, teniendo a Guaido, por ahora, como Presidente
Encargado (cuestión que podría cambiar en cualquier momento). Y finalmente
nosotros, los ciudadanos desde la sociedad civil, abogando porque todo esto lo
decida el pueblo venezolano.
En mi opinión, después de
descritos los hechos, no es aceptable una nueva elección estando en el poder los
delincuentes que lo controlan, con lo cual me sumo a la lucha hasta salir del
régimen para luego ir a unas elecciones libres después de fumigar el CNE. ¿Será
posible eso si Juan Guaidó no se separa de la MUD-FA y ejerce constitucionalmente
todas sus atribuciones como Presidente Encargado, para luchar y salir del
régimen? Si Juan Guaidó no se separa de la MUD-FA y ellos insisten en una
solución negociada a espaldas de los venezolanos, el país será una olla de
presión inestable porque hasta los mismos chavo-maduristas saben que este
régimen es inviable y jamás tendremos una solución pacífica y de convivencia
ciudadana en Venezuela con delincuentes controlando el poder.
Considero muy baja la
probabilidad que los jefes de los partidos desaten a Juan Guaidó para ejercer
una Presidencia liberada de ataduras partidistas para lograr una solución
definitiva al problema de Venezuela, cuando precisamente fueron ellos los que
fabricaron el Estatuto de la Transición para realizar un gobierno parlamentario
que no existe en nuestra Constitución. Asimismo considero que también es poco
probable que acepten nuestra propuesta consultiva para el Cese de la Usurpación,
si esta no se les impone como solución desde el exterior, porque aun no la han
entendido (o si lo han hecho pero temen perder el control al ser los ciudadanos
los protagonistas de ella).
Esto nos llevaría a los
siguientes escenarios como posibles salidas: a) Que Juan Guaidó se alce con su
Presidencia Encargada, porque al fin y al cabo él es el único responsable como
designado por la Constitución (Art. 233), y realice ese Gobierno de Transición de
amplia base que le solicitamos los venezolanos; y en el marco de ese gobierno convoque
al pueblo a un proceso Constituyente que le de curso a la crisis, como lo
hicieron los chilenos el 15 de Noviembre; o b) que no lo haga y los
acontecimientos se lo lleven por delante, teniendo los ciudadanos, más temprano
que tarde, que convocar al pueblo a ser consultado para resolver la crisis del
país después de una ola de muerte y destrucción. En ese caso la consulta del
pueblo debería incluir la sucesión del poder ya que ni Juan Guaidó ni la MUD-FA
decidieron asumirlo.
Me he atrevido a simplificar en
tres modelos básicos la compleja realidad política venezolana, pero podemos
multiplicar por mucho esa complejidad al incluir lo que sucede fuera de
nuestras fronteras. Por ejemplo, de triunfar la MUD-FA y el régimen con sus
negociaciones de cohabitación (primer curso de acción), Venezuela seguirá
siendo utilizada como base para la desestabilización del continente, elevando
nuestra calificación como país potencialmente peligroso para la seguridad
interna de los Estados Unidos. El resto se los dejo a su imaginación…
Caracas, 23 de Noviembre de 2019
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana