viernes, 17 de abril de 2020

Cambios, palabras y política

Por Luis Manuel Aguana

Así como en mis años mozos me encantaba la ciencia-ficción –y todavía me encanta-, después de viejo me fascina la política-ficción. Ambas hacen de alguna manera realidad las cosas que presentan. Es el ejercicio del concepto de la “profecía autocumplida”, siendo algo que termina por realizarse porque lo deseas. Aquellos con la suficiente edad recordarán como en los 60s todas las series de ciencia-ficción presentaban las llamadas telefónicas con video incorporado como de uso normal en un momento donde apenas las redes telefónicas pasaban los teléfonos de disco a tonos en los países desarrollados. En Venezuela solo teníamos teléfonos de disco. Ahora las videollamadas portátiles son de uso corriente como en la serie de dibujos animados futurista “Los Supersónicos” (“The Jetsons”) y “Viaje a las Estrellas” (“Star Trek”), incluso hasta mejores porque son gratuitas.

Recordé que fue de la extraordinaria película de política-ficción del 2002, “La suma de todos los miedos” (“The Sum of All Fears”), protagonizada por Morgan Freeman y Ben Affleck, la frase “Ten cuidado de lo que dices, las palabras tienen el hábito de convertirse en política”. 18 años después, los Estados Unidos aun temen y se han preparado para evitar la explosión de una bomba nuclear de origen terrorista en su territorio, como lo expone muy bien la película como una posibilidad cierta, lo que sería el inicio de una guerra atómica de impredecibles consecuencias.

Es por eso que todo lo que se expresa, se escribe y se debate en las redes sociales, que es el nuevo marco de la información nacional y mundial, terminarán tarde o temprano convirtiéndose en política, tal y como se convirtieron en realidad las videollamadas telefónicas y otras tantas maravillas que ha descrito la ciencia-ficción.

En Venezuela no hemos comenzado siquiera a debatir como quisiéramos que fuera nuestro futuro político, más allá de de los lugares comunes que da una clase política absolutamente devaluada y de sus nuevos protagonistas, que han aprendido todas las malas costumbres de sus mentores que todavía viven de la política venezolana, para desgracia de todos nosotros.

En la alborada de un nuevo amanecer político del país, que con el favor de Dios Todopoderoso deberá estar muy cercano, a partir del primer día posterior a la salida de quienes han conducido la desgracia de Venezuela, lo que vemos en nuestro inmediato futuro es a quienes estuvieron asociados con el régimen (y cuidado si no los mismos delincuentes disfrazados y mezclados con quienes se dicen opositores). Eso es lo que lamentablemente veo en nuestro futuro inmediato. Nada hasta ahora me dice que no será así, independientemente de quien termine siendo el que desplace a Nicolás Maduro Moros del poder, ya sea de afuera o de adentro.

Y no es muy difícil pronosticar que el G4 tomará control de la próxima transición, con factores de la política tradicional poniendo a personas en ese gobierno completamente alineadas con las estrategias de poder de los principales partidos. Suena obvio, ¿verdad? Y también lógico. Ninguno de los partidos que controlan la oposición oficial querrá quedarse fuera de lo que pase luego de la salida de Maduro. Pero ¿y cómo quedamos nosotros? Me refiero a la sociedad civil que reclama cambios sustanciales. Para las grandes mayorías, a la oposición oficial le bastará con restituir la comodidad de un país que existía previo al desastre de Chávez en 1998. Y muchos considerarían eso “suficiente” dado el impresionante estado de destrucción alcanzado durante estos últimos 20 años. Y “sería bastante” dirían muchos de ellos. Pero sería un engaño nuevo de una gravedad extrema porque Venezuela y el mundo han cambiado en todos estos años de destrucción interna masiva.

Para comenzar ¿de dónde saldrían los reales para intentar volver al “status quo” de 1998, sin la industria petrolera –en Recursos Humanos, organización y equipos- que teníamos en ese año y los mercados internacionales que se perdieron por esa destrucción? Ese jarrón chino se rompió irremediablemente. La antigua dirigencia política de la oposición oficial –y digo antigua porque toda lo es - nos intentará vender un plan de gobierno para administrar un edificio completamente destruido. Eso es como si lo que te ofrecieran, después de la destrucción de tu vivienda por un terremoto brutal, es un plan para vivir indefinidamente en carpas con aire acondicionado sin levantar un dedo para construir una nueva. O peor aún, que te ofrezcan construir la misma vivienda sin los cambios mínimos en su arquitectura para prevenir que sea destruida por un nuevo terremoto en el futuro, sin darte la oportunidad para soñar como sería la nueva, porque al fin y al cabo tienes que hacerla otra vez.

Pues bien, a partir de hoy comienzo a soñar mi nueva vivienda porque la que tengo está completamente destruida. Y no voy a permitir que quienes se hagan con el poder después de Maduro lo eviten tratando de volver a un pasado que nunca ocurrirá, ya bien sea por intereses, por  corrupción, por ignorancia en el manejo de los asuntos públicos, o por simple falta de amor por Venezuela. Voy a soñar con las videollamadas de los años 60s porque ese es el futuro que quiero. Y como las palabras tienen el hábito de convertirse en política, someto a la discusión pública algunos temas de importancia fundamental que a mi juicio deberían hacerse realidad y marcar el país donde vivirían las nuevas generaciones. Debemos discutir el Gran Cambio que NECESITA EL PAIS en la ventana de oportunidad que se abre con la transición de Venezuela después esta tragedia.

Y por ejemplo, ¿de cuales cambios mínimos estoy hablando? ¿Cómo sería la arquitectura de esa nueva casa donde viviríamos? Describiré por encima solo algunas de las habitaciones (puntos de referencia) a ver si a ustedes les gusta la maqueta. Posteriormente podríamos ver el detalle de cada una:

·         La representación del pueblo debe controlar el Poder Ejecutivo. No se puede seguir tolerando que cualquier Presidente de la República que venga haga lo que le venga en gana con los venezolanos y la Hacienda Pública. Ningún Presidente puede crear o eliminar Ministerios ni manejar presupuestos a su antojo, ni sacarnos de Acuerdos internacionales sin el consentimiento de la representación del pueblo. Su poder debe ser reducido, despiezado y entregado a los Municipios y Estados estableciéndose un nuevo Pacto Federal;
·         Se debe restablecer la representación de los Estados en el Parlamento. Esto es restituir el Senado de la República y darle pleno control de los ascensos de las Fuerzas Armadas y la aprobación final de las leyes. Eso no puede seguir en manos de ningún Presidente de la República;
·         Los Municipios y los Estados deben tener la capacidad económica y política para dar la calidad de vida que demandan sus ciudadanos. El poder debe acercarse lo más posible a los ciudadanos y esto solo es posible invirtiendo la pirámide del poder. Hay que establecer a la brevedad las autonomías de los Estados y Municipios, para que los ciudadanos tomen el control de su destino en cada rincón de Venezuela;
·         Los Estados deben replantear cuantos Municipios deben tener de acuerdo a su realidad poblacional, comenzando por convertir las Parroquias actuales en Municipios. No se puede seguir viviendo con una realidad ciudadana de 335 Municipios en todo el país y esperar buenos servicios públicos. Caracas debe tener alrededor de 30 Municipios para ser bien administrada adecuadamente en todos sus servicios;
·         Hay que repensar a fondo la industria petrolera y nuevos términos para el reparto de la renta, que sean completamente distintos a los actuales. La industria debe ser de Energía y cada Estado debe controlar a todo nivel sus propios recursos, incluyendo los petroleros y mineros, estableciendo sus aportes a un fondo federal. Si tiene más aportara mas al Pacto Federal;
·         Toda tierra deberá tener dueño. No podrá existir un solo metro de terreno en Venezuela “propiedad del Estado”, salvo aquellos decretados como de áreas de conservación natural y no serían “propiedad del Estado” sino de todos los venezolanos, producto de leyes de protección ambiental; 
·         Se requiere de un cambio URGENTE de los criterios de la representación ciudadana en el Parlamento. Los Diputados deben ser reales representantes de sus Estados, no de los partidos en los que militan. Que la representación de los Estados en el Parlamento salga de las Asambleas Legislativas y se roten durante todo el periodo legislativo. Debemos quebrar la dictadura de los partidos sobre nuestros representantes populares. Los partidos solo tendrían opción de cargos de representación popular para puestos de Diputados, Gobernadores y Presidentes de la Republica. Las Alcaldes y Concejales serian exclusivamente del ámbito de la Sociedad Civil;
·         Al rehacer el papel de los Estados y Municipios, debe como consecuencia  desaparecer la decimonónica figura del Situado Constitucional porque cada Estado deberá aportar, no que le aporten, a un fondo federal que sostenga servicios comunes a toda la República como las Fuerzas Armadas o Policía de Investigación de rango federal (que podría ser el CICPC);
·         La Educación, la Justicia, la Salud y las policías deben estar al nivel de los Estados y Municipios, con lineamientos nacionales comunes. El agua y la electricidad deben ser servicios controlados y garantizados localmente;
·         La Justicia deberá ser federada y cada Estado sostener y contar con una última instancia federal, una Corte Suprema de Justicia, con un sistema de independencia de jueces al punto de pensar que sean de carácter indefinido (de por vida) hasta que demuestren que no lo merecen, a través de controles estrictos de anticorrupción; y un sistema de carrera judicial tan cerrado y estricto como el de los militares. Sería la única manera de garantizarnos una justicia que nos llegue a todos por igual.

Estas son algunas de las habitaciones de la nueva casa que quiero para mi país. No están todas y algunas de ellas son solo ideas que deben discutirse y mejorarse en ese repensar del país. “Tenemos que REPENSAR A VENEZUELA. Tenemos que REINVENTAR LA DEMOCRACIA. Tenemos que REFUNDAR EL PAIS” como dice nuestro comunicado de ANCO del 28 de Marzo de 2020, el Gran Cambio (http://ancoficial.blogspot.com/2020/03/comunicado-anco-todos-los-venezolanos.html).

¿Han ustedes visto algún factor político en Venezuela hablando de estos temas trascendentales que incidirían sobre nuestras vidas en un futuro, en esta hora trágica cuando todos estamos en el medio del campo llorando porque nuestra casa está destruida? No, ¿verdad?

Se nos abre una oportunidad única AHORA QUE TODO LO DESTRUYERON para proyectar una nueva casa para las generaciones futuras. Si no la dibujamos, describimos, y menos aun discutimos, nunca será realidad. Si no se hubiesen presentado las videollamadas a la gente en los años 60s no las tendríamos hoy. Es muy posible que yo no vea esos cambios pero tal vez si mi nieta, y todas los nietas y nietos de Venezuela, que espero que para ese momento vivan en este hermosísimo país que sigo considerando el mejor del mundo. Por eso, y solamente por eso, vale la pena seguir trabajando tercamente para ese cambio expresado en esas palabras se convierta en una realidad política…

Caracas, 17 de Abril de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

martes, 14 de abril de 2020

Ventana de oportunidad

Por Luis Manuel Aguana

Espero que esta sea la primera de muchas notas en que hable del futuro, de la Venezuela sin toda esta basura que nos ha acompañado políticamente –de un lado y de otro- y que nos ha intoxicado al punto de no dejarnos pensar con claridad. Creo que es hora de salirnos del cuadro que vemos a simple vista todos los días y pensar más allá. Los venezolanos debemos –aunque nos cueste- comenzar a pensar en los escenarios posteriores a Maduro y sus mil ladrones. Doy como un hecho que Maduro está fuera del poder en un futuro tan cercano que no nos dará tiempo ni siquiera de celebrar del gigantesco problema que nos quedará entre las manos.

Las fuentes que indican que ya hay militares preguntando “¿Cuáles son las condiciones para la entrega? ¿Puede ser recogido en territorio venezolano? ¿En cuál lugar de la frontera es más conveniente? ¿Podríamos ofrecer logística para la operación de extracción? ¿Cómo se hace el reclamo para el pago de la recompensa?”, como lo reseña el periodista Casto Ocando en una reciente nota (ver Primer Informe, Militares venezolanos negocian la captura de Nicolás Maduro, en https://primerinforme.com/index.php/2020/04/13/fuentes-militares-venezolanos-negocian-la-captura-de-nicolas-maduro/) da cuenta que ese ya no debería ser el problema en el que estemos pensando. Llegado este punto en realidad ya poco me importa el color del saco en el que meterán a Maduro, Padrino, Diosdado, Maikel o Tarek El Aissami, ni si los entregarán vivos o muertos, aunque los carteles de “Se Busca” del Departamento de Justicia norteamericano no indicaron esa condición para pagar la recompensa. Sin embargo al parecer eso tampoco lo están preguntando esos militares de la nota de Ocando. Pensemos más bien a partir de ahora en manos de quien quedará el poder en Venezuela.

En este mismo momento ya existen factores políticos del mismo régimen y su oposición oficial, mezclados con lo que se ha dado en llamar el “chavismo light”, maquinando en como quedarán después de “extraídos” Maduro y el resto de sus principales, quienes se han convertido en un problema para continuar con los negocios a la sombra del poder. Ya no se pueden hacer los negociados “as usual” porque todo está paralizado a la espera que estos personajes salgan “enguacalados”. Y es allí donde a partir de ahora mismo debemos centrar nuestra atención.

Al momento de Maduro rechazar de plano la oferta de los Estados Unidos denominada “Marco para la transición democrática en Venezuela” y hacer ese Consejo de Estado de 5 miembros sugerido en su punto No 5 (ver propuesta oficial en https://translations.state.gov/2020/03/31/marco-para-la-transicion-democratica-de-venezuela/), oferta por lo demás excesivamente generosa como lo apuntara Mauricio Claver-Carone, asesor de Seguridad Nacional de los EEUU, y una vez desaparecidos por alguna circunstancia del mapa político los personajes buscados, ¿a quién creen ustedes que reconocerán los norteamericanos como nuevo Presidente de Venezuela? Sí, me leyeron el pensamiento: a Juan Guaidó y a sus asociados del G4.

Los norteamericanos no verán para ningún otro lado ya que ese reconocimiento lo han sostenido muy a su pesar por más de un año. De allí que Guaidó debería estar pensando ahora mismo en cómo se acompañará en esta nueva circunstancia para que su permanencia en el poder sea sustentable, y en especial con cuales civiles y militares.

Sin embargo esa transición está pensada para durar poco desde que aprobaron en Febrero de 2019 el Estatuto para la Transición. A ninguno de los partidos del G4 les agrada la idea de una transición larga (léase de muchos meses) ni tampoco a la Comunidad Internacional. Quieren que sea corta. Sin embargo la inestabilidad que acompañará la salida de Maduro y sus delincuentes con factores armados en todo el país retrasará el plan de realizar elecciones de manera inmediata.

Y es aquí donde los venezolanos tenemos muchísimo que decir. ¿Cuánto debería durar esa transición y que debería hacerse durante ella para garantizar la estabilidad política y la reinstitucionalización de Venezuela? Tal vez sea poco realista pensar en una transición lo suficientemente larga para resolver todo el problema de la destrucción masiva ocasionada por el castro-chavismo-madurismo pero hay algo clave aquí que estamos dejando pasar los venezolanos en esa transición: es fundamental para los sectores políticos que prevalezcan que esa transición sea muy corta para su supervivencia, y se lleven a cabo elecciones –con las mismas estructuras del poder electoral del castro-chavismo-madurismo para controlar elecciones- que pongan en el poder a quienes conducirán el barco en los próximos 6 años, y con las mismas licencias sin control ciudadano que tenían Chávez y Maduro. Pero… ¿es eso lo que queremos nosotros? Definitivamente NO. ¡Ojo con eso!

