Por Luis Manuel Aguana
A 18 años de una masacre
En honor a las víctimas del 11 de Abril de 2002
Sonará duro lo que voy a afirmar: en Venezuela, a diferencia del resto
de los países del mundo, todos los actores políticos están usando la peste
china COVID-19 para no hacer lo que le corresponde hacer. Del régimen no se
podía esperar menos, al usar el coronavirus como excusa, esconden el atropello
generalizado de derechos humanos, al punto de someter poblaciones enteras a las
milicias de las FARC y el ELN. Esto lo acaba de demostrar el episodio de la
monja que enfrentó la guerrilla del ELN en Capacho, Estado Táchira, donde la
guerrilla asociada del régimen pretendía convertir en refugio un colegio
católico para las personas que están regresando de Colombia (ver En Táchira una
monja enfrentó a un guerrillero del ELN para defender su colegio, https://www.el-carabobeno.com/en-tachira-una-monja-enfrento-a-un-guerrillero-del-eln-para-defender-su-colegio/).
En lugar de trasladar a esas personas a sus Estados de origen como se
debería hacer en cualquier operativo civilizado, el régimen pretende utilizar
los Estados fronterizos controlados militarmente por sus asociados de la
guerrilla colombiana, como campos de concentración, sin ninguna condición para
retener la masa de población que se está regresando a Venezuela. ¿Por qué lo
hacen? Porque no tienen manera de controlar ese problema y lo agravan
exponencialmente utilizando el COVID-19 como excusa, creando focos de
delincuencia porque no existe manera de poder mantener grandes cantidades de
personas sin los servicios mínimos para su confinamiento en cuarentena. Las
guerrillas del ELN y las FARC funcionan
como los guardianes nazis de los campos de concentración que están comenzando a
crear en las fronteras.
Ustedes dirán “pero si hay probablemente coronavirus en esas personas,
¿cómo se pueden llevar esos potenciales portadores del virus hacia el resto de
los Estados de Venezuela?” Pues al régimen no le está importando un cuerno la
condición de salud de esa gente. Están llevando a las personas como animales a
esos refugios forzados, como el caso de ese colegio de Capacho, sin comida y
sin instalaciones sanitarias adecuadas. Y si están infectados, no tendrán
tratamiento médico porque nadie lo sabrá al estar esa zona controlada por
fuerzas irregulares. El atropello a los Derechos Humanos es astronómico.
El régimen no tiene combustible para la gente ni menos para aquellos que
están combatiendo la peste china, solo para los que pueden reprimir, esto es
los policías y los militares, y temen que el riesgo de contaminación llegue al
resto de los Estados. De poderse trasladar y estar contaminados, al menos las
personas que están llegando tendrían una oportunidad en sus respectivos Estados
de origen al ser reportados. Pero eso lamentablemente no sucederá en un
ambiente controlado por la guerrilla colombiana. Eso es lo que está detrás del
incidente de la monja de Capacho.
De acuerdo a reportes del representante del régimen en el Táchira,
Freddy Bernal, se acerca una caravana de entre 3 mil y 5 mil venezolanos que
están retornando desde Ecuador y Colombia (ver Bernal: Por la frontera se
espera llegada de venezolanos de Ecuador y Colombia, en https://lanacionweb.com/regional/bernal-por-la-frontera-se-espera-llegada-de-venezolanos-de-ecuador-y-colombia/)
y pretenden retenerlos a la fuerza en el Táchira con los guerrilleros del ELN y
las FARC, convirtiendo a esa entidad en un gran campo de concentración.
Conociendo el talante libertario de los gochos veremos dentro de poco como les
irá con eso.
El remedio burdo y peligroso del régimen de tratar esta tragedia del
COVID-19 en la frontera con Colombia, será peor que la enfermedad. De toda la
gente que está regresando, no habrá manera de controlar quien está y quien no
está contaminado y tarde o temprano se terminarán integrando al resto de la
población porque nadie se quedará confinado en los Estados fronterizos salvo a
un elevado costo de represión y muerte.
¿Es con cubanos y chinos que el régimen pretende detener esa posible tragedia
en el Táchira, matizada con la represión asociada de la guerrilla colombiana?
¿Cuenta Bernal con toda la infraestructura de campaña y recursos que tuvieron
los colombianos en Cúcuta para atender ese mar humano que se presentó de la
noche a la mañana en la frontera colombiana? Dificulto que se la den los
cubanos –que viven pegados de Venezuela como parásitos de nuestras costillas- y
menos los chinos que tienen sus propios problemas con el COVID-19 que ellos
mismos inventaron. Atropellarán a los tachirenses como fue el caso de esa monja
de Capacho y destruirán el resto de la infraestructura que queda de ese
aguerrido Estado. Hay una potencial bomba de tiempo en la frontera catalizada
por el COVID-19.
¿Y qué hace la oposición oficial ante toda esa tragedia aparte de decir
que quieren convivir políticamente con estos criminales, como lo manifestara oficialmente
el Diputado José Guerra en un programa de televisión? Usar el COVID-19 como
excusa para lograr un acuerdo político con el régimen bajo el paraguas de la
propuesta norteamericana de un gobierno de cohabitación. Eso es inaceptable
para la población, quien lo ha rechazado de una manera tajante.
Y mientras en el país cada día se agrava exponencialmente la situación humanitaria
de la gente, el menor de nuestros problemas será el COVID-19. El mayor problema
de los venezolanos continua siendo el régimen y su oposición oficial, que están
usando la peste china como excusa para, el primero esconder el fracaso criminal
de su gestión de gobierno y mantener a la población controlada con una excusa
mundialmente aceptada; y el segundo para evitar tener que hacer algo concreto (entre
otras razones porque son sus cómplices) que de una vez asuma que la única
manera de luchar adecuadamente contra esa peste china es expulsando del poder a
como de lugar a estos criminales (porque el costo de no hacerlo será
inmensamente superior), y buscando posteriormente el urgente e inmediato
auxilio internacional. Esa es nuestra verdadera tragedia, no el COVID-19. Sin
embargo la realidad es terca. Nos acercamos aceleradamente a un punto en que Venezuela
no tenga otra solución que terminar de afrontar esa realidad, pero en el camino
hacia allá se perderán muchas vidas. Y aquellos factores de fuerza que –dentro
o fuera del país- arriben primero a esa conclusión, les tocara fajarse con lo
que quede de Venezuela.
Caracas, 11 de Abril de 2020
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana