Por Luis Manuel Aguana
La primera reacción que muchos venezolanos tuvieron al comunicado del Consejo Rector de la Conferencia Ciudadana para el Restablecimiento Constitucional y Democrático (ver Propuesta a la Nación y la Comunidad Internacional, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/07/el-consejo-rector-de-la-conferencias.html), fue que cómo íbamos a llamar a un "nuevo proceso de negociación" que incluyera al régimen de Nicolás Maduro Moros, habida cuenta que todos esos procesos le habían servido al régimen para retrasar y ganar tiempo para consolidarse en el poder. Muchos se preguntaron -y con mucha razón- si ésta no era otra estrategia que serviría al régimen para ese mismo propósito. Intentaré explicar en esta nota esa aparente contradicción.
ANCO, como partícipe de esta importante instancia de la sociedad civil, establecida mediante un Pacto para el logro del cumplimiento del mandato vinculante del pueblo obtenido en la Consulta Popular realizada del 7 al 12 de diciembre de 2020, hizo esta importante propuesta que fue aprobada por su Consejo Rector, al cumplirse 4 años de la Consulta Popular de 2017, como el siguiente paso natural de quienes con justa razón, no solo exigimos participar en las decisiones de nos atañen como pueblo, sino cómo proponentes de una nueva ruta que evite precisamente que esa sea la excusa que el régimen utilice para alargar el sufrimiento del pueblo venezolano.
Quienes firmamos el Pacto para el Restablecimiento Constitucional creemos firmemente en una solución pacífica, constitucional y democrática a esta crisis, y con ello estamos plenamente de acuerdo con el principio fundamental según el cual la salida de la crisis pasa por poner a todos los actores interesados en una mesa de negociación, como bien lo indica la Declaración de los EEUU, la UE y Canadá.
Pero cuando se indica que deben participar todos los actores interesados, no es posible dejar del lado de afuera a quien consideramos es el principal actor, EL PUEBLO VENEZOLANO, representado por su sociedad civil, que en un ejercicio pleno de democracia protagónica, exige participar hoy más que nunca en todas las decisiones que incidan sobre su bienestar y la búsqueda de una salida democrática a la crisis, sin desconocer a la representación política de la Asamblea Nacional que ya ha sido reconocida por la Comunidad Internacional.
En este sentido igualmente se reconoce que existen unos actores que ejercen el poder en Venezuela, que tienen el control de los Poderes Públicos del Estado, y que más temprano que tarde deberán entender que no los pueden detentar sin el aval legítimo del pueblo venezolano. De eso precisamente se trata un proceso verdadero de negociación política. Y eso es lo que la Comunidad Internacional pretende lograr que se entienda por los venezolanos, sin llegar al expediente de la violencia por motivos políticos.
Nuestra propuesta va dirigida a que sea el pueblo venezolano quien decida el destino del país a través de sus legítimos representantes, electos como Constituyentes provenientes de todo el territorio venezolano, con la ayuda técnico-electoral de la Comunidad Internacional. Nada puede ser más democrático que eso. Y que sean esos representantes electos de ambos lados en un proceso cuyas bases sean negociadas por las dos partes, con la mediación de la Comunidad Internacional, quienes decidan el destino del Poder Ejecutivo, como ya se hizo en dos Constituyentes anteriores, la primera convocada y electa legítimamente en 1999, y la siguiente convocada y electa ilegítimamente en el 2017. Si el Constituyente Originario remueve el Poder Ejecutivo y el resto de los Poderes Públicos, este deberá decidir la designación de un Gobierno de Transición que nos garantice un Poder Electoral que nos lleve unas elecciones generales libres, justas y verificables posteriormente.
La Comunidad Internacional ha ofrecido su concurso a participar en este proceso dando a entender claramente que está en la plena disposición de levantar las sanciones que le ha impuesto a los personeros del régimen, si se llega a una negociación que de cómo resultado el regreso de la institucionalidad en el país. Si eso es posible o no, lo dirá la disposición que tenga el régimen de Nicolás Maduro Moros de aceptar una ruta que permita una salida a la destrucción sistemática que ya estamos viendo en el país. En la medida que no lo permita, se irá acercando mas al punto donde ninguna negociación sea posible, dándole a entender a la Comunidad Internacional que la vía ya no sería pacífica, trayendo como consecuencia el agotamiento de ese camino dejando a la Comunidad Internacional el análisis de otras alternativas para enfrentar la crisis venezolana. Pero aun no llegamos allí, y parte de este ejercicio es definir (¿forzar?) eso a la brevedad posible.
Aquellos que con todo derecho no creen que eso sea posible, esto es, negociar con el régimen una verdadera salida pacífica, constitucional y democrática, en lugar de sabotear esta propuesta, más les valdría dedicar su tiempo en diseñar una vía alternativa y trabajar por ella, si verdaderamente creen en su viabilidad en las actuales condiciones internacionales, donde la mayoría de los países se niegan a una salida no negociada. Desde aquí les deseo mucha suerte porque finalmente ambas rutas conducen al mismo destino.
Nosotros creemos que este es el momento más adecuado para plantear un proceso Constituyente porque es, por su naturaleza, un proceso incluyente y que resuelve a la vez, no solo la transición hacia una nueva etapa de la transformación necesaria para Venezuela, sino la refundación del país, como bien lo ha planteado la Iglesia Católica venezolana. Es un proceso que no implica un “quítate tú para ponerme yo”, como lo plantearía una elección presidencial en el medio de un país destruido y dividido, con una parte de la población en contra de la otra. En el escenario de una Constituyente, ambas partes en su justa proporción tendrían que acordar juntos un país en donde quepamos todos.
Si los personajes que conducen el país están muy seguros que permanecerán 60 o 100 años en el poder, que se vean en el espejo cubano que se está resquebrajando todos los días a mayor velocidad. Las condiciones del mundo actual ya no son las de mediados del siglo pasado cuando Fidel Castro llegó al poder bajando de una montaña. Las comunicaciones instantáneas, la realidad de un mundo que tiende al respeto serio de los Derechos Humanos, la lucha internacional cada vez más férrea en contra del terrorismo y el narcotráfico, así como las presiones de una economía globalizada, más temprano que tarde les harán huir por la puerta de atrás. Un proceso Constituyente les ofrece a todos una puerta por delante por donde salir. Mi recomendación es que la tomen todos los actores del régimen –y en especial los militares- y la oposición, porque si no piensan en la salvación de Venezuela, les puedo asegurar que si será para la salvación de ustedes…
Caracas, 19 de Julio de 2021
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