Muchos de ellos desean a como de lugar volver a los arreglos y cuadres tan conocidos por los venezolanos en los años 90, como la repartición del país y de los grandes negocios, sin que eso le chorreara a la gente. Eso justificó la insurgencia de un militar como Chávez, y la gente lo siguió harta como estaba de la situación política, sin ni siquiera imaginarse que sería extraordinariamente peor. Para eso requieren de estabilidad política y un nuevo “status quo” post chavismo-madurismo a la brevedad posible.

Es necesario entonces hacer la ingeniería que establezca de urgencia las bases que hagan que eso no ocurra y a la vez que lo que resulte no permita el regreso de lo que se está muriendo ahora mismo. Requerimos controles inmediatos a la figura del Presidente de la República, disminuir a la brevedad sus facultades sobre la vida de los venezolanos. Darle inmediata representación a los estados federados en el parlamento. Esa figura se denomina Senado, entregándole a esa figura el control sobre las Fuerzas Armadas y la aprobación final de las leyes, eso sin contar con una nueva manera de concebir el reparto de la renta petrolera a los venezolanos y una nueva concepción de nuestra principal industria en el contexto de una nueva realidad energética en el mundo.

Todas las regiones, los Municipios y los Estados federados deben tener en esta nueva etapa el poder administrado de los ciudadanos, no un Estado centralista y todopoderoso. Lo descrito son solo pinceladas de lo que debemos hacer, y no se trata de un Programa de Gobierno, sino de rehacer el marco de actuación de los factores en una nueva Venezuela. Los programas de gobierno se escribirán una vez se haya hecho esa estructuración. Es concebir y construir el nuevo edificio donde habitará la política de las nuevas generaciones y que será administrado por quienes nos sucedan. A esto es lo llamamos en ANCO el Gran Cambio.

Si estos cambios no los podemos hacer en esa transición que irremediablemente vendrá, tenemos que lograr el compromiso de la Sociedad Civil de no permitir que los factores políticos lo aplacen hasta que les venga en gana. La ventana de oportunidad que se nos abre para realizarlo en esta transición será muy corta antes de que vuelvan y se mineralicen en el poder los mismos protagonistas que fueron responsables de la llegada de Chávez, y otros más jóvenes que lamentablemente se reclutaron posteriormente. Si esos cambios no se producen en esa ventana de oportunidad difícilmente Venezuela será estable para las futuras generaciones y regresará el oscurantismo socialista.

Termino esta nota con el cierre del comunicado de ANCO del 28 de Marzo de 2020, El Gran Cambio (http://ancoficial.blogspot.com/2020/03/comunicado-anco-todos-los-venezolanos.html) que encierra la sustancia de este planteamiento:

“Tenemos que REPENSAR VENEZUELA. Tenemos que REINVENTAR la DEMOCRACIA. Tenemos que REFUNDAR el PAÍS.  Es necesario establecer un nuevo modelo político, administrativo y constitucional de gobernanza  que recupere la confianza en el país. Hemos hecho cambios en estos gobiernos recientes para que todo siga igual o peor. Las magnitudes de las crisis son tan grandes y su energía es tan fuerte, que acaban por romper todos los viejos paradigmas para dar paso a uno nuevo. Pero también las estructuras de poder de quienes les conviene continuar crean otras ofertas  e ilusiones para sostener su paradigma original que nos compromete luchar con determinación para impedirlo.”

Es ahora o nunca…

Caracas, 14 de Abril de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana