Por Luis Manuel Aguana
Se suscitó una interesante discusión en la
Cátedra Pío Tamayo del 9 de Marzo, ante mi afirmación, sustentada por estudios
académicos realizados por investigadores de una institución académica
reconocida, que una característica que define al venezolano es que incapaz de
confrontar, de allí que concluía que por esa condición se encuentra bajo el
arbitrio de los delincuentes que gobiernan el país y bajo el control de quienes
todavía afirman representarlos como su oposición (ver El Silencio de los
corderos, en https://ticsddhh.blogspot.com/2020/03/el-silencio-de-los-corderos.html).
Busca en consecuencia salir del grave problema que tenemos en el país por la
vía pacífica, intentando utilizar medios que solo pueden tener validez y éxito con
interlocutores civilizados, y que definitivamente no funcionan con una mafia
narco-criminal. Y los liderazgos opositores, evitando la confrontación por una
u otra razón, la mayoría de ellas asociadas con corrupción, negocian con el
régimen salidas que lo perpetúan en el poder, en detrimento de aquellos que
comparé con corderos listos para un matadero, reciclándose en cada elección.
Efectivamente, hasta el sol de hoy los
venezolanos NO HEMOS CONFRONTADO a este régimen, en los términos conocidos internacionalmente,
esto es, de manera violenta. Lo digo con toda responsabilidad. Una
confrontación de este tipo sucede cuando dos bandos se confrontan de la manera
tradicional: con efectivos armados. Aquí lo que ha ocurrido es que cientos de
venezolanos han salido a las calles a protestar, siendo masacrados por las
fuerzas de seguridad del régimen y sus bandas de colectivos paramilitares. Esto
ha ocurrido desde el 2002 con la masacre del 11 de abril en la Av. Baralt, y no
ha parado hasta ahora.
Verdaderas confrontaciones armadas se han
dado y se siguen dando en Latinoamérica. Ocurrió a finales del siglo pasado con
el movimiento de los “contras” de Nicaragua, y la hasta ahora guerrilla
colombiana de las FARC, ELN, etc., financiadas por el narcotráfico. Todas ellas
hacen vida en Venezuela porque el socialismo del Siglo XXI ha sido su refugio
desde que comenzó nuestra tragedia con Hugo Chávez en la Presidencia de la
República. Esos movimientos guerrilleros, que en su mejor momento llegaron a
tener más 60.000 efectivos armados, confrontó y siguen confrontando a las
Fuerzas Armadas del legítimo gobierno colombiano para sacarlo del poder por la
vía violenta, sin éxito alguno.
La pregunta que con razón nos estamos
haciendo en Venezuela, es porqué con la gravedad de lo ocurrido en el país, con
los niveles de destrucción de nuestra institucionalidad e infraestructura,
sumado a unos niveles de corrupción jamás antes vistos en el planeta, los
venezolanos aun siguen comportándose como corderos listos para un matadero. De
aquel venezolano que aguerridamente salió de las fronteras a libertar 4
naciones aparte de la suya, nos hemos convertido un rebaño fácilmente manipulable
por quienes en mala hora nos representan. ¿Qué fue lo que nos pasó? Incluso,
podría decir que de aquellos legendarios partidos que asumieron una
clandestinidad activa de verdad en contra de la dictadura de Marcos Pérez
Jiménez, con lideres de la talla de Alberto Carnevali, lo que queda es una
marioneta triste que se presta a continuar la narco-tiranía. Vuelvo a preguntarme,
¿qué pasó allí?
Quiero aclarar que mi pregunta es meramente
teórica. No la estoy planteando con la intención aviesa que pudiera imaginarse
un lector descuidado de pretender que Venezuela se convierta en un polvorín
sangriento. La hago precisamente porque lo que podría estar ocurriendo es que ese
nivel de tolerancia mansa puede estar llegando a su límite. No puede ser que
ante tanta iniquidad no comience de un momento a otro a existir una respuesta
que sea cónsona con la violencia que se nos está aplicando.
Los venezolanos hemos vivido una época de paz
de más de 100 años. Nuestras últimas confrontaciones armadas las terminó el
General Juan Vicente Gómez al unificar el país ya hace más de un siglo. Antes
de eso nuestras diferencias políticas se resolvían a tiros, y quien tenía mayor
fuerza de las armas tenia la razón. Años de paz forzada, al principio por 27
años de una dictadura férrea como fue la de Gómez, y luego de un breve periodo
democrático, otra dictadura, la de Pérez Jiménez, nos obligó a cambiar nuestra
manera de plantearnos la lucha, trocando las armas por la confrontación
política pacífica.
Ni siquiera en la dictadura de Marcos Pérez Jiménez
nadie se planteó en Venezuela armar un ejército para acceder al poder. Hubo si
movimientos clandestinos armados de partidos proscritos cuya militancia se negó
a aceptar las imposiciones del régimen. Sin embargo, durante la dictadura de
Gómez, los movimientos si iban en esa dirección. El caso de la invasión del
Falke fue uno de ellos. Nótese que con el tiempo se ha ido perdiendo esa
inclinación.
Ya después de 1958, definitivamente se
consagró en Venezuela otro nivel de confrontación, y a pesar del interés del
castrocomunismo de llevarnos por ese camino violento convenciendo a algunos jóvenes
venezolanos de la posibilidad asaltar el poder por la vía de las armas, la
extraordinaria calidad y capacidad del liderazgo político con que contaba
nuestro país se impuso. No le temblaron las manos a Rómulo Betancourt para
aplicarle toda la violencia que un Estado puede tener a las incursiones armadas
que se atrevieron a realizar los cubanos de Fidel Castro en tierra venezolana.
Tal vez muy pocos venezolanos conozcan de la
existencia del Monumento de Pantano de Vargas, en Boyacá, Colombia, levantado
en conmemoración de la batalla que selló la victoria del ejército libertador
para la independencia de la Nueva Granada, actual Colombia. Ese monumento fue
levantado en gratitud del pueblo colombiano a los 15 lanceros, encabezados por
un llanero venezolano del Estado Guárico, llamado Juan José Rondón, responsable
de quebrar las líneas de batalla españolas ¡solo con 15 hombres!, poniendo en
retirada al enemigo. Esta oportunidad la aprovecha hábilmente el Libertador
para consolidar la victoria de su ejército. Eran solamente gente del pueblo que
estuvo a la altura del momento histórico. ¿Ustedes creen que un pueblo como el
venezolano, que atravesó el Páramo de Pisba a pié, mal vestidos, y en un
altiplano a mas de 2.600 metros, realiza la proeza de enfrentar un ejército
estructurado como lo era el ejército español de esa época, y salir vencedores,
no sean capaces de enfrentar con la respuesta debida a esta mafia de narco
delincuentes? ¿Cuál es la diferencia? Estoy convencido que la diferencia se
encuentra en los conductores.
Antes fueron nuestros libertadores como en el
ejemplo del Pantano de Vargas, y luego, nuestra mejor clase política en
democracia. Ambos condujeron a los venezolanos a la victoria sobre lo que
siempre intento imponerse sobre la libertad de nuestro país. Con el mismo
material dos artistas, uno mediocre y otro excelente, son capaces de realizar,
el primero una obra mala y sin calidad y el segundo una extraordinaria e
imperecedera. ¡El material no tiene nada que ver! En el artista está la
diferencia. Quienes conducen los pueblos tienen la responsabilidad de hacer con
ellos la diferencia entre la libertad y la esclavitud.
Y así como recordé en una nota anterior la
película “El silencio de los corderos”, ahora recuerdo el ·”Robin Hood” de
Ridley Scott, protagonizada por Rusell Crowe. Al protagonista le cae en suerte
una espada que tiene la siguiente inscripción: “Rise and
rise again until lambs become lions" (“Álzate y vuelve a alzarte, hasta
que los corderos se conviertan en leones"). No
entiende su significado hasta que le recuerdan que de niño su padre es el
responsable del acta de compromiso de los gobernantes para con su pueblo,
estando este en la obligación de alzarse y alzarse hasta convertirse en leones
para que estos cumplan con ese compromiso. Eso le cuesta la vida. ¡Qué
interesante! ¡Los corderos convertidos en leones! Pero esa conversión no sale
sola, requiere de una conducción política de primera.
Tenemos entonces unos corderos que una
dirigencia mediocre quiere llevar de nuevo a un matadero, y no solo electoral.
De ese rebaño de corderos tiene entonces que salir una nueva dirigencia que se
imponga, de nuevos conductores capaces de alzarse y alzarse hasta convertir,
cuales artistas extraordinarios, a ese rebaño de corderos en leones. No digo
que sea fácil pero si definitiva y absolutamente necesario si deseamos salir de
este infierno.
Caracas, 16 de Marzo de 2020
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana