Por Luis Manuel Aguana
Así como en mis años mozos me encantaba la ciencia-ficción –y todavía me
encanta-, después de viejo me fascina la política-ficción. Ambas hacen de
alguna manera realidad las cosas que presentan. Es el ejercicio del concepto de
la “profecía autocumplida”, siendo algo que termina por realizarse porque lo
deseas. Aquellos con la suficiente edad recordarán como en los 60s todas las
series de ciencia-ficción presentaban las llamadas telefónicas con video incorporado
como de uso normal en un momento donde apenas las redes telefónicas pasaban los
teléfonos de disco a tonos en los países desarrollados. En Venezuela solo
teníamos teléfonos de disco. Ahora las videollamadas portátiles son de uso corriente
como en la serie de dibujos animados futurista “Los Supersónicos” (“The
Jetsons”) y “Viaje a las Estrellas” (“Star Trek”), incluso hasta mejores porque
son gratuitas.
Recordé que fue de la extraordinaria película de política-ficción del
2002, “La suma de todos los miedos” (“The Sum of All Fears”), protagonizada por
Morgan Freeman y Ben Affleck, la frase “Ten cuidado de lo que dices, las palabras tienen el
hábito de convertirse en política”. 18 años después, los Estados Unidos aun temen y se
han preparado para evitar la explosión de una bomba nuclear de origen
terrorista en su territorio, como lo expone muy bien la película como una
posibilidad cierta, lo que sería el inicio de una guerra atómica de
impredecibles consecuencias.
Es por eso que
todo lo que se expresa, se escribe y se debate en las redes sociales, que es el
nuevo marco de la información nacional y mundial, terminarán tarde o temprano
convirtiéndose en política, tal y como se convirtieron en realidad las
videollamadas telefónicas y otras tantas maravillas que ha descrito la
ciencia-ficción.
En Venezuela no
hemos comenzado siquiera a debatir como quisiéramos que fuera nuestro futuro
político, más allá de de los lugares comunes que da una clase política
absolutamente devaluada y de sus nuevos protagonistas, que han aprendido todas
las malas costumbres de sus mentores que todavía viven de la política
venezolana, para desgracia de todos nosotros.
En la alborada
de un nuevo amanecer político del país, que con el favor de Dios Todopoderoso
deberá estar muy cercano, a partir del primer día posterior a la salida de
quienes han conducido la desgracia de Venezuela, lo que vemos en nuestro
inmediato futuro es a quienes estuvieron asociados con el régimen (y cuidado si
no los mismos delincuentes disfrazados y mezclados con quienes se dicen
opositores). Eso es lo que lamentablemente veo en nuestro futuro inmediato.
Nada hasta ahora me dice que no será así, independientemente de quien termine
siendo el que desplace a Nicolás Maduro Moros del poder, ya sea de afuera o de
adentro.
Y no es muy difícil
pronosticar que el G4 tomará control de la próxima transición, con factores de
la política tradicional poniendo a personas en ese gobierno completamente
alineadas con las estrategias de poder de los principales partidos. Suena
obvio, ¿verdad? Y también lógico. Ninguno de los partidos que controlan la
oposición oficial querrá quedarse fuera de lo que pase luego de la salida de
Maduro. Pero ¿y cómo quedamos nosotros? Me refiero a la sociedad civil que
reclama cambios sustanciales. Para las grandes mayorías, a la oposición oficial
le bastará con restituir la comodidad de un país que existía previo al desastre
de Chávez en 1998. Y muchos considerarían eso “suficiente” dado el
impresionante estado de destrucción alcanzado durante estos últimos 20 años. Y
“sería bastante” dirían muchos de ellos. Pero sería un engaño nuevo de una
gravedad extrema porque Venezuela y el mundo han cambiado en todos estos años
de destrucción interna masiva.
Para comenzar
¿de dónde saldrían los reales para intentar volver al “status quo” de 1998, sin
la industria petrolera –en Recursos Humanos, organización y equipos- que
teníamos en ese año y los mercados internacionales que se perdieron por esa
destrucción? Ese jarrón chino se rompió irremediablemente. La antigua
dirigencia política de la oposición oficial –y digo antigua porque toda lo es -
nos intentará vender un plan de gobierno para administrar un edificio
completamente destruido. Eso es como si lo que te ofrecieran, después de la
destrucción de tu vivienda por un terremoto brutal, es un plan para vivir
indefinidamente en carpas con aire acondicionado sin levantar un dedo para
construir una nueva. O peor aún, que te ofrezcan construir la misma vivienda
sin los cambios mínimos en su arquitectura para prevenir que sea destruida por
un nuevo terremoto en el futuro, sin darte la oportunidad para soñar como sería
la nueva, porque al fin y al cabo tienes que hacerla otra vez.
Pues bien, a
partir de hoy comienzo a soñar mi nueva vivienda porque la que tengo está completamente
destruida. Y no voy a permitir que quienes se hagan con el poder después de
Maduro lo eviten tratando de volver a un pasado que nunca ocurrirá, ya bien sea
por intereses, por corrupción, por ignorancia
en el manejo de los asuntos públicos, o por simple falta de amor por Venezuela.
Voy a soñar con las videollamadas de los años 60s porque ese es el futuro que
quiero. Y como las palabras tienen el hábito de convertirse en política, someto
a la discusión pública algunos temas de importancia fundamental que a mi juicio
deberían hacerse realidad y marcar el país donde vivirían las nuevas
generaciones. Debemos discutir el Gran Cambio que NECESITA EL PAIS en la ventana de oportunidad que se abre
con la transición de Venezuela después esta tragedia.
Y por ejemplo, ¿de cuales cambios mínimos
estoy hablando? ¿Cómo sería la arquitectura de esa nueva casa donde viviríamos?
Describiré por encima solo algunas de las habitaciones (puntos de referencia) a
ver si a ustedes les gusta la maqueta. Posteriormente podríamos ver el detalle
de cada una:
·
La representación del
pueblo debe controlar el Poder Ejecutivo. No se puede seguir tolerando que
cualquier Presidente de la República que venga haga lo que le venga en gana con
los venezolanos y la Hacienda Pública. Ningún Presidente puede crear o eliminar
Ministerios ni manejar presupuestos a su antojo, ni sacarnos de Acuerdos
internacionales sin el consentimiento de la representación del pueblo. Su poder
debe ser reducido, despiezado y entregado a los Municipios y Estados estableciéndose
un nuevo Pacto Federal;
·
Se debe restablecer la
representación de los Estados en el Parlamento. Esto es restituir el Senado de
la República y darle pleno control de los ascensos de las Fuerzas Armadas y la
aprobación final de las leyes. Eso no puede seguir en manos de ningún
Presidente de la República;
·
Los Municipios y los
Estados deben tener la capacidad económica y política para dar la calidad de
vida que demandan sus ciudadanos. El poder debe acercarse lo más posible a los
ciudadanos y esto solo es posible invirtiendo la pirámide del poder. Hay que
establecer a la brevedad las autonomías de los Estados y Municipios, para que
los ciudadanos tomen el control de su destino en cada rincón de Venezuela;
·
Los Estados deben
replantear cuantos Municipios deben tener de acuerdo a su realidad poblacional,
comenzando por convertir las Parroquias actuales en Municipios. No se puede
seguir viviendo con una realidad ciudadana de 335 Municipios en todo el país y
esperar buenos servicios públicos. Caracas debe tener alrededor de 30
Municipios para ser bien administrada adecuadamente en todos sus servicios;
·
Hay que repensar a fondo la
industria petrolera y nuevos términos para el reparto de la renta, que sean
completamente distintos a los actuales. La industria debe ser de Energía y cada
Estado debe controlar a todo nivel sus propios recursos, incluyendo los
petroleros y mineros, estableciendo sus aportes a un fondo federal. Si tiene
más aportara mas al Pacto Federal;
·
Toda tierra deberá tener
dueño. No podrá existir un solo metro de terreno en Venezuela “propiedad del
Estado”, salvo aquellos decretados como de áreas de conservación natural y no
serían “propiedad del Estado” sino de todos los venezolanos, producto de leyes
de protección ambiental;
·
Se requiere de un cambio
URGENTE de los criterios de la representación ciudadana en el Parlamento. Los
Diputados deben ser reales representantes de sus Estados, no de los partidos en
los que militan. Que la representación de los Estados en el Parlamento salga de
las Asambleas Legislativas y se roten durante todo el periodo legislativo.
Debemos quebrar la dictadura de los partidos sobre nuestros representantes
populares. Los partidos solo tendrían opción de cargos de representación
popular para puestos de Diputados, Gobernadores y Presidentes de la Republica.
Las Alcaldes y Concejales serian exclusivamente del ámbito de la Sociedad
Civil;
·
Al rehacer el papel de
los Estados y Municipios, debe como consecuencia desaparecer la decimonónica figura del Situado
Constitucional porque cada Estado deberá aportar, no que le aporten, a un fondo
federal que sostenga servicios comunes a toda la República como las Fuerzas
Armadas o Policía de Investigación de rango federal (que podría ser el CICPC);
·
La Educación, la
Justicia, la Salud y las policías deben estar al nivel de los Estados y
Municipios, con lineamientos nacionales comunes. El agua y la electricidad
deben ser servicios controlados y garantizados localmente;
·
La Justicia deberá ser
federada y cada Estado sostener y contar con una última instancia federal, una
Corte Suprema de Justicia, con un sistema de independencia de jueces al punto
de pensar que sean de carácter indefinido (de por vida) hasta que demuestren
que no lo merecen, a través de controles estrictos de anticorrupción; y un
sistema de carrera judicial tan cerrado y estricto como el de los militares.
Sería la única manera de garantizarnos una justicia que nos llegue a todos por
igual.
Estas son algunas de las habitaciones de la
nueva casa que quiero para mi país. No están todas y algunas de ellas son solo
ideas que deben discutirse y mejorarse en ese repensar del país. “Tenemos
que REPENSAR A VENEZUELA. Tenemos que REINVENTAR LA DEMOCRACIA. Tenemos que
REFUNDAR EL PAIS” como dice nuestro comunicado de ANCO del 28 de Marzo
de 2020, el Gran Cambio (http://ancoficial.blogspot.com/2020/03/comunicado-anco-todos-los-venezolanos.html).
¿Han ustedes visto algún factor político en
Venezuela hablando de estos temas trascendentales que incidirían sobre nuestras
vidas en un futuro, en esta hora trágica cuando todos estamos en el medio del
campo llorando porque nuestra casa está destruida? No, ¿verdad?
Se nos abre una oportunidad única AHORA QUE
TODO LO DESTRUYERON para proyectar una nueva casa para las generaciones
futuras. Si no la dibujamos, describimos, y menos aun discutimos, nunca será
realidad. Si no se hubiesen presentado las videollamadas a la gente en los años
60s no las tendríamos hoy. Es muy posible que yo no vea esos cambios pero tal
vez si mi nieta, y todas los nietas y nietos de Venezuela, que espero que para
ese momento vivan en este hermosísimo país que sigo considerando el mejor del
mundo. Por eso, y solamente por eso, vale la pena seguir trabajando tercamente para
ese cambio expresado en esas palabras se convierta en una realidad política…
Caracas, 17 de Abril
de 2020
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana