Por Luis Manuel Aguana
Voy a tomar del mercadeo, el clásico artículo de Theodore Levitt “La miopía del marketing”, la pregunta que se hicieron los ejecutivos de todas las corporaciones desde los años 60 (momento en que Levitt escribió ese artículo en el Harvard Business Review, HBR Julio-Agosto de 1960, en http://pedronni.weebly.com/uploads/2/6/4/2/2642906/en_qu%C3%A9_negocio_est%C3%A1_usted.pdf) “¿En qué negocio esta Usted?”, para explicar el comportamiento de la clase política opositora venezolana de ir en contra de sus adversarios de la misma acera, en lugar de ir en contra del régimen que es el enemigo común de todos los venezolanos.
Aquellos que no estén familiarizados con esta disciplina tal vez ignoren que Levitt es considerado el “Padre del Marketing (Mercadeo)” por este famoso concepto que indica que: “Los ejecutivos deben verse a sí mismos no como creadores de productos, sino como proveedores de satisfacciones de valor creadoras de clientes. Deben impulsar esta idea (y todo lo que significa y requiere) en cada rincón y rendija de la organización. Tienen que hacerlo continuamente y con un estilo que entusiasme y estimule a las personas en ella...”. De allí nació por vez primera el enfoque dirigido al cliente no al producto, que muchas personas y empresas olvidan y por eso fracasan.
Un ejemplo de eso lo da el mismo Levitt en su artículo: “En realidad, las personas no compran gasolina. No pueden verla, degustarla, sentirla, apreciarla o realmente probarla. Lo que compran es el derecho a seguir conduciendo sus automóviles. La estación de gasolina es como un recaudador de impuestos a quien las personas están obligadas a pagar una cuota periódica como precio por usar sus autos...”...“De ahí que las empresas que trabajan en exóticos sustitutos del combustible, que eliminarán la necesidad de reabastecimientos frecuentes, están yendo directamente a los brazos abiertos de los irritados automovilistas…”. Dicho esto en los años 60s representaba un concepto absolutamente revolucionario. Ni siquiera se pensaba que existirían en el futuro los autos eléctricos. Si aplicamos ese ejemplo de Levitt literalmente a la gasolina en Venezuela, es fácil entender porque la gente considera a la gasolina como un bien de valor superior al de la misma comida por que el régimen les esta cercenado su derecho a seguir conduciendo sus vehículos.
El mercado de los taxis a nivel mundial fue redefinido por Uber, cuando pensaron primero en las necesidades de los clientes al encontrar la fórmula de un servicio rápido y eficiente, no en función de su producto que ya era absolutamente viejo como servicio.
¿En que negocio están los políticos de la oposición oficial en la Venezuela de hoy? Entendiendo por “negocio” a lo que se dedican, no hay duda alguna que en la actualidad no es a la satisfacción de nuestras necesidades como sus consumidores de políticas públicas. Dejaron desde hace tiempo de pensar en nosotros como esos consumidores para la mejora de nuestra calidad de vida, sino a posicionarse lo mejor que puedan a costillas del otro para hacer cada vez más posible su acceso al poder, olvidando que somos nosotros, los venezolanos, quienes concedemos ese privilegio y derecho al ser los Depositarios de la Soberanía Popular.
Se ven así mismos, como decía Levitt, como “creadores de productos” y no como “proveedores de satisfacciones de valor” para nosotros. ¿Y cuáles productos son esos? ¡Sus propias caras! Insisten en venderse unos mejores que otros y se dan zancadillas entre ellos para posicionarse mas cerca de una posición de poder. El problema para ellos NO ES MADURO, es la posibilidad de que otro les arrebate su oportunidad de acceder al poder de primero. Es una carrera por quien llega primero sin importar lo que les pase a los venezolanos. Eso explicaría muchas cosas que han pasado en Venezuela.
¿Porque razón la mayoría de la dirigencia política opositora está en contra de Guaidó y la decisión del Gobierno Encargado de realizar una Consulta Popular? (y no es que el Presidente Encargado me parezca mejor o peor que los demás). Porque para ellos el problema en realidad no es la Consulta Popular, ES GUAIDO. Y eso pone a Venezuela al borde de un precipicio. No toleran que pueda existir una remota esperanza que ese instrumento termine sirviendo para desplazar al régimen narcoterrorista y en consecuencia sea Guaidó quien termine ocupando una Presidencia Encargada sin Maduro en Miraflores, con todas las prerrogativas de un Presidente en ejercicio.
Los políticos de la oposición oficial en la Venezuela de hoy están en el “negocio” equivocado y lo peor para todos es que piensan que lo están haciendo bien. El alargamiento de este suplicio se debe a que no ha sido posible para ellos acordar una política coherente y unificada de satisfacción para nosotros los venezolanos, que sea capaz de abatir al régimen de una buena vez. Y no hay manera de convencerlos, y no creo que eso vaya a cambiar en el corto plazo. La solución sería como me lo dijo un experimentado político, “¡que se vayan todos!”. Será…
Y aunque se vayan - que no lo creo - el problema queda. Se requieren nuevos actores que si entiendan las necesidades de los consumidores de políticas, porque ellos serán absolutamente necesarios para la nueva Venezuela que esta por venir. Los venezolanos no nos podemos quedar con ese grave problema, y en la medida que lo resolvamos con nuevos participantes renovaremos la esperanza de un país distinto.
A los políticos de la oposición oficial venezolana lamentablemente les pasará como la industria del ferrocarril de los años 60 que mencionaba Theodore Levitt en su famoso artículo: “Los ferrocarriles no dejaron de crecer debido a que la necesidad por transporte de pasajeros y carga disminuyera. Ésta creció. Los ferrocarriles están actualmente en problemas no porque esa necesidad haya sido satisfecha por otros (automóviles, camiones, aviones e incluso teléfonos), sino porque no fue satisfecha por los propios ferrocarriles. Dejaron que otros les arrebataran sus clientes porque supusieron estar en el negocio de los ferrocarriles, en lugar del negocio de transporte. La razón por la que definieron incorrectamente su industria fue que estaban orientados a los ferrocarriles, y no al transporte; orientados al producto, y no al cliente....”. Los políticos todavía piensan que están en el “negocio de los ferrocarriles” cuando el negocio es el de la satisfacción de los clientes (es decir, nosotros). Hagan las cuentas. Van rumbo al fracaso. No se murieron pero otros ocuparon su lugar en la satisfacción de sus necesidades. Y así será en una nueva futura Venezuela que construiremos entre todos...
Caracas, 25 de Noviembre de 2020
Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana